Y SE TERMINÓ CONSTRUYENDO DESDE CUEVAS HASTA LAS MAS ALTAS CHIMENEAS…, por José Muñoz Torres

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Calle de la Cárcel (Actual Calvo Sotelo)[Fuente: Colección de Miguel Angel Cándenas Menchero: Villarta y sus fotos]

Creo que es buena época, el verano, para hablar de esa historia -no tan pasada- que muchos conocen y recuerdan y que otros muchos han vivido en primera persona y que refuerzan con su experiencia sufrida lo que otros hemos contado como historias de nuestros pueblos. Con tu permiso Ángel voy a transcribir lo que comentabas a raiz de mi último «poyete». Dice

«…aunque me hayas hecho feliz recordando mis primeras vejigas en mis manecillas de niño cuando estaban cercando el solar que ahora ocupa el taller de Jesús (Chule), en la calle Nueva, esquina a Arenal; vejigas que me salieron de tirar de la maroma para subir, con los «garios», las esportillas de tierra a los albañiles que hacían los tapiales. Las casas de los pobres se hacían conforme se podía; en domingos a ratos -que los sábados no se descansaba- [la semana de trabajo era de  seis días y al séptimo, -el pobre- a trabajar en los suyo], y cuando se tenía luz, en «sanochás». Primero, la habitación dónde se hacía  vida durante el día -con su chimenea como calefacción- y dormitorio de noche.. y el portal de la entrada -que pocas veces se utilizaba como tal- hacia las veces de cocina. Luego, en otra vez, se hacía el dormitorio con lo que se descongestionaba la sala de estar y dormir. La luz eléctrica, en muchas casas, constaba solamente de una bombilla que, con bastante cable, se llevaba donde más falta hacía; no había contador y al limitador de la corriente se le llamaba «ratón». La excavación de donde se sacaba la tierra de los tapiales, era después utilizada después como basurero, corralillo para las gallinas y encima la tiná o gavillera. Cuando empecé a vivir en la calle Iglesia, no había ni aceras ni mucho menos asfalto; la calle Dieciocho de julio con la pendiente mas irregular que ahora, tenía más o menos por el centro una reguera que serpenteaba entre las piedras o hitos cerrados por donde se  evacuaba el agua de la lluvia y costaba trabajo subir por ella…; así había otras muchas calles hasta que a través de las «Contribuciones Especiales» a los vecinos y otra parte que costeaba el Ayuntamiento o quien fuese, se empezaron a ir arreglando y adecentando firmes.. y fuimos dejando de pisar tierro o barro….[ANGEL RODRIGUEZ GARCÍA].

 

En el «poyete» anterior dejamos sin mencionar otras técnicas u obras concretas, básicas de nuestra arquitectura popular. Dos son las mas importantes; una hacia abajo, buscando la tranquilidad o la correcta conservación de ciertos alimentos, con una temperatura uniforme, a cubierto de soles y fríos: las cuevas. Otras, subiendo hacia el cielo, para llevar el humo y los olores -aunque eso entonces no importaba- muy altos, a través de esas bellísimas y estilizadas obras de arquitectura industrial que son las chimeneas de las alcoholeras. Pérez Archidona hubiese tenido que cambiar la letrilla de su canción, aquella que decía: «Villarta, villartilla,/ la de las tres torres/ que por eso te llaman/ engañapobres». Bien visibles desde lejos llamarían la atención y abrirían la esperanza de los que iban, de pueblo en pueblo, mendigando ayudas o trabajos. Desde la entrada norte de Villarta eran visibles pero pronto el panorama cambió y la figura desde el norte de Villarta se fue llenando de una, dos, tres y hasta cuatro altas chimeneas. Así que de ellas hablaremos y de las instalaciones que en horizontal, -las grandes bodegas- se iban desplegaban a sus pies.

