LAS LABORES. «…Música y sandías», por José Muñoz Torres.

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Iglesia de San Carlos Borr

Muchos villarteros, como yo mismo, tenemos ascendentes en Las Labores y en el mes de agosto eramos especialmente atraidos a sus fiestas de Agosto, que conocíamos con un eslogan muy curioso como era el de «música y sandías». Por eso el hablar en este «poyete» del pequeño pueblo de Las Labores, es como hablar de algo muy cercano y vivido. En este sentido, aprovechando que el próximo 22 de enero se celebra el 175 aniversario de su villazgo [22 de enero de 1843], fecha en que se erigió independiente de la villa de Arenas de San Juan, de la cual Las Labores era pedanía, voy a resumir un poco su historia menos conocida, aunque me consta que el Ayuntamiento de Las Labores está preparando un libro sobre su historia para celebrar el citado aniversario.

El propio nombre de las Labores da a entender que en un principio, fuesen tierras de alguna gran finca, como lo eran las Bolligas (entre Herencia y Villarta), las del Encinar, las de las grandes posesiones de congregaciones [Aún se conoce un lugar conocido como la Obra Pia, muy cerca de la villa], las cuales eran cultivadas por vecinos, principalmente de Herencia, aunque las tierras fuesen de Arenas a cuya jurisdicción pertenecerían. De tal forma que ya en el año 1752 con motivo del establecimiento de la Única Contribución [Catastro del Marqués de la Ensenada] de la Villa de Arenas nos hablan del sitio de Las Labores como perteneciente a la jurisdicción de Arenas. En el libro Maestro Asiento General formado según se manda en el capítulo 15 de la Real Instrucción de todas las cabezas de casa y familias pertenecientes al Estado Seglar, de la Villa de Arenas se inserta la relación de «Vecinos de la Villa de Arenas, moradores en el sitio de Las Labores». La relación es la siguiente:

Labradores de profesión:

Pedro Romero, de sesenta y siete años [Polonia Úbeda, su mujer de 60 años; Ana su hija de 22 años; Juan Aranda, su criado y mayoral labrador, 30 años. Superficie aproximada de su casa 48 metros cuadrados].   

Santiago Fernández Ochobo, de treinta y ocho años [Theresa Fernández, su mujer de 25 años; Hijos: Joseph, de 9 años; Julian, de 6 años; Josepha, de 4 años y Ramona, de uno. Superficie aproximada de su casa 19’2 metros cuadrados]

Lorenzo López de Sosa, de 23 años, soltero [ Sus hermanos: Santiago, de 19 años. Labrador y Alphonso, de 14 años. Superficie aproximada de su casa 51’2 metros cuadrados].

Joseph Fernández Ochobo, de 64 años. Viudo [ Su hijo Victoriano, de 24 años. Labrador. Superficie aproximada de la casa 100’8 metros cuadrados]

Juan Gómez Calcerrada, de 47 años [ Victoria Fernández, su mujer de 46 años. Sus hijos: Alphonso, de 22 años. Jornalero; Manuel, de 15 años; Ramón, de 12 años; Francisco, de 10 años; Julián, de 7 años y Lorenzo, de 4 años. Superficie aproximada de la casa, 38’4 metros cuadrados]

Joseph Fernández-Cano, trajinero de veredas [Encargado de llevar notas o escritos de un sitio a otro], de 57 años. [Josepha Rodriguez, su mujer de 57 años. Sus hijos: Joseph, de 27 años, labrador y Magdalena, de 16 años. Superficie aproximada de la casa 32 metros cuadrados]

Jornaleros:

Gerbasio Fernández Ochobo, de 28 años. [ Francisca Romero, su mujer de 25 años. Sus hijos: Maria, de 6 años; Joseph, de 3 años y María de 1 año. No existía prohibición explícita de poner el mismo nombre a los hijos. Superficie aproximada de la casa 28’8 metros cuadrados]

Vicente Fernández Ochobo, 29 años. [ Vicenta Romero, su mujer, 30 años. Sus hijos: Ramón, 5 años y María, 2 años. Superficie aproximada de la casa 19’2 metros cuadrados].

Manuel Fernández Ochobo, 26 años [Alphonsa Aragonés, su mujer, 21 años].

Francisco Gómez Calcerrada, 36 años [ Theresa Fernández, su mujer de 36 años. Sus hijos: María, de 16 años; Antonia, de 14 años; Antonio, de 12 años; Phelipe, de 10 años, María, de 6 años; Cipriana, de 5 años y Juan, de 1 año. Superficie aproximada de la casa 40 metros cuadrados.]

