Próximamente se reabrirá al culto, una vez mas, la Iglesia vieja de Villarta y por eso pensamos que es el momento oportuno de volver a hablar de ella, o al menos, el momento de recordar fechas importantes de su historia. Oficialmente, en todas las reseñas que se hacen de nuestra iglesia, se indica que su construcción tuvo lugar en el siglo XV o XVI. Sin embargo no parece muy lógico, en aquellos tiempos, pensar que un pueblo que iba a volver a sus raices cristianas en el primer tercio del siglo XIII, tuviese que esperar doscientos o mas años para tener iglesia parroquial. Es cierto, que en la «Carta-Puebla» de Arenas, que se concedió en 1236, no se cita la existencia de ninguna iglesia ni el compromiso de hacerla y, por tanto, tampoco lo habría con un lugar al que no se le concede ni Carta-puebla ni fuero(1) como sería Villarta. Sin embargo, algún lugar de culto tuvo que existir, sobre todo, en lugares que quedan bajo el poder de la Orden de San Juan de Jerusalen y por tanto animados, al menos habría que suponerlo, de un espíritu cristiano. En este preámbulo es muy posible que se entrelacen historia y leyenda pero no es nuestro interés convertir la leyenda en historia, sino aplicar la lógica a lo que pudo pasar haciendo constar claramente lo que es historia y lo que sólo sea una explicación lógica de lo que pudo ser. Lo que a continuación reseño es lo que paso con una explicación lógica:
En el año 1988, con motivo de Las Paces, publiqué un artículo en el diario LANZA de Ciudad Real que comenzaba diciendo: «SE PUDO CREAR LA LEYENDA… Camino de Toledo, procedente de Montiel, llegó a Villarta el mensajero. El motivo de su viaje sólo le permitía un breve descanso en la humilde posada del pueblo. Allí, su presencia a deshora, y su apostura guerrera hizo que, poco a poco, se desataran mil comentarios sobre su misión. Él, mientras entonaba el cuerpo con vino de la tierra y algunos alimentos de las pasadas matanzas, permanecía impasible ante los asombrados lugareños. Terminada apresuradamente su cena y sin dar tiempo a más, dijo: ¡Ha terminado la guerra! ¡Don Pedro ha muerto en Montiel! (…) ¡Al fin y al cabo se habían hecho las paces!. Aún se podría oír el galope del caballo, cuando alguien de los presentes sugirió la idea de ir a la ermita que había cerca del pueblo para dar las gracias a la Virgen. Y con unas pocas viandas y algo de vino se encaminaron a la ermita. El mas extrañado de todos fue el viejo santero; al ver al grupo se asustó y sudores costó convencerle para que abriera la puerta. Ya dentro, nuestra gente se arrodilló ante la sencilla y humilde imagen y le dieron gracias. Después los más avisados recogieron leña e hicieron una pequeña hoguera para calentarse mientras comentaban la buena nueva (…) Pero la historia sería distinta y es que todo lo anterior es sólo un recurso, es forzamiento de la historia para dar explicación a hechos que se pierden en la lejanía de la Historia» Quedaba claro en nuestro escrito que esa no era la historia verdadera ni que fuese una leyenda que se hubiera transmitido de padres a hijos, ni mucho menos. Nuestra sorpresa fue al ver cuatro años mas tarde una publicación de José González Lara en la que decía textualmente: «Se hace preciso reseñar la leyenda, eso que el pueblo ha transmitido oralmente de generación en generación, y he aquí la de esta villa..» Y comenzaba a transcribir mi invención literaria… [MUÑOZ TORRES, JOSÉ. Una historia, un pueblo: Villaharta de la Orden de San Juan. Págs. 170-171]
Pues asi pudo ser la historia de una sencilla iglesia, de un sencillo pueblo. En el año del Señor de 1183, siendo rey de Castilla y León, Alfonso VIII el Bueno, otorgó el castillo de Consuegra y todo su territorio a la Orden de San Juan, siendo confirmada esta donación por el Papa Lucio III, mediante bula otorgada en Verona el 21 de agosto del año antes citado. Estos territorios, aún en manos árabes, confinaban al sur con Arenas, Villarta de San Juan y Argamasilla, como puestos de vigilancia sobre la orilla izquierda del río Xufela (Gigüela). El puesto defensivo de Villarta estaba situado en los Altos de Zambrana, y servía de control del puente sobre el citado río. Esas defensas habían sido construidas sobre edificaciones romanas (posiblemente la ilocalizada mansio de Murum). A pesar de esa donación, el dominio real de la Orden de San Juan sobre esos territorios no se produce hasta después de la batalla de las Navas de Tolosa (1212) en que queda estabilizado el dominio del reino de Castilla