
Siempre se ha dicho que «las prisas no son buenas consejeras»; pero, a pesar de todo, siempre hay un momento en que nos olvidamos de ese refrán y sin «encomendarnos ni a Dios ni al diablo», hacemos con rapidez lo que deberíamos haber revisado con paciencia. Pero a «lo hecho pecho». Así que aprovechando el poyete, al menos los que lo leeis con frecuencia, podréis leer lo que quería decir en el programa de festejos de San Juan pero que no dije, o al menos no lo dije con la claridad que el tema merecía.
En el programa de festejos de San Juan del año 2011, publiqué un inventario de los bienes existentes en la Iglesia Parraoquial de San Juan Bautista en el año 1733, realizado por el párroco Prior Frey Francisco Antonio Calero Velasco. En dicho inventario, al citar las imágenes o cuadros que había, se detallaba la existencia de una imagen de San Francisco en su altar; en otro altar se encontraba un cuadro grande del Santo Cristo, obra del Azebedo [Pintor murciano discípulo de Bartolomé Carducho y del que sólo se conocen los pocos cuadros existentes en la iglesia de La Merced, de Murcia]; también existían las imágenes de Santiago Apóstol y otra de Nuestra Señora Santa Ana. En otro lado se encontraba la imagen de Nuestra Señora del Rosario , especial devoción parroquial, y de la cual hemos encontrado un dibujo del año 1588 que forma parte de la ejecutoria de hidalguía a favor de Don Pedro Mexía. En el citado dibujo aparece la imagen de Nuestra Señora y a sus pies, en actitud orante, el citado Pedro Mexía, su mujer Dª Isabel de Ocampos y su hijo Cristobal y otro familiar.[ En la descripción del documento que hace la Real Chancilleria de Valladolid, archivo donde se encuentra el documento, se dice que se trata de una «Virgen con niño y figuras orantes». es claro que los símbolos de los que se acompaña a la Virgen definen perfectamente la advocación de la Virgen del Rosario pero además el hecho de figurar esta imagen a la cabeza de la ejecutoria de hidalguía -perseguida por el citado Pedro Mexía durante muchos años- significa un acto de agradecimiento por haberlo, finalmente, conseguido. La concesión de este título tuvo lugar en 1588 mediante un auto de la Real Chancilleria de Granada, donde se encuentra el documento original en escritura notarial. La copia de Valladolid está escrita en escritura gótica de ejecutoria y letras doradas sobre fondo policromado. En el mismo documento aparece otra ilustración con el escudo de armas de los Mexias y un dibujo de Santiago Apóstol. El documento de Valladolid fue restaurado en 2005 y formó parte de la exposición «Chacilleria de Granada. V Centenario» celebrada en el archivo de esa Chancilleria] En el mismo inventario se cita la existencia de otra imagen de la Virgen con un niño en los brazos guardada en una caja con su vidriera. En el citado inventario no se cita ningún otro cuadro ni imagen. Posteriormente siendo Prior párroco Frey Don Isidoro López Algete, se compró una imagen de Jesús Nazareno, tal y como se desprende del escrito remitido por el citado párroco al Infante Don Gabriel, Gran Prior de San Juan, el 30 de octubre de 1776, donde le pide que se haga «un retablo o adorno a una Prodigiosa Ymagen de Jesús Nazareno que se a comprado porque no la havía para las procesiones de Jueves Santo» [ARCHIVO GENERAL DE PALACIO. Archivo del INfante Don Gabriel.Secretaria. Legajo 293].
No hay por tanto información alguna sobre la existencia de alguna pintura o imagen del titular de la parroquia, San Juan Bautista. Sin embargo en el año 1790, el nuevo párroco, Fr. Don Francisco Gregorio de Tejada solicita al Baylío o Secretario del Gran Prior, la realización de un estandarte con el dibujo de San Juan. Así se desprende de la contestación del párroco de Villarta al citado Baylío, Don Miguel Cuber:
«Villaharta y octubre 5 de 1790. Ilmo Sr. Muy Sr. Mio y de mi veneración; a la ultima que su Ilma. se sirve dirigir, mandado le diga si es estandarte o Pendón lo que tengo pedido para esta Iglesia, digo que es estandarte y que convendrá que tenga la imagen del Glorioso San Juan Bautista como Patrono; el que antes teníamos, estaba sin imagen según V.S.I. habrá visto y el palo que aqui a quedado es mui desproporcionado y de yerro la cruz; que es quanto sobre el particular me parece que devo informar.
