A PROPÓSITO DE NUESTRO PUEBLO: VILLARTA DE SAN JUAN, por José Muñoz Torres

Julio Llamazares. El Viaje de Don Quijote. [Alfaguara]

Diario El Pais 3 de agosto de 2015

No era mi propósito, en visperas de Semana Santa, hablar de un tema ya tan reiterativo y que sin embargo no termina de solucionarse, al menos a mi gusto y al de muchos villarteros, como es el tratamiento que se le da a nuestro pueblo en libros, en estudios y en medios de comunicación. Ya no se trata de que a nuestro pueblo se le ponga por las nubes, que no sería justo, pero que tampoco se olvide, se oculte o no se tenga en cuenta lo que tiene, lo que ha sido, lo que es,…Creo que se me entiende lo que quiero decir ¿no? Pero de vez en cuando hay noticias o informaciones que me sacan de mis casillas y entro al trapo como si me fuera en ello, -exagerando-, la vida.

A lo que iba. Hace dos o tres días, Fernan, con el habitualmente, -al ir a por el periódico-, echo una «parrafadilla», me comentaba que había oído una información, anuncio o mensaje en la radio, sobre nuestro vecino pueblo de Arenas, (pueblo con el que hemos compartido historia y avatares, pueblo que acogió a muchos de nuestros antepasados cuando lo de la guerra con los franceses y que forma parte de nuestra historia hermanada al igual que nosotros de la suya) en la que se decían cosas que no eran ciertas simplemente porque a alguien se le hubiese ocurrido que eso quedaba bien. Era un reportaje breve [«Una pizca de región», con Paloma Moratilla] sobre Arenas, hablando de muchas cosas ciertas y de otras no tan ciertas, se decia, entre otras, la afirmación de que Arenas es un lugar del que Azorín dijo: «…es un pueblo blanco, de una blanco intenso, de un blanco mate, con las puertas azules..»

Vamos por partes. En primer lugar referido a la cita de Azorín sobre Arenas. El año de 1905, para conmemorar el III centenario de la publicación de la primera parte del Quijote, Azorín escribió en el diario El Imparcial, de Madrid, una serie de crónicas sobre la tierra de la Mancha, por los lugares que hemos, -entre unos y otros-, creido que encaminó el hidalgo sus pasos en busca de aventuras. En la segunda de las crónicas, Azorín se dispone a coger el tren en la estación de Atocha en la cual va a comenzar su viaje. Al ir al sacar el billete, Azorín entabla conversación con otro viajero en la misma situación que él:

-¿Va usted -le he preguntado yo- a Argamasilla de Alba?

-Sí -me ha contestado él-; yo voy a Cinco Casas.

Yo me he quedado un poco estupefacto. ¿Si este hombre sencillo e ingenuo -he pensado- va a Cinco Casas, cómo puede ir a Argamasilla? Y luego en voz alta he dicho cortésmente:

-Permítame usted: ¿cómo es posible ir a Argamasilla y a Cinco Casas?

Él se ha quedado mirándome un momento en silencio; indudablemente yo era un hombre colocado fuera de la realidad. Y al fin ha dicho:

-Argamasilla es Cinco Casas; pero todos le llamamos Cinco Casas…

Todos ha dicho mi nuevo amigo. ¿Habéis oído bien? ¿Quiénes son todos? Vosotros sois ministros; ocupáis los Gobiernos civiles de las provincias; estáis al frente de los grandes organismos burocráticos; redactáis los periódicos; escribís libros; pronunciáis discursos; pintáis cuadros; hacéis estatuas… y un día os metéis en el tren, os sentáis en los duros bancos de un coche de tercera, y descubrís -profundamente sorprendidos- que todos no sois vosotros (que no sabéis que Cinco Casas da lo mismo que Argamasilla), sino que todos es Juan, Ricardo, Pedro, Roque, Alberto, Luis, Antonio, Rafael, Tomás, es decir, el pequeño labriego, el carpintero, el herrero, el comerciante, el industrial, el artesano. Y ese día -no lo olvidéis- habéis aprendido una enorme, una eterna verdad… [AZORIN. La ruta de Don Quijote. WWW.cervantesvirtual.com]

