A todos los que se nos han ido
Siendo Cardenal Arzobispo de Toledo, Luis Portocarrero y Gran Prior de San Juan de Jerusalen en Castilla y León, el Principe de Lorena, se realizó un Concordato entre ambos sobre la regularidad de las Iglesias Parroquiales , hospitales y Ermitas fundadas hasta ahora y que fue confirmado por un «Breve de la Santidad de Innocencio XII. Expedido en doce de diciembrte de 1698, confirmando la concordia alcanzadapor las dos dignidades, Arzobispal de Toledom y Prioral de San Juan, sobre el exercicio de jurisdicción Eclesiástica y exacción de Diezmos en el Gran Priorato de Castilla y León»

La Concordia y el breve del Papa Inocencio XII dice los siguiente:
» Se concordó, que sean regulares de la Religión de San Juan las Iglesias parroquiales, Hospitales y Hermitas fundadas hasta ahora en los Prioratos de dicha Religión, existentes en esta Diocesis Arzobispal de Toledo; y las Iglesias Parroquiales son las siguientes: Santa Maria y San Juan de Consuegra, Santa Maria y Santa Quiteria de Alcázar, San Salvador y Santa Maria de Madridejos, San Juan de Argamasilla, Santa Maria de Turleque, Santa Maria de Camuñas, Santa Maria de Villafranca, la Parroquial de Herencia, Santa Maria de Tembleque, la Iglesia de Manzaneque, la Iglesia de Santa Maria de Villacañas, Santa Maria de Arenas, San Juan de Villaharta, San Juan de Yebenes, Santa Maria de Quero, San Juan de Urda, que todas son diez y nueve iglesias parroquiales ..» [CONCORDIA, DECISIONES Y ACLARACIONES SOBRE JURISDICCIÓN Y DIEZMOS DEL GRAN PRIORATO DE SAN JUAN DE CASTILLA Y LEÓN. Imprenta Real. Madrid 1733]
Todas estas iglesias pertenecían a las quince villas del Gran Priorato de San Juan en la Mancha, aunque realmente las villas que componían el Priorato eran catorce más la parte de la villa de Yebenes. En el orden político o civil, todas ellas conformaban el Partido de Alcázar dentro de la Provincia de Toledo y religiosamente formaban una Vicaría Prioral dentro del Arzobispado de Toledo. Con la ordenación territorial de las provincias en 1833, estas catorce villas pasaron a depender de las provincias de Toledo y de la de Ciudad Real, concretamente, Consuegra, Madridejos, Camuñas, Villafranca, Urda, Turleque, Tembleque, Villacañas, Quero y la parte de Yebenes, siguieron formando parte de la provincia de Toledo y Herencia, Alcázar de San Juan, Argamasilla de Alba, Villarta de San Juan y Arenas de San Juan pasaron a depender de la nueva provincia de Ciudad Real. ( Los lugares sanjuanistas de Las Labores y de Puerto Lápice pasaron a denominarse de San Juan en los años veinte del siglo pasado pero esa denominación no permaneció durante mucho tiempo).
No es el momento de entrar en «historias», pero hacer esta introducción es para poner en evidencia que de todos los pueblos del Priorato de San Juan, solo tres mantuvieron el apelativo de San Juan, aunque algunas de las villas citadas, en la provincia de Ciudad Real, tuviesen parroquias bajo la advocación de San Juan: Parroquia de San Juan Bautista, en Argamasilla de Alba y Parroquia de San Juan Bautista en Villarta de San Juan, significando con ello que estaban dedicadas a la advocación de San Juan Bautista, sin otra alguna indicación.
