¿Mereció la pena desecar el río Gigüela?, por José Muñoz Torres

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«Casilla» de la huerta de «Pernales». Al fondo a la derecha «Ojo» de Pernales ya desecado y parte de la tabla ya desecada (Fuente: Archivo Particular)

Con esta pregunta terminaba mi «poyete» del día 24 de febrero de 2017, explicando un poco los diversos proyectos de desecación de las tablas de Villarta-Arenas; desde entonces,  nuevas publicaciones que han caido en mis manos, asi como explicaciones «cientificas» de los últimos responsables  de la desecación iniciada y finalizada en la decada de los setenta del siglo pasado (1972-1975), me hacen volver sobre el tema para hacer llegar los documentos y proyectos en que se apoyaron, -y de los que se valieron-, para ejecutar esta «encomiable» obra de ingeniería agraría que para lo único que nos ha servido, no sólo a los villarteros sino también al vecino pueblo de Arenas, ha sido para no tener que preocuparnos en reclamar y luchar por la  revitalización de  la vega del Gigüela y sus «tablas» –las tablas de Villarta-Arenas- porque ya no tienen posibilidad alguna de regeneración. Esta última frase es una opinión personal pero las nuevas investigaciones, -muy numerosas-, vienen a confirmar mi opinión  hasta tal punto que desde la «junta de los rios» , -espacio mimado y cuidado o al menos eso se pretende-, junto a la Laguna de Cerro Mesado ( en el término de Alcázar) ya no aparecen mas rastros de la antigua Mancha húmeda hasta que nos situamos  cerca de las tablas de Daimiel, exceptuando el hilillo breve, encauzado (en estrecho y profundo caz) y sucio, por el que a veces discurren aguas que recuerdan al Gigüela, que se extendía y reposaba, a partir de la junta de los ríos con todas las corrientes posibles del llamado alto Guadiana. Y bien cierto es que me gustaría  estar total y profundamente equivocado pero la realidad tan tozuda y persistente nos está diciendo todos los días  que  los expertos han dado ya por finiquitado y consumido el humedal que a partir de la junta de los ríos mantenían una gran y verde tabla que era la de «Herencia-Villarta-Arenas», por cuyos términos se extendía, más los afloramientos del acuifero 23 a través de sus múltiples «ojos» y «ojuelos», convirtiéndose además en guardian y protector de las Tablas de Daimiel. A ellas, llegaban el agua remansada y salobre del Gigüela que era la vida de la flora y por tanto de la fauna de esos grandes «tablares» . Hoy, salvo algún año de grandes lluvias, -que de tarde en tarde se dan en estas tierras nuestras-, el gran humedal perdido se ha convertido en un mísero desierto que en días de viento arrastra, sin ton ni son, esa tierra desecada de nuestro río donde, en el verano, se enseñorean los cardos y el persistente carrizo. Un puente larguísimo y muchas veces reconstruido, abre sus múltiples arcos gritando a quien quiera oir: «¡¿mereció la pena quitarme el agua?!».  Y nadie le contesta por que en la junta de los rios desaparecen y mueren todos los rios de la Mancha húmeda. Hasta ahí llegaban el Gigüela y todos sus arroyos y afluentes, como el Riansares o el Amarguillo; hasta ahí llegaba el Záncara con sus muchos arroyos y pequeños ríos que iba recogiendo en su recorrido; hasta ahí llegaba el canal viejo del Guadiana,… ¡hasta ahí llegaban y ahí es donde terminan ya su recorrido!; al menos, es verdaderamente cierto que, incluso en momentos de grandes lluvias como esta larga primavera, el cauce del Gigüela por el puente romano de Villarta, por cuyos arcos pasaban todos juntos, sólo deja verse en pequeños charcos sin atreverse a emprender camino hacía Arenas para llegar a las tablas de Daimiel.   ¿Cómo empezó todo?

Como señalamos al principio en el citado anterior «poyete» hablábamos de José Agustín de Larramendi y Muguruza, natural de Mendaro, lugar en el que nació en 1769, siendo el primer ingeniero de Caminos titulado en España. Adscrito a la Inspección General de Caminos, explicaba así su destino en Villarta:  

» En agosto de 1805 fui de orden del Inspector general de Caminos a Villaharta para examinar la calzada y puente que se están construyendo junto a aquella villa, en la carretera general de Andalucia, y reconocer la naturaleza  y circunstancias locales, con la idea de reducir al menor coste posible la ejecución de dicha obra (…).[JOSÉ AGUSTIN DE LARRAMENDI Y MUGURUZA. Informe sobre la necesidad de desaguar las lagunas de la Mancha, en beneficio de la pública salud y de la agricultura. Madrid,1858]

La presencia de Larramendi en Villarta no era la dirección de las obras del nuevo puente que estaban al cargo de  Francisco Stoppani, ayudante de 3ª y, después hasta 1808, de Juan de Subercase, sino  ver el coste del mismo y la forma de abaratar su obra. Tenía tiempo suficiente para pensar en otras cosas, incluido un canal de navegación hacia el Tajo y hacía el sur… pero de entrada 

«… discurría todos los medios posibles de verificar el desecamiento, de suerte que al paso que facilitase la construcción de la obra, dejase enjutos y en estado de cultivo los terrenos , a lo menos en toda la linea en que se abriese la zanja de desagüe (…) capaz de recibir sucesivamente todas las aguas que se acumulasen en la vega sin que desbordasen y causasen ya mas inundaciones. Considerando las indispensables dimensiones en su profundidad y anchura  y el desnivel insensible de la vega, se me ocurrió que semejante zanja venía a ser un verdadero canal de navegación o si se quiere un rio navegable. Con estas ideas mi empeño era ver si con las dos terceras partes de lo que se pensaba gastar en la construcción del puente, ejecutandose la obra en el estado actual de las aguas donde debe fundarse, podría abrirse la zanja en los términos manifestados, pues en este caso con la otra tercera parte habría lo bastante para la edificación de dicho puente con las convenientes dimensiones. De este modo decía yo, con el mismo gasto que se ha conceptuado necesario para hacer aquella obra en el estado actual de la vega, nos hallamos realizado el proyecto del puente con la solidez y comodidad correspondientes, con muchos miles de fanegas de tierra de la primera calidad restituidas a la agricultura y lo que aun es mas interesante, purificada aquella atmósfera por el desecamiento de las aguas encharcadas en beneficio de la salud pública, y con un pedazo de canal de navegación que puede hacer parte de alguna otra grande comunicación..» [Obra citada]

No cabe la menor duda de que el pensamiento del ilustre ingeniero navegaba ya abierto por ese posible canal  y así decía en su trabajo: 

