Los pronunciamientos militares. La sublevación de Prim en Villarejo de Salvanés en 1866 y como Villarta vivió esa jornada, ..por José Muñoz Torres.

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El general Prim, grabado de la época.

Durante gran parte del siglo XIX, los pronunciamientos militares, sublevaciones o tomas del poder con la intervención de las fuerzas militares, fué  algo normal en la vida de España; algo tan normal y tan sin consideración a quienes decían defender que, aún afectando a toda la nación, era algo que se hacía y deshacía en cuarteles, y entre militares, con solo la implicación de políticos profesionales;  al final, la población, asumía como legal lo que los triunfadores, en cada momento, imponían u ordenaban. Desde la terminación de la guerra de la independencia, cada dos por tres, el paso de ejércitos por los pueblos, camino de Madrid, buscando la victoria o huyendo desde Madrid, después de la derrota, era algo que la población tenía asumido. El prestigio de numerosos militares de la época los hace ponerse al frente de lo que ellos estiman la transofrmación de un pueblo. De uno de estos militares, el General Prim, dice el profesor Angel Bahamonde Magro: «… Prim encarna en su persona el ideal de tranformación, y quiere ser el conductor del antes y después del hecho revolucionario . Al fin y al cabo su memoria personal está recubierta de una mentalidad militar  en gran medida redentorista. Se inscribe a la perfección en la serie de generales salvadores de la patria, bajo parámetros ideológicos diferentes, que caracteriza la evolución de los primeros decenios del Estado liberal en España. Y, como siempre, el protagonista pueblo, ese conglomerado de diferentes adscripciones socioprofesionales y de vivencias comunes y compartidas. El pueblo madrileño es el principal actor; es decir los habitantes de una ciudad que apenas merece tal denominación porque su estructura, pautas culturales y dimensiones apenas sobrepasan las de una población. Un pueblo de reducida cultura política y sumamente impresionable…» [ANGEL BAHAMONDE MAGRO. Ficción y realidad en Prim y el destino de la Reina. (Prólogo a los Episodios Nacionales de Pérez Galdós: PRIM. Espasa-Calpe, 20089].

Una breve enumeración de hechos acontecidos en este periodo puede ponernos en situación clara de las tribulaciones que debieron pasar muchos pueblos entre ellos, nuestro pueblo, Villarta, por la sola circunstancia de estar situado en el camino de Andalucia, via de comunicación, de paso ineludible, para «leales y rebeldes» en busca de su gloría:

07-11-1823 Ajusticiamiento del General Riego después de fracasado su levantamiento militar.

1933-1840 Primera Guerra Carlista.

28-05-1854 La sublevación de Vicálvaro: «La Vicalvarada».

03-01-1866 Sublevación del General Prim en Villarejo de Salvanés.

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Prim, Serrano y Topete, protagonistas de la «Gloriosa»

1868. Sublevación de los Generales Serrano, Prim y el Almirante Topete. «La Gloriosa»

30-09-1868  Renuncia de Isabel II al trono de España.

13-06-1869 El general Serrano es nombrado Gerente por las Cortes con tratamiento de Alteza.

16-10-1870 Las Cortes aprueban el nombramiento de Amadeo de Saboya como rey de España.

30-12-1870 Muere el general Prim como consecuencia del atentado sufrido tres días antes en Madrid.

02-01-1871 Amadeo I jura como rey de España

11-02-1873 Amadeo I renuncia al reino de España

11-02-1873 Se proclama la Primera República.

03-01-1874 El general Pavía disuelve el Congreso de los Diputados.

29-12-1874 El general Martínez Campos proclama en Sagunto a Alfonso XII como rey de España.

….Guerras en África, Cuba, Filipinas, etc.