José Jimeno Coronado en el capítulo titulado «Titulares de Parroquias y Patrones Populares», incluido en el libro de Cien años del Obispado Priorato de las Ordenes Miliatares, dice:
«Conviene distinguir entre titulares de las parroquias y los patronos de los pueblos. Su significado es distinto. El titular tiene un sentido mas oficial: expresa las preferencias de la autoridad eclesiástica, que lo establece, y que en ocasiones se apoya en el sentir del pueblo, pero que en otras muchas ocasiones se apoya en el sentir del pueblo, pero que en otras muchas se funda en razones y criterios de orden teológico o pastoral. El patrono tiene un sentido mas popular: expresa ordinariamente la preferencia de los fieles, su devoción espontánea, que se funda en motivos mas cordiales que teológicos. Verdan es que, según la legislación del código de Derecho Canónico ( canón 1278), los patronos populares son aprobados por la Santa Sede. Pero lo normal es que no se solicite tal aprobación, y no se cuente con otra que el consentimiento tácito de la autoridad eclesiástica local o, a lo sumo, diocesana» [JOSE JIMENO CORONADO.- Titulares de parroquias y Patronos populares.- Cien años del Obispado Priorato de las Ordenes Militares. IEM. Ciudad Real.1977).
En lo que se refiere a Villarta indica a la Virgen de la Paz como Patrona y a San Juan Bautista como titular de la Parroquia. D. Jose Jimeno, era sacerdote, bibliotecario y archivero del Archivo Diocesano de Ciudad Real y Académico correspondiente de la Real Academía de la Historia. Y decia lo que había y sabía lo que había. Y hasta aquí punto y seguido.
¿A qué viene esta introducción? Pues a una razón muy sencilla que hay que explicar. El que fue párroco de Villarta, Valentín Vicente Sánchez Rojas, en su pregón de fiestas del año 2012, decía:
«… son las fiestas de San Juan». Son las fiestas en honor a San Juan Bautista, de quien tenemos una preciosa imagen en la Parroquia y cuyo autor D. Faustino Sanz Herranz, murio hace casi dos años [Faustino Sanz Herranz, nacio en Madrid 2l 21 de mayo de 1923, donde murió el 28 de julio de 2010. Escultor que siguió a los grandes escultores del Siglo de Oro y de quien Gratiniano Nieto Gallo en su discurso de ingreso como Académico de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, dijo: «…línea que todavía se mantiene viva y operante en FAUSTINO SANZ HERRANZ, a quien se puede considerar como el último gran imaginero de España, quien se enfrenta y resuelve los problemas escultóricos que plantean los «Pasos procesionales», utilizando para ello la misma técnica de la talla directa que utilizaron nuestros «pasionarios» del siglo XVII, con lo que consigue análogos efectos, si bien por su parte ha renunciado a la policromía para que se pueda valorar la materia en toda su autenticidad…»] Son las fiestas de San Juan, -continuaba diciendo nuestro querido Valentín-, introducidas en nuestro pueblo por un sacerdote, D. Pedro Muñoz Fernández, que allá por el año 1948 quiso que hubiese una fiesta en honor al santo que figura como titular de la Parroquia» .
