NO SIEMPRE EL QUE CALLA OTORGA, NI TIENE MAS RAZÓN EL QUE MUCHO HABLA, por José Muñoz Torres.

Para no dar muchas explicaciones y sin embargo ser entendidos, nuestros padres y abuelos y, de ahí para atrás, utilizaban refranes o frases hechas. En escritos antiguos la utilización de estas formas le daban a los escritos un aire de sensatez y de bien decir. Para este «poyete», en el que quiero hablar de lo que fue o pudo ser nuestro pueblo, creo que «no puedo decir más de lo que es ni menos de lo que fue» . Parece necesario, sobre todo en nuestros pequeños pueblos, contar con una historia pasada importante para, de esta forma mantener el prestigio y la importancia; como se decía antes, ahora cada vez menos, cuando se trata de explicar en pocas palabras la historia de una familia: «Gente de familia bien, venida a menos». Hace ya algunos meses que, embarcados en semanas culturales, en fiestas navideñas y, naturalmente, en «Paces», hemos ido dando largas a otras historias, a otras cosas de nuestro pueblo, que creo que son necesarias escribir, sin que por ello, queramos significar engrandecer lo que no era grande pero tampoco callarlas porque no sean historias importantes.

Dice un historiador, hablando de un querido y cercano pueblo nuestro, Puerto Lápice: «Pocos enclaves pueden presumir de ser citados expresamente en El Quijote, y menos aún son aquellos en los que acontece una aventura que ocupa mas de un capítulo, y solo uno hay con el que el propio autor juega, haciéndolo apócrifamente el lugar de la primera lid. Esto es lo que ha hecho internacionalmente conocido a Puerto Lápice:

Vista antigua de Puerto Lápice (Centro de Estudios de Castilla la Mancha

Puerto Lápice. 1968 Primitiva plaza.

Autores hay que dicen que la primera aventura que le avino fue la del Puerto Lápice; otros dicen que la de los molinos de viento; pero lo que yo he podido averiguar en este caso, y lo que he hallado escrito en los anales de la Mancha, es que él anduvo todo aquel día»[ESCUDERO BUENDÍA, FRANCISCO JAVIER.- Puerto Lápice en tiempos de Cervantes: la disputa del término de la Venta entre Herencia, Consuegra y Camuñas en el siglo XVI.. La Orden de San Juan en tiempos del Quijote. UCLM. 2010.]

El texto subrayado es el que cita Escudero Buendía, que se corresponde con lo que Cervantes escribe en el Capitulo II de la primera parte del Quijote pero la cita completa es mas amplia y en su totalidad no dice nada de la población de Puerto Lápice, ni, como mucho, de lugares próximos al actual Puerto Lápice; la cita completa sería la siguiente:

«Autores hay que dicen que la primera aventura que le avino fue la del Puerto Lápice; otros dicen que la de los molinos de viento; pero lo que yo he podido averiguar en este caso, y lo que he hallado escrito en los anales de la Mancha, es que él anduvo todo aquel día, y, al anochecer, su rocín y él se hallaron cansados y muertos de hambre, y que, mirando a todas partes por ver si descubriría algún castillo o alguna majada de pastores donde recogerse y a donde pudiese remediar su mucha hambre y necesidad, vio, no lejos del camino por donde iba, una venta, que fue como si viera estrella que, no a los portales, sino a los alcázares de su redención le encaminaba. Dióse priesa a caminar y llegó a ella a tiempo que anochecía» [MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA. Don Quijote de la Mancha. Edición de Francisco Rico. Primera Parte. Capítulo II. Pág.118. Galaxia Gutenberg. Circulo de Lectores.1998].

El tomar como base el Quijote, como una fuente histórica para ver la antigüedad de una población o la importancia de su historia, la realidad de sus caminos y otras situaciones económicas o administrativas, es como meterse en un jardín sin flores buscando los colores mas vistosos y los aromas mas refinados. A estas alturas de la historia son muchos los autores que ven en Cervantes un viajero por necesidad y no por capricho. En su vida Miguel de Cervantes pudo haber sido ese prototipo de persona del que Antonio Machado escribiría siglos después:

He andado muchos caminos,/he abierto muchas veredas;/he navegado en cien mares,/y atracado en cien riberas./En todas partes he visto/ caravanas de tristeza,/soberbios y melancólicos /borrachos de sombra negra,/y pedantones al paño /que miran, callan, y piensan /que saben, porque no beben /el vino de las tabernas. /Mala gente que camina /y va apestando la tierra.. /Y en todas partes he visto /gentes que danzan o juegan, /cuando pueden, y laboran /sus cuatro palmos de tierra./Nunca, si llegan a un sitio,/preguntan a dónde llegan./Cuando caminan, cabalgan /a lomos de mula vieja,[ANTONIO MACHADO. He andado muchos caminos].