Empezamos por las cuevas. Mucha fantasía hay sobre estas cuevas, dándoles un aire de misterios y fantasía que, evidentemente, no tenían. Ni existía una larguísima cueva que recorría todo el subsuelo de Villarta, hasta llegar misteriosamente a Madara,  por la que hacíamos recorrer, a salvo y en secreto, al famoso «Castrolas», oriundo de Villarrubia, y que no llegó, en sus correrías o en sus huidas, hasta Villarta: limitó sus andanzas por los montes cercanos de Madridejos, donde, actualmente, se cuida una supuesta gruta a dónde acuden algunos interesados en la vida de un hombre en el que se cebaron todas las injusticias del mundo, aunque, él, les hiciese también frente con injusticia o violencia. Las cuevas de que vamos a hablar son de otro tipo y muchos las recordaran o, posiblemente, alguien todavía las mantenga para disfrute y curiosidad. Se trata de aquellas cuevas que se hicieron con trabajo y paciencia aprovechando la roca de nuestro subsuelo, esa piedra caliza conocida como «tosca» que se dejaba excavar, sin necesidad de tener que apuntalar la excavación como después se hizo a construir los «sótanos» que, prácticamente, servían para los mismos menesteres que las cuevas. La gran diferencia entre unos y otros es que el sótano se excavaba y construir antes de edificar la casa, empleando en ellos las mismas técnicas de construcción que el resto del edificio, mientras que la cueva se excavaba , aunque la casa ya estuviese construida y permitía a sus habitantes ir construyéndola en los pocos ratos libres que su trabajo se lo permitía, buscando las vetas de la roca más moldeables.

Cuando se habla de cuevas, asociadas a las viviendas nos vienen rápidamente a nuestro pensamiento las cuevas-bodegas de Tomelloso, con un innumerable número de ellas que sirvieron para criar y cuidar un vino a temperaturas idóneas. El número de cuevas fue incrementándose durante finales del siglo XIX y primera mitad del siglo XX, a medida que el número de viñas iba aumentando hasta convertirse en uno de los municipios de mayor producción. Se construyeron tenajas en esas cuevas, penosamente abiertas, y fueron creciendo haciendo de todo el pueblo de Tomelloso una cueva subterránea. No fue así el caso de las cuevas de Villarta y de otros lugares próximos. Nuestras cuevas eran auténticos almacenes que servían para guardar los muchos o pocos alimentos y comidas de las familias,  al mismo tiempo que se guardaban en pequeñas tenajas el poco vino que en Villarta se producía o el no mucho mas abundante aceite de las escasas olivas del término. Las casas eran pequeñas y adaptadas, necesariamente, a las actividades agrícolas. Las herramientas o utensilios de uso habitual figuraban en cuadras y cámaras pero las que se habían quedado viejas no se tiraban sino que se guardaban en las cuevas por si se podía utilizar algo de ellas. A veces, en los días calurosos de nuestros veranos -que también los había antiguamente y sin posibilidad de compensarlo con aparatos electrodomésticos-, se abrían las puertas de las cuevas y el frescor de su interior refrescaba el ambiente del patio manchego, previamente regado con el agua fácil del pozo que también se encontraba en el citado patio.

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Cuevas-tradicionales

Las cuevas de las que estamos hablando se construían confiando en la buena suerte, porque nunca se sabía lo que se iban a encontrar. Normalmente había una capa de piedra caliza de más de dos metros de espesor, que previamente había que excavar para encontrar la vetas de material mas blando que permitía ir abriendo paso en el subsuelo, según las necesidades de la familia y el tiempo libre que tuvieran para ello: » ..Lo curioso era ver las cuevas, algo que era un aventura , porque la gente se ponía a picar y no sabía lo que iba a encontrar debajo. Después, según las necesidades, buscaban mayor o menor espacio,… las cuevas tienen siempre, lo que aquí llamamos una capa espesa, o costra como aquí la llamamos, que puede tener de 2 a 4 metros de altura, después venía ya el material blando. Esa costra o capa dura, está formada por un aglomerado de cantos rodados, fruto de la sedimentación de varios siglos. [ANGEL BERNAO.- Historia de una ciudad: Las cuevas de Tomelloso].

En el estudio de las viviendas de Villarta, según el Catastro del Marqués de la Ensenada, hemos podido ver en anteriores «poyetes» como en la «declaraciones individuales» de los vecinos, al hablar de las habitaciones de que disponían señalaban las cuevas, las bodegas, jaraiz y los pozos ( además de cuartos, cámaras, cuadras, pajares o los necesarios corrales). Pues bien, refiriéndonos exclusivamente a las cuevas, hemos encontrado declaradas las siguientes cuevas (Indicamos el nombre del dueño, edad, profesión y nombre de la calle el lugar en el que se encontraban.Indicamos además el número del folio de cada una de las «Declaraciones personales» ):

JOSÉ MENA, de 30 años; labrador. Cueva en su casa de la calle Estación, actualmente Postas. Folio 15.

FRANCISCO SÁNCHEZ,  de 52 años; labrador. Cueva en su casa de la calle Real (Actualmente Cervantes). Folio 17). Otra cueva en su casa de la Plazuela de Ntra. Sra. de la Paz. Posee además Bodega y jaraiz (No indica si dentro o fuera de la cueva. Creemos que independiente de la cueva). Folio 17.

