La hoguera y la procesión.., por José Muñoz Torres

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El día 6 de enero del año 1973, el diario La Vanguardia de Barcelona, publicaba una noticia acerca de nuestras Paces. Es la primera noticia que encontraba de nuestras fiestas en un periódico catalán. Cuando descubrí la citada noticia, habían pasado ya muchos años. La emigración de los años sesenta, -esos que hemos recordado en la semana cultural de este año-, había cesado;  las muchas  familias villarteras habían encontrado su bienestar o su vivir, -mejor o peor-, en tierras ajenas a las suyas. Fueron tiempos duros para ellos pero, poco a poco, fueron saliendo adelante y hoy sus descendientes, sin olvidar, -ni renunciar a sus orígenes- son y viven como catalanes, valencianos, madrileños, franceses, suizos,… porque allí tienen su casa y allí han hecho su vida. Pero durante estos días fríos de enero, hay algo que les vuelve a otros tiempos, a otras épocas, -quizás peores, pero inolvidables-, a ese lejano y pequeño pueblo manchego que tuvieron que dejar. En estos días, algo se les remueve en la memoria y de alguna forma viven otra vez sus Paces, ¡las Paces de la lejanía!. El tiempo no ha borrado sus recuerdos, ni mucho menos sus sentimientos y todos en la casa, hijos y nietos, empiezan a oír hablar, -otro año- de Paces; como todos los años, como hace muchos años. La mayoría de la familia se sabe todo de memoria pero siempre hay algún nieto que se acerca a los abuelos y busca acomodo junto a ellos. Y escucha lo de todos los años: las Paces en que  «empezaron a salir»(1) el día de San Ildefonso -al terminar la hoguera-, o como el día de la Paz  iban a la procesión, él tirando cohetes, ella junto a su Virgen, llorando y rezando. La verdad es que la familia se sabe, sobradamente, la historia pero esta conversación, en este día, se ha convertido ya en una tradición y al nieto le gusta verse reflejado en los húmedos ojos del matrimonio. Fotos, -cariñosamente guardadas y ya ajadas por el tiempo-, vuelven a pasar de manos a manos. Y los personajes que en ellas aparecen, -anónimos para ellos- son ya reconocibles y próximos. Así un año y otro año,… Quizás,  el nieto, en alguna ocasión, cuando sea mayor, viaje a ese pueblo, a ese lugar de la Mancha, y descubra esas fiestas que tanto conoce sin haberlas visto…

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Esperando que salga la Virgen

Parece claro que al hablar de fiestas populares y tradicionales como son las Paces, el cronista, el historiador, tienda a hablar de lo mas evidente, de lo mas destacable; de aquello, que de alguna forma puede asombrar a los que no conocen las fiestas: la hoguera, la procesión,los cohetes, la Operacion 2000, … Es normal que el cronista se extienda hablando de la antigüedad de ellas, de su proyección nacional, de…. Pero al cabo de tantos años, el cronista cae en la cuenta de que todos los años repite casi lo mismo, salvo algún detalle nuevo o desconocido y -por un momento- piensa si está dejando de contar algo más importante. Y se pregunta ¿no estaremos olvidando algo de nuestras Paces?. Posiblemente, en estos años de crisis y de desesperanza, sea el momento para hablar  de las otras Paces: ¡de las Paces interiores de cada uno!. Esas Paces personales que cada uno de nosotros empieza a celebrar, a festejar, a recordar, desde el mismo día 14 de enero. Y es que, -al menos, eso pienso- si a las fiestas de todos no le unimos la personal de cada uno, poco a poco, se irán desvaneciendo en aras de lo nuevo….