Juan Díaz Espinar, 45 años [ Ana María de Mena, su mujer de 46 años. Su hijo: Francisco, de 20 años, jornalero. Superficie aproximada de la casa 9’6 metros cuadrados]

Manuel Rodriguez, 34 años. Viudo [ Sus hijos: Ramón, de 9 años; Thomasa, de 7 años y Leonarda, de 5 años. Superficie aproximada de la casa 19’2 metros cuadrados].

Sirvientes:

Alphonso Molina Prados, 29 años. Pastos ayudador. [ Su mujer, Joachina Antonia Ochobo, de 21 años. Josepha Martinez, su suegra. ]

Alphonso Ochobo, 36 años. Pastor Ayudador. [ Agueda Galán, su mujer de 34 años. Su hija: Juana, de 3 años. Supericie aproximada de la casa, 147,2 metros cuadrados]

Viudas:

Josepha Martinez Buitrago, 50 años [ Sus hijos: Joseph Fernández, de 22 años. Jornalero y Polonia, su hija de 17 aaños. Superficie aproximada de la casa 28’8 metros cuadrados]

Ana López, 45 años [ Sus hijos: Josepha Úbeda, de 20 años y Carlos Úbeda, de 17 años. Superficie aproximada de la casa 40 metros cuadrados]

Josepha Fernández Ochobo, 37 años [ Sus hijos: Cathalina Úbeda, de 12 años; Luisa Úbeda, de 7 años; Eugenia Úbeda, de dos años y Francisco, de 1 año. Superficie aproximada de la casa. 32 metros cuadrados.]

Mujeres solteras:

Ramona Úbeda, 20 años. [Su hermano Joseph, de 17 años. Superficie aproximada de la casa 9’6 metros cuadrados]

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Por el tamaño de las viviendas hemos de pensar que fueran parte de las casas principales de las fincas en que sirviesen, fundamentalmente de las propiedades pertenecientes a capellanias o legos, sin que exista indicación expresa de la situación de las mismas. Es interesante, en este sentido, indicar las características de las casas de los vecinos antes señalados, pues su superficie, además de ser casas aisladas unas de otras, parecen definir una serie de pequeñas «quinterias» con tierras de cultivo a su alrededor. Excepto las casas de Joseph Fernández Ochobo ( de 126 varas cuadradas) y la de Alfonso Ochobo (de 184 varas cuadradas), el resto son viviendas de una sola habitación y cuadra. Normalmente tienen cámara (están «encamarás»). El primero de ellos declara: «… que tiene de frente siete varas y de fondo diez y ocho con habitación baja con dos quadras, dos pajares, corral y pozo. Linda a O. con Manuel Fernández Ochobo y al Sur con el egido y al P. con Dª Romualda Cortés y al N.  con Juan de Úbeda y en arrendamiento rentaría dos ducados de vellón anualmente ( los peritos de la contribución le rectifican el importe diciendo que se reguló en cinco ducados)».  Alfonso Ochovo dice respecto a su casa: « Unas casas en el sitio de Las Labores que tienen de frente 16 varas y de fondo 11 y media y solo tiene un quarto que sirve de dormitorio y cocina y si se arrendara podría ganar cada año un ducado ( los peritos le rectifican el dato elevando el importe de la renta a dos ducados al año). Al contrario de lo que se explicita en las declaraciones de otros lugares o villas, las de los residentes en Las Labores no aclaran mucho sobre la estructura de la casa-habitación de los habitantes en ellas pero no deja de sorprender la poca superficie declarada en algunas viviendas para tratarse de familias relativamente extensas, por ejemplo la de Juan Díaz Espinar, que dispone sólo de 9’6 metros cuadrados para el matrimonio y un hijo de 20 años.

El origen de las familias es, normalmente, Herencia; en concreto nos referimos a las familias Díaz Espinar, Fernández Cano, Fernández Ochobo, Gómez Calcerrada, López de Sosa, Molina Prados y Úbeda de Logroño, todas ellas ampliamente representadas en las Relaciones de Herencia y algunas de ellas, como la de Gómez Calcerrada, en el lugar de Puerto Lápice.

El patrimonio de todas estas familias  en el sitio de Las Labores, según la declaración de bienes, es de 151 fanegas de tierras de secano para sembradura de mediana y buena calidad y 1277 pies de oliva en tierras de buena calidad. Se indica también la existencia, -testimonial- de 75 vides en dos parcelas. La distribución de este patrimonio total corresponde a 46 parcelas con una extensión media de 3’28 fanegas. Los olivos están distribuidos en un total de 39 parcelas con una media de olivos por parcela de 32’7 olivos/parcela. Como animales de labor disponen de un total de 31 jumentos, siendo uno denominado como «truchano»[«borriquillo» que aún mama]. En cuanto a ganado solo dos de las familias tienen a su cargo ganado: Joseph Fernández Ochobo [21 cabras, 11 «cenajos» [corderos que no llegan a ser primales] y 2 «andoscos» [corderos de mas de dos años]; la otra familia es la de Juan Gómez Calcerrada que dispone de 7 cabras y 8 cenagos.

