Se denomina historiador o historiadora a la persona encargada del estudio de la historia. Al historiador profesional se le concibe como el especialista en la disciplina académica de la historia, y al historiador no profesional se le suele denominar cronista
El título que damos a nuestro “poyete”, es aparentemente ambiguo por la simple razón de que a la palabra historiadores la acompañamos de una serie de signos ortográficos. El hecho de esta utilización no es otro, en nuestra percepción, de evitar confusiones y al mismo tiempo alusiones innecesarias porque queremos dejar bien claro que solo debería utilizarse la palabra historiador, en particular, o historiadores en plural. Pero al igual que en cualquier profesión o actuación cada uno se manifiesta, a veces, de tal forma que habría que distinguirlos simplemente con algún signo ortográfico. Y por ello pueden ser ¡Historiadores! Aquellos que se nos presentan como poseedores de la total esencia de la historia y van sobrados de esa condición por la vida; otros que no pueden llegar a tanto se conforman con que, de alguna forma, conste que su condición es la de “historiadores” y finalmente, los que, aprovechándose de cualquiera de las dos condiciones anteriores, van a utilizarlas para cambiar, ocultar, tergiversar o escribir “su historia” a su real antojo o interés. Y aquí habría que decir aquello que decía el narrador de El Quijote en el Capítulo IX de la Primera parte donde de concluye y da fin a la estupenda batalla que el gallardo vizcaíno y el valiente manchego tuvieron: “…habiendo y debiendo ser los historiadores puntuales, verdaderos y nada apasionados y que ni el interés ni el miedo, ni el rencor ni la amistad, no les hagan torcer del camino de la verdad, cuya madre es la historia, émula del tiempo, depósito de las acciones, testigo de lo pasado, ejemplo y avido de la presente, advertencia de lo por venir”.[CERVANTES, MIGUEL DE. El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha. Primera parte. Cap. IX].
El Puente sobre el Gigüela, puente de origen romano o «viejo», no hace mucho tiempo. (Archivo particular )
Valga la anterior reflexión para matizar, no sólo lo que debe ser la historia, sino para definir quien o quienes la escriben y cuales son los motivos que le llevan a ello, y sobre todo la significación que en el contar la historia puede tener la tradición oral y sobre todo, el interés personal que puede tener en que la historia sea bien contada, sobre todo cuando quien lo hace es un «cronista» de villa que se esfuerza por ser cada vez algo más próximo a un historiador y no un mero divulgador de lo bueno o importante de su pueblo y, añado, de su pequeño pueblo. Desde hace ya veinte años y con cierta frecuencia sale a la luz comentarios sobre «el engañoso» puente de Villarta de San Juan. En un artículo publicado en RECM, 2011 se dice:
«Una vez realizada esta reflexión, que venía al caso de la intensidad de los Controles de Obra, volvamos al puente «romano» que nos ocupaba. Respecto al asunto de la romanidad del puente, el hecho de «envejecer» la cronologia es un tema recurrente en Ciudad Real, con un antecedente en el caso del puente de Villarta de San Juan (Benitez de Lugo, 2001b y 2002). En aquel caso constatamos como la administración encargó unos estudios arqueológicos en cumplimiento de la ley, pero decidió ignorarlos al ver que las conclusiones de aquellas investigaciones no coincidían con el antiguo discurso existente sobre la romanidad del puente. Los efectos de la «campaña oficial», ajena a las investigaciones realizadas y en favor de la romanidad del Puente, aún pueden contemplarse en 2011, mediante carteles o a través de diversas páginas web del Ayuntamiento y de la Junta de Comunidades de Castilla_La Mancha, que difunden sin base alguna que el monumento que hoy vemos se trata de un puente romano. Los arqueólogos que investigaron y descubrieron que el puente no era romano fueron apartados del proyecto de restauración. Éste se ha prolongado por fases durante casi una década, que nosotros sepamos sin existir las preceptivas autorizaciones administrativas para el control arqueológico descrito por la ley y sin supervisión alguna de un restaurador de bienes culturales.» [LUIS BENITEZ DE LUGO ENRICH. Protección y gestión de la Arqueología en Castilla-La Mancha: el caso del Campo de Montiel (Ciudad Real). Inercias y resitencias. RECM, 2011 nº 2, pp.13-56].