No hace tanto tiempo los sarmientos, recién podados, eran un bien muy valioso para las familias. Los sarmentaores(2) los iban agrupando, unos junto a otros, haciendo gavillas(3). Las gavilleras, -unas grandes y opulentas y otras sencillas y discretas- ocupaban lugar de privilegio en los corrales y -como es lógico- significaban el nivel económico de sus poseedores. Los mozos en busca de novia miraban, e intentaban ser mirados, por las hijas de aquellos labradores cuyas gavilleras  asomaban por encima de las tapias del corral: ¡ Buena gavillera!, ¡buenas viñas! y.. ¡buena moza para pretender!. De esa leña se surtían para la lumbre diaria con la que hacer la comida y soportar los fríos inviernos. Entonces no recogía los sarmientos el tractor ni se amontonaban en los linderos para pegarles fuego, como ahora se hace. Antes era otra cosa. Antes era un trabajo duro y laborioso. Si hago estas observaciones no es por comparar situaciones (gracias a Dios hoy el trabajo de la gente del campo es otra cosa) sino para valorar un hecho. El de que una gran parte de nuestra tradicional y monumental hoguera estaba formada por gavillas; es decir, ¡estaba formada por el esfuerzo duro e ingrato que de forma desinteresada se ofrecía a la Virgen!. Es cierto, que había algunos que se vanagloriaban de sus ofrecimientos diciendo los motivos de los mismos y haciéndolo a buena hora, para ser vistos por todos, en la pequeña plaza de la Ermita. Sin embargo, junto a ellos, había ofrecimientos sencillos y callados que aprovechaban el amanecer para descargar, sin ser vistos, sus humildes gavillas en la plaza, aún a oscuras. Asi desde siempre.   

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El remolque de Pacito preparado para descargar sus gavillas en la hoguera

 Las Paces interiores de cada uno, los motivos de celebración de cada uno, han ido conformando, desde siempre, la hoguera: el buen parto de la mujer, el hijo que se había recuperado de una grave enfermedad, el hijo que había tenido la suerte de no hacer el servicio militar en África, el buen año de cosechas, el trabajo conseguido, … ¡tanta y tantas razones! unas sabidas por todos y otras, las mas, conocidas por pocos. Este sentido de sacrificio y ofrenda es lo que sigue haciendo verdaderamente tradicional y monumental nuestra hoguera. Nuestros actuales leñeros asi lo entienden todos los años y asi lo manifiestan al descargar sus inmensos remolques de leña. Asi lo hace aún Pacito, que a sus despacios  prepara sus gavillas y en su pequeño pero bien cargado remolque acerca su esfuerzo a la plaza el día de San Ildefonso… La Virgen, que sale en procesión de visperas esa misma tarde, ve el buen color de la leña y percibe complacida el olor a monte, a encinas cortadas o a gavillas de amor. Ya anochecido, entre luminarias de cohetes que quieren iluminar su rostro, vuelve a entrar en su casa, en su templo, esperando el momento, ya bien de noche, en que el fuego de la hoguera se tranforme en imaginarias figuras que arrastran la tradición y el amor de un pueblo hasta lo más alto. Si la noche está serena, sin viento, la hoguera es abrazada por el pueblo que, a distancia prudente, calienta su cuerpo y aviva sus recuerdos. Si el viento acompaña, el pueblo se mueve en torno a la hoguera buscando el mejor acomodo. Algún petardo, rompe los murmullos, pero no es noche de pólvora sino de fuego. Un autor(4) que se ha interesado por nuestra fiesta apuntaba la idea de que esta hoguera se trataba de un rito purificador recuerdo de una civilización antigua que fuese aumida por los pobladores ya cristianizados pero no hay señales de esta supuesta civilización. El hecho de que los vecinos se llevasen leña a sus casas -continuos viajes de carretillas llenas de lumbre de la hoguera, daban pie al citado autor para afirmar el hecho purificador que podía suponer entrar en las casas el fuego de la hoguera… Personalmente, creo, que era algo más humano, mas normal o necesaario,… era simplemente la posibilidad de disponer brasas gratis paara varios días en esas casas que no disponían de los medios que ahora disponemos. Pero esta posibilidad no estaba reñida con el hecho de disfrutar de parte de la hoguera de la Virgen en las propias casas. Hay que señalar que el propio Ayuntamiento, como representante del pueblo, compraba los haces de leña necesarios para dar el toque final a la hoguera. En 1904, el alcalde Ceferino Jiménez, recogía en un cuadernillo los gastos de las Paces de ese año y entre ello anotaba el registro de un gasto de 65’50 pesetas por leña y almendras para la Paz.