Y quizás en caballos no de mucho mejor porte que Rocinante o en pescantes de diligencias, Cervantes recorrería muchas tierras, entre ellas las nuestras pero, con toda seguridad, no las tierras inconcretas por donde hace pasar a su personaje, el loco-cuerdo Don Quijote, sino aquellas que el destino hizo que anduviese con oficios precarios mal pagados y mal vistos y poco recordables por los que pasaron por ellas. Pero, como es muy difícil nadar contra corriente, sigamos el paso que los grandes estudiosos han abierto al hidalgo y solamente, con permiso de ellos, voy a introducir alguna ¿queja?, mejor dicho, alguna idea nueva. La intención de Don Quijote al tomar la decisión de salir buscando aventuras son dos muy importantes y las dos las define el hidalgo de manera rotunda. La primera es luchar contras las injusticias o, al menos, lo que él estima que son injusticias. Hay que esperar un buen número de páginas, para encontrar lo que el considera su misión: «Y quiero que sepa vuestra reverencia que yo soy un caballero de la Mancha llamado don Quijote, y es mi oficio y ejercicio andar por el mundo enderezando tuertos y desfaciendo agravios» (DON QUIJOTE DE LA MANCHA.Primera parte. Capítulo XIX. Pág. 257, Edición de Francisco Rico. Galaxia Gutenberg. Barcelona 1919).

Iglesia Parroquial del Toboso («Con la iglesia hemos dado»), 1916

Su primer objetivo, por tanto, es hacer justicia, oficio difícil y no muy bien entendido, no ya entonces, si no en la actualidad, salvo que ahora se nos puede vender mejor la moto: «¡Es que lo justo es hacer esto o lo otro!», con lo cual quien escoge el oficio de don Quijote sigue llevándose palos innumerables por parte de quien lleva en su mano la vara del poder. El otro objetivo del hidalgo es el de hacer justicia y tener una dama para que los vencidos se presenten a ella. En el final del capitulo I de la primera parte, Cervantes ponía en boca del gran Hidalgo: «Si yo por malos de mis pecados, o por mi buena suerte, me encuentro por ahí con algún gigante, como de ordinario les acontece a los caballeros andantes, y le derribo de un encuentro o le parto por mitad del cuerpo, o, finalmente, le venzo y le rindo, ¿no será bien tener a quien enviarle presentado, y que entre y se hinque de rodillas ante mi dulce señora, y diga con voz humilde y rendida: «Yo soy, señora, el gigante Caraculiambro, señor de la insula Malindrania, a quien venció en singular batalla el jamás como debe ser alabado caballero don Quijote de la Mancha, el cual me mandó que me presentase ante la vuestra merced, para que la vuestra grandeza disponga de mi a su talante?. ¡Oh como se holgó nuestro buen caballero cuando hubo hecho este discurso, y mas cuando halló a quien dar nombre de su dama! Y fue, a lo que se cree, que en un lugar cerca del suyo había una moza labradora de muy buen parecer, de quien él un tiempo anduvo enamorado, aunque, según se entiende, ella jamás lo supo ni le dio cata dello. Llamábase Aldonza Lorenzo, y a este le pareció bien darle título de señora de sus pensamientos; y buscándole nombre que no desdijese mucho del suyo y que tirase y se encaminase al de princesa y gran señora, vino a llamarla Dulcinea del Toboso, porque era natural del Toboso; nombre, a su parecer, músico y peregrino y significativo, como todos los demás que a él y a sus cosas había puesto.» (DON QUIJOTE DE LA MANCHA. Final del capítulo I de la Primera Parte).