«… Desde el instante que concebi este pensamiento, tenía los mas vehementes deseos de ver por mi mismo las dificultades que habría que vencer para unir el Guadiana con el Júcar por medio del Záncara, y por qué puntos podría salir un ramal para comunicar este canal con el Tajo y después con Aranjuez y Madrid, y otro para buscar al Guadalquivir. Hubiese intentado desde luego verificar estos reconocimientos; pero como mi comisión se limitaba entonces solo al puente, quise primero volver a Madrid para consultar mis pensamientos con la Dirección general». Parece ser que de esta visita a la corte oyó halagos suficientes y posiblemente interesados de personajes de la Corte que le hicieron volver a la Mancha para examinar todo el conjunto de las aguas empantanadas del Záncara «..y al mismo tiempo el punto por donde parte de esas aguas podrían dirigirse al Júcar, en el caso que se adoptase el plan de comunicación  de los dos mares por la Mancha…»  [Obra citada)

El resultado de sus observaciones lo dividió en dos partes. En la primera expusó el origen y naturaleza de los arroyos y manantiales que forman el Záncara

«…las causas de la obstrucción de sus aguas, la absoluta necesidad que hay de darle corriente en beneficio de la pública salud, de la agricultura, pastos y montes, y de la relación que puede tener la zanja que con este objeto se abra con un canal el más interesante que puede ejecutarse en España para atravesar  las provincias centrales, comunicandolas con el mar y Madrid» [Obra citada]

La segunda parte del proyecto detallaba las consideraciones técnicas necesarias, costes y medios para la realización de la obra. En cualquier caso sin entrar en el desarrollo técnico del plan hay que señalar que Larramendi considera que el río que sigue el cauce hasta el Guadiana no es el Gigüela sino el propio Záncara que va recibiendo en la junta de los rios al río Gigüela y sus afluentes. En cualquier caso sea el Záncara o el Gigüela lo que si estaba claro, entonces, – y ahora cuando llevan agua-,  es que por el puente de Villarta ( donde Larramendi había emprendido su aventura) el cauce es el de todos los rios juntos hasta perderse cerca de Zacatena en el Guadiana. [Lo referido a Villarta es otra batalla que no quiero dar por perdida y a estas alturas mi máximo interés sería el poder saber el por qué de no tenerla en cuenta. Para demostrar algo de lo que digo transcribo enteramente la descripción del curso del Gigüela que hace Larramendi y que cada cual juzgue:

«… el Gigüela nace cerca de Navares, pasa por Torrejoncillo y otros pueblos pequeños, le atraviesa la carretera de Valencia no muy distante del Quintanar, y poco mas abajo de Quero se le junta el Rianzares, que teniendo su nacimiento a las inmediaciones de Huete, discurre por Rianzares cerca de Tarancón y el Corral de Almaguer; estos dos rios unidos entran en el Záncara como se ha dicho entre Herencia y Alcázar; el Amarguillo pasa por Consuegra, se le agrega antes de Madridejos el Valdespino, y con este nombre van juntos por Camuñas a unirse con el Záncara cerca de Herencia; el Córcoles tiene su nacimiento en una de las muchas quebradas de las montañas de Alcázar, y pasa por Socuéllamos al Záncara; el raudal mas permanente  que casi todo el año corre con la misma cantidad sin enturbiarse sensiblemente ni en invierno ni en verano, es el que sale de Ruidera y pasa por Argamasilla de Alba, acanalado, para desparramarse en el Záncara cerca de Villacenteno; a este raudal llaman Guadiana, y dice el vulgo  que se pierde frente de Alcázar  para volver a nacer en Zacatena, siete leguas distante; pero esto es un error, pues lo que sucede es que juntándose con las aguas del Záncara, pierde su nombre  y corre con el de Záncara hasta el Gigüela, y después desde Gigüela a Zacatena llaman indistintamente Záncara o Gigüela; para evitar confusión llamaremos Záncara todo el trecho en que van juntos…»[Obra citada] 

Estando verificando las obras del puente de Villarta ¿no hubiera sido más fácil decir que desde el puente de Villarta van los dos rios juntos? ]  Buscando las causas de lo que Larramendi pretendía no es raro que confunda situaciones o circunstancias; una de ellas relativamente curiosa puede demostrar hasta que punto puede llegarse para conseguir sus própositos. Un ejemplo indicado por el propio Larramendi: 

«… Según me informaron los vecinos de Villarta, en otro tiempo  por los veranos quedaba casi en seco la vega del Záncara junto a aquella villa; y aún me hablaron personas no muy ancianas  de que en el mes de agosto mas de una vez habían dormido debajo de los arcos del puente, y que los carros pasaban por debajo del puente siempre que no había avenidas….»[Obra citada]

 Y me pregunto ¿ teniendo en cuenta que el camino era perpendicular, -al igual que el puente-, al cauce del río, -como suele pasar con casi todos los puentes- ¿qué hacían los carros pasando por debajo del puente? y además teniendo en cuenta de que los arcos existentes entonces son los mismos que existen ahora ¿cómo eran de pequeños los dichos carros y no digamos las mulas que los llevaban para poder pasar por cualquiera de los arcos del puente?.

Para hacer más hincapie en el desecamiento solo hacía falta echar mano de las enfermedades que el río encenagado producía:

«…La miseria, el hambre y la mortandad espantosa de estos últimos años en la mayor parte de las provincias, se cree con bastante fundamento, que tiene por principal origen la multitud de lagunas y encharcamientos de aguas corrompidas que, después de inutilizar grandes llanuras de terrenos los mas fértiles, infestan la atmósfera con sus emanaciones pútridas, viciándola de suerte  que el que se halla al alcance de dichas emanaciones padece irremisiblemente tercianas, este mal que se ha hecho tan general y funesto en España..»[Obra citada]

Todas estas razones mucho mas detallada y prolijas, aunque sin precisar exactamente la situación de los lugares genéricos que cita, son las que hacen ver

«cuanto bien sacaría el Estado de su desecamiento por el aprovechamiento  de tantos terrenos feracisimos y cuan irreparables males deben causar a la salud pública de permanecer en el estado en que se hallan».[Obra citada]

