San Gregorio Ostiense ( fuente: Libro de Frey Andrés de Salazar)
Haciendo compañia a la Navidad ya pasada, empiezan las celebraciones peculiares, por su nombre, que comienzan con los Santos Inocentes y siguen con las festividades de los llamados «Santos Viejos». Si bien la festividad de los Santos Inocentes, se mantiene, desconozco cual es el sentido de unir esa fiesta en su contenido al día de «las inocentadas», porque lo que la iglesia celebra es la matanza de niños por orden de Herodes en Belen y no creo que eso sea una inocentada, salvo que la intención al hablar de inocentada sea la definición que da a esa palabra la RAE en su acepción 3. «||3. fam. Engaño rídiculo en que uno cae por descuido o por falta de malicia». En cualquier caso las dos cuestiones a tener en cuenta son: 1º: Que se entiende por inocente, hablando de niños, «aquellos que no han llegado a la edad de discrección» y 2º: Que, por otro lado, la única aceptación por parte de los evangelios canónicos de la matanza de niños inocentes se encuentra en Mateo (3, 16-18) : «Entonces Herodes, viéndose burlado por los magos, se irritó sobremanera y mandó matar a todos los niños que había en Belen y en sus términos de dos años para abajo, según el tiempo que con diligencia había inquerido de los magos. Entonces se cumplió la palabra del profeta Jeemías, que dice: <una voz se oye en Ramá, lamentación y gémido grande; es Raquel que llora a sus hijos y rehúsa ser consolada, porque no existen>». Los primeros cristianos, sin embargo, no conformes con la escasa información que daban los evangelistas sobre la infancia de Jesús, empezaron a escribir, sobre el final del siglo II y primera parte del siglo III, textos más extensos sobre este periodo de la vida de Jesús, atribuyéndolos a los discípulos Felipe, Tomás, Bartolomé, Andrés, Judas Iscariote o Santiago el Mayor. En este caso, este pasaje del episodio de Belen, está ampliado y narrado en el llamado El Evangelio Armenio de la Infancia. Relato de Santiago, hermano del Señor: De la cólera de Herodes y de cómo degolló a los niños de Bethlehem» (XIII, 1-5):
XIII 1. Y continuaron los tres viviendo hasta el comienzo de otro año en Bethlehem, cuando un hombre impío de esta localidad, llamado Begor o Fegor, fue a prevenir al perverso rey Herodes, y le hizo el siguiente relato: Los magos que enviaste a Bethlehem, y a quienes ordenaste que pasasen a verte antes de abandonar Judea, no han vuelto, sino que, habiendo ido allá abajo, y habiendo encontrado a un niño recién nacido, del que se decía que era hijo de rey, le han ofrecido profusión de presentes que consigo llevaban, y han regresado a su tierra por otro camino.
2. Al saber que había sido engañado por los magos, Herodes convocó a los príncipes y a los grandes señores de su reino, y les dijo: ¿Qué hacer? Esos hombres, después de habernos burlado y escarnecido pérfidamente, han huido, y se nos han escapado. ¿Qué ha sido de ese niño, y en qué retiro tan oculto se esconde de mí, que nadie lo ha visto hasta ahora? Ea, pues, mandemos soldados a Bethlehem, para que lo busquen, lo capturen, y maten a su padre y a su madre.
3. Mas los príncipes dijeron: ¡Oh rey, escúchanos! Bethlehem es una ciudad en ruinas, y los hechos que conciernen a ese niño, largos días ha que pasaron, por lo cual es casi seguro que no esté ya en ese sitio, y que haya huido a un país lejano. Y los príncipes, que no se cuidaron más del asunto, y que no lo revelaron a nadie, hablaron así por disposición divina del Espíritu Santo, dado que Jesús y los suyos habitaban allí todavía.