En cualquier caso creemos que es un patrimonio escaso, sobre todo para aquellos que se declaran labradores,  para poder vivir del mismo [No hemos de olvidar que la superficie normal para poder vivir de ella, era de unas 80 fanegas de sembradura, según los cálculos mas ventajosos]. Estas explicaciones nos llevan a la conclusión de que los labradores fuesen, especialmente, administradores de bienes y capitales de entidades como capellanías, vínculos o propiedades de conventos y los jornaleros, trabajdores en ellas. Se citan entre las cargas de dos familias de Las Labores tener la deuda de censos redimibles (hipotecas)  a favor de las Monjas Franciscas de Alcázar, con extensas posesiones al este de Las Labores o en otros lugares próximos como la labor de El Encinar.

En el citado catastro no se hace referencia alguna a ningún edificio de carácter público o religioso pero es a través de los registros parroquiales de la Parroquia de Nª Sª de las Angustías, única iglesia de Arenas de San Juan, a cuya jurisdicción pertenecía el lugar de Las Labores, donde vamos a poder hacer un seguimiento del proceso de emancipación de Las Labores.

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LAS LABORES. DEFUNCIONES (1772-1819)

En el primer libro de defunciones de la citada parroquia, que se extiende desde 1772 a 1825, es decir veinte años después del Catastro del Marqués de la Ensenada, encontramos datos suficientes para apreciar la rápida evolución del proceso de emancipación.

En el registro del 20-05-1784, del citado libro de defunciones aparece la primera referencia a un capellán del sitio de Las Labores. Se trata de D. Antonio Garcia Tapeteado, que a falta de más datos hemos de creer que se trate del capellán titular de alguna de las capellanias próxima a Las Labores. Dos meses mas tarde aparece la primera mención a un Fiel de Fechos [ figura administrativa equivalente a la de suplente de escribano y por tanto autorizado para dar fe y acreditar la validez de un testamento.] Este primer Fiel de Fechos es Antonio Fernández Villacañas; posteriormente serían nombrados como tales Ramón Martín Chocano (4-12-1786) y Antonio Martín Buitrago (30-11-1788). En el año de 1793, en el testamento de Vicenta Fernández Zid, deja el encargo ( mejor dicho deja la «carga» a sus herederos) de poner dos melas de media libra de cera cada una durante el tiempo de la misa. Este hecho, unido al de ser nombrado capellán de Las Labores Don Luis Rodriguez de Tembleque, parece justificar la existencia de una ermita en el dicho sitio, sin que sepamos cual era la advocación de la misma. 

Los fallecidos en el sitio de Las Labores, debían ser llevados a enterrar a la parroquia de Nª Sª de las Angustias, de Arenas de San Juan y para ello debían pagar el «rompimiento» en la citada Parroquia [El rompimiento consistía en proceder a la apertura de fosa  en el interior de la Iglesia, rompiendo para ello el suelo y su posterior arreglo, por lo que había que pagar la cantidad mínima de 10 reales]Esta situación se mantiene en Arenas hasta el año de 1814 en el que se crea un cementerio parroquial fuera de la iglesia [En Villarta de San Juan, esta practica mortuoria finalizó en 1787 con la construcción del cementerio parroquial, a lado de la Iglesia, en la zona que ocupa el actual parque infantil]. Es evidente que el hecho de llevar a los muertos hasta la villa de Arenas suponía un problema añadido debido a la situación de caminos o lluvias por lo que, poco a poco, se fueron dando los primeros pasos para que se autorizasen los entierros en la Ermita de Las Labores. El primer caso se plantea el 10 de marzo de 1795 en que Teresa Escribano, mujer de Francisco Gómez-Calcerrada, el Mayor, dispone que su cuerpo se enterrase en la Ermita de Las Labores, siendo necesario para ello la correspondiente licencia del Vicario del Priorato. Al año siguiente, se consigue la autorización para el enterramiento del citado anteriormente, Francisco Gómez Calcerrada. Para evitar el tener que pedir autorización se recurre a informes «médicos» . Este es el caso de Mamerta Sánchez Aguilera, fallecida el día 2 de abril de 1800 en que se dijo «fué necesario enterrarla alli, -Ermita de Las Labores- porque se corrompió inmediatamente». 