sobre estos territorios. Algunos pequeños poblados permanecen con su antigua población árabe y judia entre ellos, Villarta. Otros muchos lugares habían sido abandonados anteriormente, motivo por el cual se tuvo que proceder a su repoblación. Es así como en el año 1236, el Prior d. Juan Sánchez, Prior de Castilla y León de la Orden de San Juan, otorgó carta-puebla al concejo que se estableciese en Arenas para 160 pobladores, al mismo tiempo que se reconocía la existencia de Villarta como lugar bajo la dependencia de Arenas. El otorgamiento de Carta-Puebla, que confería una legalidad repobladora, significaba, fundamentalmente, la cesión de un determinado territorio despoblado a un determinado número de personas que pagarán impuestos (pecheros) para la consolidación de dicho territorio, dándole incluso el plazo de un año para levantar casa. Por lo tanto tendría muy poco sentido y, mas en aquellos tiempos, dar carta-puebla a un sitio ya poblado, sobre todo si a ello añadimos que el terreno a consolidar y poblar es extenso. En este sentido escribe JULIO GONZÁLEZ:
«… Aún rebajando de la superficie total los campos que por seguir con su antigua población musulmana no necesitaban tarea especial de repoblación, todavia quedaba en gran volumen la tierra utilizable para el asentamiento de nuevas gentes» [GONZÁLEZ GONZÁLEZ, JULIO.- La expansión peninsular y mediterránea (c. 1212-1350). La Corona de Castilla. Hª de España de Menéndez Pidal Tomo XIII]
La permanencia de esta población musulmana en Villarta hace inviable una repoblación con cristianos viejos porque además «.. las condiciones ofrecidas a los musulmanes toledanos (y hemos de suponer que a todos los nuevos conquistados) reproducen, en muchos aspectos, el mismo grado de respeto que habían tenido los mozárabes en Al-Andalus durante los siglos anteriores». [LADERO QUESADA, MIGUEL ANGEL.- León y Castilla: La Reconquista y el proceso de diferenciación política (1035-1217). Historia de España de Menéndez Pidal. Volumen IX. Pág. 100].
No creemos que el proceso repoblador conllevase la inmediata construcción de lugares de culto, ni en los sitios oficialmente repoblados ni, mucho menos, en los sitios con población musulmana asumida; razón por la cual el proceso de edificación de nuevas iglesias sería muy lento, salvo que se habilitasen edificios ya existentes para adecuarlos al culto cristiano. Este pudo ser el motivo de que las actuales iglesias de Arenas y Villarta estén situadas lejos del centro urbano primitivo y, fundamentalmente en sitios en los cuales los poblados no podrían crecer en torno al templo ya que, en ambos casos, al norte de los edificios, se sitúa la prolongada depresión hacia el Gigüela.
Es por tanto probable que, a partir de la segunda mitad del siglo XIII, se habilitase para el culto, en Villarta, lo que en tiempos antiguos fuese una sede basilical romana, es decir, un edificio que acogiese administraciones públicas o lugares de reunión, lugar que se iría reconviertiendo con el tiempo para otras necesidades y, finalmente, como lugar defensivo, sobre el que nuevamente se reedificase como iglesia cristiana. Este edificio conocido ya en el siglo XVI como iglesia de Santa María la Mayor, consistiría, en un primer momento, en una sola y amplia nave (la primitiva zona basilical) que se cerraría en ábside al oriente, teniendo su entrada por el lado opuesto al mismo, es decir en el lugar donde posteriormente se le adosaría la torre. Este primitivo espacio (en cuyo entorno se han encontrado numerosas monedas romanas y cerámica árabe) fue sufriendo numerosas modificaciones, según las necesidades que se planteaban (no hay que olvidar que Villarta se encontraba en un lugar de paso muy importante), y según los recursos disponibles. El primero y más importante debió ser el realzamiento de las murallas permitiendo asi una mayor luminosidad y altura suficiente para la construcción de altares y posiblemente de un coro. La elevación de las murallas y su cubierta, dada la anchura de la nave harían necesaría la construcción de contrafuertes que sirvieran de apoyo al anclaje de vigas e inicio de las crucerias. Con el tiempo se debió construir una torre adosada al muro de poniente donde se encontraba la puerta de acceso, al mismo tiempo que se abrían, en los muros del norte y del sur, dos puertas de acceso: la puerta del mediodia, la única que permanece y otra al norte, que durante casi todo el tiempo ha estado tapiada y sin acceso, por otro lado innecesario en esa orientación(2).