En otro «poyete» anterior indicamos las causas de los  fallecimiento en Villarta en esta época y, efectivamente, el paludismo era la mayor causa de mortandad, sobre todo en la población infantil. Las enfermedades infecciosas y parasitarias diagnosticadas por los facultativos de la época, como calenturas ( intermitentes, pútridas, nerviosas, etc.), gastroenteritis o pulmonias, suponían mas del 50% de las causas de defunción. El prior de Villarta en 1782 en una respuesta al Cardenal Lorenzana decía que entre las enfermedades más comunes estaban «las tercianas de toda clase y que duran años, las enfermedades que provienen del frío y flemas pesadas. Se atribuye su causa a la cercanía de los vapores  por lo pantanoso del río o vega cuya corrupción en tiempo de calores infesta mucho la atmósfera con fetidez que se percibe. Concretamente, en el periodo de 1838 a 1851, se produjeron 56 defunciones como consecuencia de tercianas y en todos los casos, menos en uno de ellos, se referían a niños menores de 7 años y, fundamentalmente,  durante los meses de julio (10 casos), agosto (16 casos), septiembre (8 casos) y octubre ( 7 casos)

Sin entrar en más detalles sobre el original proyecto de Larramendi podemos deducir del mismo las siguientes posibilidades:

  Abaratar las obras del nuevo puente (Al final el mismo quedó sin construir y sólo quedan cimentaciones y restos de arcos más otra parte de calzada elevada de tierra que fue eliminada con la construcción de la actual autovia de Andalucia).

2ª  El puente en ejecución tenía menos arcos lo cual aconsejaba la apertura de zanjas, relativamente profundas, para redirigir las múltiples corrientes del río Gigüela o Záncara.

La apertura de esas zanjas produciría el desecamiento de grandes porciones de la vega, -tierra feracísima, según Larramendi- aunque su feracidad, ahora que está totalmente desecada, no se percibe tan fácilmente.

La desecación produciría un bienestar general en toda la población al evitar los picotazos de los mosquitos que, en las ciénagas del verano, se reproducían generosamente; con ello se evitaban las epidemias de tercianas que tantas muertes infantiles causaban. Sin dejar de ser cierto la procedencia de la enfermedad, también parece cierto que la escasa sanidad pública era tan responsable de la muerte como la propia enfermedad.

La más llamativa de las posibilidades era la construcción de canales fluviales de navegación que conectaría al Záncara/Gigüela, con el Tajo, con el Júcar y con el Gudalquivir. [Esta última posibilidad, salvo que cambiado el término  de canal de navegación por el de canal de trasvase de agua, -Tajo/Segura-, sería el que al final permitiría la desecación de nuestras vegas].

Al final, la Guerra de la Independencia, dió al traste con todos estos proyectos pero no con la idea que quedó viva  y que de vez en cuando iba siendo expuesta para su realización. (Puede descargarse esta para su total consulta, a traves de bibliotecavirtualmadrid.org) 

Diego Medrano índice
Diego Medrano y Treviño ( Fuente Manuel Logares.

En 1834, en uno de los raros momentos en que España pensaba, mejor dicho, en que a algunos se les dejaba pensar en un ambiente de progresía y modernidad, Diego Medrano y Treviño, miembro de la Sociedad Económica de Amigos del Pais, de la provincia de Ciudad Real, presentaba a esa Asociación «… las siguientes: Consideraciones sobre el estado económico, moral y político de la provincia de Ciudad Real e indicación de algunas de las mejoras de que es susceptible para su fomento y prosperidad» .[MEDRANO Y TREVIÑO, DIEGO. Consideraciones sobre el estado económico, moral y político de la Provincia de Ciudad Real, Madrid, 1841]

Diego Medrano y Treviño, fue ministro del interior e impulsor en 1835 del Real Decreto que configuraba las Cajas de Ahorro Españolas, fué el creador de la Sociedad Económica de Amigos del País, de Ciudad Real. En las citadas consideraciones hace un repaso de la recientemente creada provincia de Ciudad Real (1833) y expone cuales son sus posibilidades si se supieran poner en marcha. Decía: 

» De la sequedad del país por la falta de lluvias y de aprovechamiento de las aguas de los manantiales y rios, se sigue la consecuencia precisa de poca variedad en los productos, que solo el riego puede multiplicar. y en efecto los de la provincia de Ciudad Real con insignificantes escepciones están reducidos a cereales y viñedos y ni de estos hay la abundancia que el pais es capaz de producir, porque faltan medios fáciles y baratos de verificar la esportación de los sobrantes para dar impulso y vida a la producción». [MEDRANO Y TREVIÑO, DIEGO, Obra citada]

Pero Diego Medrano es un efusivo partidario de la eliminación de la antigua estructura agraria que todavía persistía en nuestra provincia con muchas tierras en poder de capellanias, patronatos y otras obras pias con bienes raices inenagenables  haciendo especial mención a los terrenos que dependían de la Órdenes militares. Por eso expone sus quejas  ante la situación de la propiedad rústica:

«¿Cómo se puede esperar el esmero del cultivo, la variedad de producciones y otras infinitas ventajas propias del interés individual, asíduo y activo cuando, obra dentro de un circulo proporcionado a la posibilidad de su acción constante, en una corporaciónque por lo regular administra mal, o en un rico propietario de cuatro o cinco mil fanegas de tierra, cuya mayor parte deja yerma, y aun a la que cultiva le da un valor mezquina y ni la beneficia, ni aún quizá la ve?. [MEDRANO Y TREVIÑO, DIEGO. Obra citada]

Estas  consideraciones ponen a las claras el gran conocimiento del autor, de las cosas del campo y de todas las ventajas e incovenientes que tienen las formas de pensar y actuar de los agricultores manchegos. Hacía consideraciones curiosas sobre la mejor o peor conveniencia de usar mulas para las labores de arado y acarreo en vez de bueyes. Y a este respecto decía:

«..No hay pues  razón  fundada para motejar a los manchegos porque se valgan del ganado mular para el cultivo de sus campos. ¿ Y por qué no se prodigan los mismos denuestos y calificaciones desventajosas a los catalanes y habitantes de otras provincias que están dedicados al tráfico con esta clase de ganado?…[MEDRANO Y TREVIÑO, DIEGO, Obra citada]

Es verdaderamente una sorpresa leer comentarios tan claros y rotundos como los que se leen en la publicación de Diego Medrano y no cabe la menor duda que a muchos les parecería de una modernidad fuera de lo normal sobre todo si tenemos en cuenta que está escrito hace casi doscientos años. En la cita anterior explica detenidamente el por qué de las preferencias por el ganado mular; en este sentido explica que dada la distancia de muchas fincas a las respectivas poblaciones los agricultores manchegos anteponían la rapidez y economía del ganado mular en comparación con la potencia pero lentitud de los bueyes.