La simple enumeración anterior puede darnos una ligera idea de lo que supuso estos acontecimientos para el pueblo español y las penurias que tuvieron que soportar algunos de sus pueblos. Lo curioso es que no queda memoria histórica en nuestros pueblos de estos acontecimientos, a pesar de su cercanía en el tiempo. Porque muchos de estos acontecimientos ocurrieron en lugares relativamente próximos a Villarta o de paso obligado para el tráfico de tropas o escenario real y duro de guerras como la primera guerra carlista. La presencia de los carlistas con el antiguo Gran Prior de San Juan, al frente (D. Carlos Maria de Borbón), la «vicalvarada» (Vicálvaro), la sublevación de Prim en Villarejo de Salvanés, el Manifiesto de Manzanares, etc. Solo quedan recuerdos orales y, cada vez más modificados y apartados de la realidad, referidos a   la Guerra de Cuba, porque todavía viven algunos nietos de sus protagonistas.

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Monumento al general Prim en Reus

Sin embargo aunque estas circunstancias no nos hayan sido transmitidas directamente por quienes las sufrieron, como si se hubiese hecho un pacto de silencio para que se olvidasen, hay escritos de la época que nos permiten leer entre lineas la repercusión que tuvieron en los pequeños pueblos. Pérez Galdós, en sus Episodios Nacionales, nos relata a través de personajes de ficción apegados a los personajes históricos, la realidad de cada momento, la historia real.  A él vamos a acudir para saber algo más de nuestra no tan lejana historia y algunos de esos momentos en que aparece nuestro pueblo como actor secundario, pero sufrido.  

Decía Pérez Galdós en su libro Bailén:

«Asi es la Mancha. Al atravesarla no podía menos de acordarme de don Quijote, cuya lectura estaba fresca en mi imaginación. Durante nuestras jornadas nos aburríamos bastante, menos cuando Santorcaz nos contaba algún extraordinario suceso de los muchos que en lejanos paises había presenciado. Una vez nos dejó con la boca abierta contándonos la fiesta de la coronación de Bonaparte, con todos sus pelos y señales, y otra nos puso los pelos de punta reiriendo la mas famosa batalla de las muchas en que se había encontrado. Cuando nos hizo el cuento, ibamos caballeros en sendos machos que nos facilitaron por poco dinero unos arrieros de Villarta, y no estoy seguro si habíamos traspasado ya el término de Puerto Lápice 0 íbamos a entrar en él (…) El camino seguía en linea recta ante nosotros: a la izquierdaelevándose unos cerros unos cerros cuyas suave ondulaciones se perdían en el horizonte formando dilatadas curvas; en el fondo y muy lejos se alcanzaba a ver  una colina mas alta , en cuya falta parecían distinguirse las casas de un pueblo; a la derecha el suelo se extendía totalmente llano, y en su inmensa costra la tarda corriente de un arroyo y el agua de la lluvia, formaban multitud de pequeños charcos, cuyas superficies, iluminadas por la luna, ofrecían a la vista la engañosa perspectiva de una gran laguna o pantano…» [BENITO PÉREZ GALDÓS. Episodios Nacionales. Bailén. Pág.253. Espasa-Calpe, 2008].

El que por necesidad, en la actualidad, pasa por esta zona de la antigua N-IV (Carretera Nacional de Andalucía) situada entre Puerto Lápice y Manzanares [lo decimos así porque parece ser que aún es la única forma de identificar a Villarta] verá que, salvo el agua del arrroyo que cita Pérez Galdós, todo coincide en la realidad con lo que en nos contaba en su novela. Incluso, aún en época de grandes lluvias y crecidas la vega del Gigüela se convierte en una gran laguna o pantano. Haciendo esta observación sobre la exactitud con que Pérez Galdós describre acciones, costumbres o paisajes, corramos rápidos por el tiempo y lleguemos a esos tiempos tumultuosos a los que nos referíamos al principio y que en muchos de ellos tuvo por protagonista al general Prim. El general Prim era indiscutiblemente el más político de todos los militares de la época y como «casi» todos ellos proclive a arreglar los problemas de España poniendo su orden con la espada. El periodo comprendido entre  1863 y 1868, supuso para Prim la reintegración en el Partido Progresista, hecho que no fue fácil sino hubiese sido por el apoyo de Pascual Madoz, lider del citado partido en Cataluña. Durante esa época participa o es lider de casi todos los pronunciamientos militares. Los sucesos de la «noche de San Daniel» en Madrid, el 10 de abril de 1865, motivados por una protesta de estudiantes, reprimida duramente por el gobierno del general Narváez  y que ocasionó la muerte de unas catorce personas ( meros transeuntes en la puerta del Sol), provocarón una presencia mas continua de Prim en todas las manifestaciones o pronunciamientos entre ellos la sublevación de Villarejos de Salvanés. El fracaso de Prim en Villarejo, posiblemente por el escaso apoyo del general Serrano, le obligó a reunir todas las tropas que le seguía fieles y cortando los puentes para evitar que le siguiesen las tropas realistas, se dirigio a marchas forzadas hacia la Mancha. Era el 3 de enero de 1866. Así lo cuenta Pérez Galdós, en lo referente a Villarta:

«De Madridejos siguieron a Villarta, donde el general recibió el soplo de que por el tren iban treinta vagones de tropa en dirección a Manzanares. Mientras Prim descabezaba un sueño en Villarta, Zabala dormía en Tembleque, distante cuatro leguas. En Daimiel acechaban al rebelde fuerzas superiores, y a Toledo se aproximaban ya Echagüe y Serrano del Castillo. Por cierto que al de Reus le sacó de quicio  lo que de él dijeron Concha en su proclama de Alcázar de San Juan, y O’Donnell en su discurso del Senado(…) Continuaba diciendo Pérez Galdós, a través de sus personajes de novela la otra parte no conocida ni necesaria para la historia: «… lo que si tiene importancia histórica es que, alojada Teresita en una buena casa de Villarta, entró en ella requiriendo agua, jabón y peines, deseosa de adecentar su persona y quitarse la mugre y sombras de tristeza que la deslucían. Gran parte de la noche empleó en acicalarse y restaur su hermosura, que estaba como empañada; luego le sirvieron la cena, y otra vez al carro, de pajosas blanduras…A las dos de la madrugada salieron en dirección a  Daimiel, atrevida marcha que dispuso Prim para mayor burla de sus perseguidores..» [BENITO PÉREZ GALDÓS. Episodios Nacionales. Prim. Pág. 156. Espasa-Calpe 2008]

El número de soldados que en esa operación están en movimiento por nuestra villa y los pueblos de alrededor son de varios miles y su mantenimiento, sobre todo, en campaña, como es el caso, eran insufribles para la población. Como ejemplo basta relatar la acampada de las tropas de Prim en Villarrubia, ya muy próximo a sus propiedades en la vecina localidad de Urda.  Dice Pérez Galdós, a continuación que: «… llegaron a Villarrubia de los Ojos, lugar grande, cuyos moradores trabajan, tuercen y manipulan la enea para fondos de sillas y otros utensilios; lugar bien abastecido de quesos, hogazas, corderos y otras materias nutritivas, y de añadidura el más libneral y expansivo de toda la Mancha. Salieron a recibir a los sublevados alcalde y médico, señorio, pueblo y hasta los curas, con lucida vanguardia de mujeres y muchachos, cuyos clamores y chillidos alegraban el aire vago. Allí cuánto había en el pueblo se les brindó para mantenimiento de la tropa…»  [BENITO PÉREZ GALDÓS. Episodios Nacionales. Prim. Pág. 157].

Si eso ocurría en un lugar rico, donde los huidos  recibían el afecto de la población ¿Qué pasaría en una población escasa de recursos ante la llegada de tantos soldados que huían, después del fracaso? ¿Qué pudo pasar  la noche del 7 de enero de 1866, en Villarta? En el ayuntamiento no quedan archivos algunos de la época y la historia parece que no mereció ser recordada ni transmitida de padres a hijos. Si sabemos por otros informes que Villarta  había sido siempre un pueblo inclinado a las fuerzas realistas, con lo cual parece evidente que la llegada de Prim no fuese recibida como una bendición del cielo.

