Día de la mujer (Con permiso de Forges ¡Que en Gloria esté!)
Se ha pasado el día de la mujer sin que esta celebración pasara por el «poyete», pero es evidente que más vale tarde que nunca y que además deberíamos acostumbrarnos a que el día de la mujer no sólo es el 8 de marzo sino todos los días del año. Así que vamos a hablar de un tema aparentemente intrascendente pero que merece la pena recordar. Va a hacer diez años que en la Semana Cultural, dedicada a Andalucia, traté, en una charla este tema, y quiero recordarlo porque puede refrescarnos muchas cosas de las que ahora nos quejamos…¡con mucha razón!. A los españoles se nos ha inculcado desde hace cientos [ ¿miles?] de años que somos un pueblo, en general, atrasado e inculto, que de España poco bueno podría salir y así, por ejemplo, nuestra espectacular Zarzuela, en vez de ser tratada como la ópera en Italia, es considerada como género chico; nuestras costumbres son tratadas como ritos tribales y los viajeros del siglo XIX que nos visitaban nos analizaban como si fuésemos una civilización desconocida o un mundo aparte: “Africa empieza en los Pirineos”. Y para ganarnos el respeto de una Europa moderna, fuimos reconociendo todos nuestros males, errores o actitudes antiguas. Para esta labor siempre hay algún español dispuesto, alguno que no se cansara de repetirnos que lo de fuera era lo mejor y así reconocimos que fuímos unos salvajes en la conquista de América [los ingleses o los mismos americanos parece que iban por el mundo como si fueran hermanitas de la caridad], reconocimos que nuestra Inquisición llevó a la hoguera a miles y miles de disidentes [¡Vaya si los llevó! pero no en mayor número que Francia con los templarios o los albigenses o los propios suizos y alemanes con los que ellos consideraban herejes cristianos, como Miguel Servet]…. Y acabamos reconociendo que nuestras costumbres son solamente barbarismos que un pueblo civilizado no debe ni puede mantener [ los toros, los sanfermines, etc. ]. Es cierto que hemos cometido locuras y que nunca nos hemos caracterizado por ser un pueblo culto, mejor dicho nunca nos han educado en cultura porque la cultura significa saber, apreciar, conservar, conocer y todas esas cosas eran muy peligrosas para los pocos que en España si podían y pueden disfrutar de la cultura, bueno me entendeís ¿no? Os preguntaréis ¿que tiene que ver todo esto con el “poyete” de hoy?; pues simplemente que la copla es cultura, que ya no es lo que era, que fue vista como cosa de los pueblos, como si el pueblo no tuviera entendederas ¿Cómo ibas a ir diciendo que te gustaba Concha Piquer o Antonio Molina cuando lo que había que decir es que lo que te gustaba era los Beatles o los Rollings? Lo peor era que alguien pensara que no te pudieran gustar ambos estilos.. Y es que claro uno era la modernidad y el otro era cosa de paletos pueblerinos… y así nos ha ido y así nos va… Y sin más, que ya esta bien, vamos a hablar de la copla. Y cual el motivo para incluirla en nuestra pequeña historia.
Oyendo la radio
Poco después de la guerra, en los duros años del hambre, para unos mas que para otros, pero para casi todos, hambre, empezaron a aparecer los aparatos de radio en nuestros tristes hogares. Los aparatos de radio, esos grandes mamotretos con antenas de alambre que recorrían el techo bucando la forma de sintonizar la emisora lo mejor posible. Aquellos aparatos, eran fabricados por Telefunken o Askar, cuyo nombre aparecía bien grande, eran un bien inconcebible en muchos de nuestros hogares y, como después pasaría con la televisión, congregaban en torno a ella no solo a la familia sino a algunos vecinos que, de esa manera, pasaban la «sanochá» oyendo alguna canción de la época en sus espacios de «peticiones del oyente». Había que tratar al aparato con mimo y mucho cuidado (de hecho todavía se encuentran algunos aparatos de entonces guardados como recuerdo y adorno), tan bien cuidados que los recubrían con una funda de tela de cretona ¿os acordáis ?. Pues bien, la radio era el centro de las casas a cuyo alrededor, por la noche, nos sentábamos, no ávidos de noticias que no podía haberlas salvo que, con mucho riesgo, se sintonizase radio Pirenáica o la BBC inglesa ( de todo eso nos enteramos luego que aquí en los pueblos, de eso no se sabía nada); No eran noticias lo que se quería oir , sino….. canciones: Decía Joan Manuel Serrat en el prólogo de un libro sobre la vida de Juanito Valderrama: «Amarillea la fotografía. Ahí está mi padre de paisano, abrazando a mi madre y a mi hermano y ese soy yo. Así fuimos un día. Tengo frío. Me callo, voy a misa. Como pan racionado. Años cincuenta, en que los vencedores daban cuenta de los vencidos sin pausa y sin prisa. Y oigo la radio azul felicitando… En su cumpleaños, desde este programa, a Mari Cruz, que me estará escuchando, de su primo Miguel, desde Almería, en la voz de Juanito Valderrama la bonita canción: El emigrante.» [JOAN MANUEL SERRAT. Prólogo de la Biografía de Juanito Valderrama].