Y hasta aquí llego con estos comentarios de don Quijote de la Mancha, para corrigiendo al escritor ESCUDERO BUENDÍA, este advierta que hay otros enclaves de la Mancha que son citados expresamente en el Quijote y no sólo en los que acontece una aventura, sino donde vivía la otra ilusión del Hidalgo: Dulcinea del Toboso. Y a la citada villa fué con su fiel escudero Sancho y en ella estuvo a buen seguro y en noche oscura buscó la casa de su amada (a quien no conocía pero si imaginaba su hermosura) y se dió de bruces con la iglesia de la Villa, diciéndole a su escudero: ¡Con la Iglesia hemos dado! ( Y aunque se ha dado mucho por interpretar este pasaje marcando el especial cuidado que hay que tener en meterse con cosas de la Iglesia, lo que dijo don Quijote a Sancho es que habían dado, a oscuras como iban, con el edificio apabullante de la iglesia parroquial de la villa de El Toboso)

Pero el caso, evidentemente no es este, porque seguramente, en nuestro caso, el lugar y luego Villa, de Villaharta de San Juan, no aparece en esta historia, aunque algún «quijotista», hablase de alguno de sus caminos sin citar nombre y, además, le imaginó luchando con los molinos cerca de nuestro pueblo, en el que ni hay ni hubo noticia alguna de la existencia de molinos; el hidalgo, según estas investigaciones, vio gigantes y contra ellos luchó, donde no había ni siquiera molinos. Y dejamos a don Quijote y a Sancho buscando aventuras y vayamos nosotros a «enderezar tuertos y deshacer agravios».

Y es que el afán de darle notoriedad a ciertos pueblos y a su historia haciendo creer que Cervantes situó acciones de su hidalgo don Quijote en esos pueblos, -pueblos que no existían , en ese momento-, salvo que, como tal, consideremos al Puerto Lápice y a las pocas casas o quinterías pertenecientes a labradores de pueblos cercanos, en especial de Herencia , situadas al lado de alguna o algunas ventas del camino hacia Andalucía y que pasaría por el paraje denominado Puerto de Alapaches. Y es que hablando de historias antiguas que den pie para definir la antigüedad de un pueblo, es curioso que en muchísimos de nuestros pueblos, siempre aparezca alguna nota de este tipo: «…es un pueblo muy antiguo y no se sabe quien lo fundó ni cuando se ganó de moros» o «…haberla poblado y fundado los romanos». Y esta obsesión hace confundir deseos con realidades viendo un poblado en este caso Puerto Lápice donde lo único que existía era un accidente geográfico. En la «carta de avenencia y delimitación de términos entre las órdenes de Calatrava y San Juan» se dice: «E partieron Villa Ruvia e Arenas por soga e por medio, e en el medio fizieron mojón. E este mojón sale lo mas derecho que puede por medio de la vega sobre la Argamasilla… E este mojón que es entre Villa Ruvia e Arenas sale al camino que de Villa Ruvia va al puerto de Lapages. (Pág. 457-458).[CARLOS DE AYALA MARTÍNEZ y VV.AA.. Libro de Privilegios de la Orden de San Juan de Jerusalen. Editorial Complutense ]. Para dar más fiabilidad a esta idea de buscar la antigüedad de Puerto Lápice, el autor al que nos estamos refiriendo, Francisco Javier Escudero García, introduce en su publicación una cita de la Carta de Población de Arenas, obviando la introducción de la misma que dice «..e por mandado de nuestro Prior don Johan, Prior de Castilla e de Leon, a vos el concejo de Arenas vos fazemos carta de nuestra heredat, que la partades a ciento e sesenta pobladores. E damosvos viñas e ortos (huertos) para dozientos pobladores», marcando en dicha carta puebla los límites concretos de lo que sería el término de la villa de Arenas: «.. E damosvos que ayades por término del Puerto de Alapayes fasta los Ojos de Guadiana e del mojón que es Villa Ruvia e Arenas fasta Peniella, que es en el Congosto, sobre la Fuente Luenga, salvas las sernas que ha la Horden en este comedio». [Libro citado de Carlos de Ayala Martínez. Pág. 465]. Si este último texto hubiese sido transcrito al castellano actual veríamos, claramente, que el legislador lo que estaba indicando era la linea que definía el perimetro del término de Arenas, es decir: desde el Puerto de Alapayes hasta los Ojos del Guadiana (de norte a Sur) y desde el mojón divisorio de Villarrubia de los Ojos y Arenas hasta la Peniella (de Oeste a Este). La primera parte del perímetro, es decir, desde Puerto de Alapayes hasta los Ojos del Guadiana, son accidentes geográficos; el primero un puerto de montaña totalmente llano y abierto al que el autor le considera una aldea o lugar medieval y sin embargo el otro punto los Ojos del Guadiana si es, en cambio, un accidente geográfico.[Es evidente que siendo la zona sur del Campo de San Juan donde se encuentran los poblados de Arenas, Villarta y Argamasilla, la zona sur de los límites de estos pueblos marcará el término de los mismos siguiendo el camino que actualmente se llama de Murcia y que en gran parte es coincidente con la cañada de los Lenceros, aunque actualmente sólo se considera como camino de Murcia el que va por la parte sur del Campo de San Juan Toledano ].