Acabo de saber que el REy nuestro Señor se a dignado nombra a V.S.I. para Plenipotenciario o embiado a Varsovia, por cuio motivo doy a V.I. mi enhorabuenas, y me alegrare que a esto se siga otros mas grandes ascensos, y que todo sea lleno de las mayores satisfaciones…[ ARCHIVO GENERAL DE PALACIO. IDG. Secretaria. Legajo 293]

Resuelta la duda, el día 7 de noviembre de 1790, el citado Miguel Cuber, contesta al Prior confirmando la confección «de un estandarte de damasco con una pintura en el de San Juan Bautista y la cruz de la Orden de San Juan en la parte de atrás» . No se trata de un dibujo que vaya a quedar fijo en la iglesia con la representación de su patrón, sino que va a ser un estandarte que en representación de la parroquia va a estar presente en todas las procesiones que en la misma se celebran. No obstante aunque se trate de una pintura en un estandarte el autor de la misma es un gran pintor de la época. En una orden a Don Fernando de Gortari, Administrador de Rentas del Priorato se dice:
«… pague Vmd por cuenta del Gran Prior de San Juan trescientos reales de vellón [aproximadamente 1.900 € actuales] a Don Josef Beraton, por una pintura de San Juan y una cruz de Malta que ha puesto en un estandarte para la Iglesia Parroquial de Villaharta..» [ARCHIVO GENERAL DE PALACIO.IDG. Secretaria. Legajo 293].
El pintor Josef de Beratón nació en Zaragoza en 1748. Estudió primero en su ciudad natal con José Luzan y después pasó a Madrid con Francisco Bayeau, con el que estudió en la Academía de Bellas Artes de San Fernando, donde coincidió con Francisco de Goya y Luis Paret. En 1796 consiguió un segundo premio de la citada academia con su dibujo «Daniel arrojado en el lago de los leones».
Realizó varios cartones para la Real Fábrica de Tapices, asi como una serie de pinturas y otros encargos -como el de Villarta- por orden del Infante Don Gabriel, Gran Prior de San Juan. Fue nombrado pintor de Cámara de Carlos IV el 20 de noviembvre de 1782, coincidiendo en el desarrollo de este cargo con Goya. Falleció en 1796. [El hecho de extendernos en la obra de este pintor se debe a que gran parte de su obra, como la del antes citado, Cristobal Acebedo, ha desaparecido y por tanto el conocimiento de la existencia de otras obras puede servir, de alguna forma, para completar el conocimiento de su obra total.]
Estas obras que hemos citado, -imágenes y pinturas- desaparecieron como consecuencia de la guerra de Independencia, desconociendo si las mismas fueron destruidas o robadas. Durante varios años, Villarta estuvo deshabitada, pero lo sorprendente es que al regreso de sus habitantes nadie hace, ni nadie pide un inventario de los bienes que han quedado o de los que se han perdido. Sabemos, por datos accidentales, que el valioso órgano instalado en el coro de la iglesia y construido por el maestro organero Josep de Fuentes -el mismo autor que construyó el de Herencia- fue destruido y sus maderas, quedaron sin ningún valor en el citado coro. Lo prioritario en aquellos momentos, a juicio de nuestros antepasados, era volver a dejar en buen estado la iglesia parroquial que hacia escasos veinticinco años que había sido restaurada y bien acondicionada para el culto en una larga y costosa obra.