El relato de la historia del «puente viejo» de Villarta de San Juan, reconocido por muchos expertos como de origen romano, es decir avalando la «romanidad» del mismo, puede ser falso o verdadero, pero lo que si se exige es un relato total del desarrollo de estos hechos que con cierta frecuencia, como señalamos, salen a la luz en congresos o publicaciones. Así que aunque sea un largo «poyete» me vais a permitir que con calma y con orden detalle todo el proceso con los datos que dispongo [En la página Web del Grupo de Estudios del Campo de San Juan, está mi trabajo «el Puente sobre el Gigüela» y así mismo en mi blog https://wordpress.com/post/josemunozvillaharta.blog/38046josemunozvillarta%5D. Espero que este trabajo pueda algún día estar impreso y a disposición de todos.
La historia empieza así:
El 24 de abril de 1981, el Ayuntamiento de Villarta me encarga la elaboración de un informe [ En realidad, el Alcalde Julio Jesús Isla Casero y la Concejala de Cultura me piden que haga un escrito para solicitar la declaración de monumentalidad del Puente Viejo o Romano]. Este escrito se remite a la Comisión Provincial de Monumentos a fin de instruir expediente de monumentalidad sobre el puente viejo. En el diario Lanza del 27 de enero de 1982, se publica que en la Comisión se dio cuenta de los expedientes ya tramitados para declarar monumentos histórico-artísticos el puente de origen romano de Villarta de San Juan y de la Iglesia de Cózar.
Noticia sobre la tramitación de expedientes por la Comisión Provincial de Monumentos. (Fuente: Diario Lanza. 27 de enero de 1981. Pág.14).
El 23 de marzo de 1982, la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, remite al Ilmo. Sr. Director General de Bellas Artes, Archivos y Bibliotecas, la siguiente comunicación:
Ilmo. Sr. En la sesión celebrada por esta Real Academía el día 15 de los corrientes, fue leido y aprobado el siguiente dictamen de la Comisión Central de Monumentos (Ponente el Iltmo. Sr. D. Ramón José Maldonado y Cocat, Académico correspondiente de Ciudad Real), relativo a la propuesta de declaración de Monumento Histórico-Artístico, a favor del Puente sobre el Cigüela, en Villarta de San Juan (Ciudad Real).
En contestación al escrito de esa Real Academia sobre la posibilidad de declarar monumento histórico-artístico el puente sobre río Gigüela en la localidad de Villarta de San Juan de esta provincia de Ciudad Real, tengo el honor de informar:
Que habiéndose trasladado a dicho puente y examinado detenidamente, puede asegurarse que tanto la cimentación como las piedras de los arcos son de origen romano y que los siglos siguientes fueron reformadas las estructuras, por todo lo cual no hay inconveniente en declararlo con carácter de monumento provincial.
No obstante lo expuesto por la ponencia, esta Real Academia considera que el mencionado Puente sobre el río Gigüela en Villarta de San Juan (Ciudad Real), sea declarado Monumento Histórico-Artístico de carácter NACIONAL.
Lo que tengo el honor de dar traslado a V.I. para su conocimiento y superior resolución, adjuntándole el expediente de referencia.
Dios guarde a V.I. muchos años. Madrid, 22 de marzo de 1982. El secretario General = rubricado= Enrique Pardo Canalis. = Vº Bº El Director= (rubricado) Federico Moreno Torroba.