En esta obra, el autor, entra de lleno en el debate abierto, desde hacía mucho tiempo, sobre las aguas de ríos y zonas pantanosas. En uno de los capítulos titulado «Necesidad de multiplicar los riegos aprovechando las aguas superficiales para aumentar la producción y las comunicaciones para la estracción de productos», comenta lo siguiente:

» A la ilustración ha de acompañar precisamente el correctivo de otro de los graves males que aquejan  a la provincia de Ciudad Real, y que consiste en la escasez de trabajo debida al mal estado de su agricultura por la falta de lluvias y de riegos que proporcionen rodas las ventajas de que ya se ha hecho mérito; pero para indicar los medios de conseguirlas, es preciso detenerse a reflecsionar sobre este punto, si no con toda la extensión que merece, al menos con la suficiente para dar una idea, no solo de lo que conviene hacer, sino también de la manera de llevarlo a cabo, porque de nada sirven los mas bellos pensamientos, si esencial o accidentalmente son inejecutables.»[MEDRANO Y TREVIÑO, DIEGO. Obra citada]

A partir de esta declaración de intereses se hace patente  cual sería la solución, que no era otra sino la que apuntaba el anteriormente citado Larramendi. Para Diego Medrano, la solución pasaba por la canalización del Guadiana (esta solución, dice, «forma parte del gran sistema de navegación interior trazado ya por los inteligentes para toda la Peninsula). También sería válida, en el caso que nos ocupa, para el Záncara/Gigüela, viendo la posibilidad de un cauce artificial  que en cualquier caso habría que hacerlo cuando el canal principal se construyese. Nuevamente la idea queda sembrada, aunque el siglo XIX, entre guerras, cambios de gobiernos, epidemias, etc. no sería, al final, el mejor momento para realizarlo. Pero, dandole tiempo al tiempo… quizá fuese posible. Y asi lo deja escrito para que no se olvide:

«Todos estos rios pueden producir más o menos utilidad según el caudal de sus aguas y territorio que atraviesan; pero principalmente acerca del Jigüela, Záncara, Azuer y Jabalón no se debe dudar ni un momento de las ventajas que son capaces de proporcionar(…) ¿No se ve encharcado el Jigüela en las inmediaciones de Villarta formando aun en la estación de mas calor sobre la carretera de Andalucia una gran laguna que hizo necesaria la construcción de un largo puente que provisionalmente sirve, mientras se concluye el comenzado hace muchos años y que probablemente no se concluirá en otros tantos? [MEDRANO TREVIÑO. Obra citada]

[El puente del que habla -los conocidos «Malecones»- se empezó a construir en 1805 y abandonadas las obras en 1808 por la guerra de la Independencia, no se volvieron a terminar las obras y ahí siguen, como señal, las ruinas y cimientos que se empezaron a hacer (Durante esa época en todos los proyectos que señalaba el MInisterio de Fomento, se citaba la obra del puente de Villarta de imperiosa necesidad). Mientras tanto, a pesar de lo que manifestase Madoz y algunos modernos historiadores que daban  esas obras del nuevo puente como terminadas, confundiéndole con  el puente largo , el puente viejo, el puente medieval, vamos, el puente romano de Villarta ahí sigue «vivito y coleando» a pesar de haber sufrido todos los olvidos, errores y maltratos desde que otro nuevo puente, el construido durante la dictadura de Primo de Rivera, lo dejó sin utilizar. Saliéndome un poco del tema: por curiosidad ¿ha contado alguien los puentes que cruzan el hilillo de agua del Gigüela en un tramo de menos de 500 metros?. Pues ¡cinco! y otro que no se terminó].

[A los interesados en esta curiosa obra de Diego Medrano, cuya lectura recomiendo para ir conociendo el por qué de muchas cosas, lo pueden descargar de Google: DIEGO MEDRANO Y TREVIÑO.- Consideraciones sobre el estado económico, moral y político de la Provincia de Ciudad Real].

Felipe_Naranjo_y_Garza,_de_José_Vallejo
Feñipe Naranjo y Garza

Mucho antes de estas ideas ya hubo proyectos, como el del Canal del Gran Prior, realizado por el arquitecto Juan de Villanueva, que pretendía poner en cultivo las tierras ribereñas desde Argamasilla de Alba hasta Villarta y Arenas. Después de todos estos hubo ideas y sugerencias como las de Felipe Naranjo y Garza en 1849, tras el reconocimiento de esta Mancha húmeda a consecuencia del encargo que le hicieron de Reconocimiento geológico de la cuenca del Guadiana, desde Ruidera hasta Villarta de San Juan [Real Orden de 19 de febrero de 1848] y que sirvieron para que Antonio Remón Zarco del Valle, en el discurso de contestación al de citado Felipe Naranjo y Garza, con motivo de su ingreso en la Real Academía de Ciencias en 1857 hiciera referencia a las distintas altitudes del terreno en ciertos puntos lo que posibilitaría un plan de comunicaciones entre el Norte y Sur de Sierra Morena.: «… Cuando se contempla que el Tajo en Aranjuez corre a 1745 pies [de altitud] sobre el Océano, el Záncara, representante del Guadiana, a 1820 en Villarta, y el Guadalquivir en Andujar a 744, se concibe facilmente la diferencia entre el Norte y Sur de Sierra Morena…» 

Por la misma época aparecen proyectos, mejor dicho opiniones como las de José Gómez Arteche (Geografía Histórico-Militar de España y Portugal ) quien hablando del río Gigüela [Curiosamente aún por esta época se sigue llamando «Gigüela», alguien debería explicar ese cambio absurdo e incluso anómalo de su denominación actual: Cigüela sobre todo teniendo en cuenta que su denominación antigua era la de Xiguela..] decía: 

» La general de Andalucía cruza el Gigüela en Villarta de San Juan (1.027 hab.), por un puente muy largo y tortuoso, pues la sobras dek nuevo que se empezó a construir a principios de este siglo(1)* se hallan lastimosamente detenidas. Un pantano cubierto de juncos y espadañas marca allí el lecho de tres rios ya reunidos, que parece debieran llevar un caudal enorme de aguas si se considera lo dilatado de su curso y lo anchuroso de los valles que recorren, y varia spraderas, siempre verdes y abundantes de pastos, están indicando como las aguas que debieran cubrirlas corren por sus raices dándolas vida y crecimiento. Y efectivamente, en cualquier parte en que se practique un aforo se encuentra a ados o tres pies agua abundante que no sería dificil sacar a la superficie, especialmente en el Záncara, conviertiendo aquel pais hoy desnudo en un valle frondoso, habitado y rico..» [JOSE GÓMEZ DE ARTECHE. Geografía Histórico-Militar de España y Portugal. Madrid, 1859].

