Con permiso de Forges, que en la gloria esté
Recordando, sin entrar en profundidades, algunas lecturas de los inicios de la humanidad, me embarco en el libro del Génesis, en su capítulo 3. Una pareja: un hombre y una mujer ( o una mujer y un hombre) viven felices en el paraíso, o al menos eso nos hace imaginarnos la lectura. Tienen de todo, según parece, pero el mal acecha y busca la ocasión propicia y en forma de serpiente se acerca a la mujer y abre la duda. Ante el buen hacer y decir de la serpiente, la mujer, al final, tomó fruta del árbol prohibido y comió y le dió al hombre para que comiese. Y cuando el Creador observó el hecho, le dijo al hombre (no a la mujer sino al hombre): «¿Es que has comido del árbol de que te prohibí comer?» (repito, se lo dice al hombre no a la mujer) y el hombre, en su corta existencia (no en su corta inteligencia, si no en el poco tiempo que llevaba con vida) ve la ocasión de «echarle el muerto» a alguien. ¿A quien? Evidentemente solo existe la mujer a quien culpar: «¡ La mujer que me diste por compañera me dió de él y comí!» . Los expulsó el Creador de la buena vida y le dijo de todo, menos bonitos. Y la mujer, ya para empezar, se llevó la peor parte: «Multiplicaré los trabajos de tus preñeces. Parirás con dolor los hijos y buscarás con ardor a tu marido, que te dominará». El autor de la traducción de la Biblia que tengo entre manos, como quien no quiere la cosa, dice respecto a este momento: «En estas palabras de Dios a la mujer y al hombre resalta la diversa misión del uno y de la otra en la familia: La del hombre es ser jefe de ella y su mantenedor; la de la mujer, cumplir el ansiado oficio de la maternidad». [En otros tiempos, hace mucho, mucho tiempo, este atrevido resumen del primer momento de la vida de la humanidad, podría haberme traído un calor abrasador de la hoguera hecha para estas ocasiones o, al menos, un estiramiento de músculos en las «modernas instalaciones» que en «climatizados lugares» disponía la «Santa» Inquisición. Ahora, gracias a Dios y a muchos hombres y mujeres ( a pesar de algunos hombres), esto no pasa de ser un torpe chascarrillo sobre la existencia del hombre (y de la mujer, aunque cuando digo hombre estoy hablando del ser humano) sobre la tierra.
Con permiso de Forges que en gloria esté
Pero el que esté escrito como una historieta, no precisamente graciosa, no quiere decir que las palabras del Creador no se hayan cumplido, contando para ello con la complicidad del jefe de la familia y mantenedor de la misma: el varón. Y la mujer fué pasando su existencia convertida en herramienta, creadora con dolor de descendientes que siguieran el ideal paterno de ser dueños y poseedores de todo lo existente sobre la faz de la tierra. En la historia que conocemos de nuestra humanidad, de vez en cuando, han ido aparecido mujeres de tan extraordinaria valía que al hombre no le quedó más remedio que aceptar y reconocer su importancia, e incluso le buscó un lugar en los grandes libros de historia para recuerdo de su buen quehacer. ¿Que trabajo le costaba? El Creador, también ayudó un poco, permitiendo que naciera una mujer sencilla que poco a poco fue conocida, querida, admirada por todos, incluidos los hombres. Y esa mujer, la Virgen, fue siendo ensalzada, sin que el hombre se diera cuenta de que daba comienzo a una lenta, lentísima, revolución, escondida tras el cariño hacía una virgen sencilla, al fin y al cabo una mujer.