Con fecha 21 de diciembre de 1983, el Presidente del Gobierno, Felipe González Márquez, comunica al Alcalde del Ayuntamiento de Villarta de San Juan los siguiente:
Muy Sr. mio:
Me complace comunicarle que en la reunión del Consejo de Ministros de 7 de diciembre se ha aprobado mediante Real Decrto, que aparecerá próximamente en el Boletin Oficial del Estado, la declaración de Monumento Histórico-Artístico, de carácter nacional el puente sobre el Cigüela.
La cimentación y arcos son de origen romano. Su longitud es de unos trescientos metros y anchura de unos cinco metros. Al asentarse sobre una zona pantanosa, el puente está acondicionado a los diversos caudales que discurren por la zona.
Confío que esta declaración oficial sirva para poner de relieve públicamente la importancia de esa localidad, al tiempo que viene a realzar la referida obra, muestra excepcional del arte y que por otra parte servirá de estímulo para todos los habitantes en la labor de protección del citado monumento.
Reciba un cordial saludo,
Felipe González Márquez.
En este sentido, en el B.O.E. nº 38 de 14 de febrero de 1984, aparece publicado el referido Real Decreto.
Real Decreto de declaración de monumento hustórico-artistico del Puente sobre el Gigüela en Villarta de San Juan (Fuente: B.O.E.)
Sin embargo, las cosas no iban a ser tan rápidas como pòdía preverse, sobre todo teniendo en cuenta que, como comunicaba el Presidente del Gobierno en su notificación que esa declaración de monumento «… servirá de estímulo para todos los habitantes en la labor de protección del citado monumento» Entre lineas parece dar a entender que el titulo de monumento ya está así que ahora le toca al pueblo ponerlo en buenas condiciones ( Es muy fácil decir que tardó mas treinta años hasta que se terminó la restauración pero para un pueblo de menos de 3.000 habitantes le supuso un gran esfuerzo hacerlo con sus propios medios y «lloriqueando» a unos y otros organismos públicos. Las alcaldias de los pueblos debrían convorcarse como las antiguas de presidencias de vecinos y además por orden alfabético, por breve tiempo y con escaso sueldo.)
En el programa de festejos de «Paces» del año 1991 (el escrito tenía fecha de diciembre de 1990; aunque no haga falta recordarlo, los escritos que aparecen en cualquier de los programas, por necesidades de imprenta y reparto deben estar escritos, como muy tarde en los primeros días de diciembre del año anterior) En ese año y bajo el título de «El Puente viejo sobre el Gigüela», deciamos lo siguiente:
Desde 1982, el puente viejo sobre el río Gigüela es monumento histórico de carácter nacional. En el Real Decreto de monumentalidad se hablaba de su origen romano y de su gran longitud. Pocos son los pueblos que pueden enorgullecerse de un monumento de este tipo y pocos tambien, los que poseyéndolos, estén tan despreocupados de él. Está claro que ninguna obra se mantiene por el mero hecho de haber adquirido un rango, sino más bien por el cariño o por el empeño que sus dueños tengan en conservarlo. En este sentido creo que nuestro puente, ‘nuestro monumento’, duerme el sueño del olvido hasta que sólo queden restos de lo que fue. Estamos aún a tiempo de que eso no sea así, aún se mantiene casi intacto a pesar de las barbaries que unos y otros cometemos con él. Pero por si acaso no fuese posible y pasados unos años sólo quedaran las ruinas, bueno será, al menos, que quede su historia para recuerdo de generaciones futuras y vergüenza d ela nuestra. Esta historia podría comenzar así: …. Érase una vez un puente que hace muchos cientos de años construyeron los romanos sobre el río Gigüela. Era un puente sencillo, sin grandes pretensiones pues lo único que pretendía con su construcción era salvar la zona pantanosa de dicho río. Era largo, de mas de trescientos metros y por entre sus desiguales y asimétricos ‘ojos’ discurrían las tranquilas y poco abundantes, aguas del