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Declaración personal de Francisco Sánchez. [Volumen 766. Memoriales de legos o seglares. folio 17 (Fuente: familysearch.org. acceso 06-08-2019)

Transcripción: Folio 17  (la anterior imagen se corresponde con la declaración personal de Francisco Sánchez.  Al margen izquierdo figura la corrección que a la citada declaración hace los peritos correspondientes. En el caso anterior corrigen la superficie de la casa indicando que tiene 19 varas de frente, en vez de 60 que declaraba el propietario y 19 de fondo, en vez de 21.)

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Transcripción del original anterior (en azul y cursiva, transcripción literal. En negrita la transcripción adaptándola a la escritura actual y suprimiendo las abreviaturas

FRANCISCO MUÑOZ, de 40 años; labrador. Cueva en la calle Real. Folio 23.

FRANCISCO ROMERO MAYORGA, de 27 años de edad. Labrador. Cueva en su casa de la calle Real. Folio 25. Otra cueva en su casa de la calle de la Cárcel (Actualmente Calvo Sotelo). Bodega, posiblemente fuera de la cueva. La casa de la calle de la Cárcel, posiblemente ocupase lo que sería la casa de Tercia del Priorato. En la actualidad una lápida que puso Julio Isla -el anterior propietario-, recuerda que en ese lugar estuvo la citada casa de Tercia. Folio 25

MANUEL MUÑOZ, de 44 años. Labrador. Cueva en su casa de la calle Real. Disponía de Bodega. Folio 33.

RAFAEL BRAVO GALLEGO, de 34 años. Labrador. Cueva en su casa de la calle Real. Folio 37.

JULIAN SANCHEZ, de 55 años. Labrador. Cueva en su casa de la Plaza Pública (Plaza del Ayuntamiento) Folio 41.

LEANDRO MORENO, de 30 años. Labrador. Cueva en su casa de la  Calleja que sale al camino de Daimiel ( Actual calle Infantas). Folio 46.

FRANCISCO DE TORRES, de 45 años. Labrador. Cueva en su casa de la calleja que sale al Camino de Daimiel. Folio 48

DIEGO SANCHEZ, de 50 años. Labrador. Cueva en su casa de la calle Real. Disponía de bodega y jaraiz. La casa se correspondía con lo que fue antiguo Hoste «Flor de la Mancha» calle San José/calle Real. Folio 50

JUAN MUÑOZ, de 80 años. Labrador. Cueva en su casa de la calle Real. Poseía bodega y jaraiz. Folio 56

GREGORIO SOLANO, de 60 años. Labrador. Cueva en su casa del camino de Alcázar ( Actual Dr. Díaz Pavón). Folio 58. Otra cueva en su casa de la calle Real. Poseía bodega y jaraiz. La casa del camino de Alcazar estaba junto al mesón de Don Francisco Treviño, Folio 58.

BERNARDO MORENO, de 33 años. Labrador. Cueva en su casa de la Calle Real. Folio 63.

JOSE SANCHEZ, de 64 años. Labrador. Cueva en su casa de la calle Real. Poseía bodega. Folio 73.

PEDRO MARTIN DE MAYORGA, de 37 años. Labrador.  Cueva en su casa de la calle de la  Estación ( Actual Postas). Folio 84.

JUAN BRAVO, de 60 años. Labrador. Cueva en su casa de la Calle de la Cárcel ( Actual Calvo Sotelo). Folio 98.

JUAN INFANTE, de 28 años. Cueva en su casa de la calle de la Cárcel. Folio 100.

JOSE MORENO, de 37 años. Labrador. Cueva en su casa de la calle Real. Folio 111

FRANCISCO DORAL, 22 años. Labrador. Cueva en su casa de la calle Real. Folio 115.

NICOLÁS MUÑOZ, de 35 años. Labrador. Una cueva en su casa de la calle Lugarnuevo ( Actualmente Ntra. Sra. de la Paz). Folio 120.

JOSE VILLALBA, de 48 años. Labrador. Una cueva en su casa de la calle de la Estación (Actual Postas). Folio 127.

MIGUEL ALONSO ROMERO, de 36 años. Labrador. Una cueva en su casa de la calle de la Estación ( Postas).

ALFONSO MUÑOZ el Mayor, de 36 años. Labrador. Una cueva en su casa de la Calle de Alcázar (Actual Dr. Díaz Pavón). Folio 139.