Y fue pasando el tiempo; ahora que ha pasado, a algunos les puede parecer muy rápido pero fue lento y pesado para todos pero sobre todo para la mujer que seguía en la casa, trabajando para la familia porque si algo faltaba, ella misma, era la que hacía que esa falta no fuese para el resto de familia sino para ella. Y llegó un momento en que el Creador hizo caer al hombre en la tentación y fue creando y permitiendo la existencia de árboles del bien, y de la ciencia, y de la comodidad, y el hombre vio que eso estaba muy bien y cada vez se acercaba mucho más a esos árboles. En poco tiempo, no pudo imaginar que se pudieran conseguir tantas cosas, tanta comodidad, tan buena vida,… y por un momento dejó, con malhumores continuos, que la mujer tambien se acercase a la fuente del saber y la mujer fue aprendiendo y tuvo la habilidad suficiente para hacer que, aunque el jefe siguiera siendo el hombre, este comprendiese que lo que hacía la mujer era bueno. Y poco a poco la mujer empezó a leer, empezó a trabajar fuera de la casa, hizo «carreras» que solo antes hacía el hombre, sabía hacer cosas que al hombre le favorecían. Y así sin darse cuenta el hombre pero con mucho trabajo por parte de la mujer, esta se fue haciendo un sitio fuera del hogar y cuando el hombre de dió cuenta, la mujer ya casi era tanto como él… En la mayoria de las ocasiones trabajaba y sigue trabajando el doble: en casa y fuera de la casa, pero en muchas otras ocasiones la mujer sabe que tras ella, en su casa y fuera, ya no hay un jefe de familia sino dos personas, hombre y mujer, que luchan juntos por conseguir una vida mejor y que se está consiguiendo.
La mujer ha tenido que medir sus pasos en ese avance continuo. Unas veces ha dado dos pasos rápidos y ha parado para ir asentando lo conseguido, algunas veces ha visto tan cerca la solución que sin darse cuenta ha corrido como si ya lo tuviera en la mano todo lo que buscaba y, muy a su pesar ha tenido que dar algún paso atrás para poder tomar fuerza y seguir avanzando…. Etc. etc.
Hoy, 8 de marzo, es día de la mujer, -que llegará un día en que gracias a todos no haya nada que celebrar-, es el momento de felicitar a las mujeres por su esfuerzo, por su valentía,… y es momento que recordemos a tantas y tantas mujeres que nunca aparecerán en ningún libro de historia pero que con su esfuerzo (recordemos a nuestras madres, a nuestras abuelas ) fueron abriendo el camino para que pudiésemos ir a aquellas sencillas escuelas ya desparecidas, para que las chicas no tuviesen necesidad de tener como oficio el de ser criadas a los doce años, y si otras asignaturas que no solo fuera la costura, que se esforzaron para que sus hijas pudieran salir de paseo, no para buscar al marido que les solucionase su vida, si no para encontrar a ese joven, del que sin saber como ni por qué, se encaprichó para formar una familia. Puede parecer una tontería pero estos «poyetes», a veces agradables de leer y otras veces pesados y ásperos han sido posibles gracias a mujeres como mi abuela Josefa y pienso qué hubiese sido de ella sino se hubiesen tenido que dedicar al oficio de esposa y madre, solamente, al igual que otras muchas mujeres.
Termino recordando que hace ya mas de cuarenta años en el ayuntamiento de Villarta de San Juan entró como concejala la primera mujer en la historia de Villarta: María Antonia Tabasco Rosado; ese fue uno de los primeros e impensables pasos que dio la mujer en Villarta y quizás por eso, hayan sido dos mujeres las que se han ocupado del Ayuntamiento en los últimos catorce años: Feli e Irene. Feliz dia a todas las mujeres y a todos los hombres que han trabajado con ellas para conseguir lo que por justicia corresponde. Faltan muchas cosas pero irán consiguiéndose con el esfuerzo de todos.
Y cuando llegue ese día, que llegará, mujer,
y mires, a un lado y a otro, de ese camino tanto tiempo recorrido
y veas que hay justicia para todos, sin mirar quien es ni de dónde,
agárrate fuerte, mujer, al brazo del que ha estado contigo
haciendo posible, que todo lo que soñastes es ya verdad.
José Muñoz Torres, cronista oficial.