río. No se nos cuenta en ninguna historia antigua cual sería su importancia y su grandeza pero si es claro que debió ser recorrido por los viajeros que desde Toledo, entonces ciudad grande de España, caminaban hacia rutas de Levante, incluso muy bien puede que la hoy desconocida ciudad de Murum surgiese en sus inmediaciones y hoy permanezca olvidada bajos los edificios de la actual Villarta. Alos primeros invasores árabes, Tarik y Muza, este puente les supuso aligerar sus correrías para plantarse en Toledo en breves jornadas. Y ciudad y recorrido permanecieron durante cientos de años hasta que la Orden de San Juan de Jerusalen, lo recobró para los reinos cristianos en el año 1236. Es a partir de esta fecha en la que nuestro puente empieza a aparecer en los libros de historia con cierta frecuencia. El primer dato escrito del que tenemos referencia corresponde al 9 de abril de 1343 y se trata de un privilegio concedido por el rey Alfonso XI a la Orden de Calatrava por la roda de dicho campo [EMMA SOLANO. La Orden de Calatrava en el siglo XV. Universidad de Sevilla].El 25 de enero de 1466 en un documento fechado en Segovia [ARCHIVO GENERAL DE SIMANCAS. Mercedes y Privilegios. Leg. 17 recogido en la obra antes citada], Pedro Arias Dávila traspasa a la Orden de Calatrava un juro de 600 ovejas anuales en el puente de Villaharta, siendo confirmado dicho juro por los Reyes Católicos el 8 de enero de 1485. La pujanza de la Mesta y la ubicación del portazgo sobre el puente de Villarta va a hacer aparecer al puente en numerosos litigios, muchos de los cuales se conservan en la Real Chancilleria de Granada. Ya en mayo de 1484, el Maestre de Calatrava, consigue una senencia favorable d elos reyes en el pleito que sostenía con los arrendadores y recaudadores de la Renta del Servicio establecida en el puente de Villaharta. En el ‘Quaderno’ o compilación de reglas de la Mesta promulgadas en 1457 [TOMÁS GONZÁLEZ. Censo de población de las provincias y partidos de la Rorona de Castilla en el sigloXVI Madrid. INE. 1892] se designaban los puertos reales donde se tenían que pagar la renta y entre los establecidos figuraba el portazgo de Villaharta y su anejo de La Perdiguera, localizando el control en el puente de Villarta. La importancia de este puede deducirse del número de cabezas de ganado que por él circulaban. En el año 1477 figura a la cabeza de los portazgos del reino de Castilla al contabilizarse sobre el mismo un número de 315.013 ovejas [KLEIN, J. La Mesta. Alianza Editorial]. Es normal que nuestro puente tuviese que estar bien administrado y con recursos suficentes para su mantenimiento, sobre todo teniendo en cuenta que ‘…por allí pasa mucho pan a Toledo y a su tierra y a la villa de Madrid en mucha carreteria [VIÑAS, C. // PAZ, R. Relaciones de los pueblos de España ordenadas por Felipe II. C.S.I.C. Madrid, 1971] No obstante su buen cuidado, la continua servidumbre, tuvo que provocar un deterioro considerable del puente hasta tal punto que en el año 1563 el pueblo, a través del vecino Rodriguez de Agustina, envió al rey Felipe II y al Concejo de la Mesta una petición de ayuda económica para su reparación. Este estudio, elaborado en 1573, supone una nueva traza del puente donde respetando la distribución de los ‘ojos’, se pretende darle un aire de monumentalidad mas acorde con el espíritu de la época, elevando su altura a mas de tres metros que la altura primitiva. Este estudio dio lugar a que algunos estudiosos hayan afirmado que la antigüedad de nuestro puente data del siglo XVI, sin tener en cuenta que a lo único que se había llegado había sido a la culminación de una estafa a la administración [JOSE LUIS LOARCE. El puente de Villarta (Siglo XVI, Monumento Nacional, sumergido en una cloaca. Revista Mancha. Noviembre 1984. Pp. 74 y 75. El citado artículo venía acompañado de una copia del proyecto del arquitecto toledano Hernán González de Lara y una