Hagamos un poco de historia. Cuando D. Pedro Muñoz Fernandez ( natural de Socuellamos) se incorpora como párroco de Villarta sustituye a Don Rogelio Garcia Villanueva, uno de los pocos sacerdotes que no fue asesinado en la guerra civil, la cual pasó en Villarta, donde era sobradamente conocido. Don Rogelio estuvo durante bastante tiempo como párroco de Puerto Lápice, sustituyendo en muchas ocasiones al de Villarta, Don Matías, que murio asesinado en su pueblo natal de Daimiel. Al terminar la guerra se hace cargo de la Parroquia hasta septiembre de 1947 en que toma posesión Don Pedro. No hay datos sobre la festividad de San Juan, antes de la guerra, aunque si hay documentación constrastada de un cuadro de San Juan Bautista que presidía el altar mayor de la Iglesia antigua de San María, realizado en 1816 por el pintor Zacarias Velazquez, cuadro que desaparece como otros, al inicio de la guerra, sin que sepamos con seguridad cual fue su paradero. Si había ya un pendón que utilizaba la iglesia para presidir o encabezar todas las procesiones que realizaba la parroquia. En uno de los «poyetes» hablando de las cosas que habían desaparecido en la iglesia, hacía un breve recuerdo de este pendón:
En el año 1790, el nuevo párroco, Fr. Don Francisco Gregorio de Tejada solicita al Baylío o Secretario del Gran Prior, la realización de un estandarte con el dibujo de San Juan. Así se desprende de la contestación del párroco de Villarta al citado Baylío, Don Miguel Cuber: «Villaharta y octubre 5 de 1790. Ilmo Sr. Muy Sr. Mio y de mi veneración; a la ultima que su Ilma. se sirve dirigir, mandado le diga si es estandarte o Pendón lo que tengo pedido para esta Iglesia, digo que es estandarte y que convendrá que tenga la imagen del Glorioso San Juan Bautista como Patrono; el que antes teníamos, estaba sin imagen según V.S.I. habrá visto y el palo que aqui a quedado es mui desproporcionado y de yerro la cruz; que es quanto sobre el particular me parece que devo informar.
Acabo de saber que el Rey nuestro Señor se a dignado nombra a V.S.I. para Plenipotenciario o embiado a Varsovia, por cuio motivo doy a V.I. mi enhorabuenas, y me alegrare que a esto se siga otros mas grandes ascensos, y que todo sea lleno de las mayores satisfaciones…[ ARCHIVO GENERAL DE PALACIO. IDG. Secretaria. Legajo 293]
«… pague Vmd por cuenta del Gran Prior de San Juan trescientos reales de vellón [aproximadamente 1.900 € actuales] a Don Josef Beraton, por una pintura de San Juan y una cruz de Malta que ha puesto en un estandarte para la Iglesia Parroquial de Villaharta..» [ARCHIVO GENERAL DE PALACIO.IDG. Secretaria. Legajo 293].

Todo lo anterior era la única referencia existente a la importancia de San Juan en la vida de Villarta. No existía ninguna noticia que hablase de su festividad como día de descanso, e incluso después de la guerra solía celebrarse la fiesta de San Pedro y San Pablo, en especial del primero, San Pedro, como patrón de los pastores y era ese día cuando los pastores cambiaban de dueño y aprovechaban la fiesta sagrada para ellos , para trasladarse de un sitio a otro. Eran tiempos en que los trabajos del campo eran artesanales, la siega, la trilla, encerrar el grano, … y dependía mucho de como hubiese ido el año para perder días en fiestas (Dejar de segar, dejar la mies en la era, o la parva sin trillar, …). Eso, si el año iba bueno porque si venía malo o una «nubá» por San Bernabé, que arrasaba las viñas y trillaban los cereales,…. No eran tiempos de ferías.

…Y llegó el cura nuevo, Don Pedro, y estimaría que por qué no había de tener Villarta fiestas en honor de San Juan. Hace ya casi veinte años, la Universidad Popular creó un Taller de Historia Local, en donde yo como profesor quizás aprendí mas que los alumnos, pues ellos me enseñaron esas historias perdidas de «andar por casa» que han tenido buenos profesores; a ese taller asistieron Pablo Fernández Muñoz, Manuel Flores Alcázar, Esperanza González Negrillo, María José González Negrillo, Inmaculada Asenjo Diaz Moreno, Gabriel Rojo García, Benito Aranda y Julio Isla Serrano. Y descubrimos entonces, la escritura de la casa de la Tercia, que dio nombre a la calle Tercia y originó que el propio Julio Isla Serrano, decidiera poner una lápida recordando que en ese mismo lugar estuvo mucho tiempo antes la Casa de la Tercia del Priorato. Pero lo más curioso, y como tal lo incluimos en el programa de festejos de San Juan de ese año de 2001, fue la colecta que se hizo en 1947 entre vecinos de Villarta para comprar la primera imagen de San Juan que se encuentra en la antigua iglesia parroquial. El documento que nos aportó a aquel curso y alumnos, Inmaculada Asenjo Diaz-Moreno, celosamente guardado por la tía María, promotora de todo ello nos puso al descubierto una parte importante de nuestra olvida historia (La «tia María», como le oía decir a mi padre y a mi hermano Faustino, se llamaba María Muñoz Molina y por aquella fecha debía tener ya los setenta años).