4. Y el malvado impío, en la rabia de su corazón no sabía qué determinación tomar. Y los príncipes dijeron: ¡Oh rey, no te aflijas de ese modo, ni dejes que tu alma se turbe por el arrebato! Manda todo lo que quieras y te obedeceremos. El rey repuso: Sí, yo sé cómo he de obrar. Cuanto a vosotros, básteos estar prestos a cumplir mis órdenes. Y convocó a los comandantes del ejército y a los jefes de los distritos, y los envió por toda la estensión de su reino, para buscar a Jesús. Pero el resultado fue infructuoso y, a su retorno, manifestaron al rey: Hemos recorrido todos los cantones de Judea, y no lo hemos encontrado. En vista de ello, Herodes mandó a diez y ocho ci-harcas de sus tropas que recorriesen todo el territorio sometido a su dominio, y les dio la consigna siguiente: No tengáis piedad alguna de los niños pequeños, ni de las lamentaciones de sus padres y de sus madres, y no os dejéis persuadir por gratificaciones fuertes, ni por juramentos engañosos. Mas doquiera halléis niños menores de dos años, pasadlos a cuchillo.5. Entonces todos los comandantes del ejército se congregaron en torno suyo, con sus espadas y con sus armas. Y, poniéndose en camino, circularon por todos los lugares, y mataron a todos los niños que encontraron en ochenta y tres aldeas, en número de trece mil sesenta. Y el tirano impío, al proceder de tal manera a causa de Jesús, esperaba que éste hubiese quedado incluido entre las víctimas. Pero José y María, que supieron todas esas cosas, y a quienes intimidó el temor al rey y a su ejército, tomaron al niño Jesús, lo envolvieron en sus mantillas, y lo ocultaron en el pesebre de los animales. Después, ganaron las ruinas de la ciudad, y se agazaparon allí en observación. Y nadie los vio, porque los que los divisaban no les prestaban atención alguna, ni los miraban siquiera.[EDMUNDO GONZÁLEZ BLANCO. Los Evangelios Apócrifos].
Es mi opinión que, alguien, con el propósito de mantener en pie la burla hacia Herodes, intentase mantener estas burlas, haciendo ostentación de ellas convitiéndolas en chanzas o bromas, como las que los primeros cristianos consideraron burlas de los Magos evangélicos hacía el rey Herodes. Con el tiempo estas burlas trascendieron de lo religioso a lo popular y ya, fuera de una malentendida religiosidad, se convirtieron en una costumbre que los pueblos practicaban para regocijo de muchos y pesadumbre de los que habían sido victimas de las inocentadas. Todavía aquí en nuestro pueblo alguien recordara esos polvorones hechos con «salvao», o con «cajoneras» (excrementos) de las mulas bien recubiertos con harina. De los más originales, por el resultado, fue el de los polvorones de salvao. Una vez que terminaron de hacerlos fueron ofreciendolos casa por casa y en vista del escaso exito, una de las autoras puso tanto interés en que alguien los probase que para convencer a los que se les ofrecía cogió uno y ¡empezó a comerlo! … llenar un azucarero de sal a la hora del desayuno, adelantar la hora de un reloj, … una locura pasajera de un personaje popular e importante del pueblo que se presentó en una entidad bancaria ( bueno, en el antiguo Banco Popular, no había otro) con una pistola exigiendo que le dieran el dinero que había, o el intento de inocentada que una panda de amigos iban a darle a un taxista ( creo que era Julian, «el secreto») con un imaginario viaje pero del que el taxista tenía noticia que iban a darselo. Montó en su taxi (secreta, le decían) a los amigos y a medio camino entre Villarta y el Puerto, paró fingidamente el coche haciendo creer una avería. Les hizo bajar a todos para que le empujaran y ponerlo en marcha y cuando ya estaban todos empujando al coche, Julian lo puso nuevamente en marcha y los dejó a todos «tirados» en la carretera…(Todos debéis recordar muchas inocentadas y podéis creer que había mucha imaginación para ello y un punto de «mala leche»). Hace tiempo que esta fecha, temida por muchos y esperada por otros que habían estado imaginando «inocentadas», ha pasado a nuestra pequeña historia. Ahora la inocentada es a través de las televisiones, periodicos, etc. y ahí están dando los últimos «coletazos» (última expresión de una actividad que se está acabando) intentando recordar las viejas y personales «inocentadas».
Cabeza de San Gregorio Ostiense que existe en la Basilica de Sorlada (Merindad de Estella: Navarra) (Fuente: COPE, Tito Alcalá)
Al igual que las antiguas inocentadas también se están perdiendo las actividades que llevaban parejas las celebraciones de algunas festividades religiosas. Eran y son estas las llamadas fiestas de los Santos Viejos, de especial devoción en muchos de nuestros pueblos y que poco a poco se van perdiendo al desaparecer la materia u objeto de su patronazgo. José Manuel Fernandez Cano, «el tio de la perra gorda«, -mote heredado de su padre-, y compañero en la distancia (él en Alcazar y yo en Villarta, ambas de San Juan y de la Mancha) en el Grupo de Estudios del Campo de San Juan que, a pesar de los «dimes y diretes» que a veces nos traemos en las manos, nos seguimos empeñando en hablar de las cosas e historias del campo de San Juan, decía, a próposito de los Santos Viejos: «Santos viejos, también llamados Santos Frioleros que nos llevan a rememorar tiempos pasados al amor de la lumbre: dichos, coplas, chascarrillos que se airean como las chispas y bolliscas de luminarias y hogueras purificadoras en honor de los santos y como protección de la casa y de cuantos en ella habitan, personas y bestias, animales todos.« [JOSE MANUEL FERNÁNDEZ CANO. Santos Viejos. El semanal de la Mancha ].