En esos momentos fue encargado como arquitecto de la nueva restauración Don Sebastian de Azcuaga que tenía el nombramiento de director de obras de las Encomiendas de los Infantes y del Gran Priorato de San Juan, cargo pare el que fue nombrado el 7 de junio de 1815, en la plaza vacante que se había originado como consecuencia de la muerte de Don Juan de Villanueva. Prometida esta restauración por el rey Fernando VII, va a ser el Gran Prior de San Juan el que tome las riendas de dicha promesa, implicando en ella al Cardenal Arzobispo de Toledo, Don Luis de Borbón. Va a ser el secretario del Gran Prior, Don Antonio María Izquierdo el que se pone en contacto con el Arzobispo Cardenal de Toledo a quien en oficio de 14 de agosto de 1818 le dice:
«Eminentisimo y Excelentisimo Señor: La villa de Villarta, perteneciente al Gran Priorato de San Juan ha sido una de las que mas han experimentado las calamidades de la guerra. Su localidad, en medio de la carretera para los cuatro reinos de Andalucia le atrajo la desdicha de ser invadida un sin número de veces por las tropas francesas y la valerosa resistencia que hizo el vecindario el año de 1809 a una porción de aquellas, muy superior en número, coadyudo, principalmente, a que las catastrofes fuesen mas terribles y las invasiones mas frecuentes; de suerte que abandonado el pueblo a la ferocidad del enemigo [Hay que señalar que el paso de las tropas nacionales por Villarta fue tan destructivo como el de las francesas, conviertiendo a Villarta en lo que luego se llamó «ciudad abierta» para combatir] , se vio desamparado y casi desierto, arruinadas las fortunas de sus habitantes, robados sus intereses, saqueadas e incendiadas sus casas, juntamente con la iglesia parroquial y hecho un sitio de desolación; siendo una buena prueba de la verdad de estos hechos, verdaderamente heróicos, la de que habiendo sido elevados a notiicas del soberano en el año 1814, le merecieron su Real aprecio y consideración y supo premiarlas por su Real Orden de 28 de julio del mismo año dirigida a la justicia y Ayuntamiento en que mando la reedificación de la Iglesia por los participes en los diezmos [entre ellos el propio Arzobispo de Toledo] y concedió a la villa el honroso y significativo titulo de Leal, liberandola de contribuciones por diez años para que con este auxilio se restablecies con mas facilidad la población. [ARCHIVO GENERAL DE PALACIO. IDG. Secretaría. Legajo 294]
El Arzobispo de Toledo comunica la disposición del arzobispado a cumplir la orden del rey Fernando VII y dice: «… no he dudado en satisfacción a la debida harmonia entre ambas dignidades, desde el momento del recibo del citado oficio de V.S.I. el mandar, como efectivamente he mandado, sean cualquiera los derechos respectivos, que en litigio se haian expuesto que reteniendose desde los frutos presentes toda la parte que me corresponde en el contigente del tercio de Villaharta, se destine a la obra de su Iglesia hasta llenar la quota respectiva a ella hecho repartimiento de lo que impoorten los gastos..» [ARCHIVO GENERAL DE PALACIO IDG. Secretaría. Legajo 294].
En esa fecha el Arquitecto D. Sebastian de Azcuaga, ha pasado ya, por indicación del Gran Prior Don Carlos Maria Isidro, a Villarta para evaluar la situación de la Iglesia, de cara a su restauración y declara que toda la cubierta está destrozada quedando las bóvedas al aire, con el riesgo de desplome de todas ellas. Hace dos planos: uno de la situación de la Iglesia en ese momento y otro de cómo debería quedar y comenta en sus escritos que los ha presentado en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, como era preceptivo, pero esos dibujos, no aparecen en los registros digitalizados que hemos consultado de los archivos de la citada Academia.En la junta General de la Real Academia de San Fernando celebrada el 8 de enero de 1816, se escribe en el acta lo siguiente: Sobre algunas obras y planos remitidos de varias partes del reyno a la censura, examen y corrección de la Academia y enterado de todo S.A. se dignó conformarse con los respectivos dictámenes de la Comisión y manda que con arreglo a ellos se comuniquen las órdenes correspondientes» [ARCHIVO DE LA REAL ACADEMIA DE SAN FERNANDO. Acta de la sesión celebrada el 8 de enero de 1816]. De esta reconstrucción terminada en 1819, nada quedó porque, una vez más, después de la guerra civil y exceptuando la estructura física de la iglesia, todo volvió a desaparecer permaneciendo solamente la pila bautismal realizada en 1819 por los maestros canteros de Alcazar de San Juan y en la que aparece un sorprendente «lauburu» labrado, de claro origen vasco. En cualquier caso parece ser que en esta ocasión tampoco se hizo inventario de las obras de arte que habían desparecido.