Asi empezó una fiesta de carácter popular. Entre todas esas personas que compraron la imagen, – 41 mujeres y 6 hombres, incluido el cura D. Rogelio-, y Don Pedro, no cabe la menor duda de que apoyado por otra mucha gente se comenzó San Juan. Dado lo inconstantes que somos la gente de Villarta (dar un repaso a cuantas instituciones y actividades nos hemos ido dejando olvidadas) es de suponer que muchos no pensasen que al cabo de unos 77 años se iba a mantener ese esfuerzo, cada vez con mayor vitalidad. Y por cierto hay que hacer un hueco en nuestro recuerdo a D. Pedro Muñoz Fernandez, por varios motivos: Primero por conseguir que San Juan fuese patrono, mejor dicho co-patrono junto a la Virgen de la Paz, de Villarta de San Juan; segundo por ser el autor del himno a la Virgen de la Paz, ese madre luz y guia, que todos sabemos desde pequeños; por sus obras de teatro como autor de gran valor y finalmente por ser el fundador de una emisora de radio, la primera en la provincia, juntos a otros colaboradores (Joaquin Camacho, Don Pablo Guzman y José Pérez). No es una exageración; en una consulta a Google ( como dicen algunos, ese señor que todo lo sabe), se dice en su biografía:

Don Pedro Muñoz llegaba desde Villarta de San Juan, con un «artefacto» muy especial en el equipaje: una emisora de radio que, tras obtener las autorizaciones administrativas, comenzó a funcionar el 1 de marzo de 1952. Nacía así, en el número 4 de la calle Hernán Cortés, «Radio Puertollano, emisora parroquial», que desde entonces se convirtió en un auténtico fenómeno sociológico.
Pocas fiestas pueden tener un origen más popular que las fiestas de Villarta. Las Paces porque asi lo dicen los documentos antiguos: «a la Virgen de la Paz, especial devoción del pueblo a la que tienen como patrona». Y a San Juan especial empeño de los villarteros para elevarlo y considerarlo patrón de Villarta. Las Paces no pudieron celebrarse en varias ocasiones: guerra de la Independencia, guerra civil,… Este año será el primero que San Juan no saldrá por nuestras calles y serán muchos los corazones que buscarán en él un consuelo por la pérdida de seres queridos, que han sido enterrados en silencio, sin la compañía de familiares y amigos solo con la presencia de un cura de pueblo, D. Vicente, cercano, que ha hecho tocar las campanas de la Iglesia para que al menos ese sonido nos acercara de alguna forma a los que habían muerto en soledad. Pero no podemos olvidarnos de ellos y menos ahora de unos familiares, amigos, vecinos, que fueron creadores de las fiestas, que las vieron crecer desde la plaza del ayuntamiento hasta hacerse grandes en el recinto ferial, que vieron salir la imagen desde la antigua iglesia recorriendo la carretera hasta la calle de San José, haciendo acallar los caballitos que se apretujaban en la plaza del cura, para seguir por la calle la Cárcel, de Calvo Sotelo, de la Torre o como se decida en cualquier otro momento se llame que estas son cosas cambiantes, hasta la plaza de «Cocinera» ( Plaza del 2 de mayo), para subir, al menos antes cuando iba a hombros, lenta y pesadamente por su calle la de San Juan Bautista. o que vieron como Snan Juan engrandecia y tomaba posesión de la nueva parroquia en cuya fachada alguien ha imaginado a imaginado a San Juan.