Estos santos se celebraban casi siempre en invierno o en los meses frios, cuando las actividades en nuestros campos eran de menos intensidad, cuando ya el vino se hacía bebible en las viejas y familiares bodeguillas, en las que siempre, al lado de la mas pequeñas de las tenajas de barro, había un pucherete de barro para ir mirando y saboreando si iba o no tomando cuerpo el nuevo vino; cuando ya la poca aceituna había sido recogida y se hacía y reposaba aceite en aquellos molinos privados en los que se cobraba a maquila (Makila era una palabra árabe-hispana que podía traducirse por medida y que en nuestra zona se extendia a la harina y al aceite. Se refería a la cantidad con la que se quedaba el molinero por la transformación del producto.); cuando ya los podadores iban despojando las cepas de los viejos sarmientos que iban recogiendo los «sarmentaores» para hacer las necesarias y estimables gavillas, -incluso medidoras de capitales (esas gavilleras que asomaban por encima de las tapias del corral, definían las viñas y uvas de sus dueños, aunque tambien había algunos que las depositaban sobre tenás o tinadas, para hacer creer que tenían lo que no tenían y debajo de las tenas, más o menos altas, se acumulaban cacharros o algún carro o arado)-, esas gavillas que, como nos recuerda Pacito y su familia, eran parte imprecindible en la hoguera de la Virgen de la Paz. Por los barbechos volaban las bolas de salicores hasta que el viento cesaba o los pinchos atascaban en algún obstáculo, …. Ese tiempo de descanso, de acongojo ( si la cosecha no había sido buena) y, como no, de esperanza en la bondad de una futura y buena cosecha. Pues bien esa época era la fecha en que se celebraban los «santos viejos» que perdían su importancia cuando aparecian en el santoral nuevos santos: Decía el antiguo refrán: «Cuando hay santos nuevos, los viejos no hacen milagros». Y es que esos nuevos y recientes santos, iban oscureciendo a los antiguos y rumores o verdades hablaban de milagros y la gente, entonces necesariamente crédula, empezaban a darle culto y llenar iglesias y capillas de nuevas imágenes.
El primer «santo viejo» del que se tiene noticia en Villarta es de San Gregorio Nacianceno, a finales del siglo XVI. Así se recoge en las Relaciones de los Pueblos de España ordenadas por Felipe II: » Al cincuenta y dos capitulos dixeron que San Gregorio Nacianceno se voto de holgar por la estinción de la langosta y aquel día se hace procesión y se bendicen los términos…» [CARMELO VIÑAS / RAMON PAZ. Relaciones de los pueblos de España ordenadas por Felipe II. Ciudad Real.Villaharta pág. 561]. No hay referencia posteriores a esta celebración aunque es casi seguro que en 1575 se hubieran perdido datos de esa celebración y se confundiese con San Gregorio Ostiense, obispo que fue de Ostia y posteriormente Legado papal en España, muriendo en Logroño, en 1044. De este obispo se cuenta que en cierta ocasión libró los campos riojanos de una plaga de animalitos, y por eso le invocan los agricultores de una manera especial contra la langosta. San Gregorio Nacianceno cuya fiesta parece ser que se celebraba en Villarta si era uno de los llamados padres de la Iglesia. Este obispo muerto en el año 389 es muy importante dentro de la iglesia ortodoxa pero prácticamente se le conoce por sus escritos y no hay referencia a ningún milagro que realizase durante su vida. Sin embargo hay constancia histórica de la devoción que se le tenía en gran parte de España porque con su intercessión podría extinguirse las plagas de langostas. Tal es asi que en el año de 1756, el rey Don Fernando VI proclamó una Real Cedula que decía, entre otras cosas:
Sabed, que la piedad de nuestra Real Persona ha dispuesto que la Cabeza del Señor San Gregorio Ostiense, legado, que fue de la Silla Apostólica en estos reinos, y cuyas reliquias se guardan y veneran en la Diócesis de Pamplona, y por su intersección se ha conseguido, de el Todopoderoso, la milagrosa liberación en los pueblos de las Plagas de Langosta. Oruga, Pulgón y otras, que infestan los frutos de los campos, sea conducida por tres cofrades Eclesiásticos y uno Secular, con algún sirviente de la Cofradía, fundada con la invocación de el mismo santo, con los despachos correspondientes del Reverendo en ChristoPadre Obispo de Pamplona, que la han de llevar por las provincias en que se ha experimentado y visto plaga de Langosta, empezando por la Ciudad de Teruel y transit6ando por las Diocesis de Valencia, Segorbe, Orihuela, Murcia, Guadix, Granada, Jaén, Malaga, Cordoba, Sevilla, Provincia de Extremadura, y Mancha, desde donde volverán a su iglesia del Santo por Valencia o por el camino mas recto facilitando nuestra Real Persona a los Conductores de dicha Santa Reliquia, el carruage a expensas de la Real Hacienda; y los pueblos donde se detuvieren a bendecir los campos, les asistiran con el alojamiento y gasto de su manutención cuyo gasto deberá ser moderado, pero suficiente, como tambien la limosna que hicieren por pura devoción y moderada para el culto, y obsequio del mismo Santo, se bonificará a los pueblos en las cuentas de Propios o Arbitrios y dichos conductores deberán dirigir su viaje via recta, deteniendose en los lugares de tránsito, que esté amenazados de dicha plaga, solamente el tiempo preciso para lo que es de su ministerios y dejando en cada uno de dichos lugares porción suficiente de Agua del Santo bendita y formularios, para que los lugares de la comarcapuedan acudir por ella y cada párroco de los que la llevare puedan bendecir en la misma forma los campos de su término… [JUAN JOSE BARRAGÁN LANDA. Las plagas del Campo español y la devoción a San Gregorio Ostiense]
Como consecuencia de ese viaje se le regaló un cáliz preciso le ofreció a San Greorio siendo Gobernador el Ldº Baltasar de Medrano. Todo lo anterior viene a demostrar que los informantes de las relaciones de Felipe II en Villarta hablaban de San Gregorio pero no el Nacianceno sino de San Gregorio Ostiense. Esta devoción se fue perdiendo con el tiempo y a pesar de que se decía que se le hací procesión hemos de suponer que sería sin imagen de la cual no hay constancia de que nunca la hubiese en la Parroquia de Villarta. Este desconocimiento sería común en la zona ya que un pueblo cercano al nuestro, Arenales de la Moscarda, un anejo en su momento de Campo de Criptana, terminó llamandose Arenales de San Gregorio, sin especificar a cual de ellos se refiere aunque como patrón figura San Gregorio Nacianceno.
Santa Lucía
Asi que si bien la festividad no fuese la de San Gregorio Nacianceno sino San Gregorio Ostiense, el fin fue el mismo que el de otros de nuestros santos o al menos de las actividades que se realizaban para recordarlas. Eliminada la langosta se fue olvidando la ceremonia de bendecir los campos y pedir por la langosta. Otros santos con una especial referencia en Villarta, aunque esta fuera «santa vieja», era Santa Lucía y su fiesta el 13 de diciembre. Creo recordar que en la iglesia vieja había una imagen de dicha santa que llevaba en la mano una bandeja donde habían depositado sus ojos. Proclamada patrona de los ciegos y de algunas profesiones que tienen que ver con la luz («Lucía»), desconocemos cual sería el motivo para su celebración en Villarta pero lo cierto es que la hoguera en honor de Santa Lucia era habitual y sencilla y aunque, ya sólo esporádicamente y a nivel individual, todavía hay años en que delante de alguna casa se amontonan «salicores» o «abrojos» (abre-ojos) para encenderla el día 13 de diciembre.
La Vitoria de Gaspar conversa con Paz, otra vecina, delante de la hoguera a Santa Lucía (Fuente: Programa de Festejos de Paces)
San Blas, ( Por San Blas las rosquillas comerás y el gaznate curarás) se sigue celebrando en algunos pueblos cercanos vendiendo rosquillas a la puerta de su ermita; Santa Agueda a la cual se recurría para curar males de los pechos, partos difíciles y problemas con la lactancia. En un pueblo de Castilla León, Zamarramala, ese día se eligen dos alcaldesas en lugar del alcalde o alcaldesa elegidos. Y así podemos enumerar muchos santos y santas viejas, además de San Sebastian cuya festividad se celebra en varios pueblos de nuestro entorno.