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Cabecera del diario la discusión

Y todo esto no fue una invención de Pérez Galdós, sino una historia veridica que era seguida día a día por lo que hoy diríamos «corresponsales de guerra» de los principales periodicos que acompañaban a las tropas leales que perseguía a Prim y sus hombres. El periódico LA DISCUSION, diario democrático daba la siguiente noticia:

Madridejos 7 de enero a las doce y treinta minutos de la mañana.- El general Zabala al excelentísimo señor ministro de la Guerra:

«Acabo de reunir aquí las fuerzas de mi mando, detenidas en gran parte por la dificultad de desembarcar el ganado de los trenes en Tembleque. Pero yo y las demás fuerzas nos hallamos aquí desde el amancecer. En este momento salgo para Villarta, donde los insurrectos han pernoctado y seguido hoy a las nueve de la mañana en dirección de Manzanares. Forzaré mi marcha cuanto me sea dable, y procuraré dar a V.E, aviso de lo que ocurra. El Marqués del Duero, suponiendo que los sublevados se dirigen a Ciudad-Real, salió esta mañana en tal dirección; pero se halla detenido en Daimiel, donde reciben la noticia de estar los rebeldes en Villarta, cuya confirmación esperaba para regresar a Manzanares. El tránsito de los insurrectos se marca por todas las partes por las exacciones de los fondos públicos, destrucción de líneas telegráficas, puestos y vias de comunicación, y cuanto pueda detener un momento a las tropas que les persiguen» [LA DISCUSIÓN. Periódico Democrático. Edición del martes, 9 de enero de 1866].

El periodista habla claramente de exacción de fondos públicos, es decir el robo o apropiación de fondos públicos de un ayuntamiento, aunque dejar sin señalar la apropiación de bienes particulares: alimentos para los soldados y paja y cebada para las caballerías. Si en el primero de los casos poco podría hacer un ayuntamiento, hemos de pensar en la impotencia de la población para negarse al suministros de viveres y material. El diario LA ÉPOCA se reproduce el parte del citado general Zabala:

«El general Zabala al ministro de la Guerra:

Villarta 7 de enero de 1866, diez noche.- He llegado aquí con la división [La división es una gran formación militar formada por brigadas o regimientos integrada por un mínimo de 10.000 soldados y un máximo de 20.000] que descansará algunas horas, después de la jornada de diez leguas hecha hoy, y seguiré sobre los rebeldes de cuya dirección aguardo noticias mas seguras. Ayer a media noche salieron de este punto indicando encaminarse a Manzanares, pero tomando luego la dirección de Daimiel, cuyo punto supongo han pasado aproximándose a los montes. La tropa continua animada de excelente espíritu y en disposición de hacer un esfuerzo que le exigiré mañana si puedo alcanzar los insurrectos forzando la marcha. De todo avisaré a V.E. [ LA ÉPOCA. Edición del lunes 8 de enero de 1866].

Parece ser por lo que se dice en algunas publicaciones que el paso de Prim por nuestros pueblos, a pesar de ir en huida, fué entre aclamaciones y vitores pero lo que si es totalmente cierto es que entre los soldados del regimiento de Bailén, que acompañaban a Prim, primero, y el paso después de las tropas leales al gobierno, a la gente de Villarta   les «dieron las paces».

En cualquier caso parece como, a pesar del descalabro de Prim en Villarejos de Salvanés, las tropas leales al gobierno, no tenían claro ni cual era el camino que seguía o iba a seguir Prim, ni si tenían capacidad para oponérsele una vez que desde Villarta sigue caminos carreteros o sendas; no hay que olvidar su paso por los caminos «enlodados» de los Ojos del Guadiana, hasta Villarrubia y peor aún el camino seguido hasta Urda por los montes de Toledo, hasta llegar a su finca del Molinillo. Entre lineas está parece ser la forma de actuar del capitán general Concha. El periodico LA ESPERANZA, periódico monárquico, dice lo siguiente:

» La Gaceta de ayer publica los siguientes despachos telegráficos recibidos en el ministerio de la Guerra:

«Manzanares 6 de enero ( a las once y veinticinco minutos).- El capitán general Concha, al ministro de la Guerra:

«Acabo de saber que los sublevados entran en Puertolápiche a las once y media, y otros dicen que a las dos estaban dando pienso, que después pasaron a Villarta y que se dirigían a este punto. He dispuesto que los puestos avanzados no hagan fuego hasta que hayan penetrado en la ciudad. Temo que, a pesar de las precauciones que he tomado, sepa que estoy aquí y se dirija a Daimiel. Si esto sucede marchará por el ferrocarril llevando un piloto delante. Esta noche a las ocho, el teniente de la Guardia civil D. Ignacio de Rios, a quien hice salir a Venta Quesada con cuatro caballos, encontró antes de llegar un grupo de hombres a caballo, y cargándolos cogió uno de ellos que hizo prisionero con un revolver, que dice ser natural de Madrid, no habiendo querido declarar nada mas.» [LA ESPERANZA. Periódico monárquico. Edición del 6 de enero de 1866]

 

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Parte del itinerario del general Prim tras la sublevación de Villarejo (Elaboración propia)

Viendo la información suministrada por el capitán general Concha al ministerio de la Guerra es fácil vislumbrar el temor del mismo a un enfrentamiento directo con el general Prim en terreno descampado de ahí la orden dada a su ejército de no disparar hasta que Prim y su regimiento de Bailén entrasen en Manzanares. Sin embargo el general Prim prefirió marchar por otros caminos muchos mas duros en los cuales tenía mas ventajas. El diario LA ESPERANZA, con fecha 29 de enero nos da el itinerario seguido por el general Prim desde el día 3 de enero hasta el día 20 del mismo mes.

» La marcha seguida por el general Prim y su gente en los diez y ocho días que ha mediado desde la salida de Ocaña del regimiento de Bailén hasta que ha entrado en Portugal, comprende una extensión de 82o kilometros o sea unas 140 leguas, aproximadamente, en esta forma: Dia 3, de Ocaña a Villarejo por carretera y camino carretero, 78 kilometros; día 4, de Villarejos a Santa Cruz de la Zarza, camino igual, 31; de Santa Cruz a Madridejos por carretera, día 5, 76; de aquí a Villarrubia de los Ojos por Villarta y Puerto Lápice. día 6, 39; de Villarrubia a Malagón por camino carretero, día 7, 47; día 8 de Malagón a Urda por camino carretero, 52; de Urda al Molinillo, posesión del general Prim, por camino de herradura, día 9, 52; de Molinillo a Navalucillos, parte del camino por sendas muy difíciles, 52; día 11 por camino de herradura, a Belvis de la Jara, 27; día 12 a Campillo de la Jara, después de intentar en vano el paso del Tajo, 37; día 13 a Alía por camino carretero, cruzando el puerto de San Vicente, 27; día 14 a Logrosan, 36; día 15 a la Haba por Madrigalejo y vadeando el Guadiana por Villanueva de la Serena, 62; día 16 a Zalamea, 41; día 17 a Campillo, 26; día 18 a Bienvenida, 45; día 19 a Fregenal, 49; día 20 a Barrancos, 39, pasando por Encinasola» [LA ESPERANZA. Periódico monárquico. Edición del lunes 29 de enero de 1866].

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Atentado al general Prim en Madrid, 27 de diciembre de 1870.

Desde Portugal, el general Prim pasó a Francia donde al poco tiempo volvió a España para encabezar junto al general Serrano y el Almirante Topete una nueva sublevación, que terminó con la batalla del puente d eAlcolea en que las tropas isabelinas fueron derrotadas, precipitando la renuncia de la reina Iabel II al trono de España. En 1869 formaría gobierno con el General Serrano, proponiendo el nombramiento de Amadeo de Saboya como rey de España. El atentado que sufrió  Prim el 27 de diciembre de 1870 le provocó la muerte…. Pero ese ya es otro tema que los amigos de la historia pueden seguir, entretenidos, leyendo a Don Benito Pérez Galdós.

José Muñoz Torres, Cronista Oficial.

 

 


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