Este año San Juan no tendrá pregón pero todos lo vamos a pregonar a nuestra manera: unos desde el dolor y la soledad, otros desde la añoranza, otros desde ese recodo en el que se ve la vida casi como recorrida del todo,… pero pienso que nuestras fiestas solo pueden ser proclamadas o pregonadas desde la esperanza y pensando en el futuro porque son tan jóvenes que aún no tienen apenas pasado y son muchos los villarteros que no solo conocen sus comienzos sino que fueron parte muy importante para conseguir que se celebraran y que se celebren. Son fiestas que han nacido con nosotros y que con nosotros van creciendo. Nacieron humildes, haciéndose un hueco en el final festivo de junio, como un descanso en la siega y la trilla y un mirar al cielo ahuyentando las tormentas que quieren hacer zozobrar el fruto de nuestros mares de viñas, aunque a veces no sea posible. Nacieron en años de hambre y miserias, de injusticias y ofensas, de miedos y silencios, en años turbios, no solo para nuestro pueblo; nacieron en esos años que muchos jóvenes tenían que interrumpir la verbena para dar una vuelta por la cuadra… Nacieron cuando aún San Pedro era fiesta de guardar y festejar y cuando los pastores buscaban nuevo amo donde trabajar igual que con el anterior; nacieron cuando aún en muchas casas solo el pan, cuando lo había, era festejo y alegría. Por eso tiene valor que nuestras fiestas de San Juan nacieran ilusionadas y con esperanza de futuro, cada año iguales pero distintas ( en eso supimos aprender de las «paces» siempre nuevas, siempre ilusionantes) intentando mejorar lo que el año anterior no salió a nuestro gusto o al gusto de quienes la dirigen. Como decía Serrat en su canción e imitandolo, -nuestra plaza del ayauntameinto-, «pasaba de estar ayer a oscuras y hoy sembrada de bombillas y colgaban de un cordel de esquina a esquina un cartel y banderas de papel verdes, rojas y amarillas». Además era nuestrta tierra, entonces y durante aún mucho tiempo, un lugar del que se sacaba trigo y vino a costa de cuerpos cansados y en reverencia permanente hacia la tierra, sin mas descanso que el de erguirse, de vez en cuando, para limpiar el sudor de la frente y ver ya, al atardecer, como el sol enrojecía la tarde para ocultarse. Ni era nuestra tierra playa del Mediterráneo, ni sabíamos que esa noche de San Juan, fuese mágica ni podíamos comprender que hubiese otra hoguera purificadora que no fuese la de la Paz.
Solo había curiosidad, descanso y esperanza, a pesar de que al final , -qué pronto pasaba lo bueno-, volvía el pobre a su pobreza, volvía el rico a su riqueza y -si me apuran por seguir a Serrat-, el señor cura a sus misas. Posiblemente, otros pueblos, después de ver como cientos y cientos de sus hijos, iban sembrando con sudores y trabajo un posible porvenir, (Valencia, Cataluña, Madrid, ¡que bien os vino el abono de nuestras gentes!), digo que muchos pueblos, igual que el nuestro, hubiesen arrinconado a su patrón y a sus fiestas y hubiesen dejado que el olvido y las hierbas hubieran anidado en sus tejados y poco a poco, -como muchas quinterías se ven ahora-, hubieran caido sus muros y sus historias en el más profundo olvido. Pero no ocurrió eso aquí ( al igual que en muchos otros pueblos) y el pensamiento de muchos de los que salieron siguieron recordando a esa lejana tierra donde habían dejado padres, amigos, hijos,.. y la vida, a veces tan lenta y dura, hicieron que siguiesen recordando sus fiestas de San Juan porque eran fiestas que no habían recibido en herencia, eran fiestas que se estaban haciendo entre todos: los que quedaron y los que se fueron. Decía hace mucho tiempo en un primer pregón, subido en un remolque, en la plaza del Atunyamiento: «Pregono