Las crónicas del diario Imparcial se recogieron luego en un libro en el que más que las aventuras de Don Quijote, Azorín nos va contando cosas de la tierra que el imaginado hidalgo creado por Cervantes fué recorriendo. Toma contacto con Argamasilla de Alba, patria del Hidalgo, asumida por casi todos, menos por aquellos que quieren dar la nota de buscar otros lugares donde hacer nacer al hidalgo Quijano, incluso cronometrando, los pasos de Rocinante. Azorín ha debido levantarse muy temprano para iniciar el camino en dirección a Puerto Lápice que en tiempos de Cervantes era una simple ventas en el camino a Andalucía. Va a salir de Argamasilla cuando aún el sol está intentando desperezarse. Dice así:

Ya llevamos caminando cuatro horas; son las once; hemos salido a las siete de la mañana. Atrás, casi invisible, ha quedado el pueblo de Argamasilla; sólo nuestros ojos, al ras de la llanura, columbran el ramaje negro, fino, sutil, aéreo de la arboleda que exorna el río, delante destaca siempre, inevitable, en lo hondo, el azul, ya más intenso, ya más sombrío, de la cordillera lejana.

Pero el tiempo ha ido trascurriendo; son las dos de la tarde; ya hemos atravesado rápidamente el pueblecillo de Villarta; es un pueblo blanco, de un blanco intenso, de un blanco mate, con las puertas azules. El llano pierde su uniformidad desesperante; comienza a levantarse el terreno en suaves ondulaciones; la tierra es de un rojo sombrío; la montaña aparece cercana; en sus laderas se asientan cenicientos olivos. Ya casi estamos en el famoso Puerto Lápiche. [AZORIN. Obra citada]

Verdaderamente la cita de Azorín no es para armar alboroto: ¡ «ya hemos atravesado rápidamente el pueblecillo de Villarta; es un pueblo blanco, de un blanco intenso, de un blanco mate, con las puertas azules«!. ¡Veinticuatro palabras!. Azorín ha dicho sólo veinticuatro palabras. Y lo curioso es que si se cambia el nombre del pueblo y se dice otro cualquiera, el de otro pueblecillo, no cambiará nada porque, en aquellas fechas, todos estos pueblecillos manchegos eran «..un pueblo blanco, de un blanco intenso…». Pero Azorín dijo Villarta; ni de San Juan, ni nada, exclusivamente Villarta. Ni dijo que habían parado a comer en un pueblecillo, o que habían atravesado un río pantanoso por un largo puente de piedra… No dice nada, simplemente que eran las dos de la tarde. Alguien, comentando una ruptura de una pareja, hace mucho tiempo, decía que «reñir por una mentireja no merecía la pena», a lo que otro, que seguía la conversación, le dijo: » Hombre, es que si por una tonteria se dice una mentira qué será capaz de decirse por una cosa importante». Pues eso es lo que pasa con la noticia que comentamos. Si en una cosa tan sin importancia se dice esa mentira (aunque para disculpar a la citada Paloma Moratilla, hemos de señalar que ya son varias veces en las que hemos oído o leído lo mismo, dicho por otras personas) ¿Podemos confiar en que todo lo demas que se ha dicho sea cierto?.