Aquí, en Villarta, no sé porque razón, la emisora que congragaba más oyentes, por la noche, era Radio Andorra. En ella oíamos la voz de Carmen del Monte que nos decía: ¡Aquí Radio Andorra, emisora del Principado de Andorra. Para Maria, con todo cariño de quien ella sabe,… Y después de interminables peticiones se oía la voz inconfundible de Conchita Piquer, -luego sería ya para siempre Doña Concha-, y su canción «Ojos verdes». Y así, una tras otra, oíamos las canciones que luego, en las mañanas de nuestro pueblo, se oían cantar, con mejor o peor entonación, a través de las entreabiertas ventanas, mientras nuestras madres y hermanas arreglaban la casa.
Emitiendo desde Radio Andorra
Posiblemente, Antonio Burgos, un autor de letras de coplas que nos llenó el alma en la voz de Carlos Cano, concretó excesivamente en Andalucía el interés por la copla y el sentir de un pueblo, pero nosotros creemos que aunque Andalucía fuera y sea el centro de la copla, hubo un momento entre los años 40-60 del pasado siglo en que la copla formó parte importante, y como tal deberíamos estudiarla, del patrimonio cultural español. Hoy vamos no sólo, a hablar de ella sino que queremos recordarla porque hace tiempo la copla dejó de ser lo que era, a pesar de los esfuerzos de unos cuantos por recuperarla entre ellos el ya inolvidable Carlos Cano que nos ha dejado algunas de las más bellas coplas de los últimos tiempos. Y no sólo eso sino porque además fue creando un estereotipo de mujer. Y aquí viene la explicación de porqué incluyo, recordando el día de la mujer, a la copla. Reconozco que la copla me encanta, que la conozco un poco, y , a pesar de ello, me sorprende que algunos no la hayan considerado como una apología de lo que, poco a poco, se ha convertido en la violencia de genero o de mal trato, siendo, por supuesto, la victima la mujer.
El propio Rafael de León, el más grande poeta de la copla, decía en una de sus canciones:
..Una copla es una torre que se eleva hasta los cielos
Con perfumes de azahares, de canela y de limón,
Que lo mismo habla de llanto que de risas que de celos
Pues la copla es una rosa del rosal del corazón.
Es bandera de alegría
Y campana de pesar,
Es paloma al mediodia
Y puñal de madrugá.
y casi siempre la protagonista era la mujer….. y la copla, sin darnos cuenta, se fue convirtiendo en el ejemplo de lo que podía estar bien o mal ¡en una mujer!.
La copla (Cuadro de Julio Romero de Torres)
La copla puede ser libertad, sueños, ansias de vivir, amor, halago, juramento, celos, reproches, venganza, remedio, sufrimiento, dolor, juego perverso de niños que mientras juegan se rien a la lima y al limón: «La vecinita de enfrente no, no/no tiene los ojos grandes,/ni tiene el talle de espiga, no, no/ ni son sus labios de sangre./Nadie se acerca a su reja…/ nadie llama en sus cristales…/que sólo el viento de noche/ es quien le ronda la calle./Y los niños cantan/ a la rueda, rueda;/ esta triste copla / que el viento se lleva./ A la lima y al limón,/ tu no tienes quien te quiera./A la lima y al limón/te vas a quedar soltera/ ¡Que penita y qué dolor!/La vecinita de enfrente/ soltera se quedó,/ solterita se quedó/. [RAFAEL DE LEÓN. A la lima y al limón]
Hay coplas como cuchillo, dolorosas, otras como si fueran sangre que corren por las venas de una mujer. Hay coplas de amor y de besos, copla que llenan las noches de penas mortales. Hay coplas de calumnias que van hundiendo la fama de una mujer, coplas de silencios y agonías, coplas de orgullo y marqueses, coplas de crespones enlutados y de campanas doblando. Para todo hay una copla y en cada copla una mujer, pocas para bien y muchas para mal.