Parece, evidente, que al mismo tiempo que se empiezan a crear nuevos caminos incluso las nuevas vias férreas que llegan hasta Alcázar(2)*, el interés por la construcción de canales de navegación fluvial decae mientras que la observación de todas las tierras pantanosas de las tablas de Villarta contempladas desde el camino de Aandalucía hace que se empiece a hablar de aprovechamiento de esas aguas para regadio, lo cual necesariamente conllevaba la desecación de tierras para su cultivo. Asi a finales del siglo, concretamente en 1897, Mariano B. Díaz, prponía:

«Desecar y sanear grandes extensiones de terreno de excelente calidad y fácil aprovechamiento, suprimir las miasmas infecciosas que tantos males ocasionan, recoger en un cauce de capacidad y pendiente bastantes para su mas fácil circulación, las aguas que se contienen en los terrenos hoy encharcados; hacer fluir a él, por medio de las zanjas necesarias las que puedan quedar depositadas en las hondonadas, los manantiales que en sus inmediaciones surjan y las procedentes de las filtraciones a que las filtraciones puedan dar lugar..» [MARIANO B. DIAZ. Importancia de la Canalización del Guadiana. Ciudad Real, 1897].

A principios del siglo XX, el regeneracionismo de Joaquín Costa y otros propició el interés por la construcción de presas y canales para fomentar los regadios. En la presentación de su tesis sobre política agraria, decía este autor:

«La condición fundamental del progreso agrícola y social en España, en su estado presente, estriba en los alumbramientos y depósitos de aguas corrientes y pluviales. Estos alumbramientos deben ser obra de la nación, y el congreso agrícola debe dirigirse a las Cortes y al Gobierno reclamándolos con urgencia, como el supremo desideratum de la agrícultura española». [JOAQUIN COSTA. Política hidráulica ( Misión social de los riegos en España]

El desarrollo de esta política hidráulica deberái activar una serie de resultados que el autor resumía en nueve puntos:

1º Extender la zona de prados, permitiendo una ganaderia de estabulación permanente, armonizando los intereses de la ganadería y de la agricultura, evitando en lo posible la trashumancia.

2º Estrechar el área destinada a cultivo cereal doblando el rendimiento de grano por hectárea.

3º Introducir la llamada piscicultura, mas barata y lucrativa que la ganaderia.

4º Desarrollar el cultivo de los árboles frutales.

5º Iniciar la repoblación forestal de nuestras montañas.

6º Poner al alcance de los jornaleros, artesanos y labradores pequeños el cultivo de huertas. Aplicaba para ello el viejo refrán: » Al año tuerto, el huerto; al tuerto-tuerto, la cabra y el huerto y al año retuerto, la cabra, el huerto y el puerco» Significando la necesidad de ofrecer un suplemento siempre conveniente en años que entonces se planteaban de crisis.

7º Establecimiento de crédito agrícola sobre la base de cosechas menos eventuales que las que puede ofrecer el cultivo de secano.

8º Contener la emigración a otro paises  porque la posibilidad de vivir en sus tierras y de sus tierras sería totalmente posible.

9º La trasnformación en parte viva de los suelos inertes o estériles como estepas o margales [nuestras zonas de vega, por ejemplo].

Todas estas ideas hicieron que los políticos planteraran una serie de leyes que en unas ocasiones no se pudieron llevar a efecto por su alto coste económico y otras por la falta de información sobre la forma de actuar. La obra profunda de Costa puede ser tenida en cuenta todavia a pesar de que fuese escrita en el año 1911. Y precisamente de esa época es la Ley Gasset de 7 de julio de 1911 sobre la construcción de obras hidráulicas con destino a riegos y defensas y encauzamientos de las corrientes. Esta es una de las leyes más importantes  elaborada hasta tal punto de que formalmente aún está en vigor, o al menos no derogada, pero que el importe necesario para llevarla a cabo hizo imposible su desarrollo. Hasta el año 1936 los planteamientos legislativos en torno a la utilización del agua fueron numerosos e importantes pero los sucesivos y cortos cambios de gobierno hicieron posible la puesta a punto a nivel general de todos estos proyectos [Nota de advertencia: El desarrollo de esta cuestión sobrepasa los límites de nuestros «poyetes» ypero creemos que al menos el dato suene, que conozcamos parte de la música aunque la letra nunca la hayamos comprendido]. Esta situación siguió después de la guerra aunque las soluciones, al menos en nuestra comarca fueron más radicales.

A partir de la década de los cincuenta, la cuestión de regadios va a ser prioritaria. En octubre de 1939, recien terminada la guerra civil se crea el Instituto Nacional de Colonización cuya prioritaria acción era la de proceder al incremento de tierras de labor y superficie de riego. En este sentido se declara en 1951 a la Mancha zona de Alto Interés Nacional de colonización:

«DECRETO de 27 de abril de 1951 por el que se declara de alto interés nacional la colonización de la zona denominada » La Mancha», sita en la provincia de Ciudad Real.

Diversos estudios geológicos realizados en distintas ocasiones y especialmente , recientes informes emitidos por el Instituto Geológico y Minero de España, coinciden en la afirmación de que existe en la zona de la Mancha que se delimita en el artículo primero del presente decreto, un embalse subterráneo de aguas de muy apreciable capacidad. 

Por otra parte, el Instituto Nacional de Colonización ha realizado un estudio sobre las posibilidades de llevar a efecto una perforación de una red de pozos  que distribuidos de un modo conveniente dentro de dicha zona permitirá la puesta en riego de una dilatada e importante superficie  de la provincia de Ciudad Real…»

El citado artículo primero decía que la zona declarada

«tenía una extensión de cuarenta y nueve mil quinientas hectáreas de extensión, enclavadas dentro de los términos municipales de Alcázar de San Juan, Argamasilla de Alba, Herencia, Manzanares y Villarta de San Juan, de la provincia de Ciudad Real y que limita al Norte con una recta que une el pueblo de Villarta de San Juan con el poblado de La Alameda de Cervera, del término de Alcázar; al Este, con la carretera de Alcázar de San Juan a Tomelloso, en el trasmo comprendido entre La Alameda de Cervera  y el cruce con el Canal del Gran Prior, mas proximo al pueblo de Tomelloso y con una recta  que desde este punto de cruce se dirige paralela a la alineación constituida por los hitos kilométricos ciento setenta al ciento ochenta y dos de la linea férrea de Madrid a Andalucia, hasta su encuentro con la carretra en construcción de Argamasilla de Alba a Manzanares; al Sur,  con esta carretera, y al Oeste, con la carretra nacional de Madrid a Andalucia, entre los pueblos de Manzanares y Villarta de San Juan» .