Todavía, no olvidado, el año 2015 se celebró el IV Centenario de la publicación de la segunda parte de El Quijote. Con este motivo el escritor Julio Llamazares, junto a José Manuel Navia, que lo acompañó con sus fotografías, -tal y como señala en la dedicatoria del libro que después se publicó-, escribió una serie de reportajes en el diario El Pais, titulado El Viaje de Don Quijote; el publicado el lunes 3 de agosto de 2015, bajo el título «Meditación en la llanura», decía:

«…. En qué pensaba Alonso Quijano el bueno yo no lo sé, pero lo que sí sé es en lo que pienso yo mientras recorro el mismo camino que él hizo y, siguiendo sus pasos, Azorín siglos después, sólo que en sentido contrario al de ellos. De hecho, he dejado ya atrás Villarta de San Juan, el «pueblo blanco, de un blanco intenso, de un blanco mate, con las puertas azules» que Azorín cruzó camino de Puerto Lápice, con su impresionante puente de piedra de mas de trescientos metros sobre el río Cigüela, que desaparece debajo de él entre tarais, sauces y carrizos, y su ermita de la Virgen de la Paz, ante la que cada 24 de enero los villarteros tirán dos mil docenas de cohetes, nada mas y nada menos, según me contó un vecino (José Antonio Rodriguez Archidona, un jubilado de una almazara de aceite al que me encontré en el puente)…» [JULIO LLAMAZARES. El viaje de Don Quijote. El País, revista de verano. lunes, 3 de agosto de 2015].

Julio Llamazares, recuerdo la breve frase de Azorín y la recuerda tal y como fué, una frase corta y sin importancia pues el maestro Azorín llevaba prisa por llegar al pueblo de Puerto Lápice. Dicho todo esto mi pregunta es: ¿Necesita Arenas de San Juan, utilizar esa «mentireja»? Personalmente, creo que no; Arenas de San Juan tiene motivos suficientes para sentirse orgullosa de su patrimonio, sobre todo, y fundamentalmente, por su pequeña y profundamente bella y sencilla Iglesia de Santa Maria de las Angustias, que se declaró monumento histórico-artístico de carácter nacional el 23 de abril de 1976 (Real Decreto 1221/1976).

Iglesia parroquial de Santa María de las Angustias de Arenas de San Juan, antes de su restauración en 1981 (Fuente: Fernando Gutierrez Baños)

En la exposición de motivos para la declaración de monumento nacional de la Parroquia de Santa María de las Angustias se da una explicación amplia para ver cuales fueron las razones de ello que nos hace pensar que su antigüedad sea de la segunda mitad del siglo XIII, es decir, inmediatamente posterior a la carta puebla de Arenas de San Juan concedida en el año de 1236 con un territorio que comprendía el del lugar de Villarta de San Juan, hasta los límites del que luero sería termino de Herencia al que se le concedión posterior Carta Puebla.