Hemos de señalar, en primer lugar, que la inmensa mayoría de las letras de las coplas están hechas por hombres y que la mayoría de ellas están interpretadas por mujeres. Por tanto, la letra de estas canciones responde a la expresión de los sentimientos de hombres de otras épocas. Es por ello, muy dificil, que pueda aparecer en la copla una mujer a la que hoy consideraríamos normal y, por tanto definible, en iguales condiciones al hombre. En la primera época del franquismo ( hasta los años sesenta del siglo pasado) la copla era casi la única canción que podía escucharse y sus personajes los únicos ídolos que podían tener los hombre y el modelo que podía perseguir una mujer para «caer bien» a un hombre. Estas historias de las coplas, muchas de ellas llevadas al cine agigantaban el personaje y las lirios, peteneras, zarzamoras, triniá, se metían en la cabeza de jovencitas y en las de los hombres. No podían imitarse por su forma de vestir pero esas historias de coplas creo que aún son recordadas por muchas de aquellas mocitas. Eran en cualquier caso, no historias deseadas, sino soñables; no era en realidad una historia para vivir sino una relación de palabras bonitas que el hombre escribía para que luego su novia se las dijese. Realmente era una utilización extrema de los sentimentos de la mujer por parte del hombre que llegaba (a través de la canción) a hacerle creer que eso era el amor que una mujer debía tener a un hombre a quien pertenecer. Y poco a poco el hombre se fue creyendo su papel y la mujer el suyo.. (Prácticamente hasta hace poco tiempo)
El día 2 de enero de 1942 se estrenaba en el teatro Reina Victoria de Madrid un espectaculo titulado “Ropa tendida” en el que Conchita Piquer ( Doña Concha) interpretaba una canción que se titulaba: “Dime que me quieres”. Decía así:
Si tu me pidieras que fuera descalza
Pidiendo limosna descalza yo iría,
Si tu me dijeras que abriese las venas,
Un rio de sangre me salpicaría.
Si tu me pidieras que al fuego me echase,
Igual que madera me consumiría,
Que yo soy tu esclava y tu el absoluto
Señor de mi cuerpo, mi sangre y mi vida.
Y a cambio de esto,
Que bien poco es,
Oye lo que quiero
Pedirte a mi vez.
Dime que me quieres, dimelo por Dios
Aunque no lo sientas, aunque sea mentira,
Pero dimelo
Dímelo bajito
Te será más fácil decirmelo asi….[RAFAEL DE LEON. Dime que me quieres]
¿Qué os parece muy exagerado? Pues casi podría asegurar que muchos casos de violencia de género tienen su origen, no en esa canción, claro está, sino en situaciones como esa en que el hombre cree que eso es lo que debe hacer o decir su mujer y que, además, la mujer acepta hacer de una forma u otra. Evidentemente el hombre no era tonto y sabía que a su novia, a su mujer, no la podía llevar a ese amor desmedido sin antes haber preparado el camino. Había que utilizar requiebros, piropos, declaraciones de amor, y el autor de las coplas ponía en boca del hombre canciones apropiadas. Como esta de La Morena de mi copla:
Morena, la de los rojos claveles
La de la reja florida
La reina de las mujeres
Morena, la del bordao mantón,
La de la alegre guitarra
La del clavel español
Una experta en el tema de la copla y más concretamente en la poesia de Rafael de León: dice:
¿Cómo describe la copla físicamente a la mujer? La mujer en la copla es una joven de gran belleza, con frecuencia gitana. Para resaltar esta belleza, a veces, se la compara con la Virgen o con alguna flor; mecanismo de simbolización tradicional. Para aludir a la juventud de las mujeres se las denomina “moza” o “mocita”, adquiriendo a veces el significado de virgen o no iniciada en las relaciones sexuales. Otro término usado para referirse a la juventud de la mujer es el de “muchacha”. Es de destacar cómo la mujer aparece frecuentemente nominada como “niña”, que a pesar de ser muy común esta nominación en Andalucía, independientemente de la edad de la mujer, no deja de ser una contraposición a mujer. Como vemos, “niña” puede ser una nominación típica localizada geográficamente, puede aludir a la juventud de la mujer o puede hacer referencia a la inocencia que se le atribuye a la infancia. Hay que tener en cuenta que en los textos una mujer que ronda los treinta años ya se considera a punto de no poder conquistar a ningún hombre. Como veremos más adelante con mayor detenimiento, los ojos de la mujer de la copla son grandes y de color verde o negro y, en ocasiones, enmarcados en unas oscuras ojeras provocadas por el sufrimiento amoroso. Tiene fuego en las pestañas. El pelo,espeso, rizado, negro y con olor a romero; los labios, muy rojos, de fuego; la piel morena; rojas las mejillas, aunque a veces la cara es muy blanca, y en otras ocasiones de un cierto tono amarillento o violáceo como señal de sufrimiento; delgada, de cintura estrecha. Es la cara lo que se describe con más detalle; el cuerpo, hechicero, aparece descrito de una forma generalizada y, aunque en pocas ocasiones se menciona, parece que encontramos un cierto gusto por la mujer no muy alta. Son mujeres de empaque, de tronío, de gran presencia y de andar muy garboso. Su belleza embruja a los hombres. A poco que nos fijemos podemos encontrar gran semejanza entre la mujer descrita por la copla y las mujeres pintadas por Julio Romero de Torres. [SONIA HURTADO BALBUENA. Aspectos léxicos semánticos de la copla española: Los poemas y canciones de Rafael de León. Tesis Doctoral. Universidad de Málaga, 2003]
Estas afirmaciones se recogen, en realidad, en muchas de las famosas coplas que en aquellos tiempos oíamos. Por ejemplo:
Tras de una cancela de hierro forjado
Hay una mocita de tez bronceá [..]
Rocío, ay mi Rocio,
Manojito de claveles
Capullito florecido[..]
Regando las flores hay una monjita
Que como ellas tiene carita de flor..[RAFAEL DE LEÓN: Rocio]
[..] Y por las tardes, como una rosa
De los jardines que hay a la entrá,
Pintaba a Trini pura y hermosa
Como si fuera la Inmaculá [..]
Triniá, mi Triniá
La de la Puerta Real,
Carita de nazarena,
Con la Virgen Macarena
Yo te tengo compará [..] [RAFAEL DE LEON. Triniá]
[..] Y desde la Macarena
La vienen a contemplar,
Pues su carita morena
Hace a los hombres soñar.
[..] ¡Ay Maricruz, Maricruz!
Maravilla de mujer;
Del barrio de Santa Cruz
Eres un rojo clavel. […] [RAFAEL DE LEON. ¡Ay. Maricruz!
En Sevilla había una casa
Y en la casa una ventana,
Y en la ventana una niña
Que las rosas envidiaban [..] [RAFAEL DE LEON. No te mires en el rio]
Hay algunas excepciones como la famosa copla de «la niña de la estación» : «…era delgada y morena/, era de cintura fina,/ era mas cursi que un guante/ la señorita Adelina» O de aquella otra que había quedado marcada por la enfermedad, la que tenía la cara «Picadita, picadita/picadita de viruela,/Nadie le dice bonita, /nadie de amor la camela/Como un lirio se marchita/ sentadita en su cancela/porque tiene la carita/ picadita de viruela».