PEDRO DÍAZ FLORES, de 44 años. Ganadero. Una cueva en su casa de la calle Real. Folio 145

FRANCISCO SOLANO, de 26 años. Sirviente de labor. Una cueva en su casa de la calle de la Estación ( Postas). Folio 157.

FELICIANO ROJO, de 34 años. Pastor. Una cueva en su casa de la calle de la Estación (Postas). Folio 167.

FRANCISCO SANCHEZ DE LA CRUZ,  de 26 años. Jornalero. Una cueva en su casa de la calle de la Estación (Postas). Folio 188.

SEBASTIAN PARRO, de 39 años. Jornalero. Una cueva en su casa de la calle de Alcázar ( Dr. Díaz Pavón). Folio 211

JOSE BRAVO, de 50 años. Jornalero.  Una cueva en su casa de la calle de la Estación ( Postas). Folio 215.

FRANCISCO ROJO de Antonio, de 25 años. Jornalero. Una cueva en su casa de la calle de la Estación ( Postas). Folio 220.

FRANCISCO BRAVO ACEÑA, de 20 años. Jornalero. Una cueva en su casa de la Plazuela de Ntra. Sra. de la Paz. Folio 225.

FRANCISCA DE AGUIRRE, de 42 años. Viuda Pobre*. Una cueva en su casa de la calle de Alcázar (Dr. Síaz Pavón). Folio 289

ANA DE ACEÑA, de 43 años. Viuda Pobre*. Una cueva en la calle del camino de Herencia.(Actual García Morato). Folio 290.

ANDRES ARIAS. Una cueva en la casa del Beneficio Curado, en la calle de la Estación (Postas). Folio 485.

Por la edad de algunos de los propietarios es fácilmente deducible que la antigüedad de las cuevas sean mucho más anteriores a 1752 e incluso se podría deducir que algunas de ellas sean parte de otra primitiva y que fuese objeto de particiones. A partir de la segunda mitad del siglo XX -de forma generalizada- las nuevas construcciones dejaron en desuso el uso de las cuevas -en lo que se refiere a nuevas construcciones- y lo sustituyeron por los sótanos, construcción de similar función a la de las cuevas, pero formando parte, desde un inicio, de la nueva casa. Para ello se excava la parte dura de tosca que antes hubiese servido de techo y se cubría con fuertes vigas ya de cemento. Con el tiempo se vino a demostrar que esos sótanos, hechos a partir de la excavación de la tosca -y no debajo de ella, como las cuevas-, desprendían todo el recubrimiento artificial que se echaba sobre las paredes. [Concretamente en la casa de mis padres, en el sótano -debajo del  comercio de Faustino-, ese desprendimiento que comentamos es constante.].

En cuanto a la situación urbana de las cuevas hemos de señalar que en la zona más al norte de Villarta no era muy frecuente la utilización de cuevas ya que el nivel freático era muy alto y podía provocar inundaciones en las cuevas. En el plano adjunto de Villarta se señala la zona donde se ubicaban las cuevas, muchas de ellas, quizás ya sin utilidad, aguantan su origen, al menos así se ha descubierto al efectuar nuevas construcciones, dándose la curiosidad de que ya en estos momentos las cuevas de alguna casa ocupan parte de la casa vecina. Cosas de las particiones…

Y salimos a la luz … y de pronto nos encontramos con la necesidad de echar la cabeza hacia atrás para contemplar en toda su altura la grandiosidad de las chimeneas de las fábricas de alcohol u holandas. Es cierto que esas construcciones no alcanza el siglo de antigüedad pero significan una foto viva de la evolución en Villarta de la industria vinícola. Viendo y repasando el Catastro del Marqués de la Ensenada -que con tanta frecuencia citamos-, no hay razón alguna para pensar que la viña pudiera ser el cultivo fundamental que le dio  vida a Villarta; la declaración de bienes de  los vecinos de Villarta en el año 1752 resumen que al cultivo de viñas se dedican, exclusivamante 42 fanegas de tierra ( 3 fanegas de buena calidad, 17 fanegas de mediana calidad y 22 fanegas de inferior calidad) lo que podía suponer una producción media de algo más 126.000 kgs. de uva o lo que es lo mismo , unas 6.000 arrobas de vino. La economía de Villarta seguía basada en los cereales, un poco de ganado y poco más. Pero la invasión de filoxera -procedente de Estados Unidos- asoló prácticamente los famoso y antiguos viñedos franceses y del resto de Europa, asi como una nunea parte de los mayores productores del centro-norte de España. En Villarta, al igual que en otros pueblos de Ciudad Real, la filoxera no fue extremadamente dura  y solo un 14 % de sus viñas se vieron afectadas ( posiblemente el suelo manchego no era muy propicio a los gusanos de la filoxera, hasta tal punto de que aún en la década de los sesenta del siglo pasado había un gran número de pies «del país») esa situación hizo que muchos productores franceses y otros españoles encontraran en nuestros pueblos el lugar idóneo para seguir vendiendo su «vino francés». En Villarta comenzaron la construcción de una gran bodega, concretamente en la calle del Monte, y de ahí,gente como Domingo Serrano «aprovecharon la coyuntura y supieron subirse al tren con la plaga de la filoxera en Francia que reclamaba grandes importaciones de vino de España y que arrastraba nuevas plantaciones de viñas, mientras que los franceses perdían las suyas e investigaban sobre nuevos injertos de plantas americanas para superar la crisis…» [ALFONSO RINCON SERRANO.- Flores de guerra. Madrid, 2010]. 