Por otro lado nunca sabremos las causas concretas de por qué Villarta de San Juan no dispuso de carta puebla pero, está claro, que si analizamos las fuentes veremos que es imposible que haya existido carta puebla de Villarta de San Juan. En primer lugar porque el territorio que describe la de Arenas limita al E. con el termino de Herencia inmediatamente después del puente romano sobre el Gigüela. Somos partidarios que el territorio que contempla la carta puebla de Arenas englobe las dos poblaciones, aunque los territorios de uno y otro si, parece, que estaban asignados a cada una de las poblaciones partiendo a soga y por medio los dos pueblos utilizando para ello la ermita de la Virgen de la Vega, justo enfrente de la motilla, destruida no hace muchos años. El autor que estamos citando repetidamente llega a unas conclusiones extrañas con tal de que de alguna forma aparezca Puerto Lápice. Y dice: » Y el último lugar en aparecer es Villarta [quisiera sugerir que para evitar malentendidos e ir descubriendo y asignando documentos antiguos de forma correcta, cuando se cite Villarta se acompañe el nombre completo en la actualidad: Villarta de San Juan, de Ciudad Real (llámese también Villaharta de San Juan, Villaarta); Villarta de los Montes, de Badajoz ( llámase tambien Villaharta o Villarta del Duque de Bejar); Villaharta, de Cordoba (Llámase en la actualidad Villaharta) ], que también participó en el reparto del Puerto en época moderna. No es posible afirmar que este lugar ya estuviera poblado en los siglos XIII y XIV. No aparece en la carta puebla de la limítrofe Arenas ni en la relación de las aldeas del Arciprestazgo de la Guardia del siglo XIV. Tampoco conocemos mención alguna de Caminos entre Villarta y el Puerto, pese al importante puente romano sobre el río Cigüela existente en sus inmediaciones» [ESCUDERO BUENDÍA, FRANCISCO JAVIER.- Obra citada]

Y con algunos comentarios a estas últimas afirmaciones termino, sin llegar a comprender como es posible y cuales los motivos que llevan a hacer estas afirmaciones tan fuera de lugar y tan inverosímiles de creer, pero asi es la vida para las personas y para los pueblos: «unos nacen como buena estrella y otros estrellados». Y no es raro, por tanto, que incluso cuando se habla de Villarta de San Juan, alguien, cada vez menos, sigan diciendo: ¡ Ah, de Villarta! ¡Ese pueblo que está entre Manzanres y Puerto Lápice!…..

1º Que también participó en el reparto del Puerto en época moderna.

Descripción de Villaharta y sus confines. por Frey D. Francisco Gregorio de Tejada (Fuente: Archivo Diocesano de Toledo. Relaciones del Cardenal Lorenzana)

Desconozco cual es el sentido de está afirmación pero la realidad creo que es muy distinta. Villarta de San Juan, como en muchas otras ocasiones a lo largo de su historia le ha acontecido, no participó sino más bien se vió afectada. El «reparto» del Puerto en época moderna puede relacionarse con los problemas derivados por la declaración de independencia de dicha localidad. En cualquier caso existen datos suficientes como para no tener en cuenta esta consideración. El primero de ellos es las respuestas generales dadas al cuestionario de Felipe II en el año 1575 y del que ya hemos hablado. Pero por su proximidad en el tiempo y por las circunstancias de quien lo dispone y en su caso por la presencia en la elaboración de las respuestas hay que tener en consideración las Respuestas del Prior de Villaharta de San Juan a las preguntas formuladas por el Cardenal Lorenzana, en las cuales incorporaba un mapa descriptivo en el que marca los límites del término de Villarta de San Juan, en cumplimiento de lo dispuesto en el interrogatorio remitido el año 1782. En lo que se refiere a los términos de Villaharta, el Prior da las siguiente respuestas:

«3.Dista quince leguas de su metropoli Toledo, cinco de Consuegra y quatro de Alcázar, sus vicarias; hay dos leguas a Herencia con cuio término confina hacia la derecha del Norte, y parte de Levante, cinco a Manzanares por mediodía, y una Arenas entre mediodía y Poniente; ocupa su jurisdicción hacia la izquierda del Norte dos leguas de largo y tres quartos de anchos, haciendo pical [RAE. m. sitio de confluencia o cruce de diferentes caminos vecinales] hasta el sitio de Puerto Lapiche, coge otras dos de largo, y de ancho una por partes, y media por otras.«