Es cierto que el anterior decreto solo afectaba a la zona donde hoy se asienta «El Pueblo nuevo»* (3) o parte de la zona que afectaría al pueblo de Cinco Casas. En cualquier caso esta zona a la larga se convertiría en una de las mayores estractoras de agua del acuífero 23. Curiosamente un año después del anterior decreto, el entonces Jefe del Estado, de paso hacía Andalucía giró una visita a la zona de las tablas de Villarta. La prensa de la época decía lo siguiente:

MANZANARES,11. Alrededor del mediodia, S.E. el Jefe del Estado acompañado de su esposa, doña Carmen Polo de Franco, y personalidades del séquito ha llegado al límite de la provincia donde fue recibido por el gobernador civil. Al llegar al puente sobre el río Gigüela, en Villarta de San Juan, le esperaban el ministro de Agricultura , directores generales de Agricultura, MOntes, Instituto Nacional de Colonización y otros técnicos del departamento. El ministro mostró a su Excelencia toda la extensa zona que abarca el río Gigüela y, sobre planos, le indicó la gran extensión del mismo con un total de 30.000 has. de las cuales unas 15.000 corresponden a la provincia de Ciudad Real que se beneficiarán extraordinariamente  con el encauzamiento del río, pues ahora sólo sirven para pastos y grandes zonas se desaprovechna totalmente.

En esos momentos en la zona de Llanos ya se habían abierto numerosos pozos en los que se obtenían una media de 80 litros por segundo. Estas cifras, en aquellos momentos no debieron parecer excesivas pero, a la larga, se fué viendo como esos cultivos intensivos de regadio, unidos a la deforestación de las zonas residuales de la antigua dehesa de Villacentenos cercanos o incluidos en el área «La Mancha» puso de manifiesto una sobreexplotación del acuifero, ese embalsamiento subtérraneo del que hablaba la ley de 27 de abril de 1951. Hacia 1956 se pone en marcha el gran proyecto de desecación que va a afectar a más 30.000 Has. como había anunciado Franco en su fugaz visita al río Gigüela sobre el puente de Villarta. En el mes de julio del citado año se publica en el Boletín Oficial del Estado de la siguiente ley:

LEY DE 17 DE JULIO DE 1956 sobre saneamiento y colonización de los terrenos pantanosos que se extienden inmediatos a las márgenes de los ríos Guadiana, Cigüela, Záncara y afluentes de estos dos últimos en las provincias de Ciudad Real, Toledo y Cuenca.

La Ley de veinteseis de diciembre de 1936 define como colonizaciones  de alto interés las que, transformando profundamente las condiciones económicas y sociales de grandes extensiones  de terreno, exigen para su ejecución obras o trabajos complejos que, superando la capacidad privada, hacen necesario el apoyo técnico, financiero y jurídico del Estado; considerando incluidas entre ellas las de marismas y terrenos encharcadizos o pantanosos, cuando abarquen gran extensión. Entre los terrenos de esta última naturaleza se destacan en el territorio nacional los de caracter pantanoso que se extienden inmediatos a las márgenes de los ríos Guadiana, Cigüela, Záncara y afluentes de estos dos últimos, en las provincias de Ciudad Real, Toledo y cuenca, con extensión aproximada de treinta mil hectáreas, hoy en día en su mayor parte improductivos y que, mediante la ejecución de obras de encauzamiento y las complementarias de desecación, podrían ser rescatados para el cultivo agrícola y destinados a realziar en ellos una labor de colonización, con vista a solucionar un buen número de los problemas agrosociales planteados actualmente en las citadas provincias.  A tal fin se dicta la presente disposición, en la que se faculta al Consejo de MInistros para delimitar la superficie que ha de ser objeto de saneamiento y colonización, se ordena la cesión gratuita al Instituto Nacional de Colonización de la fracción de la superficie  que hasta ahora viene siendo considerada de dominio público o aquella fracción de la superficie delimitada que permaneciera inculta y fuere de dominio privado. Se dispone asimismo que el mencionado Instituto destine los terrenos cedidos y expropiados al cumplimiento de sus fines, con sujeción al PLan General de Colonización que apruebe el Gobierno, debiendo ser ejecutadas por la Dirección General de Obras Públicas y el Instituto Nacional de Colonización las obras de su respectiva competencia que se definan y clasifiquen con el criterio establecido en la Ley de 21 de abril de 1949 en el Plan Coordinado de Obras que ha de elaborar una Comisión Técnica Mixta integrad por facultativos de los MInisterios de Obras Públicas y Agricultura…»

La Ley presentaba un desarrollo de trece artículos donde se desarrollan los criterios jurídicos y legales de las posibles expropiaciones de terrenos privados y para ello » se fijarán en los tablones de edictos de los ayuntamientos de los términos a que pueda interesar, especificándose en el plano y memoria correspondiente los nombres de los propietarios afectados y los datos descriptivos de sus parcelas..» Por otro lado en la citada ley en el artículo sexto se indicaba que » Si, por sentencia firme dictada en juicio civil, le fuese reconocida a alguna persona natural o jurídica la propiedad de fincas situadas en dicha superficie o la titularidad de un derecho real sobre las mismas, este fallo sólo producirá el efecto de poder exigir del Instituto Nacional de Colonización el pago de una indemnización correspondiente al valor de esa propiedad o derecho, estimado en la forma establecida…» en la ley que estamos citando. Esta ley, en cualquier caso, «supuso el marco legal para que en 1965 se iniciasen las obras de desecación de los humedales manchegos y su posterior privatización para uso agrario, constituyendose para ello Grupos Sindicales de Colonización en Daimiel, Villarrubia de los Ojos, Arenas de San Juan y Villarta de San Juan, que se agruparon en un único grupo Sindical ( apoyado por la Dirección General de Obras Hidráulicas) de unas 2000 personas que abarcaba casi 8.000 has. de humedales a desecar. Basándose en esta ley, el Ministerio de Obras Públicas llevó a cabo obras hidráulicas de rectificación y rebaje del Río Guadiana y otros ríos. De este modo se configuró una red de canales axiales para la desecación de La Mancha Húmeda, a través de un gran colector  en que se había convertido el canal del Río Guadiana; en muy poco tiempo, esta nueva configuraciónhídrica supuso el total vaciado de las Tablas de Daimiel(…) [DAVID SÁNCHEZ RAMOS Y GEMA SÁNCHEZ EMETERIO. La Declaración de las Tablas de Daimiel como parque Nacional. Contexto histórico y características

Durante estos años los periódicos provinciales, de vez en cuando, se enzarzaban en discusiones, -dentro de lo que por esa época se podía discutir-, alabando uno el desecamiento y otros oponiendose al mismo. Unos, despúes de tanto tiempo, no consiguieron esos beneficios anunciados y otros, no pudieron evitar que la Mancha Húmeda se convirtiese en Mancha Seca. Entresaco algunas de estas polémicas:

ABC Miércoles 14 de noviembre de 1971:

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SOBRE LA DESECACIÓN DE LAS RIBERAS DEL GUADIANA: La obra, importante para el desarrollo de la región manchega, afecta a mas de tres mil personas. En mil millones (estabamos aún en las pesetas) se incrementará la producción bruta.