Hasta aquí incluimos datos que pudieron ser y que la lógica nos dice que así debieron ser pero sobre los que no hemos encontrado ninguna documentación, de momento (aunque creo que no será posible). A partir de aqui, los datos que se ofrecen son datos documentados y que nos relatan la historia de una iglesia en continuas reformas y obras, unas como consecuencia lógica del desarrollo del pueblo y las otras por los continuos accidentes y guerras que durante siglos han acontecido y afectado a Villarta.
Año de 1550 (aproximadamente).
En la iglesia se instala un órgano. En el año 1781, con motivo de construir un nuevo órgano en el coro de la iglesia, se dice que «.. el existente tendrá más de doscientos años y me dicen que es cosa risible y que es más conveniente y decente no tocarle pues de tocarle es para burla e irrisión» [Carta del sacristan de la Parroquial de Herencia, Pedro Mathé, al Vicario General del Priorato. ARCHIVO GENERAL DE PALACIO. SECRETARIA. Legajo 293 ].
Año de 1575.

En la Relaciones de Felipe II se cita la existencia de una capilla con enterramiento, de Alonso de Soria. Este, junto a su hermano Diego de Soria, encabezan una probanza de hidalguia el 12 de agosto de 1502, convocando a más de veinte testigos de localidades próximas a Villarta, a fin de probar la hidalguia original concedida por el rey Juan II a Diego González de Soria (Diego de Soria el Viejo). Sobre él se recogen los siguientes datos declarados por los testigos:
·… que le queria bien el dicho señor rey don Juan y le honraba mucho porque era gran físico y en el ejercicio de las armas y que el dicho señor rey le dio joyas de su persona(…) esta que dispone setenta años, poco mas o menos, que vio que fue el dicho Diego Gonzalez de Soria a una guerra que se nombró a la sazón la de la Higuera (3) y vio como llevó consigo a un Juan de Palma y a Hernando de Alcázar, por sus escuderos y a dos pajes. E cuando el dicho Diego Gonzalez de Soria vino de la dicha guerra de la Higuera le dijeron a esta que depone, el dicho Juan de Palma, escudero, y otro que se nombraba Gijon y un Juan de Villarreal, vecinos de Alcázar, que porque eel dicho Diego Gonzalez de Soria habia muerto siete moros y habia probado bien como hombre esforzado en él, que el dicho señor rey don Juan le había mandado llamar y se había quitado una bata de encima (capa), de encima de su persona real, que le habia mandado dar y poner encima de si al dicho Diego Gonzalez de Soria e que le mando dar su carta de privilegio de la dicha caballeria (…) e oyó decir que había dado una sobrevesta para encima de las armas, la mitad de seda verde ey la otra mitad de carmesi y asimismo le habia dado una banda y que se la había visto traer al dicho Diego Gonzalez de Soria (..) y que le vio ser hombre nuy estimado en el dicho priorazgo de San Juan y ser tenido en posesión de uno de los hombres honrados entre los ricos y honrados hombres del dicho priorazgo.(4) [DIAZ DE LA GUARDIA Y LOPEZ. Judios, pecheros e hidalgos. La familia de los Soria de Villarta de San Juan. ARchivo de la Chancilleria de Granada. Caja 4865 y otras.]

Año 1603:
En este año, inicio del siglo XVII, siendo rey de España Felipe III, se inicia el registro parroquial de la Iglesia de Villarta, (A la cual no se le designa todavia como de San Juan Bautista). Se trata del primer libro de matrimonios, en cuya primera página se escribe: «libro i memoria de los casados y velados en esta iglesia parroquial de Villaharta desde 18 de março de 1603 siendo prior fr. gº de la cueva el qual mando comprar este libro. Grande acienda. Laus Deo. Initium sapientie timor domini». El primer registro que aparece en él es el siguiente: » En Vª harta de la horden del Señor S. Juan año de nuestro Señor Jesuxpto del mil y seiscientos y tres años yo frey gº de la cueva prior propio deste lugar de Vª harta en diez y ocho dias del mes de octubre del año susodicho case y vele todo junto a Joan Sanchez y a Mª Ramirez vecinos de este dicho lugar siendo testigos Baltasar Fernandez y Joan Ximenez, el viejo. Y a fe dello lo firma= El Prior gº de la Cueva».