nuestras vidas y nuestras fiestas y, por ello, porque son nuestras os pido permiso para que el pregón vaya, sin torceduras, hacia adelante, hacia los que tienen que heredarnos. Porque quiero hablar de esperanza y la esperanza sois los que empezáis. Algunos de vosotros niños, ya casi jóvenes, os encontraréis de pronto, mirandoos en unos ojos profundos que os acompañaran toda la vida; otros encontraréis al amigo o a la amiga en quienes os apoyaréis en los malos momentos y con los que disfrutaréis los buenos, otros viviréis desconcertados vuestro primer San Juan…» No seamos tan modernos como para pensar que las fiestas de nuestros padres son cosas de viejos, ni tan antiguos para pensar que nuestros jóvenes no van a saber mantener honrosamente nuestro legado, de forma distinta, ¡casi seguro! pero vivas que es lo que cuenta. Hay tanto que pensar, hay tanto que hacer, pero busquemos un rato de silencio, de recuerdo, de agradecimiento para todos los que nos han dejado este año pero en especial a los que no hemos podido acompañar en su último momento de vida: Lucio, Santos, Soledad, Angeles Esther, Francisco, Tomás, Aguedo, Vicente, Maria, Pedro, Maria Jesús, Celedonia, Emma Esther, Jose María, Alfredo, Manuel, Vicente, Esperanza, Jesús Gabino, Pedro Antón, Miguel y Carmen, así sin apellidos para hacer más largo el recuerdo y rebuscar en su memoria.
José Muñoz Torres, cronista oficial
Muy interesante y nostálgico, todas tus investigaciones. De no hacerlo tú, quedarian en el olvido. Gracias como VILLARTERO. Un abrazo
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Gracias Gerardo. Un abrazo
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Muchísimas gracias, Pepe. En este “poyete” encuentro contestación a algunas de mis preguntas, externas o internas, como la de por qué no llamar con su nombre a la iglesia donde está nuestra Virgen de la Paz. Por otro lado leo y conozco con satisfacción lo que se pagó en euros, por una pintura de San Juan y una cruz de Malta, 300 reales de vellón “(aproximadamente 1.900 € actuales)”.
Yo nací con la celebración de San Juan ya instaurada, pero de mis padres conocía que era una fiesta «nueva”, y también me hablaban de la celebración que se hacía de San Pedro.
Me ha gustado conocer el origen de la primera imagen de San Juan y ver que algunas personas de las que donaron para adquirirla eran de mi familia. De uno de los dos curas que has nombrado (creo recordar que D. Rogelio), decía mi padre que “tenía la boca como un destral”. También me ha gustado conocer que, por las fechas, el párroco que me bautizaría sería D. Pedro.
El relato que haces de san juanes vividos, aunque muy corto, me ha satisfecho lo de los gañanes, a pesar de la fiesta, tener que estar pendiente de atender a sus mulas, me ha llegado al alma porque más de una vez me fui con mi padre a ver cómo les echaba pienso o les daba agua, y me han venido recuerdos de más san juanes: La verbena en la plaza con piso de tierra con una cuerda de árbol a árbol separando a la gente sentada de la que bailaba, la del “tino” de un 23 de junio manando de la copa o fuente central de la “plaza del Ayuntamiento”, la de la actuación del grupo “Jarcha” que al hacerla cortando las calles en la “plaza del cura”, y además de pago, armó gran alboroto…
Bueno, perdona, ya sabes lo que pasa cuando empiezan a fluir los recuerdos… Que me ha encantado todo el contenido de este “poyete”, y más por las fechas en que estamos. Que San Juan nos traiga, sobre todo, salud.
Un abrazo.
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Gracias Ángel. Algún día resumiré tus escritos merecen mucho la pena sentir como narras tu recuerdos
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