LANZA , 7 DE MAYO DE 1972.

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LOS PROBLEMAS DE LA DESECACIÓN DE LAS MARGENES DEL GUADIANA, ANTE EL MINISTRO DE RELACIONES SINDICALES

El pasado jueves día 4, el Ministro de Relaciones Sindicales, don Enrique García Ramal, recibió en su despacho oficial, a una comisión de la Agrupación Sindical de las Márgenes del Guadiana, integrada por trece grupos Sindicales de Colonización de las localidades ribereñas. A la citada comisión integrada por los alcaldes de Daimiel, Villarrrubia de los Ojos, Alcázar de San Juan,Villarta de San Juan y Arenas de San Juan(…) estaban acompañados por el presidente de la Agrupación don Luis Perinat..»

LANZA, 21 DE MARZO DE 1975.

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Estamos en los últimos momentos del franquismo  y el enfrentamiento entre los defensores de las tablas y los partidarios de la desecación ( administración y propietarios ribereños) ha llegado a la prensa con duras acusaciones, por u lado,  y quiméricos beneficios, por otro.  Por un lado aparece el informe de Ricardo Ibañez Gerez titulado «Las ruinas de las tablas de Daimiel, ¿De verdad no tienen solución?. Entre otras cosas dice: » … Las obras del Guadiana, incomprensiblemente realizadas a «ojo de buen cubero», han contado con protecciones inconcebibles -basadas en la negligencia- , como si fuera más importante la veleidad de unos pocos particulares -por muy sindicados que estén-, que la defensa de toda una riqueza del pais y de lo establecido por el Estado.Si no hubiera sido asi, malamente habría podido llegar el Parque Nacional de las Tablas a la situación tan lamentable en que se encuentra…»

El diario Lanza por otro lado acusa indirectamente a López-Pintado el otro autor de la polémica, de estar manipulado por los defen sores de la desecación. Textualmente dice que el periodico contestará a los que han obligado casi a escribir a López-Pintado. Este habla de los beneicios que se obtandrán de las tierras desecadas y lo comenta en tres puntos. En el primer punto dice que hay «Tierras humíferas, las mejores potencialmente, con una riqueza de hasta un ochenta por ciento  o mas de materia orgánica. Necesitan mucho trabajo para tritura todas las raices de enea y carrizo y muchos años para que se descompongan en materia orgánica. Cuando entren de lleno en cultivo su producción será verdaderamente fabulosa..»El segundo tipo de tierra menos negra y más suelta -dice el autor- con menos trabajo inicial Comprenden las vegas de Villarta de San Juan , Arenas de San Juan y Villarrubia de los Ojos y su gran producción se sabe de antiguo..» Terminaba diciendo: De todas estas tierras en general tan buenas o mejores que las de Ucrania, esperamos en un futuro muy próximo el gran milagro de la Mancha..»

Pasados los años está claro que a aquel ilusionado comentarista «Santa Lucía le conservase la vista» porque es evidente que los ilusionante campos de cereales, sobre todo trigo ( por la comparación con Ucrania) no quedan noticias y si riberas con escasa producción y en muchos casos subvencionada.

Y en este largo «poyete», tanto nos hemos entretenido en hablar de las vegas de la Mancha Húmeda que al final sólo hemos terminado hablando de lo poco que queda y que a duras penas mantienen las «tablas». El río Gigüela fue sujeto experimental de todas las ideas, buenas y malas, sobre todo malas para obtener buenas tierras. Se profundizó su cauce, se le hicieron zanjas para reconducir el agua  y desecar pastos, se perdió la calidad típica de sus aguas que mezcladas con las del Guadiana hacían florecer en las tablas una flora espectacular. Se le hizo corres a través de su cauce vacio y seco de agua del Tajo, a través de una salida del Canal Tajo-Segura, y vieron los gobiernos e instituciones que todo cuanto habían hecho era malo y para no tener más molestías pensaron que lo mejor era olvidarse de la Tabla  de Villarta-Arenas y que sólo vieramos correr agua por el cauce del Gogüela en épocas de grandísimas lluvias, incluso la C.H. del Guadiana ha dejado que el hondo y estrecho cauce se cubra de hierbas, plásticos, botellas, trastos inútiles, etc. y ahora parece un sueño ver como cientos de conejos cruzan ligeros su cauce y hacen su madriguera en el elevado cauce. Incluso Obras Públicas cuando construyó la autovia ni previó -al parecer- las posibilidades de nuevas crecidas y al margen derecho del Gigüela antes del estrecho puente que construyó, permitió que por descuido se construyera un pequeño pantano del que ni se dieron cuenta (Ya hablaremos de él en algún momento).

Hay  unas conclusiones escalofriantes que figuran en el Informe anexo al REAL DECRETO 13/2008, de 11 de enero, por el que se aprueba el Plan Especial del Alto Guadiana(4)*. Al hablar de la situación actual socieoecónomica y ambiental, en la página 45, se dice:

» –Llanuras de inundación asociadas a cursos fluviales (tablas)

Constituyen uno de los ecosistemas mas perjudicados del alto Guadiana. Estas zonas húmedas se forman por la afluencia de aguas superficiales procedentes del desbordamiento de ríos en zonas más o menos llanas, y aguas subterráneas que van asociadas a estos cursos de agua. Por esta razón cualquier cambio que se produzca en este doble sistema de alimentación repercutirá sobre el conjunto del ecosistema.

La extracción de agua subterránea disminuye los aportes procedentes de los acuiferos y la contaminación ( sobre todo de las aguas superficiales) contribuyen a alterar su equilibrio ecológico, siendo causa de la merma de la riqueza y diversidad de especies de estos sistemas.

Las tablas son, además, el tipo de humedal más afectado por los encauzamientos fluviales y por las excavaciones interiores.