Año 1648.
Villarta se convierte en Villa el doce de julio mediante privilegio concedido por el rey Felipe IV. El edificio de la iglesia, su mantenimiento y cuidado, se mantenía con las rentas de las tierras de que era propietaria y que estaban en manos de un administrador. Con el importe de esas rentas se pagaba el sueldo del sacristán, la cera utilizada y otros pequeños gastos. El párroco-prior tenía asignado, como ingresos, una congrua sustentación procedente de unos diezmos que el Gran Prior de Consuegra repartía entre los priores de Arenas y Villarta. Las necesidades de la Iglesia, como ropa de altar, casullas, cálices y vasos sagrados eran solicitados al Gran Prior previo informe del Vicario Prioral.
Años 1669.
El Gran Duque Cosme de Médicis, acompañado de un gran grupo de sirvientes y ayudantes, entre los que se encuentra el pintor Pier Maria Baldi, visita Villarta dentro del recorrido que ha emprendido por España y Portugal. El citado pintor realiza una acuarela de Villarta en la que se aprecia perfectamente la estructura de la Iglesia con una torre adosada totalmente distinta a la que en 1769 dibuja Domingo de Aguirre, bastante semejante a la actual.
Año 1679.
A la muerte del Gran Prior Don Juan José de Austria, hijo bastardo del rey Felipe IV, deja en su testamento la donación de un cáliz de plata para la Iglesia de Villarta.
Año 1752.
El 9 de enero del citado año aparece, por primera vez, el nombre de Parroquial de Nuestro Señor San Juan Bautista, siendo Prior-Párroco Frey D. Andrés Arías Ortiz. Esta denominación figura en el Concordato celebrado entre las iglesias regulares de la Orden de San Juan y el Arzobispado de Toledo. En él se relacionan todas las iglesias del Gran Priorato y entre ellas la: «… Ecclesia S. Joannis de Villarta».

Año 1769.
Por estas fechas, Domingo de Aguirre, alférez de Carabineros Reales, empieza a escribir La descripción histórica del Gran Priorato de San Juan Bautista de Jerusalen, en los reynos de Castilla y León. Para ello recoge todos los datos posibles del Archivo existente en el Castillo de Consuegra y en el Sacro Convento de Santa María del Monte. Además recorre todos los pueblos del Priorato de San Juan, indicando el número de sus habitantes y otros bienes. Pero si hay algo especial, para nosotros, en lo que afecta a la iglesia es el dibujo que hace de Villarta y en el que indica los siguientes datos: «Parroquia de San Juan Bautista. B Torre del Relox y Casa de Ayuntamiento. C Puente sobre el rio Xangara que es camino Real de Andalucia». En el dibujo que hace de la iglesia parroquial, vista desde la entrada norte de Villarta, se aprecia ya la misma estructura que tiene actualmente: Una pequeña edificación pegada al ábside de la iglesia ( que haría las veces de sacristía), los contrafuertes de los muros (se distinguen 4 y entre ellos la puerta norte de la Iglesia que aparece aún sin cerrar). La torre, adosada al extremo occidental de la iglesia, presenta los cuatro cuerpos que tiene actualmente, si bien no hay hueco, en el último de ellos, para las campanas, que si existían ya en esa época. El tejadillo es distinto al existente, ya que el actual es una modificación realizada después de la guerra civil.
Año 1770.
En una de los registros o inventarios que, de vez en cuando, se hacían se hace referencia a un magnífico cuadro de Jesús Crucificado. Era obra del pintor murciano, Cristobal de Acevedo, el Acebedo, discipulo de Vicente Carducho. En su biografía solo se hace referencia a los cuadros existentes en el convento del Carmen Calzado, de Murcia, sin citar ningún otro. El citado cuadro habría sido pintado antes de 1648, ya que esta es la fecha en que muere el pintor. Asimismo se hace referencia a la compra de una soberbia talla de Jesús con la Cruz a cuestas para la procesión de Jueves Santo. Se indica, asimismo, que existe una talla de Nuestra Señora del Rosario con altar propio.

Año 1770.