fotografia de la situación del puente de Villarta de San Juan en la citada fecha. Este artículo del que José Luis Loarce tan implicado en la cultura de nuestra provincia y del que seguramente no se sentiría orgulloso, es prueba de lo que no debe ser hablar de historia, ni utilizarla para denigrar la labor de unas personas, -como era los integrantes del ayuntamiento de Villarta-, que ‘sin comerlo ni beberlo’ apechugaron con este mal comentario. Incluso algunos como yo caímos en el error de dar porciertos los datos históricos que se daban cayendo en la calificación de la obra que estamos citando como una fraude que posteriormente, a la vista del proyecto transcrito por Verardo Garcia Rey, pudimos rectificar puntualmente dando a conocer que en realidad se trataba de una obra realziada en Villaharta de la provincia de Badajoz, hoy Villarta de los Montes. El artículo de José Luis Loarce decía: Un Real Decreto de 30 de noviembre de 1983, publicado en el B.O.E. el 14 de febrero de este año, declaraba Monumento Histórico-Artístico de carácter nacional al puente sobre el río Gigüela, en Villarta de San Juan. Considerando de origen romano -cuestión difícil de demostrar con rotundidad-, este puente, de unos 300 metros de longitud y 36 ojos, aparece semioculto por tierras y matorrales en buena parte de su trazado y soporta a sus pies las aguas inmundas de un Gigüela convertido en impresentablecloaca. Difícilmente los automovilistas que cruzan por la cercana carretera nacional IV Madrid-Cádiz, que atraviesa de parte a parte al pueblo de Villarta, echan siquiera un vistazo a este «Monumento Nacional», mas bien pisan el acelerador y se tapan la nariz para evitar las fragancias olfativas que surgen del lugar. Sobre el problema ecológico de ver como un río se ha convertido en alcantarilla y la grave cuestión que significa tener este foco a las mismas puertas de la localidad -con las altas temperaturas se hace insoportable el aire que respiran los vecinos más próximos-, nos encontramos con la innegable agresión que supone hallarnos con una obra monumental histórico-artística sumergida en un vertedero. La declaración oficial de monumento nacional habría de venir inmediatamente acompañada de unas medidas de protección, restauración y conservación adecuadas al monumento de que se trate. Es evidente que solo con el uso del Boletín Oficial del Estado no se protege el rico patrimonio cultural español , y esta abandonada obra arquitectónica a que nos refeimos es un buen ejemplo… Etc. Después de un recorrido sobre la historia de nuestro puente, que han sido o hemos utilizado en alguno momento para hablar del mismo, sin pensar que los mismos eran icorrectos, como después veremos, termina diciendo que el puente hoy ‘se mantiene bien conservado pero con las necesidades de limpieza y restauración que al principio señalábamos’.]
Terminábamos este artículo en nuestro entrañable programa de Paces del año 1991 de la siguiente forma:
«Es a partir de 1926, con la construcción de la nueva carretera, cuando va a empezar el paulatino deterioro del puente. En efecto, al no ser necesarias para la circulación, el puente no va a necesitar mantenimiento; de hecho la carretera va a ocultar bajo ella varios ‘ojos’ del viejo puente en su salida norte (Camino del Encinar), siendo progresivamente cubiertas de escombros. A partir de 1960 la desidia es tal que en breve años desaparecieron los pretiles del puente. A finales de esa década y como consecuencia de una gran crecida del río Gigüela que provocó incluso el corte de la carretera nacional, es la propia Confederación Hidrográfica del Guadiana la que corta el puente de forma salvaje, siendo después tapado el corte de forma grosera. El puente se nos muere y todos estamos asistiendo impávidos ante un atentado contra nuestro patrimonio artístico sin que nadie se atreva atreva a levantar la voz reclamando la ayuda que el puente necesita.