Si en la anterior etapa la figura del patrón San Juan aparece ya con gran importancia dibujada en el pendón parroquial, en esta restauración llevada a cabo durante los años 1816 y 1819, la figura de San Juan adquiere ya un valor artístico importante al ocupar el centro del altar mayor con un cuadro importante del patrón de Villarta. En uno de los informes realizados por el arquitecto Azcuaga, hablando de la pintura que debe darsele a la iglesia dice:
» El tavernaculo sera imitado a marmoles delmejor gusto, siendo dorados los capiteles, vasa, molduras, ojas, clavos romanos y interior del sagrario. Los dos altares coraterales serán tambien imitados a marmoles con sus molduras doradas. El púlpito con su columna tornavoz y varanda sera tambien imitado a marmoles..»
Y continua diciendo que «.. por el importe de las tres pinturas de San Juan, San Francisco de Asis y San Carlos Borromeo para los tres altares egecutados por Don Zacarías Velazquez, pintor de Cámara de S.M. hechura y dorado de sus marcos, 11.000 reales de vellón [aproximadamente 70.000 € actuales].

Zacarías González Velazquez, nacido en Madrid en 1763 y fallecido en 1834, se había formado como pintor en el estudio de Mariano Salvador Maella y en la Academia de San Fernando que entonces dirigía su padre, siendo premiado en los años 1778 y 1781. El título de Académico de Mérito le fue concedido en 1790, siendo nombrado Pintor de Cámara de Carlos IV en 1802. Bajo el reinado de Fernando VII los cargos de Director de Pintura y Director general de la Academia. Su labor pictórica se desarrolló, especialmente, como de muchos de los frescos de las bóvedas del Palacio de El Pardo o la Casa del Labrador del Real Sitio de Aranjuez, Pero además produjo una abundante obra de óleos de los cuales mas de treinta se conservan en el Museo del Prado donde se conservan doce escenas de la vida de San Francisco [ENCICLOPEDIA DEL MUESO DEL PRADO. // CAMÓN AZNAR, JOSÉ: Arte Español del siglo XVIII. Summa Artis. Pág, 215-216]. Estos cuadros no sabemos sin llegaron a destruirse durante la guerra civil pero nos queda la esperanza de que pudieran haber sido puestos a recaudo por la Junta de Recuperación.

Finalmente leo en el programa que la iglesia podría ser inaugurada con la función a San Juan Bautista. Después de casi cien años nuevamente se tuvo que empezar de cero pero esta obra que ahora se esta finalizando es la más importante de todas porque se ha hecho con el esfuerzo económico de todos los villarteros o de casi todos, reuniendo incansablemente fondos de cualquier lado y sin regatear esfuerzos; gracias sobre todo a un buen grupo de personas que con frio o calor, después de sus jornadas de trabajo, se reunían en la casa del cura o en la propia iglesia para sacar adelante la que deberá ser la nunca olvidada obra de un pueblo que ha querido conservar y revitalizar uno de sus monumentos. Detrás de las maderas, con nocturnidad y casi vergüenza, han ido poniendo sus nombres para que queden ahí para siempre. Y con todos ellos el corazón incansable de un cura joven, entusiasta capataz de las obras, artista y formador de artistas: Juan Carlos. Gracias a todos.
José Muñoz Torres
Cronista oficial
Gracias, Pepe, por seguir descubriéndonos trozos de nuestra historia como pueblo.
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