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Bodegas de Domingo Serrano Isla. Propaganda publicada en la Revista Blanco y Negro [Fuente: http:/www.todocolección.net]
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Antigua bodega de Domingo Serrano. Calle del Monte ( Fuente: Villarta y sus fotos. Miguel Ángel Cándenas Menchero)

 

[Transcribimos el texto dada la mala calidad de la imagen: «Bodegas de D. Domingo Serrano Isla.- Manzanres. Entre los callados héroes manchegos que del trabajo han hecho un culto, se destaca este hombre de aspecto sencillo , que cuando habla de agricultura y de problemas sociales parece aureolar su figura ante nuestros ojos. Posee, no solo un golpe de vista certero para ver los problemas actuales, sino una forma serena de raciocinar que seduce. Si la tercera parte de nuestros hombres públicos enjuiciaran así, ni habría problemas, ni existirían rencillas, ni la tragedia se cerniría sobre España. Es el alma de Villarta de San Juan, donde logró reunir bienes, y posee bodegas y viñas propias con mas de 600.000 cepas. Gran Premio en la Exposición de Barcelona, ni las 200.000 arrobas que anualmente exporta le roban el amor a la agricultura, de la que, aun proporcionándole pérdidas, sigue siendo esclavo como un amante»]

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Bodega de «Los Islas». Al fondo la primitiva bodega. [Archivo personal]

Aunque sea de forma muy tangencial hemos de señalar algunos aspectos totalmente necesarios para comprender no solo la evolución de Villarta como población sino como ejemplo de desarrollo urbanístico, no sólo para dar cabida al enorme incremento de población que se produce en el primer tercio del siglo XX, sino también por la necesidad de construcción de numerosas bodegas, pequeñas la mayoría -no superiores a las 6.000 arrobas de capacidad- pero con una decena, al menos de gran capacidad y cuya presencia continúa y se hace sentir en Villarta. Por resumirlo de algún modo podemos decir que el color blanco y azul tan citado por Azorín empezó  a sustituirse por el blanco y almagra.

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Bodegas Islas, S.L. (Archivo personal)

La anterior fotografía, una vista actual de Bodegas Isla, S.L., es posiblemente la que mejor define el nuevo estilo que empezó a tomar Villarta. La estructura lineal de la fachada del  edificio, se va cortando en diversos cuerpos verticales, las cuales de forma sistemática, en su parte superior, presentan tres ventanas rectangulares que parten desde la altura del «empotrado» , consiguiendo la ventilación y luminosidad suficiente para los primeros momentos de vida del nuevo vino. En la parte inferior de cada cuerpo de fachada se abre una nueva ventana, de base algo superior a las descritas anteriormente, que van a servir para evitar que el «tufo» que produce la fermentación del mosto quede en el interior de la bodega. La primera impresión a simple vista es la de conseguir una sencillez, luminosidad  y limpieza que entona mágicamente con el azul del cielo contando la blancura de la fachada con el rodapié de almagra. La parte izquierda de la bodega esta cubierta con teja árabe, sobre una ancha cornisa que va reduciendo su anchura de arriba abaja en tres, capas intercalando entre las de arriba y abajo un sencillo adorno manchego  de ladrillos cortados en triángulos.

