INCLUSO EL PASADO PUEDE MODIFICARSE; LOS HISTORIADORES NO PARAN DE DEMOSTRARLO, por José Muñoz Torres.

Rinconada en la calle Eras [Fuente: Una historia, un pueblo: Villaharta de la Orden de San Juan]

Cuando este nuevo «poyete» salga a la luz, serán más de cien mil el número de veces que alguien habrá descansado en el antiguo poyete para leer algo de lo que aquí hemos dicho. Todos ellos, deben saber que la historia siempre la entendemos como una narración sobre todo lo que hemos pasado, sobre todo lo que hemos sentido, sobre todo lo que hemos vivido, -no solo nosotros- sino todos los que nos precedieron. Pero todo lo que se ha escrito, no es una narración quieta, inamovible, no es una verdad absoluta, sino que siempre está sujeta a revisiones, a nuevos descubrimientos; siempre está abierta para verla con ojos nuevos que nos va a permitir ampliar nuestra visión de todo lo que haya ocurrido. La HISTORIA no debiera escribirse para sacar conclusiones definitivas, sino que debería escribirse con todos los hechos ocurridos: buenos y malos, apropiados e inapropiados, heróicos y cobardes, sin ganadores ni perdedores, con errores y aciertos ( que pueden ser cambiantes) porque nunca alguien, que escriba sobre lo que ha pasado, podrá disponer de la verdad absoluta. Esa es la explicación que yo encuentro en la frase de Jean Paul Sartre, que encabeza nuestro «poyete» de hoy.

A veces la verdadera historia es la que podemos encontrar en un cuadernillo viejo y olvidado en el que alguien, con mala letra y con muchas faltas de ortografía, escribió la vida que le tocó vivir. Posiblemente ese sencillo escrito, sin que fuese compromiso del «escribidor», pueda hacer reescribir la historia, porque ese anónimo autor vivió el momento oportuno que hizo que algún hecho de la historia se haya tenido que escribir y leer de forma distinta a como se había escrito hasta ese momento.

A pesar de todo lo dicho, sabemos que muchas historias están manipuladas como consecuencia de intereses propios o intereses ideológicos y religiosos. Sabemos que muchas veces, escarbando en libros antiguos, descubrimos olvidos intencionados, echamos en falta reconocimientos de grandes hechos y actuaciones y en cambio no ponemos en duda la teórica importancia de actuaciones personales de grandes personajes y llegamos a insinuar, por parte del que escribe la historia, lo que pensaba cualquier personaje de la historia si con ello la historia toma la forma que uno desea. En los dichos populares o en frases de grandes personajes he encontrado frases que habría que ir repitiendo día tras día:

» Es tanta la fuerza de la repetición que todos llegamos a creer que algo pasó. Pero que lo creamos todos no significa que exista o que haya ocurrido. En un tiempo todos creíamos que la tierra era plana» ( Fernando de la Rúa).

«Un vaso medio vacio de vino es tambien un vaso medio lleno, pero una mentira a medias de ningún modo es media verdad» (Jean Cocteau).

«Para algunos historiadores su trabajo es el de conformar nuestra visión del pasado de manera que sostenga los intereses del poder presente» (Noam Chomsky)

«Historia es, desde luego, exactamente lo que se escribió, pero ignoramos si es lo que sucedio» (Enrique Jardiel Poncela).

» El unico deber que tenemos con la historia es rescribirla» (Oscar Wilde).

«La historia es imitadora del tiempo, depósito de las acciones, testigo del pasado, ejemplo y aviso del presente y advertencia de lo que está por venir» (Miguel de Cervantes).

Decíamos más arriba que la historia la podemos encontrar escrita en un pequeño cuadernillo viejo o simplemente, como es el caso de hoy, en una antigua escritura, ya amarillenta por sus mas de cien años, de la compra de una mula, con todos los datos posibles para poder justificar la propiedad de tan preciado y necesario bien. Para explicar bien todo esto, sobre todo a la gente de pocos años, habría que explicar mucha «pequeña historia». En las fotos que adjuntamos a continuación pertenecientes a mi archivo personal, encontramos todos los datos legales para el reconocimiento de la compra de una mula. Pero para llegar a ese punto existió una historia compleja que forma parte de nuestra pequeña historia. Era un proceso largo y para llegar al final había que comenzar en serio durante buen tiempo o como decían entonces había que «hablar largo y tendido» [Se utiliza el término ‘hablar largo y tendido’ para hacer referencia a aquellas conversaciones alrededor de un tema de suma importancia y que debe ser tratado extensamente. Se origina en base a cómo eran muchas de las reuniones que se celebran en la antigüedad (civilizaciones romana, griega, egipcia…) en la que era común que los asistentes a las mismas estuvieran recostados mientras hablaban de sus asuntos. Una postura que les permitía estar largo tiempo de conversación, mientras les eran servidas bebidas y comida.Muchas eran las ocasiones en las que en esas reuniones se trataban asuntos de gran interés político y el hecho de realizarse estando tumbados (tendidos) y dialogar extensamente (largo) fue lo que dio origen a la expresión con el propósito de señalar la importancia de conversar sobre un asunto de manera pormenorizada. ALFRED LÓPEZ:Ya está el listo que todo lo sabe] En nuestros días tratar con tanta oficiosidad y seriedad la compra de una mula ( en el caso que tratamos era la compra de una «yunta», es decir dos mulas) puede parecer una exageración. Asi que para ir dejando las cosas en su sitio vamos a ir aclarando cosas. El importe total del trato debería estar en el orden de las tres mil pesetas aunque la compra final después del regateo oportuno se estableciese en 2.625 pesetas. ¿Merecía la pena molestarse tanto por esa cantidad? ¿Cuanto podía suponer esa cantidad comparada con la economía actual? Todos los economistas, cuando se trata de un tema de ese tipo, hablan de buscar algo: objeto, oficio, sueldo,.. y valorar lo que en esa época costaba y el importe de la misma cosa actualmente.