Es evidente que todos los pueblos, hurgando en sus origenes tienen unos posos de leyenda que permanecen hasta que, poco a poco, se van limando para quedar en la más segura realidad de su origen. Pero Arenas no necesita posos históricos porque, al lado los yacimientos que, buscando el abrigo de la elevación que sigue paralelo al margen izquierdo del río Gigüela y que vienen desde el sitio denominado puente de Buenavista en Herencia, hasta llegar al yacimiento ibérico-romano.visigodo de Falcón, en el término de Herencia, la Motilla de la Vega, en el de Villarta y el yacimiento ibérico-romano-visigodo de la Virgen de la Vega, junto a una ermita del mismo nombre situada en los términos de Arenas y Villarta, tiene historia larga y profunda. Hay suficiente historia para que un pueblo como Arenas o Villarta luzcan y se sientan orgullosos de su patrimonio. Y lleva razón Julio Chocano, arenero de pro, cuando se lamenta de todo lo que ha ido perdiendo o dejando atras, su pueblo, de igual manera que yo lamento continuamente las pérdidas que tiene el nuestro. La realidad es que en la casa del pobre, la plata se vuelve cobre, o como dice otro refrán: gasta mas el pobre en hilo que el rico en tela, y digo esto porque realmente de poco sirve tener catalogado un patrimonio sino no se tiene presupuesto para mantenerlo. En Arenas y en Villarta se tienen catalogados dos monumentos nacionales: la iglesia de Santa Maria de la Angustias (Arenas) y el puente sobre el Gigüela ( Villarta) y, a estas alturas, ambos pueblos lo que piden es que no les pase nada a sus monumentos porque sino iran, poco a poco, desapareciendo, sobre todo cuando sólo tienen interés histórico pero ya no se necesitan. Y tengo experiencia en todo lo que eso supone. Lo que describe Chocano en su último trabajo (Publicado por el Grupo de Estudios del Campo de San Juan en su página web), es una realidad tan dura que algunas veces pensamos en que si merece la pena el luchar por ello. En Villarta hemos visto como la Motilla de la Vega ( posiblemente de escaso valor) pero casi totalmente intacta, pues había estado casi toda su historia en medio de la vega del río Gigüela (La importantísima tabla de Villarta-Arenas que fue desecada por que suponía un bien….) fue arrasada, no hace tanto tiempo, por un organismo oficial, para construir un inútil filtro verde (luego nos enteramos que restos arqueológicos de ella estaban a la venta en esas páginas tan frecuentes en los medios); hemos visto, como las edificaciones antiguas ya no cuentan y si descubrimos ( o se descubre) algo nos damos prisa en ocultarlo para no tener problemas; hemos visto como una antigua ermita (tan antigua que bajo ella se había situado una mansión romano muy importante) la ermita de la Virgen de la Vega, situada como divisoria de los limites de ambas villas, se dejó arruinar aunque las piedras mas importantes fueran utilizadas para edificaciones privadas; en Villarta de San Juan, la antigua Iglesia de Santa María, reluce, esplendorosa en su sencillez, gracias al esfuerzo de un párroco (Juan Carlos Pérez Troya) que supo reunir el esfuerzo físico de una gran número de vecinos que ayudaron con sus manos. Parece ser que los organismos publicos pusieron «todo el esfuerzo posible» para que la obra pudiera realizarse, paralizandola en momentos puntuales por falta de «papeles y autorizaciones». Menos mál que el apoyo económico de todos los villarteros no faltó. Una de las obras más importantes en el proyecto de Ward para la realización de un sistema radial de carreteras a finales del siglo XVIII, dejó un puente inconcluso que después de la Guerra de la Independencia no se reinció, y ahí siguen sus ruinas como símbolo ( aunque cubierto de carrizos) sin que nadie haya investigado su memoria histórica, a pesar de que en muchas de nuestras publicaciones indicamos que era un proyecto iniciado por los mejores arquitectos de la época… había otros que pasaron de alto porque decían que era una obra auxiliar del Canal del Grtan Prior, la tampoco realizada obra de Juan de Villanueva. Los lugares donde se supone que hay restos arqueológicos ( y los hay): Vigen de la Vega, Falcón, y todos los de Arenas, están «picoteados» por los saqueadores provistos de sus detectores…. etc.

A pesar de lo que afirma Chocano, aún le quedan ganas a algunos de sus paisanos de hablarnos de nuevos monumentos del pasado. No hay puente romano en Arenas, aunque poco se diga del hecho de que se haya dejado arruinar el molino de Angulo, que el actual puente sobre el Gigüela, en Arenas, haya estado a punto de venirse abajo, y al final parece ser que algunas de las piedras de uno y otro, lucen, con monumentalidad, en algunas casas particulares. De las obras de arte perdidas en Villarta no se sabe con certeza que ha sido de ellas: Obras pictoricas del Acebedo o de Zacarias Gonzalez Velazquez, desconocemos cual fué su destino final; posiblemente se perdieron en alguna de las guerras, de la Independencia o de la Guerra Civil, o también que alguien, aprovechando esas guerras, expoliase estas obras de arte. Si sabemos que el importante organo de la Iglesia, construido en el último tercio del siglo XVIII, apareció destrozado en 1814 después de la guerra de la Independencia.