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Bodega en la finca Monte Milla de Bodegas Isla, S.L.
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En el corral de «las davisas», delante de la bodega vieja: Felisa, Felix, Petrilla, Angeles y el que esto escribe (Archivo particular)

Era, relativamente frecuente, que en grandes fincas de viñedos, con el fin de evitar el «acarreo» de la uva a las bodegas del pueblo, se construyen bodegas con el fin de elaborar directamente los vinos «a pie de cepa», evitando la pérdida de mosto que suponía el largo camino.

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Villarta de San Juan. Situación de bodegas en la década de los sesenta del siglo pasado, (Elaboración propia)

Hasta pasada la guerra civil no empiezan a aparecer las pequeñas bodegas en Villarta. Durante un cierto tiempo la pujanza de la actividad vinícola, mantuvo una actividad muy grande procediendo a la construcción de pequeñas bodegas, como decíamos antes, para las que, inicialmente  se traían tenajas de barro de la vecina villa de Villarrobledo, hasta que se empezaron a fabricar las de cemento de unas 500 arrobas de capacidad para lo cual en Villarta contábamos con un maestro albañil, Tomás Romero Canchona, que se especializó en este tipo de envases que se construían ya dentro de la bodega. [Existen aún bodegas donde se encuentran este tipo de tenajas y que se podrían publicar en la sección de fotografías de antaño de los programas de Paces. ].

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Pequeña bodega de Martín Márquez en la calle Cristo Rey [Fuente: Colección de Miguel Angel Cándenas Menchero: Villarta y sus fotos]
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Exterior de la bodega de Pedro Roncero con descargadero de la uva directamente desde la calle. Calle Cristo Rey esquina a  Hermosilla, ya desaparecida.[Fuente: Colección de Miguel Angel Cándenas Menchero: Villarta y sus fotos]

A mediados de septiembre el tintineo de las prensas, el ruido de las «moledoras» y el olor inolvidable del mosto, que inundaba todo el pueblo, dejaba un itinerario de pequeñas bodegas.

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Cargando las prensas en la Cooperativa [Fuente: Colección de Miguel Angel Cándenas Menchero: Villarta y sus fotos]

La creación de la Cooperativa, hizo que poco a poco, los pequeños productores fuesen cerrando sus «bodeguillas» que poco a poco fueron desapareciendo incluidas tenajes y maquinarias -estas últimas muy elementales-, pero al mismo tiempo iban ocurriendo otras cosas. [ La foto anterior fue publicada en un programa de paces con el nombre de casi todos los que en ella están. Estos son los nombres que se decían: De izquierda a derecha y de arriba abajo: Pablo Fernández Barrajón, Carlos Gómez-Lobo Romero, Desconocido (Se trata de mi primo Victor Muñoz Flores), Martin Mateos Moreno, Brigido Pavón Tabasco, Pedro Rico Navarro, Fidel Murillo Castilla, Enrique Alabau(padre), desconocido ( esperemos que por poco tiempo)]

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Perfil inconfundible de Villarta desde el Cerro [Archivo personal]
Las alcoholeras y destilerías.

En 1914 Gerardo Gómez-Calcerrada Serrano y Domingo Serrano Isla forman una sociedad para la producción, no solo de vinos sino fundamentalmente de Alcoholes. Las siguientes imágenes nos ofrecen un dibujo, posiblemente muy idealizado de una alcoholera que el historiador Antonio Bermúdez García, en el actual trabajo que esta realizando sobre las bodegas de Manzanares, no logra ubicar. Sin embargo el dibujo si recuerda, al menos, la chimenea, torres de destilación y naves que la Alcoholera  de ambos disponía en Villarta, bajo el nombre de Alcoholera San José. En la actualidad se conserva, muy bien cuidada la chimenea y la torre de destilación integrada en una vivienda. Se encuentra en la calle llamada cuando se creó como calle Vinícola, nombre que parece ser va a recuperar.

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Bodega y destileria San José (Fuente: BNE. Mundo Gráfico. Año 1916.
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Chimenea de la Alcoholera San José. Se conserva espléndida (Fuente: programa de festejo de las Paces]

