El Gigüela y los proyectos para desecar su vega….¡ hasta que lo consiguieron!… por José Muñoz Torres.

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Restos del puente empezado a construir en 1805, dirigidas sus obras por José Agustín de Larramendi, Francisco Stoppani y Juan Subercase

El 17 de junio de 1783 el rey Carlos III, aprueba una Real Cédula por la que se aprueban las Ordenanzas para la construcción y gobierno del Canal del Gran Priorato de San Juan

«..Por cuanto por el Infante D.Gabriel, mi amado hijo, Gran Prior de Castilla en la Orden de San Juan, se me pidió permiso  para abrir a su costa en el Gran Priorato una Acequia de riego con las aguas que salen de Ruidera, y otras que se pierden, empantanando, y haciendo mal sanos aquellos paises, pudiéndose recoger  y hacer sumamente útiles; complacido del celo patriótico, con que se promueve la Agricultura y la Industria en los pueblos de su dignidad, le respondí estaba conforme conforme  en que pusiese en práctica el expresado proyecto; y que en cuanto a las condiciones y reglas para la ejecución, y para la percepción de productos, mandase el Infante extender una Ordenanza arreglada en lo que permitían las circunstancias a la que está en uso en las Reales Acéquias de Jarama y Colmenar. Desde luego dió orden el Infante para que se empezase, como en efecto se empezó, y sigue aalgunos meses hace la obra, según el proyecto, y bajo la dirección de su Arquitecto D. Juan de Villanueva; y habiéndose formado la referida Ordenanza, vista por mi, y examinada de mi orden, vine en darla mi Real aprobación: y para que se expidiese la Cédula correspondiente, la mandé remitir al mi Consejo, como lo hizo el Conde de Floridablanca, mi primer Secretario de Estado, con Real orden de catorce de Marzo de este año…» [ORDENANZAS PARA LA CONSTRUCCION Y GOBIERNO DEL CANAL DEL GRAN PRIORATO DE SAN JUAN QUE HA DE EJECUTARSE A EXPENSAS DEL SERMO. SR. INFANTE DON GABRIEL POR SU ARQUITECTO D. JUAN DE VILLANUEVA.- Impresa en Madrid el año 1783 por D. Joaquín Ibarra, impresor de Cámara de S.M.]

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Plan geográfico incluido en las Ordenanzas de Juan de Villanueva para el Canal de la Mancha o del Gran Prior

Publicadas con el título de Canal de Guadiana, se detallan en las citadas Ordenanzas todas las circunstancias que podían afectar a su construcción y mantenimiento a lo largo de 99 Capítulos. Las Ordenanzas dejan bien claro que el Canal se abastecerá de las aguas procedentes de las lagunas de Ruidera y las de los rios Zancara y Gigüela (En las ordenanzas se escribe como Gihuela) y el recorrido del mismo sería desde la laguna de Miravetes, a través del Castillo de Peñarroya y los términos de Argamasilla, Cervera, Alcázar, Villacentenos, Herencia, Villaharta y Arenas. (Capítulos I y II).

Pedro Monleón Gavilanes, en su obra sobre el arquitecto Villanueva , dice:

» …En la  ordenanza se establece el depósito general del canal en la laguna de Miravete y a la finalidad del riego se añade la de surtir de las aguas precisas para su funcionamiento a seis molinos harineros  y cuatro batanes propios de la dignidad prioral. Para ello se formarán compuertas y cauces, según proyecto de Villanueva […] Villanueva será competente  también en la formación de padrones de los habitantes y colonos a los que se adjudica tierras y dota de aguas del canal. Esto condiciona, por tanto, asentamientos y ocupación del territorio, y las decisiones  que se tomen  en este sentido tienen que contar con su aprobación..» [MONLEÓN GAVILANES, PEDRO.- La arquitectura de Juan de Villanueva.- Servicio de Publicaciones del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid. 1988].

La consistencia de la estructura de canales y acequias  no pasaban de ser  zanjas más o menos profundas excavadas en la tierra sin más añadidos que algunos puentecillos o esclusas realizados con piedra que prácticamente son las únicas evidencias del proyecto, arruinado -en su casi totalidad- con la construcción del pantano de Peñarroya. 