Terminada la guerra de la Independencia y resueltos todos los problemas posteriores, se procedió a la apertura de la nueva parroquia de Las Labores:

«El quince del mes de agosto de mil ochocientos diez y nueve se establecieron los santos sacramentos en esta nueva parroquia de San Carlos Borromeo de este lugar de Las Lavores por Orden del Serenísimo Señor Infante Don Carlos María de Borbón, Gran Prior de San Juan y se hallaron presentes los Sres. Vicarios Eclesiásticos y se suscribe para perpetua memoria»[Certificación del Primer LIbro de Matrimonios de la Parroquia de San Carlos Borromeo].

A partir de esta fecha, los vecinos del sitio, ya lugar, de las Labores, van a disponer de una iglesia aunque aún dependiente, como auxiliar,  de la parroquia de Arenas, siendo nombrado D. Vicente Sánchez de Tembleque, Presbítero, como Cura theniente de la Iglesia Parroquial de San Carlos Borromeo. Aún por estas fechas Las Labores figura como un lugar administrativamente dependiente de Arenas de San Juan hasta la fecha del 22 de enero de 1843, en que obtiene el título de Villa. En los libros parroquiales queda perfectamente expuesta está nueva situación. En el libro 1º de defunciones aparece el día 12 de septiembre una defunción de un adulto y en el encabezamiento del registro se dice: » En la Iglesia Parroquial de San Carlos Borromeo de este lugar de las Labores, auxiliar de Santa María de las Angustias de la Villa de Arenas,… Yo don Antonio Cobo, Presbitero y cura de dicha Iglesia…»  La siguiente defunción tiene lugar el 13 de mayo de 1843 y el encabezamiento del registro ya marca claramente la nueva situación administrativa de Las Labores: «En la Iglesia Parroquial de San Carlos Borromeo de esta villa de Las Labores Yo Don Antonio Cobo, presbítero y cura de dicha Iglesia…».

En el inicio del libro de Matrimonios 1 de la parroquia de San Carlos Borromeo hay una nota importante. Se dice en ella: «… no hallarse [en el citado libro] partida alguna de matrimonios desde el día trece de noviembre del año de mil ochocientos treinta y siete hasta el veinte y cinco de noviembre de mil ochocientos cuarenta y uno por tener los vecinos de esta aldea que desalojar el pueblo por orden superior por las circunstancias de la Guerra lo que se pone esta nota para que en tiempo alguno se alegue ignorancia». Deducimos de esta información que durante ese periodo correspondiente, en parte a la Primera Guerra Carlista, la aldea de Las Labores fuese, por su proximidad a la Sierra y apartada de caminos importantes, sitio de refugio para las partidas carlistas de «Palillos» y D. Basilio, razón por la cual aconsejasen las autoridades su desalojo que, posiblemente, solo tuviese efectos administrativos y eclesiásticos [de ahí el hecho de que no se celebrasen matrimonios] y que estas incursiones no supusieran peligro alguno para sus habitantes, algunos de los cuales incluso formaría parte de la citadas partidas. 

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Libro 1º Matrimonios. Parroquia de San Carlos Borromeo

Como simple curiosidad que pueda servir de recuerdo a esta celebración que va a celebrar la Villa de Las Labores, transcribimos el primer matrimonio celebrado en Las Labores en la parroquia de San Carlos Borromeo. Dice asi: «… Manuel Fernández Ochovo, hijo de José y Maria Rodríguez Palancas, de Herencia, con Lucía Molina Prados, viuda de Valentín Úbeda Logroño, hija de Máximo y de Paula Ramos de San Pedro, naturales de Herencia y vecinos de Puerto Lápice..»  El matrimonio lo celebró D. Vicente Sánchez de Tembleque, el día 29 de agosto de 1819.

A buen seguro muchos vecinos de Herencia, Villarta, Arenas y Puerto Lápice se sentirán unidos a los de la Villa de Las Labores en la celebración del 175 aniversario, -al menos yo como nieto de laboreña (Casimira Ocaña Alba)-, a la que conocí poco y ya cuando se encontraba con  demencia senil, pero a la que recuerdo cuando me traía la primera granada del árbol que tenían en su casa de la calle del Hospital, aquí en Villarta. A los Ochovo, Chocano, Diaz Pavón, muchas felicidades y a todos los laboreños y, en especial, a los familiares de Marcial, el Cojo.

José Muñoz Torres (Ocaña del Reino), Cronista Oficial

 

 

 

 

 

 


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