En la obra Chimeneas industriales de ladrillo helicoidales, Gracia López Patiño, dice hablando de chimeneas helicoidales de base circular nos habla un constructor Atilano Millás, como el creador de estas chimeneas a finales de los años cuarenta y principio de los cincuenta, Habla concretamente de dos chimeneas de sección circular. Dice: « … la pieza se coloca ocho veces en cada sección, con un pequeño y casi imperceptible desplazamiento horizontal en cada una de las hiladas. Un mismo constructor Atilano Millás es el constructor de estas chimeneas  a finales de los años cuarenta y principio de los cincuenta. La primera de ellas  se encuentra en Mora, Toledo, de donde el constructor era oriundo y corresponde a una antigua fábrica de jabones. En la actualidad la chimenea ha quedado integrada en un conjunto residencial. La segunda pertenece a la bodega de Francisco Isla en Villarta de San Juan, Ciudad Real, y tiene mayores dimensiones que la anterior, de la cual es copia a petición del propietario de la vinatera. Ambas chimeneas constan de base circular con arcos rematados en semicírculo, rematados con la misma pieza  que sirve para resaltar el cordón helicoidal. También se utiliza esta pieza  para los salientes de la cornisa de la base, así como para el remate de la coronación» [GRACIA LÓPEZ PATIÑO/ARTURO MARTINEZ BOQUERA/LUIS MAZARREDO AZNAR.- Chimeneas industriales de ladrillo helicoidales]

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Chimenea conocida como de los «Islas». Villarta de San Juan

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Chimenea de Mora (Toledo)[ Fuente: Ayuntamiento de MOra.Turismo]
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A la izquierda chimenea de Mora (Toledo); a la derecha chimenea de «los Islas» [Fuente: Ayuntamiento de Mora. Turismo y Archivo Particular)

Por los sesenta otra chimenea se eleva en Villarta. Se trata de la chimenea de la fábrica de Camacho. Esta fábrica de alcohol se especializará en la elaboración de holandas.

La joven vida industrial de D. Joaquín Camacho García-Filoso, como comentábamos, se inicia hace apenas una década, alternando sus quehaceres ferreteriles con la explotación de una pequeña caldera a fuego directo. Pronto se vio desplazada esta por un trío de calderines que consumen a diario de nueve a diez mil kilos de orujo. Insatisfecho y con planes mucho más amplios, proyecta ahora la puesta en marcha de tres calderas a vapor para la destilación de lías y una centrífuga para la obtención de tártaros de las madres o heces y en nueva bodega, verdadero modelo en su género, tiene en plan la pronta inauguración de un modernísimo aparato de 1.500 litros de producción diario de holandas; una serie de tanques subterráneos que es una maravilla, con modernos jaraíces y una ampliación de capacidad de bodega, hasta aproximarse a las 50.000 arrobas.
Esta armonía productora de vinos, alcoholes y holandas de la novel firma JOAQUIN CAMACHO GARCIA-FILOSO, de Villarta de San Juan, cuenta con poderosos aliados para la expansión y difusión de sus fabricados: sus grandiosos camiones cisternas y de carga que no cesan de recorrer kilómetros por las rutas andaluzas y de toda España. Este procedimiento competidor del ferrocarril, donde no lo hay, resume las esencias de este impulso creador y establecen perfecto paralelismo entre la técnica y el espíritu, como forma y función indivisa, que caracterizan estos sacrosantos preceptos, intangibles, de su postura coherente y constructiva. [MELCHOR DIAZ-PINÉS PINÉS.- Revista Vinícola y de Agricultura, 1958. Zaragoza]

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Chimenea de la fábrica de Joaquín Camacho [Archivo personal]
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Construcción del depósito de agua para la fábrica. Al fondo la altísima chimenea. [Fuente: Colección de Miguel Angel Cándenas Menchero: Villarta y sus fotos]
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Pedro Pavón frente a dos  tenajas de holandas  [Fuente: Colección de Miguel Angel Cándenas Menchero: Villarta y sus fotos. Foto cedida por Tomás Pavón]

En la actualidad, la última de las fábricas citadas ha desaparecido y entre las nuevas viviendas, se abre paso una nueva calle llamada de «La Fábrica». La propiedad de la chimenea fue cedida al ayuntamiento. La altísima chimenea permanece ahora «desmochada», como si no tuviese importancia su permanencia. En el pueblo de Mora de Toledo, donde se encuentra una chimenea idéntica a la de los Islas, todas las chimeneas de la localidad ( unas diez) han sido declaradas bien de interés cultural local; un Alcázar de San Juan, una esbelta chimenea en el centro de la ciudad fue totalmente destruida y ante la presión de toda la población se volvió a edificar tal y como estaba en recuerdo de lo mucho que estas estructuras habían representado en la vida de los pueblos. Aún tenemos patrimonio para conservar. Todavía vive mucha gente que recuerda su trabajo en estas fábricas, todavía hay muchas mujeres que recuerdan el trasiego -recuerdo especialmente a las de la calle Huerto-  a la fábrica de Camacho a coger agua caliente…. Merece la pena, creo, que por el ayuntamiento se intente la posibilidad de declarar a estos monumentos bienes culturales de interés local. De todas formas ya estamos acostumbrados a ir perdiendo muchas cosas, muchas partes de nuestra vida, muchas ilusiones, ….. 