Asi que he decidido utilizar como unidad comparativa el sueldo medio de un maestro de escuela en el año 1916 porque además los maestros no eran precisamente una profesión deseable: «Pasar más hambre que un maestro de escuela» [Fue el Conde de Romanones quien adoptó las medidas oportunas para que el pago a los maestros corriese a cargo del Estado, por Real Decreto de 26 de octubre y Ley Económica de 31 de diciembre de 1901, pasaron a depender del Presupuesto del Estado las atenciones de Primera Enseñanza, dejando de depender la cuestión económica de los municipios que tan frecuentemente se olvidaban de pagar, llegando a deber a los maestros años enteros.]. Pues bien en aquella fecha, año 1916, el sueldo medio anual de un maestro podía valorarse, según datos publicados en el Boletín Oficial de la Provincia, en una media de 1.100 pesetas al año, según la población y su antigüedad. Es decir el importe de las dos mulas de las que estamos hablando podía ser el equivalente al sueldo de ¡tres años completos de un maestro!. Explicadas asi las cosas era lógico que el agricultor se lo pensase más de tres veces: comentárselo a su mujer (no discutir el tema con ella), pedir la opinión de un hijo (si tenía edad suficiente para tratar el tema), consultarlo con un amigo de «toda la vida» y finalmente, si el resultado era el de que había que comprar una nueva yunta, ponerlo en manos de un buen y honrado tratante. (Al tratarse de un vecino de la localidad próxima de Puerto Lápice, desconocemos cual pudiera ser el tratante). Finalmente si el trato llegaba a realizarse era necesaria la tramitación de una guia que era el documento para la libre circulación y tránsito de las caballerias aseguradas en el ramo de robo, porque mediante ellas se acreditaba la procedencia de aquellas.

En la imagen anterior figuraba la reseña del ganado con todos los datos necesarios para identificar al ganado en caso de pérdida o robo y con una indicación especial y es la colocación en un sitio determinado que debe figurar en la guia donde se coloque la marca de la Compañia, asi como la letra y número que la misma lleve. En la parte posterior de la guia debía figurar cuidadosamente los nombres de las personas a quien ha sido vendida la caballeria

Finalmente debía acompañarse de un contrato privado de obligación de pago por la compra de la caballeria determinada en la guia. En el caso que nos ocupa el tratante que figura como vendedor y por tanto acreedor del pago es Castor Bueno y Bueno , natural de Maranchon provincia de Guadalajara. Curiosamente en la etimlogia de este nombre se dice que su origen puede deberse al nombre de la laguna próxima al poblado aunque curiosamente se indica que tambien puede tener el origen en el poblaco de Murus ( que es el nombre romano que también se le atribuía como origen a Villarta). En la actualidad en este pueblo se celebra la fiesta del tratante en recuerdo a la profesión ejercida durante muchos años por muchos de sus habitantes.

Antiguos tratantes de Maranchon (Guadalajara) con sus familiares (Fuente: Eldiario.es)

La historia no tiene porque ser importante o sencilla, debe ser verdadera y representar algun hecho que fue fundamental en la vida de una familia o en la vida de un pueblo. Y se podrá reescribir y aportar más datos. Esta mañana (27 de mayo de 2022), dando un paseo por el camino de la depuradora, nos hemos encontrado con Damián, sentado y tomando el fresco de la mañana junto a un pequeño refugio a modo de lo que podía haber sido un chozo. Estaba cuidando unas pocos tomates, pepinos, … cosas de las huertas. Nos paramos junto a él y preguntándole cosas sobre el rio estuvimos un buen rato, viendo y sintiendo como disfrutaba contando parte de la historia de su vida en el río y, a pesar de verlo tan seco, sus palabras nos hacían ver las aneas y masiegas creciendo, esperando la hoz que las segase, los haces, en pie, unos junto a otros, la barca de madera con la que los sacaba a las orillas del río; veíamos en sus palabras el agua de la «colá», frente a nosotros, donde algunos crios se remojaban…. y esa ilusión en su cara nos hacía ver la verdad de su historia. Y nos despedimos de él viendo su alegría y su ilusión de poder contar la HISTORIA. Algún viejo agricultor nos podría contar de igual forma los apuros y los esfuerzso que tuvo que hacer él y su familia hasta que pudieron pagar aquellas 2.625 pesetas que le costaron las dos mulas, su satisfacción al poder ir viendo como su familia iba un poco mas desahogada en su día a día y quizás todavia se acuerde de su ilusión guiandolas por el camino ¡arre Capitana! ¡Arre Coronela! y en sus ratos libres sentado en su corral al lado de donde estaba la cuadra se le iluminará la cara contando su historia. Las grandes historias podrán ser reformadas por nuevos historiadores pero estas pequeñas que nos cuentan quienes las crearon, quienes las vivieron y quienes nos las han trasmitido sólo necesitaran una mano que cada vez las cuente con más cariño. A diferencia de lo que decía Jardiel Poncela sabemos que lo que nos cuentan es historia y que además sucedió tal y como lo cuentan.

José Muñoz Torres, cronista oficial.


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