No obstante todo lo dicho, -por unos y otros-, la declaración de monumentalidad dio pie a comenzar una limpieza del entorno del puente y posteriormente a la petición de un informe arqueológico que sería tramitado por Francisco Javier López Fernández, del museo provincial de Ciudad Real. En dicho informe se hace constar que “a consecuencia de las obras de acondicionamiento y limpieza que el Excmo. Ayuntamiento realizaba en el puente sobre el río Gigüela, se creyó oportuno el realizar unas catas-sondeo en las proximidades de dicho puente..” . Se realizaron dos catas, una en el ángulo sur del apartadero Norte y otra en uno de los arcos, zonas que estaban proximas a la “madre del río” y por tanto lugares habituales de encharcamiento o empantamiento. Posiblemente la elección de las catas dieron los resultados lógicos de “que los materiales arqueológicos no son excesivamente abundantes. Tratándose en su integridad de fragmentos cerámicos. La mayor parte de ellos pertenecen a época relativamente moderna, pues esta zona fue utilizada como vertedero de basuras. El resto de materiales pueden adscribirse a época medieval, sin que por el momento se haya podido determinar con exactitud su cronología, pues carecemos, aún, de un estudio detallado de los mismos.”
“1ª.- Evitar en lo posible, el paso de vehículos pesados por el mismo, pues el peso y las vibraciones son altamente perjudiciales para una estructura de estas características.
2ª.- Evitar, tambien en lo posible, el paso de ganado por dicho puente, y siesto no fuera posible, se debería reducir al menor espacio posible, puesto que el paso continuo de ganados por el empedrado conlleva el levantamiento y pérdida del mismo.
3ª.- Limpieza de la vía, dejando al descubierto el enlosado que se adivina, claramente en ambos laterales. 4ª.- Restauración de las partes deterioradas ( arcos, apartaderos, etc. ), y al mismo tiempo se podría aprovechar la oportunidad para hacer una cata-sondeo con el fin de determinar las características arquitectónicas de dicha estructura, y así poder conocer las fases de reconstruccion si las hubiera, determinando de este modo con mayor precisión su cronología relativa” . [AMVSJ. Informe preliminar de la excavación de emergencia en el puente sobre el río Gigüela en Villarta de San Juan. 19 de abril de 1898]
Con fecha 7 de mayo de 1998, la arquitecta municipal Dª Raquel Sobrado Garcia firma la redacción de un amplio y preciso informe en relación al estado en que se encuentra el llamado Puente Romano sobre el río Gigüela. Este informe, que repite la historia oficial del puente, hace un análisis muy completo de su deterioro asi como las causas del mismo. Asi dice en los antecedentes de la memoria: “[Por parte del Ayuntamiento] se me encarga la realización de un informe sobre el estado en el que se encuentra el llamado Puente Romano sobre el río Cigüela, con el objeto de observar los daños que tuviere, e informar sobre las posibles causas de estos, y con ello aproximar una posible propuesta de intervención.
Dicho requerimiento ha sido como consecuencia de la preocupación derivada del mal estado que viene presentando el puente en algunas zonas; y que se trata de una obra declarada de interés cultural, por lo tanto el citado Ayuntamiento debe conservarlo, mantenerlo y custodiarlo, según el artículo 36 de la Ley del Patrimonio Histórico Español.”