En otro sentido el Canal del Gran Prior contempla una reforma agraria  que a partir de este momento -incluso con anterioridad a este proyecto- va ser clave en todos los planes hídricos de la zona. En el Capítulo XXXVII dicen las ordenanzas: 

» Cómo en la extension de los términos que cruza y ha de seguir el Canal, se hallan diferentes dehesas con destino a pastos de ganados, unas propias de la Gran dignidad Prioral de San Juan y otras de las Villas de Alcázar, Herencia, Villaharta y Arenas de San Juan, y tambien algunos valdíos comunes a estas, que no pueden dar en favor del público los considerables productos que rendirán reducidas a cultivo y riego, pues su valor en renta es muy corto a causa de las muchas dehesas y pastos de que abundan las referidas Villas; tendrá facultad el Director Don Juan de Villanueva de adjudicarlas todas o parte a las Acequias a que correspondan, para que rompidas y cultivadas, y estando dispuestas para admitir el riego , se incluyan en él sin incurrir en pena alguna, ni poder molestar a los que se beneficien y cultiven los Jueces de la Mesta..» [ORDENANZAS .. publicación antes citada. Pág. 28] 

La libre circulación o pastoreo de ganados por estas dehesas se verán afectadas y lo harán, a partir de ese momento, por las veredas que se articulen como necesarias «haciendoles sus puentes para que pasen a hacer uso de las aguas en los sitios que se les señalarán; pero sin que puedan detenerse para esta diligencia mas tiempo que el preciso para beber, ni separarse de la cañada o vereda a otro paraje alguno»  

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Juan de Villanueva

Sólo figura una excepción en este trato al pastoreo  y es la situación especial de las cañadas o Veredas Reales. A este respecto el Capítulo XLI, bajo el encabezamiento «Que nadie se introduzca en la cañada del puente de Villarta, dice:

» Ningún dueño de las tierras que lindan con la cañada o Vereda Real, que cruza por el puente de Villaharta, y sirve para el paso de toda especie de ganados y cabañas, podrá entrarse en ella, ni cultivarla con motivo de estas obras, pena de cincuenta ducados; pues ha de quedar libre libre y con la misma anchura establecida por las Leyes del Reino, sobre que, y su cumplimiento celarán los guardas que se destinen para el Canal, y la Justicia de dicha Villa de Villaharta, denunciando los transgresores ante el juez Conservador, a quien darán cuenta de la novedad o intrusión que en ella se hiciese [ORDENANZAS…. Capítulo XLI. Pág. 28]

La muerte del Infante Don Gabriel, en el año 1788, deja este proyecto sin resolver, a lo que hay que añadir el hecho de que su autor, Juan de Villanueva, sale de los territorios del Gran Priorato, al no contar ya con el padrinazgo del nuevo Gran Prior. Algunos autores señalan la dificultad que encontraron a partir de «la junta de los ríos», debido al embalsamiento de las tablas de Villarta-Arenas.

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Gran Prior de San Juan D. Gabriel

Pero el proyecto de desecamiento de toda esta zona del Záncara y Gigüela, no se olvidó. En 1855, El ingenmiero de Caminos José Agustin de Larramendi publicó un informe en el que, empezando por el título, no dejaba lugar a  ninguna duda: «Informe sobre la necesidad de desaguar las lagunas de la Mancha en beneficio de la pública salud y de la agricultura y sobre la influencia que pueden tener las zanjas que con este objeto se abran, para los canales mas interesantes a todas las provincias meridionales de España y Madrid»

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Anuncio con la muerte de Jose Agustín de Larramendi

Por la información que suministra para nuestro pueblo, transcribo el inicio de dicho informe, aunque todo él sea digno de estudiarse:

«En Agosto de 1805 fuí de órden del Inspector general de Caminos a Villaharta para examinar la calzada y puente que se están construyendo junto a aquella villa, en la carretera general de Andalucía, y reconocer la naturaleza y circunstancias locales, con la idea de reducir el menor coste posible la ejecución de dicha obra.

Luego que llegué eché la vista en el parage en que debía construirse el puente, y reparando la grande estensión de terreno que ocupaban las aguas, el poco movimiento que tenían y la inmensidad de eneas, espadañas y broza que obstruían su libre curso, empezé a meditar sobre si había algún medio de recogerlas a una madre reducida e inalterable, por las grandes ventajas que resultarían para la fundación del puente de esta previa operación. Con esta mira reconocí la vega hacia arriba y hacia abajo en algunas leguas de distancia, tomé varios informes o las noticias que pude de los naturales sobre el origen, incremento y desagüe o salida de todas las aguas, y combinando lo que me dijeron con lo que yo había visto y observado se presentaron a mi imaginación una porción de cosas que cada una de ellas me parecía debía ocupar mi atención esclusivamente….