Quiero agradecer públicamente desde este «poyete» el ilusionante esfuerzo de dos personas: Angel Rodriguez García, a quien cariñosamente llamo Cronista gráfico de la villa y a Miguel Angel Cándenas Menchero que puede llegar a crear una apasionante fototeca de Villarta. Gracias. Por cierto al «poyete» de hoy se le podía aplicar el refrán de «quien mucho abarca poco aprieta». Perdonad las muchísimas omisiones. Gracias.

NOTAS:

SOBRE LA HISTORIA DE ANGEL.

VEJIGAS: Ampollas en las manos a consecuencia del manejo de herramientas, con una evolución muy lenta hasta que se reventaban y terminaban haciéndose callos ( la piel engrosada y dura producida por la presión y fricción de materiales).

GARIOS: Triple garfio que se utilizaba para enganchar y sacar cosas de los pozos. En este caso era para subir con más seguridad las espuertas. En este caso el gario solía ser de dos garfios.

SANOCHÁS: Jornadas de trabajo que se hacían de noche. La palabra inicial era la de trasnochar aplicada a una persona que pasa la noche velando o sin dormir. Trasnochar se convirtio por deformación en sanochar y el intervalo de tiempo que se estaba velando o sin dormir pero haciendo algún trabajo terminó llamándose «sanochá».

RATÓN. Desconocemos la aplicación de esta palabra al hecho de llevar la luz de un sitio a otro mediante un largo cable.

CONTRIBUCIONES ESPECIALES. Se trataba de un impuesto municipal especial utilizado especialmente para la realización de obras publicas. Cuando se trataba de acerado, o pavimentado (inicialmente empedrado y posteriormente asfaltado) el importe total de la obra se dividía por el numero total de metros lineales  de fachadas de la calle con lo que se obtenía el  importe base del metro lineal que debería aplicarse a cada vecino cuyo total sería el resultado de multiplicar este precio por el número total de metros de fachada. La contratación de la obra solía hacerse por tramos teniendo en cuenta el ancho de la calle. (Aproximadamente así..)

José Muñoz Torres, Cronista oficial de la Villa.


Una respuesta a “Y SE TERMINÓ CONSTRUYENDO DESDE CUEVAS HASTA LAS MAS ALTAS CHIMENEAS…, por José Muñoz Torres

  1. Gracias dobles o triples, en éste tu “poyete, amigo Pepe, primero por soltar en primer lugar mis vivencias y opiniones sobre las construcciones, “a lo pobre”, de nuestro pueblo allá por los años 50/60 del siglo pasado. Y ahora por lo que me sigue provocando éste artículo, que no es menor, pero trataré de ser más breve: La primera cueva que vi fue cuando iba a la escuela de verano del “cojo” (perdón por no recordar el nombre) en la calle de la Paz frente a la ferretería (después, hubo un despacho de pan); lo que más nos chocaba a los chicos es que una parte de la cueva pasaba junto al pozo del agua (común, por entonces en todas las casas) de tal manera que era por ahí por donde la cueva recibía su luz natural. De “Castrolas” solo conozco lo que, a los chicos de por aquí, nos contaban entonces, sobre todo el fin que decían que tuvo a manos de un muchacho al que en una apuesta de siega dejó sin padre. Sobre la foto de la prensa de la Cooperativa, creo que el que, al que está con la horca le llamaban “piyayo”, cuando yo era chico trabajé con él en los campos de “Falcón” y “Las Torres””. En la foto de las chimeneas, una de ellas que no sale, porque quizás fue la primera en desaparecer (y quizás, también, la más baja de altura), la que había en la calle de la Paz esquina a la calle Toledo. Gracias también por las aclaraciones de mi texto; sobre la de la palabra “ratón”, como digo, creo que era un limitador de corriente por lo que no permitía que se pusiese más de una bombilla que podría ser de una 40 ó 60W, y el nombre de ratón podría ser que se lo pusieran por el ruido constante que hacía, parecido al de la carcoma pero más fuerte. Una cosa más, las últimas ilustraciones que vienes poniendo son pequeños tesoros. «Me dejo cosas en el tintero» pero ya está bien. Perdona. Un abrazo y hasta tu próximo «poyete».

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