«4…. para salvar el mal paso a gentes, carruajes y cavallerías tiene un puente y su calzada todo de piedra con cincuenta y quatro ojos dicho puente y tres la calza, y mil ochocientas varas de largo»[ A esta misma pregunta responde Don Antonio Folgar y Torres, prior de Herencia y anteriormente de Villarta: Herencia solo tiene un puente de piedra en el vado llamado Buenavista, y en épocas de muchas aguas se pone intransitable y cierra el paso a las Andalucías y a las labores que están al otro lado del río teniendo que hacer un rodeo de quatro leguas para pasarle por el puente de Villarta. Y digo yo que a donde iban los de Herencia si Villarta no tenía caminos… según dice el escritor al que estamos siguiendo.]

«5. … y en este dicho sitio la tienen temporal las villas de Herencia, Villarta y Arenas; en lo espiritual, solo las dos primeras» (Se refiere al poder temporal y al poder civil).

«14. No tiene más agua que la de sus pozos salobres y crudas de las que beben ordinariamente todos , sino el que la trae del singular y mui saludable Pozo llamado del Encinar distante una legua del pueblo y en su jurisdicción, que este pueblo es muy pasajero por carrera General de la Corte para los quatro reinos de Andalucia y las Indias…».

Si observamos detenidamente, el mapa que para este cuestionario elaboró el Prior de Villarta podremos deducir fácilmente que Villarta no solo no participó en el proceso de reparto del término de Puerto Lapice sino que en el mismo fue perjudicado con la pérdida de todos los terrenos al norte de El Encinar, propiedad de su término y asimismo de parte del término del Sur de Villarta en la zona de Madara.

Para aclarar la duda que mantiene el autor del texto que estamos analizando en cuanto a la posibilidad de que no estuviera poblado en los siglo XIII y XIV, hemos de acudir a una explicación bien sencilla: la existencia del puente romano ( aunque el hecho de negar este origen haya llevado a muchos a poner su origen , al menos en parte, de forma increible, en el siglo XVIII o principios del XIX) y es que la documentación existente sobre el cobro de impuestos en el citado puente en fechas del siglo XIV, según privilegio concedido por Alfonso XI en 1343, hace pensar que lógicamente hubiese personas que se ocupase no solo del cobro sino también del cuidado y mantenimiento.Las otras afirmaciones que se hacen creo que a lo largo de los «poyetes» que llevamos publicados han sido contestado profusamente, tanto lo referente a la carta puebla de Arenas, sobre la que habrá que volver en otro momento pero lo que suponemos que sea un error del autor, el hecho de afirmar «Tampoco conocemos mención alguna de caminos entre Villarta y el Puerto, pese al importante puente romano sobre el Gigüela existente en sus inmediaciones» , ya es un poco de «hablar por hablar», aunque suponemos que los viajes documentadísimos sobre viajes importantes en el que figuran Villarta y Puerto Lápice, y hablando en tiempo de Cervantes, tuvieron que ser hechos por el aire a lomos del maravilloso «Clavileño» que imaginó el hidalgo d. Quijote.

D. Quijote y Sancho a lomos de Clavileño (Fuente: Impronta.Clavileño el Alígero)

Pero en cualquier caso hablaremos largo y tendido en otro «poyete». De lo que no hablaremos será de otra afirmación de que no figura Villarta en la relación de aldeas del Arciprestazgo de la Guardia del siglo XIV. Como no creo en la generación espontánea y menos hablando de pueblos y/o iglesias, sobre todo en aquella época le remito a que dé una vuelta por la Tesis doctoral de Enrique Torija Rodriguez publicada en 2019 bajo el título de «La Iglesia de Toledo en la Baja Edad Media.Geografía diocesana y organización institucional», de cuya página 295 adjunto copia.

Lugares o aldeas del Arciprestazgo de la Guardia (Fuente: «La Iglesia de Toledo en la Baja Edad Media.Geografía diocesana y organización institucional» de Enrique Torija Rodríguez. Pág. 295)

Y hablando de tiempos de Cervantes le recuerdo recuerdo la frase del Bachiller Sansón en el capítulo III de la Segunda parte del Quijote:

«-Así es -replicó Sansón-, pero uno es escribir como poeta y otro como historiador: el poeta puede contar o cantar las cosas, no como fueron, sino como debían ser; y el historiador las ha de escribir, no como debía ser, sino como fueron, sin quitar a la verdad cosa alguna»

José Muñoz Torres, Cronista Oficial.


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