Con fecha de 4 de julio del citado año, el maestro de obras Alphonso de Vargas, presenta relación, reconocimiento y tasación de las obras que deben hacerse en la iglesia parroquial de Villarta, que ya publicamos en el «poyete» del 30 de octubre de 2016 [Los deseos no realizados de Frey D. Isidoro Lopez Algete, prior de Villarta entre los años 1769-1779]. Este proyecto no debió ser realizado en su totalidad.
En el mismo año, con fecha 10 de octubre, se manda a la iglesia de Villarta un cáliz nuevo por importe de 822 reales. Se había solicitado, también, una custodia y ayuda para dorar el retablillo del altar de Nª Sª del Rosario.
Año 1776.
El Prior Frey D. Isidoro López Algete solicita vasos sagrados, ropas y ornamentos. También solicita ayuda para los cinco altares existentes en la Iglesia. Se solicita apoyo económico para embaldosar la iglesia. El motivo era que al enterrar a los fallecidos dentro de la iglesia, -aún no existía cementerio parroquial fuera de ella-, había que abrir sepultura, lo cual provocaba, además de malos olores, un permanente rehundimiento del suelo.(Por abrir hueco para sepultura y volver a cerrar, se cobraba la cantidad de 5 ó 7 reales de vellón).
Año 1778.
Solicitud para construir una nueva iglesia o reedificación de la existente. La petición la hacen conjuntamente el prior Isidoro López Algete, el Concejo y Justicias de Villarta. El 27 de octubre vuelven a solicitar dicha construcción en terrenos junto al Ayuntamiento, utilizando como torre de la iglesia, la nueva construida recientemente en el Ayuntamiento.
Año 1782.
A petición del sacristán Juan Manuel Trigo, se autoriza la construcción de un órgano. Pedro Mathé, sacristán y organista de Herencia en carta a Pablo Serrano de la Espada, Vicario de la Dignidad Prioral, dice lo siguiente: «Puse en ejecución la orden de V.S. pasando a la villa de Villarta, y hecho cargo de el buque (espacio interior de la iglesia) de la Iglesia, y sitio del Coro para la colocación de un decente órgano para dicha iglesia y modo de colocarle con sus fuelles correspondientes para su larga duración, y sin incomodar a dicho coro, ni menos tocar a la fábrica de la referida iglesia (que ha sido mi principal cuidado) tome las medidas, que según mi inteligencia debe ser dicho órgano de tres varas de ancho de frente inclusa toda su armazón, y caja, de alto como unas quatro varas, entrando en esta medida su coronación y cerramiento, vara y media de fondo, habiendo de quedar entre el hueco de la pared de la fábrica y de el órgano sitio suficiente para colocar los fuelles, para que de este modo, puedan quedar cerrados para la mayor seguridad y duración de todo el instrumento». [ARCHIVO GENERAL DE PALACIO. Secretaria. Legajo 294].
Año 1784.
Después de varias peticiones, se autorizan obras en la Iglesia. Estas fueron supervisadas por el arquitecto Josef de Palacios, ayudante del arquitecto titular del Priorato, Don Juan de Villanueva. Entre otras actuaciones se deben realizar las siguientes: un pórtico en su puerta principal, reparo de los contrafuertes, un local donde recoger andas de imágenes, tenebrario y archivos, sacar el cancel interior al mismo pórtico a fin de dar más espacio interior a la iglesia. Se presupone un gasto de unos 2200 reales.

Año 1785.
Se comienzan las obras del Campo Santo en terrenos próximos a la Iglesia, comprados a un particular. Lo realiza el citado arquitecto Josef de Palacios de acuerdo a las normas establecidas .
Año 1790.
El pintor D. José de Beratón es contratado para hacer un estandarte con la figura pintada de San Juan Bautista, para presidir las procesiones que se realizan en la parroquia de la que es titular. Su valor fue de 300 reales de vellón.
Año 1795.
En uno de los registros de la iglesia se dice que en la noche del 3 de octubre una recia tempestad destrozó la iglesia..» Los mayores destrozos afectaron a la torre de la iglesia y tejado. Se comunica al arquitecto Juan de Villanueva la evaluación y reparos de la misma y contrata al aparejador Sostres para hacer los reparos. Son necesarios asimismo los arreglos de las campanas.
Año 1809 y siguientes ( Guerra de la Independencia).
Queda destrozado todo el interior, desapareciendo todos los objetos de valor e imágenes. La cubierta del tejado ha desaparecido y quedan al descubierto las bóvedas.
Año 1816.