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La hoguera 

«Aún se afanan en limpiar los rescoldos de la gran hoguera de la noche anterior.. Aún se están recogiendo los últimos en abandonar el baile,… Aún los chicos dan vueltas, nerviosos, en la cama,… aún la madrugada impide el paso al nuevo día,… Cuando, de pronto el silencio se rompe y un trueno grave y seco hace la primera llamada para acudir a la colocación de la Operación 2000. ¡Ha llegado el gran día y un pueblose pone en movimiento para festejar a su patrona! [FERNÁNDEZ GONZALEZ, BORJA/ MUÑOZ TORRES, JOSE.- Las Paces. Fiestas patronales de Villarta de San Juan (Ciudad Real) en honor de Ntra. Sra. de la Paz. Ayuntamiento de Villarta de San Juan, 2014]. Es el día 24, el día de la Virgen. Ese día, lo cultural, lo social, lo popular y lo religioso, amalgaman la esencia de lo que debemos entender como tradición. Tradición, por otro lado, que deja el margen suficiente, para nuevas formas o actuaciones como es el caso de la Operacion 2000. El primer momento del largo e intenso día es eminentemente religioso. Se trata de la solemne función religiosa en honor de la Virgen. En ella destaca la presencia de una   capilla(5) y la presencia de varios sacerdotes que concelebran la Misa.

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Esperando que salga la Virgen

Finalizada la misa y comprobados los portadores de los brazos que ganaron la puja del año anterior, la Virgen es sacada a hombros. Se entreabren las puertas de la iglesia y un impetuoso «Viva la Virgen de la Paz», seguido de vivas y aplausos acallan los murmullos de la plaza. Sobre las 12:45, la Virgen están sobre los hombros de los villarteros en su plaza. Toda las personas, todos los rostros, todos los ojos buscan a la Madre: «¡No les pesas, María; ni ellos hoy tienen prisa. Quieren ver tus ojos claros; quieren ver como los miras!». Cuesta trabajo abrirle camino a la Virgen. Algún miembro de la Hermandad dirige los pasos del pendón hacia la calle Postas y los miembros de protección civil, policia municipal, Cruz Roja y demás miembros del voluntariado empiezan a dejar expedita la calle para el disparo de cohetes por las peñas y el andar lento de la Virgen sobre los hombros de sus fieles. Poco a poco, la procesión de la Virgen de la Paz se ha ido ordenando y Ella navega sobre una multitud de corazones… Decía A. FONT BLANCO, un poeta local, ya fallecido:

«Hay una virgen y un pueblo,

un fuego y una locura

y todo por la hermosura

del veinticuatro de enero».

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La procesión por la calle Postas

…. Pero aunque la emoción sea historia, aunque los suspiros, las lágrimas y las miradas expliquen mejor que nada y que nadie lo que todo esto representa para tantos y tantos de nosotros, hemos de volver al testimonio austero del por qué, del cómo y cuándo de esta celebración a la que habrá que buscarle algun otro calificativo más allá del actual de fiesta de interés regional. 

¿Por qué la doble procesión de los  día 23 y -la más importante- del día 24? La Virgen de la Paz, desde que tenemos información histórica permanecía en una pequeña ermita, fuera del pueblo, al cuidado de un santero. La vinculación jerárquica o su dependencia con las autoridades religiosas eran escasas y de ahí las pocas referencias oficiales que de ella se encuentran. Para su cuidado y cargo, un Administrador de sus bienes o una pequeña cofradía. El prior o párroco  no tenía vinculación expresa con esa ermita ni el culto en ella era obligado. Algo así pasaba con otras muchas devociones de otros pueblos: La Virgen de la Sierra en Villarrubia, la del Monte en Bolaños, la Virgen de las Cruces en Daimiel. Todas estaban alejadas de sus pueblos y de sus iglesias. Sólo en su festividad, para ser festejadas religiosamente, eran llevadas a la parroquia titular. En el caso de Villarta, la Virgen de la Paz era acercada la vispera del día 24 a la parroquia para celebrar la festividad de  visperas y al día siguiente,  el día de la festividad,  celebrar la función religiosa. Es cierto que en algún momento como en los años 1814 al 1819, la pequeña ermita se convirtió en sede de la parroquia al haber sido destruida la iglesia parroquial durante la guerra de la independencia y, quizás, este hecho ocasionara que las celebraciones religiosas se repartiesen entre los dos edificios, como muchos hemos llegado a conocer.

Son varios los aspectos especiales de la procesión. El primero es el perfecto ensamblaje entre lo religioso y lo popular ( habría que incluir últimamente el aspecto turístico) que se convierte en una verdadera manifestación de religiosidad popular en que lo que prima es la manifestación de un amor, cariño, sentimiento , .. hacia la Virgen. Los otros aspectos son: la procesión en si con el lanzamiento continuado de miles de cohetes durante todo el recorrido, la entrada en la iglesia vieja, la Operación 2000, la puja y la entrada definitiva en el templo con la firma de aceptación de los portadores de los brazos del importe de la puja.