En muy pocas ocasiones nos presenta, la copla, a una mujer de edad y, cuando lo hace, siempre es en función de ser soltera o solterona y porque su elevada posición social las hacia inasequibles a la mayoría de los hombres. Asi en la copla Amante de abril y mayo: «Andaba por los cuarenta/ la rosa de Peñaflor/Señora de escudo y renta/ soltera y sin un amor»
La copla, a poco que se profundice en ella, va definiendo como es; mejor dicho, como debería ser la mujer soñada en aquellas fechas, desde un aspecto físico y lo que era peor cual debía ser su forma de pensar y comportarse. Incluso su olor debe ser peculiar, oliendo a tomillo y romero, a canela, clavo y limón, porque a juicio de los hombres la mujer no puede oler a perfumes artificiales, todo en ella tiene que ser natural. Además así se lo exige su marido o su novio, o su amante (como dice otra canción): «Ni tu eres mujer moderna/ ni quiero que lo aparentes/que yo te prefiero antigua/y oliendo a mujer decente/» . Lo curioso de esta canción, esa famosa de «María Manuela ¿Me escuchas?/ yo de vestidos no entiendo/ Pero ¿te gusta de veras ese que te estás poniendo?/ Tan fino, tan transparente/ tan escaso y tan ceñio/ que a lo mejor por la calle te vas a morir de frio/.. , lo curioso de esta canción, es que fue una de las más oidas y solicitadas por los oyentes y dedicadas a sus novias. No se si esa canción era dedicada o más bien era «un recadito» de como debían ir vestidas, de cómo debían maquillarse, de cómo debían y a dónde debían mirar… Parece como si estuviesemos recordando ciertos inicios de algo que aún perdura en la vida real ¿No os parece?. En la copla, en la vida de entonces, fué muy difícil, incluso tratandose de fiestas. El hombre consideraba a su mujer como una posesión o pretendían que así fuera. Aún muchas mujeres recordarán aquellos bailes de fiesta, en el cine de Dolores o en casa del Nori, con una fila de sillas apoyadas en las paredes y en ellas mujeres sentadas esperando que llegara el novio o el marido, que había ido a la «barra» a tomar algo y ellas esperando, tirándose de la falda no fuera que se les viese las rodillas y «fueramos a tener las paces»,… y mucho cuidaito con los escotes….. (Si hay mujeres que no se acuerden hay infinidad de fotos que lo demuestran) Pero en la copla, en la vida, antes y ahora, cerramos muchas veces los ojos, o ponemos una venda en ellos, o pensamos que es cosa de aguantar, que todo cambiará,… pero no es cierto, porque esa situación se sigue dando. Y si al hombre se le pasaba por la imaginación que su novia o su mujer no hacía lo que él creía que tenía que hacer… ¡entraban en escena los celos!. Decía la novia o la mujer: ¡es muy celoso!; otras veces, menos a menudo, era tambien la mujer la que se ponía de morros. Pero, si en el caso de los hombres los celos era una suposición, en el caso de las mujeres no tenían que imaginar nada, no eran celos, era una realidad, una triste realidad. ¡Si nuestro amigo Angel, hubiese tenido entonces a mano, en alguno de esos bailes, su maquina con las que está grabando nuestra historia actual, ¡qué escenas no hubiésemos visto!. Y es que los «celos» son una de las actitudes que mas afectan, tanto a hombres como a mujeres en el mundo de la copla. Unos «fogaban con ellos», haciendo el númerito fuese donde fuese y «no me repliques», decían como si fueran un militar con mando en plaza, y ellas enfurruñadas esperando, con toda el alma, el momento de hacer las paces. Dice Sonia Hurtado en su tesis doctoral antes citada que los celos existen porque existe el amor. Sin amor no hay celos. Discrepando de lo que dice la citada autora, a mi entender, los celos son una perversión del amor y asi vemos que son numerosísimas las coplas en las que se habla textualmente de celos, de los negros celos, rabia de celos, me duele el corazón de celos. La verdad es que no solamente en el mundo de la copla sino en la realidad los celos han sido una consecuencia de un malentendido amor. Mi hombre es muy celoso, voy a darle celos, es que cuando ve que hablo …. No hay celos sino amores perdidos.
En cualquier caso, en aquellos tiempos de los que estamos hablando, la copla, aparte del poso o mal pensamiento que fuese dejando era una forma, de soñar, de ese soñar de los pobres, de la gente de pueblo que se dejaban llevar por palabras zalameras, decires y hechos de sus parejas. Antes hablaba de la copla Maria Manuela ¿me escuchas? y la forma de convencer a la mujer de que fuera como el hombre quería venía apoyado en un discurso halagador que convencía a la mujer del profundo cariño que le tenía ¡»su hombre«!