La citada Raquel Sobrado García hace, en la expresada memoria una detallada narración de todo lo que se sabía entonces que no era mucho y algunas cosas como la que comentaba anteriormente era muy rebuscada y dio luego mucho que hablar. Lo más importante de su trabajo fueron los datos descriptivos del puente y algunas explicaciones lógicas que a veces molestan a algunos pero que gracias a ellas han sido posible muchas cosas. Decía Raquel Sobrino: « Si por un momento tuvieramos la total certeza que se tratara de una obra de origen romano, la clasificariamos, sin duda alguna, dentro d Y ateviéndonoelos puentes construidos en la época de la República, en los que claramente se pone de manifiesto un menor dominio sobre la técnica de la construcción, por lo que son puentes pesados, muy opacos al paso del agua y poco audaces. Esto se traduce fundamentalmente, en la busqueda de la resistencia del puente mediante pilas chatas, anchas y cortas cujya altura queda limitada por el plano horizontal del arranque de las bóvedas, que suele ser muy próximo al plano de las aguas. Cuando crece el nivel de estas, a falta de una técnica mas avanzada, se encuentra un recurso para que las pilas no soporten un empuje que amenace tumbar el puente, que es el de abrir en ellas, ojos de menores proporciones que permitan y ayuden evacuar el agua en estas situaciones. Y atreviéndonos a compararlo con alguna construcción prototípica de los puentes republicanos, lo haríamos con el «tercer tramo romano» del puente del Mérida sobre el Guadiana (Badajoz). (El puente) describe un arco abierto de aproximadamente 460 metros de longitud conformado por dos tramos bien diferenciados, y una anchura de calzada, y por lo tanto del puente de 5 metros ( este ancho lo daba su categoria, asignada por el número de cuádrigas que podía pasar por ella, ya que por estas sólo podía pasar el ejercito y las postas imperiales; en 5 metros podrían pasar 3 cuádrigas) prácticamente uiforme en todo su trazado, excepto en la zona de unión de los dos tramos en donde se produce un ensanchamiento no regular de la calzada. En la actualidad, debemos suponer que existen enterrados, bien por escombros o bien por la carretera N-IV unos 30 metros de longitud. Quedan al descubierto 44 ‘ojos’ o arcos de medio punto distribuidos, aparentemente, de forma irregular y de distinto tamaño que sin embargo recogían perfectamente los distintos canales que el río había formado en su lento recorrido por la zona pantanosa. En su primer tramo, desde su acceso meridional, que es la zona por la que discurría el mayor caudal del río o madre del Cigüela, existen 25 ojos distribuidos en los 150 metros de longutd del tramo, siendo estos ojos los de mayor tamaño, profundidad y distancia más uniforme entre uno y otro ojo. Entre los primeros arcos se aprecian algunos de diferente construcción, dos en concreto, que pueden corresponder con la recon strucción efectuada durante la guerra de la Independencia ( ojos nº7 y nº 9), al destruir los vecinos de Villarta parte del puente con el objeto de impedir el avance de las tropas francesas.
Entre otras noticias que aporta, es la situación aguas arriba, de un tajamar ( al igual que en la época del Imperio), de unos 2 metros de lado y de la misma altura que los arcos. [Este tajamar no se ha respetado en las ultimas obras de restauración, aunque hay suficiente documentación gráfica para su reconstrucción ya que se trata de un tajamare adosa de forma tringular con piedra de arenisca, vulgarmente llamada «moleña» que todavía recordarán algunas personas mayores pues poco a poco fueron arrancando pequeños para su utilización para limpiar utensilios de uso diario como sartenes o calderas] .
Es interesante el anális de los daños observados en aquellos momentos, con indicación de las causas que los originaron. Lamento no disponer de las fotos originales del informe pero de alguna forma nos van a permitir recodar y comparar la situación de antes y la de ahora del puente de origen romano sobre el Gigüela
Las copias de las fotografias son en recuerdo y agradecimiento a Dª Raquel Sobrado García
En un próximo «poyete» terminaremos con el informe de Raquel Sobrado Garcia para comenzar con los trabajos del Dr. D. Luis Benitez de Lugo al ser contratado por el Ayuntamiento para los informes arqueológios preceptivos para el inicio de las obras de restauración. El Primer Informe se presentó en 0ctubre del año 2000 y se encabeza con el título «Infome arqueológico previo a la restauración del puente romano de Villarta de San Juan (Ciudad Real)».
José Muñoz Torres, Cronista oficial.