Villarta de San Juan

Se están acercando deprisa los días que desde hace tiempo estábamos temiendo que llegaran. Tenemos ahí ya a las puertas las fiestas de Navidad, de esta Navidad tan rara, tan desconsoladora, a la que nadie nos ha ayudado a recibirla y a la que nosotros hemos cerrado los ojos, pensando mil cosas sin sentido, y solo deseando que pase cuanto antes. Y es cierto que cuando nos demos cuenta habrán pasado estos dias sin que hayamos sabido sacarles nada de bueno. Personalmente, si todo se da bien, cuando pasen estos días, podré ver las cosas mucho mas claras, eso espero y así confio que lo consigan los buenos «oculistas», -así les gusta que los llamen a algunos de ellos- de mi hospital de Alcázar de San Juan. Pero es que aparte de esos defectillos de visión, cosa de los años y el uso, me da la impresión que hemos dejado que el dolor nos cierre los ojos. Se nos han ido padres, hermanos, hijos, amigos del alma,…. pero por mucho que nos duela, por mucho que nos encerremos en nosotros mismos, por mucho que asumamos el dolor como compañero inseparable de camino, no podemos hacer nada para que las cosas vuelvan a ser lo que fueron. Y hemos de intentar ver la forma de vivir, no solo recordando sus ausencias, sino reviviendo sus vidas, tantos momentos de vida entrañable que convivimos con todos ellos. Cualquiera de nosotros tiene miles de motivos, miles de situaciones, para hacer de estos días de tristeza unos dias inolvidables en que sepamos agradecer todo lo que nos alegraron los que se han ido y cuanto esperan de nosotros los que están. Pienso que el «poyete» donde mi abuela y yo nos sentábamos, -yo casi siempre con la boca abierta-, oyendo sus sencillas historias, ha servido para llevaros a algunos recuerdos medio olvidados que, aunque solo sea durante unos segundos, han hecho que sintamos añoranza de todo esas cosas que pasaron a nuestro alrededor. Solo ha hecho falta que abramos los ojos para volver a ver y abrir los oidos para recordar esa voces que tanto nos ilusionaron.

Me gustaría desearos a todos felices fiestas y lo deseo pero ese deseo es dificil porque la situación es la que es, pero me gustaria que se estas Navidades se nos hicieran cortas, que pudieramos sacarles todo el jugo que a nuestra vida le podamos sacar. No podemos estar esperando que todo esto pase para dar muchos y sentidos abrazos y besos a todos los nuestros , que, si Dios quiere y lo querrá, habrá tiempo de darles y ¡ojalá! sea cuanto antes. Tenemos que ponernos a recordar todos los besos y abrazos que hemos dado; recordar con ilusión la vida que hemos compartido o que hemos ayudado a crear. Unas primeras palabras que bien seguro, al final, recordaremos cuales fueron; esos primeros pasos, -que también sabremos cuando y como fueron-, vacilantes que daban, mientras nosotros con los brazos abiertos, excesivamente abiertos, los seguíamos para poder sujetarlos al menor traspiés. Nos puede faltar tiempo durante estos días para muchísimos recuerdos; las primeras enfermedades, con noches interminables, a su lado, abrumados por el miedo a una terrible enfermedad, que luego solo era la típica enfermedad de niños, las primeras ausencias, las primeras salidas que se nos hacían eternas, esperando despiertos a que llegasen,… Sus primeros problemas, sus…. tantas cosas… y al final sus nuevas vidas, sus nuevas familias; sentir como seguimos siendo parte importante de sus vidas,… que se yo… tantas cosas…. Quizas ahora muchos estéis solos, igual que cuando empezásteis, -bueno, con muchos mas años-, con el móvil en la mano, esperando su llamada o quiza esperando la ilusionante sorpresa del ya un hombrecillo, que le cuenta a sus abuelos, (pueden ser a La o Lo) sus aventuras diarias,…

Y de pronto, con los ojos abiertos como platos, digamos de pronto: ¡Adios, si es ya la una.. menos mal que mañana podemos levantarnos cuando queramos!

Y posiblemente así de esta forma, no nos hayamos acordado ni de las campanadas, ni de las uvas,…. pero si hayamos podido revivir una Navidad de recuerdos inolvidables, a pesar de todo. (Quizás, mientras tanto, hayamos ido pasando las manos por los ojos para que, sin que se de cuenta el otro, nos quitemos esa lágrima tonta que incluso hace que nuestra voz flaquee.

Feliz Navidad a todos y que recordéis con amor e ilusión todas las que hemos vivido y las que nos quedan por vivir

Un abrazo a todos.