«Yo de vestíos no entiendo,
pero… ¿te gusta de veras
ese que te estás poniendo?
Tan fino, tan transparente,
tan escaso y tan ceñío,
que a lo mejor por la calle
te vas a morir de frío.
Te sienta que eres un cromo,
pero cámbiate de ropa,
si es un instante, lo justo
mientras me tomo esta copa.
Ponte el de cuello cerrao
que te está de maravilla
y que te llega dos cuartas
por bajo de la rodilla.
Cada vez que te lo pones
te encuentro tan elegante
que dentro de mí murmuran
los duendecillos de un cante.
«La rosa que me entregaron
al pie del altar mayor
lleva las sayas cumplías
y nadie le ve el color».
Y ante todo eso ¿que va a hacer la mujer?. Pues muy sencillo, cambiarse de ropa. «Pues es verdad, llevas razón; es un poco exagerado, y además !con la noche que hace..!. Y dice. «llevas razón, cariño. Espera un momento que me cambio».
Recuerdo aquellos tiempos. Todavía vivíamos en la casa de las «davisas». Tendría unos cinco años. Mi abuela Josefa, no salía al poyete entonces. Mis padres y yo, en el verano, ibamos, los domingos por la noche, al Cine de Adolfito o al de Dolores, con nuestra silla (se pagaba menos) y veíamos una película de las de entonces: Carmen la de Triana (Imperio Argentina), Lola la Piconera (Juanita Reina), Morena Clara ( Lola Flores), La Dolores (Concha Piquer),… Por cierto en aquella época todavía no había calificación moral de espectáculos ( si aquello que prohibía la entrada según la edad, Blanca, Azul, Rosa y ¡Grana, Gravemente Peligrosa) o bien que no se le daba importancia a lo que se veía sino sólo a lo que se cantaba. En la de Morena Clara se cantaba una canción que se llamaba «echale guindas al pavo..» que siempre me recordará a mi padre. Le oí muy pocas veces cantar; que mi padre, Pernales, no era muy amigo de cantes, pero casi siempre esa era la canción que cantaba…
echale guindas al pavo
que yo le echare a la pava
azucar, canela y clavo,
que yo le echare a la pava
azuquita, canela y clavo.
Estaba ya el pavo asao,
la pava en el asador
y llamaron a la puerta,
vera usted lo que paso:
entro un civil con bigote,
¡ozu, que miedo, chavo!,
se echo el fusil a la cara
y de esta manera hablo:
A ver donde esta ese pavo,
A ver donde esta esa pava,
porque tiene mucha guasa
que yo no pruebe ni un ala.
…y a poco que me descuidara me contaba de qué iba la película. No creo que se me olvide nunca ni la canción ni la película. En cualquier caso, luego a la mañana, los lunes, los gañanes, en su yunta o en sus carros, iban tarareando alguna de las coplas de la película vista el domingo,camino de su trabajo, en la que alternaban la canción por las voces a sus mulas: «¡arre capitana!», «¡soo coronela!», cuando no les contaban a sus mulas: «Si hubierais visto…» Y ahí quedaba el suelo, en medio de la inmensa llanura.
Decía un gran poeta que «Hasta que un pueblo las canta, las coplas, coplas no son, más con permiso de D. Manuel Machado me gustaria que las coplas quedasen en lo que son: en canciones, pero no en hechos reales que tanto daño han hecho y siguen haciendo a los mas vulnerables: la mujer, los niños. Si en las coplas se decía lo que no debiera haberse dicho, -en muchas de ellas-, no olvidemos que en las actuales, con otros ritmos también se vierten expresiones que en la actualidad están sirviendo de música de fondo para el daño que día a día vivimos. Ojalá llegue pronto el día en que no haya que celebrar el día de la mujer porque no haya que reivindicar para ella lo que ahora les negamos… ¡Y si hay que cantar se canta!; hoy día, las cosas han cambiado y para decir cuanto quieres a una persona no tienes porque humillar, ofender ni maltratar. Parodiando a un personaje de la película de Jose Luis Cuerda: «Amanece que no es poco» :
«¡Mujeres, todos somos contingentes, pero vosotras sois imprescindibles!
José Muñoz Torres, Cronista oficial