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Cohetes en la procesión del 23 de enero. Visperas

El lanzamiento de cohetes a mano durante toda la procesión es la acción más visible de la procesión ( se pueden llegar a disparar más de 10.000 docenas de cohetes) pero el trasfondo de ese lanzamiento es quizás lo mas importante por los condicionamientos humanos que son causa del lanzamiento de los mismos. Al igual que la descarga de la leña en la plaza -de la que hablábamos- durante el año se hacen promesas de disparar determinado número de cohetes (docenas) por algún hecho acontecido o que afecte al oferente: el nacimiento de un hijo, curación de alguna enfermedad, o cualquier acontecimiento jubiloso en alguna familia. No existen -como es lógico- baremos ni cantidades fijas sino que el cumplimiento de estas promesas están en función de las posibilidades económicas y, sobre todo, de la ilusión y el agradecimiento de quienes las ofrece. En situaciones normales, eran los propios oferentes los que tiraban los cohetes, acompañados por familiares y amigos, sin embargo normas de seguridad, del propio cumplimiento de la promesa y de efectividad propiciaron la idea de la creación de la Operación 2000 y posteriormente de las peñas. La utilización de la pólvora como elemento festivo es consustancial a todas las fiestas de los pueblos de España, si bien su máximo esplendor aparece en los pueblos del Levante español. Lo llamativo de nuestra festividad es la gran cantidad de cohetes que se disparan a mano y el hecho de ser voladores y no truenos o tracas como en el Levante español o carretillas como en el vecino pueblo de Puerto Lápice en las fiestas de San Antón. Últimamente, alguien está divulgando la explicación, -sin que haya documentación alguna que lo ratifique- de que el origen de esta tradición es el final de la guerra de la Independencia, y la aparición de una nueva época de tranquilidad. Pero esto no es muy dudoso ya que durante la citada  guerra Villarta fue totalmente destruida y su recuperación duró muchos años. Todavía en 1823,  el propio rey Fernando VII en su viaje hacia Andalucía no  pasa por nuestro pueblo debido a la situación de destrucción del mismo y el malestar de sus vecinos. Además, poco después se inician las guerras carlistas que, de alguna forma, supusieron intranquilidades continuas a nuestros antepasados. No creemos que eran tiempos de celebraciones. Si parece más viable el hecho de estar muy en contacto con la pólvora debido a la existencia de varias fábircas en pueblos cercanos como en Herencia y, fundamentalmente, en Alcázar y Ruidera. Es posible que en pequeñas cantidades incluso se dispusiera en Villarta de polvora ya que se fabricaba de la barrilla, planta parecida al salicor que se cultivaba en las zonas mas salobres del río. La entrada en la iglesia vieja supone en la actualidad un reconocimiento del pasado, en recuerdo de la obligación que existía de llevar a la Virgen a la iglesia Parroquial. Allí la ceremonia religiosa queda, como casi todo en esta fiesta, en manos del pueblo que entona, emocionado,  la Salve y los himnos de la Virgen.

El siguiente y esperado momento es el disparo de la Operación 2000. En un libro que editó la propia junta de la Operación 2000, decíamos: «… alguna mañana del año 1972 ó 1973, en el ya simbólico kiosko, en una conversación de esas que habitualmente surgen sin pensar, Abelardo Martínez, José Antonio Rincón y Alfonso Isla, tuvieron la idea de disparar los cohetes de forma conjunta, poniendo como meta el dispar de una vez dos mil docenas de cohetes. El primer año, recuerdan que fueron 500 docenas, el segundo alcanzaron las 8oo docenas, el tercer año llegaron a las 1400 y el año 1977 se alcanzó la cifra que daría nombre a un momento especial de las Paces, ya ecpecialmente significativo y entrañable, dos mil docenas de cohetes y de ahí  la Operación 2000. A lo largo de estos veintisiete años [ya, en la actualidad más de 43 años] muchas personas se han encargado de dirigir esta Operación y otras muchas de mantenerla viva …..  [ TRES DECADAS DE OPERACIÓN 2000. Villarta, 2001]. Durante muchos años la Operación se realziaba en la plaza del Ayuntamiento y se disparaba cuando la Virgen llegaba a sus proximidades; el espacio reducido de la plaza, en medio de la población supuso, -tras las peticiones del Gobierno Civil de Ciudad Real y otras autoridades-,  la necesidad urgente de buscar otro lugar para hacer el disparo, decidiendose que este tuviera lugar a los pies de la pequeña elevación de la iglesia, en un impresionante mirador, desde el que la Virgen y todos sus fieles, ven como se eleva de golpe  un inmenso ramo de amor a la Virgen de la Paz. Poco a poco se vuelve a organizar la procesión y en un interminable paseo, la Virgen, muy tranquilamente, muy lentamente, es llevada hasta la plaza del Aayuntamiento donde se iniciará el otro momento especial: el inicio de la puja. ( Antes, y de forma simbólica se disparar otra pequeña Operación 2000 en recuerdo de la primitiva que allí se disparaba).