Muchos ejemplos de de este tipo de ecosistemas han desaparecido del Alto Guadiana en las últimas décadas. Este es el caso del Pantano de los Muleteros, en la confluencia de los rios Saona, Záncara y de las Ánimas, la llanura de inundación del Záncara en su confluencia con el Gigüela, y la vega del Gigüela a su paso por Villarta de San Juan.. « [BOLETIN OFICIAL DEL ESTADO NÚM. 21 DEL AÑO 2008. Jueves, 24 de enero de 2008. Suplemento. Pág.45].

Termino este «poyete» con la siguiente cita:

«… En el año 1953 cuando pasó por La Mancha camino de Andalucía, y concretamente por Puerto Lápice, la X Excursión Internacional de fitogeografia en la que participó el elenco de los botánicos españoles que se dedicarían mas tarde  a la descripción de las comunidades vegetales, con ellos el mencionado Rivas Goday. En los carrizales de Villarta de San Juan, en los terrenos entonces anegados por las aguas del río Gigüela creyeron adivinar los integrantes de la comitiva que ese era el hábitat de especies mas frecuentes en centroeuropa y que aquí encuentran sus refugios más meridionales, entre ellos la denominda pita de agua, Stratiotesd aloides» [ MARTA PEINADO MARTI-MONTALVO y JULIO PLAZA TABASCO. La  reserva de la biosfera y la Mancha: Geografía, Territorio y paisaje]

Dice uno de nuestros refranes: ¡Quien mucho abarca, poco aprieta!. Quizás es lo que me ha pasado con este «poyete» pero quiero que comprendáis que para el que ha visto las «tablas de Villarta» en todo su esplendor le faltan palabras para explicarlo. Al final, todo queda en el recuerdo de muchos que le hemos visto desaparecer. Iremos resumiendo y concretando.

ESTE ES EL «POYETE» Nº 100. ESPERO QUE SE CUMPLAN MUCHOS MAS. GRACIAS A TODOS POR SEGUIRLO.

José Muñoz Torres, cronista oficial

  NOTAS:

(1)*.Sirva la información de Gómez Arteche para desmentir no sólo la información que Madoz daba sobre el actualmente conocido como «puente viejo» o «puente romano» al cual estimaba como el nuevo «largo puente construido»  en 1791. El puente que se iba a construir era donde se encuentran ahora los cimientos y restos del mismo y conocido popularmente como los «Malecones». 

(2)* En el año 1854 se inaugura el tramo Tembleque-Alcázar. La comunicación desde Andalucía se hacía, al menos hasta 1860 en que el tren llega hasta Manzanres, en diligencias. En algunos casos los viajeros dejaban este medio en Villarta y se dirigían a la estación de Alcázar. Esto es lo que le ocurrió a la infanta Doña Luisa Fernanda, según comunicaba el periodico «La España» en su edición del sábado 12 de noviembre de 1859: «Anoche cuando  iba S.M. en dirección del ferrocarril, con el dulce afán de estrechar cuánto antes en sus brazos a su querida hermana doña Luisa Fernanda, recibió un despacho telegráfico anunciando que una repentina indisposición de esta había obligado a SS.AA. a detenerse en el pobre pueblo de Villarta. Su majestad alarmada en el primer momento, trató de que salieran inmediatamente médicos de su real cámara; pero tranqulizada algún tanto al saber que era una ligera indisposición producida por el cansancio del camino y que a SS.AA. acompañaba su médico particular, se suspendió la salida de los facultativos de la real casa.. A las diez y media llegaron sin novedad a Madrid los cinco hijos de los duques de Montpensier. En otra información posterior el mismo diario que el motivo había sido un aborto.

(3)* La denominación oficial fué y sigue siendo la de Llanos del Caudillo pero para los pueblos limítrofes, especialmente Villarta de San Juan y Manzanares, siempre fue el «Pueblo Nuevo».

(4)* Este informe se elaboró siendo Ministra de Medio Ambiente Cristina Narbona Ruiz. En él la denominación oficial que recibe nuestro río es el de ¡río Gigüela! y no Cigüela como ya viene siendo habitual sin que sepamos quien fue el ilustre personaje que le apliqcó0 este nombre a nuestro río. Y así con todo…  

(5) Con el  mote que aparece en algunas fotos, «Pernales», era conocido Victor Muñoz Ocaña, mi padre. Él me contaba que de pequeño recibió una patada de una mula en la frente y el médico que le atendió, al ver que no se quejaba de ningún dolor dijo: «Es más duro que un pedernal». De la dureza del pedernal pasó a ser conocido como «Pernales».

FOTOS:

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«Feracísimas» tierras de las tablas de Villarta una vez desecadas. (Fuente: Archivo Particular)
www.rtve.es rtvetablasdedaimiel(3)
Preparando el cauce del Gigüela para las aguas procedentes del trasvase Tajo-Segura (Fuente: RTVE.es)
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Las fértiles tierras arrebatadas a las tablas a la altura del «ojo »  de «Pernales», frente al Alto Grande (Fuente: Archivo Particular)
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La vega del Gigüela actualmente a la altura de los Malecones. (Fuente: Archivo Particular)
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Dos hermanos, Lucio y Damián Muñoz Tabasco, recordándonos cosas del río en la inundación de 2010 (Fuente: Archivo Particular)
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El rio Gigüela un verano después de una inundación ( Fuente: Archivo Particular)
Imagen  rio y villarta 4 abril 2010 003.jpg
Desbordamiento del Gigüela en 2010 (Fuente: Archivo Particular)

2 respuestas a “¿Mereció la pena desecar el río Gigüela?, por José Muñoz Torres

  1. Si, Pepe, ha sido este «poyete» mas largo que otros, pero tiene mucho miga y aveces se necesitan muchas explicaciones para que, por un lado o por el otro, se pueda coger el hilo y así calcular el ovillo que terminó con nuestras «tablas» villartero-Areneras que, también yo llegué a conocer. Así que no te pese haberlo hecho así de extenso.
    Y digo yo, siendo mal pensao que, con tal desecación me da la impresión que, en los margenes de nuestro río, alguien se pudo aprovechar y adueñarse de tierras de su vega que no le pertenecían ni le pertenecieron nunca. Rumores oí alguna vez, lo difícil, como siempre, sería demostrarlo.
    En el 6º punto de «El desarrollo de esta política hidráulica…» me ha encantado ese refrán de: «Al año tuerto…».
    También me ha gustado conocer el origen del apodo de tu padre y la zona de su huerta u «ojo de Pernales».

    Hoy que tú has tenido que estirarte más yo recorto en mi comentario pero, sigue que te sigo.
    Saludos.
    Ángel.

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