San Antón en Puerto Lápice.(Fuente: m.facebook)
Pero de entre los santos viejos, en los pueblos agrícolas como el nuestro, el más importante era San Antonio Abad, el patrón de los animales. Ahora sigue siéndolo pero con especial referencia a los animales de compañia que se acercan a iglesias donde se le da culto o a ermitas que se mantienen en su honor como en Puerto Lápice (Ferias patronales) o Manzanares. En Villarta esta fiesta la celebraban, principalmente, los labradores implorando el favor de San Antón (San Antonio) en favor, especialmente de sus animales de labor, encendiendo una hoguera junto a las portadas de sus casas y disparando en algunas ocasiones las escopetas. Los animales de labor en otros tiempos era un bien que cuidaban con cariño y cuya ausencia, enfermedad y, no digamos muerte, suponía un desastre para las economías agrícolas de todos los pueblos y, naturalmente del nuestro. En Villarta en aquellos tiempos se enterraban a esos animales en la zona de los «Arenales».
Este último es el caso claro de como algunas festividades religiosas fueron desapareciendo, por la sencilla razón de que llegó un momento en que los animales de labor ya no fueron necesario para sus dueños y vaya ganas que tenían de hacer una hoguera en honor de un santo que ya bien poco tenía que hacer. En cualquier caso en nuestra iglesia existe simbólicamente una imagen de San Antón con un gorrino a los pies que alguien ha recuperado del olvido.
Como decía al principio: Cuando hay santos nuevos, los viejos no hacen milagros, o ahora, los milagros que antes hacían los santos viejos no son necesarios y hay que buscar nuevos santos que solucionen los problemas de ahora. Será muy fuerte pero asi fueron perdiéndose aquellas antiguas festividades.
Antes de dejar este «poyete» e investigando algo más sobre la celebración, que en Villarta y otros pueblos como el de Arenales de San Gregorio, y que con mas calma comentaremos avanzo dos datos muy curiosos que demuestran el error de nuestros antepasados y el mantenimiento del mismo en la actualidad en que además lo tienen como patrón como en el caso de Arenales. En el libro de Frey Andrés de Salazar, titulado «La Historia de San Gregorio de Piñava, obispo de Ostia…» editado en Pamplona en el año 1624, se dice:
«Estando asolandose miserablemente las dichas partes con la cruel plaga de langosta, al modo de quando hubo la otra, que fue causa de la venida a España de nuestro S.GREGORIO, se consultó una y muchas veces en el Consejo sobre el remedio de mal tan grande; y lo que acordaron fue que se le diese comisión para en toda Andalucia y Mancha y treinta leguas al contorno de Alcázar de Consuegra, Tembleque, y Lillo al dicho Licenciado don Francisco de Salvatierra… [FREY ANDRES DE SALAZAR. Historia de San Gregorio. Cap. XXVI pp. 321-322]
Y más adelante comenta:
«… En agradecimiento de tan grande merced que recibieron de Dios por este santo le hicieron una figura muy rica de bulto, y con una muy grandiosa lámpara de plata, la pusieron en el Monasterio de S, Francisco de Alcázar de Consuegra, donde está al presente..»[Cita anterior, pág.325]
En el CAPITULO XXVIII, en la página 344, explica con detenimiento la liturgia del día previa a salir en procesión al campo pero que dada su importancia veremos, como decía anteriormente, en otro «poyete». Si quiero dejar dicho el motivo de la confusión entre un santo y otro, es decir la confusión de la celebración de San Gregorio Nacianceno y San Gregorio Ostiense: (Pág. 416 de la biografia de San Gregorio Ostiense que estamos utilizando) Habiendo llegado a la ínclita Roma la notable fama de la gran santidad de San Gregorio, y los muchos y grandes milagros que Dios había obrado, y obraba cada día por él, y la fervorosa deboción que con él se tenía en toda España; para que fuese en aumento acordaron doce cardenales y Obispos de la Santa Iglesia de Roma, en el año de mil quinientos y siete de juntarse y congregarse, para conceder de conformidad , como concedieron cada uno de ellos cien dias de Indulgencia a cualquiera que confesado y comulgado visitase la citada Iglesia desde las primeras Visperas, hasta las segundas en la fiesta de S. Gregorio Papa, y en el segundo dia de Pascua de Espíritu Santo, y en la Fiesta de Natividad de Nuestra Señora, y en la de San Juan Bautista y en la fiesta de San Gregorio Nacianceno en el cual se hace la fiesta deste nuestro S. GREGORIO de Piñava» (lugar donde resposan sus restos, es decir los de San Gregorio Ostiense).
Feliz año nuevo
José Muñoz Torres, cronista de la Villa