Después de la guerra comienzan las obras de reparación que son dirigidas por el arquitecto D. Sebastián de Azcuaga. De los cinco altares que existían se arreglan tres. El altar mayor se adorna con tres grandes pinturas del pintor Zacarías González Velazquez, (pintor de cámara del rey): San Juan Bautista, San Francisco de Asís y San Carlos Borromeo, valoradas en 11000 reales. La pila bautismal, actualmente en la iglesia nueva, es realizada por maestros canteros de Alcázar grabando en ella un curioso laubaru (simbolo de la cultura celta del que se encuentra muchos ejemplos en el pais vaco).

Año 1819.
Durante el tiempo en que duran las obras se utiliza la ermita de la Virgen de la Paz para el culto ordinario de la parroquia. El 20 de febrero de 1819 se celebró una solemne procesión para trasladar el Santísimo desde la ermita hasta la Iglesia. El Sermón eucarístico lo hizo Fray Juan Antonio Corleón, Comendador del Real Convento de Mercedarios de Herencia.
Año de 1936.
La iglesia parroquial es despojada de todos los objetos de culto, pinturas, imágenes y demás objetos de valor, sin que hasta la fecha hayamos encontrados datos algunos sobre ellos. Afortunadamente no se perdió ningún libro del Archivo Parroquial.
Año 1939 y sucesivos.
Terminada la guerra, la iglesia se adapta -nuevamente- para celebrar el culto con imágenes y demás objetos, aunque de menor valor artístico que los antes existentes. Se repara el tejado de la torre de la iglesia, realziada la obra por Tomás Romero García «Canchona».
Año 1965.
En aplicación excesiva de las conclusiones del Cocilio Vaticano II, la iglesia va siendo, poco a poco, despojada de adornos e imágenes. La insuficiencia de espacio, ante el incremento de culto y habitantes, aconsejan la construcción de una nueva iglesia que se empieza a edificar en el solar de la antigua ermita, derribada previamente para tal fin. Al inaugurarse la nueva iglesia, la antigua va perdiendo, poco a poco, el culto habitual.
Año 2014 hasta el momento actual.

Ante el grave deterioro que presenta el edificio de la iglesia, con riesgo de hundimiento de la torre y de las cubiertas, don Juan Carlos Pérez Troya, párroco de esta Parroquial de San Juan Bautista promueve su reparación, apoyado inicialmente por la Hermandad de Nuestra Señora de la Paz, consiguiendo, rápidamente, una participación masiva del resto de Hermandades, cofradias, todo tipo de asociaciones y vecinos de Villarta que consiguen llevar a cabo, -con sus propios medios- una espléndida restauración. Esta restauración deja al descubierto pequeñas capillas con pinturas del siglo XVI (concretamente un «arma christi», muy deteriorado, en el probable enterramiento que fue de Alonso de Soria), al mismo tiempo se limpian arcos y crucerías cubiertos de yeso dejando a la vista la piedra tallada y labrada con dibujos en algunos casos. La decoración interior emprendida por el citado parroco y un grupo numeroso de artistas locales permite la construcción de un nuevo retablo en el altar mayor y en otros de los pequeños altares.

Año 2017.
En este año de gracia de 2017, casi doscientos años después de la reparación realizada con motivo de los destrozos causados durante la guerra de la Independencia, se está poniendo punto final a estas obras, en un esfuerzo conjunto de todo un pueblo que ha puesto su amor, su trabajo y su dinero en la recuperación del patrimonio artístico de su pueblo, dejando aparte creencias e ideologías.

NOTAS
(1) El fuero que se aplicaba a estas nuevas villas como regulador de conductas, derechos y deberes, era el fuero de Consuegra, muy parecido al de Cuenca.
(2) No hemos de olvidar que del cerro donde se asienta la iglesia se excavó gran cantidad de tierra para la construcción del puente de la nacional IV entre los años 1923-1927.
(3) Batalla de la Higuera o Higueruela. Tuvo lugar el 1 de julio de 1431 en las proximidades de Atarfe (Granada). En ella las tropas de Juan II de Castilla dirigidas por el Condestable de Castilla, Don Alvaro de Luna derrotaron a los nazaries de Granada.
(4) Miembro de la Orden de Caballeria de la Banda y de la Espuela Dorada.
José Muñoz Torres, cronista oficial.
Gracias, Pepe, me ha gustado mucho este «poyete», como me gustó aquello que nos contaste de como pudo ser el origen de nuestra Paces. Saludos.
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