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Operación 2000 desde el Mirador de la Virgen en la iglesia vieja

El que comience la puja en la puerta del Ayuntamiento se explica porque antiguamente los gastos de las Paces eran asumidos por el propio Ayuntamiento y de esta forma, con el importe de la puja se sufragaban parte de los gastos. Sin embargo a principios de 1944, la Hermandad de Ntra. Sra. de la Paz, hace una petición formal al Ayuntamiento, solicitando el importe d ela puja y atendiendo dicha petición, el Ayuntamiento en sesión extraordinaria celebrada el día 12 de enero de 1944 tomó el siguiente acuerdo:

«Día 12 de enero de 1944.- Extraordinaria. Asistentes: Benito Calcerrada, Manuel Garrigós, Manuel Yepes, Marcelo Negrillo y Victor Muñoz.

En esta villa, siendo las veinte horas de la fecha arriba expresada, los señores anotados al margen que componen esta gestora(6), reunieronse en el salón de sesiones del Ayuntamiento para tratar de los asuntos comprendidos en el orden del día.

Leída el acta de la anterior sesión, se aprobó por unanimidad. Por la Presidencia se hace manifiesto que la Junta Directiva de la Hermandad de Nuestra Señora de la Paz, ha manifestado verbalmente no estar conforme con el acuerdo que se le ha comunicado, tomado en la sesión anterior en que se le cedía el importe total al que ascendiese la puja de los brazos de dicha imagen a partir de las fiestas del año actual, con la condición de encargarse dicha Hermandad de todos los festejos tanto religiosos como profanos que se celebren los días 23, 24, 25 y 26 de enero de cada año, insistiendo nuevamente dicha Hermandad y recabando de esta Gestora, se le conceda a la Virgen lo que por derecho le corresponde, o sea, administrar el importe total de dicho ofrecimiento a partir del próximo que se celebre, con la condición de sufragar  la Hermandad los gastos que se le ocasionen  en la organización de todos los festejos puramente relacionados con el culto católico de la Santa Viren, tales como novenario, predicador, funciónes religiosas, capilla, etc. y la alcaldía que organizara por su cuenta y como lo crea oportuno cuantos actos profanos considere celebrar, tales como hoguera, fuegos artificiales, música, etc. comprometiéndose  la Hermandad a sufragar la mitad del coste de dicha música con el fin de que asista a las funciones y actos religiosos que organice la Hermandad en honor de la Santísima Virgen, Patrona de esta Villa, manifestando también que para elegir dicha Banda de música que haya de amenizar las fiestas deben ponerse de acuerdo Alcaldía y Hermandad. Enterados todos los señores asistentes de las proposiciones anteriores hechas por dicha Hermandad y discutidas que fueron ampliamente sin lograrse unanimidad de pareceres sobre dichos extremos, el Señor Alcalde Presidente pasó a votación este asunto que dio el siguiente resultado: Votaron en contra de dichas proposiciones los Gestores Dn. Marcelo Negrillo y Dn. Manuel Yepes y a favor los Gestores Dn. Manuel Garrigós, Dn. Victor Muñoz y la Presidencia, en total tres votos contra dos; existiendo por tanto mayoría de votos se acordó a acceder en todo a las proposiciones de dicha Hermandad en la forma siguiente: 1º Que la Hermandad de Nuestra Patrona la Santísima Virgen de la Paz como única persona jurídica que entiende en la dirección y administración de los bienes que pertenecen a dicha imagen se encargue todos los años a partir del actual, del importe total a que asciende la puja u ofrenda que tradicionalmente se le viene haciendo por los cuatro brazos de sus andas el día veinticuatro de enero de cada año, siendo ella la que cobre el importe ofrecido a cada uno de los señores donantes. 2ª  Que dicha Hermandad a partir de las fiestas que se celebren el próximo año, será la encargada de organizar por su cuenta cuantos actos crea oportunos relacionados con el culto católico en honor de la Santísima Virgen y sufragará todos los gastos que ocasionen dichos actos religiosos, tales como novenario, predicador, sacerdotes, funciones religiosas, capilla, etc. abonando asimismo a esta Alcaldía la mitad del importe a que ascienda el contrato que se celebre con la Banda de Música que se acuerde asista a las fiestas con la obligación pot parte de esta Alcaldía de que dicha Banda de música asista a las funciones religiosas y cuantos actos católicos organice la Hermandad en honor de la Virgen, siendo los demás actos que se celebren en dichas fiestas organizados por esta Alcaldía, por cuenta del Ayuntamiento y como es consiguiente  con fondos ajenos a los de la Santísima Virgen y 3ª Que para la elección de la Banda de Música que haya de acudir a las fiestas se pondrán de acuerdo con antelación necesaria  esta Alcaldía y la Hermandad referida. Que se le comunique este acuerdo al Señor Presidente de dicha Hermandad con copia al mismo para que le sirva de documento que acredite la concesión de sus derechos y obligaciones.