Bueno la verdad es que hay que lamentar tantas cosas… Lo del puente romano que comentaban en el comunicación en la que se hablaba de Arenas, es una opinión que no tiene sustentación cientifica ni histórica, y Chocano, da razones de ello. Pero algunos piensan que conviene reivindicar algo infudado por creer que eso dará más valor a nuestros pueblos en vez de investigar los proyectos o inicios que dieron lugar al existente en la actualidad o a su antecedente inmediato, sobre todo teniendo en cuenta que quizás en él intervino el gran arquitecto Juan de Villanueva o al menos alguno de sus ayudantes mas importantes, como José de Palacios. En cualquier caso, para terminar, este «poyete» adjunto parte de otro anterior del 14 de junio de 2019, titulado «algo no cuadra» en el que se trata un poco de este tema del puente de Arenas.

En los grabados del año 1769, de Domingo de Aguirre, en el que se describen las diversas poblaciones del Priorato de San Juan de Jerusalen, en los cuales (adjuntamos los grabados corrspondientes a Villarta y Arenas) se aprecia claramente la situación del puente de Villarta, -de origen romano-, y la no existencia de puente alguno en Arenas. Nos estamos refiriendo a puente como tal, lo cual no quiere decir que no hubiese caminos facilmente vadeables para cruzar el Gigüela.

Lo más curioso es que, diez años después,  se elabore la traza de un puente en Arenas de San Juan. Concretamente, Ana Isabel Cagigas Aberasturi  en su tesis doctoral sobre los maestros canteros de Trasmiera nos indica un documento de Archivo Histórico Nacional [A.H.N. Consejos, 28.767. M.P.y D. 2502 y 2503] en el que se alude  a las trazas de José de Palacios San Martin para el puente de Arenas de San Juan  Ciudad Real( 1776-79) y en el cual se muestras los dibujos de esa traza.

Trazas para el puente de Arenas de San Juan, Ciudad Real. José de Palacios San Martin, 1776-79 (Fuente: Tesis doctoral de Ana Cagigas Aberasturi. Los Maestros canteros de Trasmiera, Santander, 2015]

Seguiremos con este tema porque en la tesis citada anteriormente de Ana Cagigas Aberasturi se incluye un estudio sobre «Noticias en torno a la obra del puente y Calzada de Villarta (Ciudad Real)A.H.N. Consejos. Legajo 7536. 27 de febrero de 1690. En los cuatro «poyetes» que concretan mi trabajo inéditro «El Puente sobre el río Gigüela» se incluye transcrito el Exp. 293 del Año 1690,[AHM De Ciudad Real] sobre las mismas obras dirigidas por Simón Martinez de la Vega.

ACUSE DE RECIBO.

Recibo escrito de José Luis Perez Mateos, hijo de José Pérez Archidona en el que me dice: » Leí en uno de tus «poyetes que comentabas sobre la emisora de radio de Villarta y recordé que en las fotos de familia había una foto que mi padre comentaba siempre al verla y no dudé en hacer una copia `para que tuvieras una ( Igual tu tambien la tienes ). Las otras dos, mis hermanas y yo en la vega, donde nos llevaba mi padre a jugar cuando llegaba el buen tiempo. Un abrazo.»

Amigo Jose Luis creo que merece la pena que la gente de Villarta también las conozacan. Ahí van.

Emisora de Radio de Villarta. De izqda. a derecha: José Pérez Archidona, Joaquín Camacho García-Filoso, Don Pablo Guzmán Cebrián y Don Pedro Muñoz Fernández. ( Fecha entre 1948 y 1951. Propiedad: José Luis Pérez Mateos)

José Luis Pérez Mateos y dos de sus hermanas, en el río. (los puntos blancos junto al puente son patos o algún otro tipo de ave. No parecen que se asusten. [Década de los 60 del siglo pasado. Propiedad de José Luis Pérez]

Junto al puente (Mismos protagonistas y fecha. Propiedad José Luis Pérez Mateos]

José Muñoz Torres, cronista oficial


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