   Y no habiendo mas asuntos que tratar se da por terminada esta sesión siendo las veintitres horas levantando la presente acta que firman todos los señores asistentes, certificando el secretario. [ ARCHIVO MUNICIPAL DE VILLARTA DE SAN JUAN. Libro de Actas del Ayuntamiento.]

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Inicio de la puja en la puerta del Ayuntamiento

Y volvemos a nuestra procesión. A partir de ese momento que se inicia a las puertas del Ayuntamiento, las personas que ganaron la puja del año anterior pierden sus derechos de portas las andas de la Virgen y la nueva puja, sin apenas movimiento, durante el trayecto interminable de la procesión por la calle Tercia, va a determinar quienes serán los portadores de las andas del próximo año. Solo al llegar la Virgen a la puerta de la Iglesia se inicia verdaderamente la puja, con continuos cambios  e intentos de pasar la Virgen al templo. NUevas pujas hacen volver atrás a la Virgen hasta que en un momento detrminado, no antes de las 5:30 de la tarde, vitores, música y aplausos acompañan a la Virgen hasta dentro del templo. Desde las 12:45, aproximadamente la Virgen de la Paz, ha recorrido Villarta. Sus gentes la han acompañado y otros muchos que, por edad o salud, no han podido acompañarla la han contemplado a través de las ventanas de sus casas, entre suspiros, llantos y alegrías, recuerdos y deseos, ..

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Firmando las adjudicaciones de los brazos tras la puja.

Estamos a día 21, y aún quedan dos días de novenas. Mañana, al finalizar la última novena, la pólvora aparecerá en la noche fría de enero como preámbulo de los días de fuego y pólvora, de amor y tradición que son el 23 y 24 de enero. Seguiremos con el tema. Como decía un conocido villartero al acabar las Paces: «¡apurad, mocicas que ya no hay más fiestas hasta carnaval!».

Notas:

(1) Empezar a salir: Inicio formal de relaciones. Primer momento de noviazgo 

(2) Sarmentaores: Peones agrícolas  que iban detrás de los podadores recogiendo los sarmientos para hacer gavillas.

(3) Gavilla: La definición del Diccionario de la RAE dice que gavilla es el conjunto de sarmientos, cañas, mieses, etc.  sin embargo no es infrecuente en los nuevos medios como Wikipedia u otros similares, asociar exclusivamente el término gavilla al conjunto de mieses mayor que el manojo y menor que el haz.

(4) Nos referimos concretamente a LUIS E. PALACIOS que publicó un artículo titulado Las Paces en la Revista Narria.

(5) Capilla: Aunque la RAE define capilla como cuerpo de músicos asalariados de alguna iglesia, se le aplica a la pequeña agrupacion o coral musical que interviene en algunos momentos de las funciones religiosas.

(6) En los años inmediatamente posteriores a la guerra civil, los ayuntamientos estaban formados por una Comisión gestora cuyos componentes ejercian las mismas actividades que los concejales. En aquellso momentos los gestores/concejales eran cuatro y además el presidente de la Junta gestora que asumía las funciones de Alcalde.

Fotografías de Borja Fernández

José Muñoz Torres

Cronista Oficial.


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