[Dejamos por un momento el informe del Ingeniero Larramendi para introducir la referencia del «ilustre» y considerado autor Antonio Ponz. El «abate Ponz», como era conocido, se caracterizó por una radicalización de su pensamiento convirtiendose en un típico personaje de la ilustración cuyas obras y afirmaciones pasaron a ser verdades absolutas respetadas aún en la actualidad por muchos autores que estudian el siglo XVIII. En su libro Viage de España. Tomo XVI. Trata de Andalucía, publicado en Madrid en el año 1791, dice hablando de Villarta:

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Don Antonio Ponz, autor de Viaje de España

» 55. Villarta, según allí me dixeron, no pasa de doscientos vecinos: antes de llegar hay que atravesar el rio, o riachuelo Giguela, antiguamente peligroso en las estaciones del invierno; pero con motivo del nuevo camino se le ha construido un largo puente de un lado a otro de aquella pradera, que se inundaba en dichas estaciones. Ha quedado demasiado angosto, de modo que solo puede pasar por él un carro, y ni aun dexa lugar para una caballeria: verdad es que se descubren las gentes de un lado a otro del puente y pueden esperarse.»

Uno de los autores que más han hablado últimamente de nuestro puente, utilizó en sus informes el anterior relato para invalidar el origen romano del puente viejo y al mismo tiempo datarlo en una fecha precisa. A este respecto LUIS BENITEZ DE LUGO ENRICH decía:

» Este documento es importante por varios motivos. En primer lugar, habla de un «largo puente» levantado recientemente (en 1791) con motivo de la construcción del nuevo trazado del Camino Real de Andalucia. En consecuencia, es muy posible que el puente que hoy apreciamos sea del siglo XVIII. Pero no todo él. Alguno de sus elementos constitutivos deben ser del siglo XIX. Efectivamente, cuando PONZ visita la zona se fija en las dificultades que provocaba el nuevo Puente, largo y estrecho, en la circulación. Cuando un carro atravesaba el Puente el tráfico se bloqueaba, pues no era viable que se cruzase siquiera con una caballería. Además relata que existía un sistema de señales («descubrirse») para darse la vez a la hora de cruzarlo. El largo puente recien construido había solucionado algunos problemas experimentados desde antiguo por quienes transitaban por la via ( permitía salvar con solvencia la extensa llanura aluvial encharcable por el Cigüela), pero había creado otros inesperados por desconocidos, no vividos con anterioridad: un puente como ese era un auténtico «cuello de botella» que creaba atascos y dificultades en una via principal. Posiblemente este fenómeno no ocurría de forma tan acusada en el puente preexistente ( aquel del cual nos hablan las fuentes bajo medievales), que tal vez fuese mas corto ( quizás se limitase a lo que hoy es el tramo meridional: aquel mas próximo a la población y el que permite salvar el cauce principal del Cigüela). Aunque el vértice del puente -el lugar de unión entre sus dos tramos-  puede funcionar como un pequeño apartadero, por presentar un ligero ensanchamiento central de la calzada, debía resultar insuficiente en el desempeño de esa función, según los datos que aportan las fuentes. La solución al problema la proporcionó la construcción de dos grandes apartaderos, que se adosaron al tramo mas largo una vez estuvo construido el puente. Esta datación relativa habla de un gran puente construido en el siglo XVIII que presenta unos apartaderos construidos con posterioridad, tal vez a comienzos del s. XIX. No obstante, esta hipótesis se encuentra aún pendiente de verificación (BENITEZ DE LUGO ENRICH, Luis.- Informe de los sondeos arqueológicos realizados con motivo de la restauración del Puente viejo de Villarta de San Juan. Pág. 7. Archivo Municipal de Villarta de San Juan).

Aunque reconozco que Benitez de Lugo Enrich ha sido el que más se ha ocupado directamente de nuestro puente, ya desde un punto de vista profesional -fue el autor de los informes arqueológicos preceptivos para iniciar las obras de restauración del puente viejo- o desde su punto de vista como historiador, ha ido -poco a poco- rectificando o modificando sus conclusiones a raiz de mis escritos, publicados en los programas de festejos y -en algunas ocasiones- copiando literalmente mis informaciones. En cualquier caso no hay que negarle imaginación pues es increible que de cuatro lineas que PONZ escribió sobre Villarta puedan sacarse conclusiones tan peregrinas y erróneas. Por tanto creo que es ocasión propicia para analizar sus comentarios. En primer lugar hemos de señalar que el original de PONZ habla del riachuelo Gigüela y no Cigüela como ultimamente se ha generalizado y que el Dr. Benitez de Lugo Enrich utiliza continuamente. En segundo lugar no existía ningún sistema de señales. Lo que PONZ dice es que se descubren las gentes de un lado a otro, es decir, se ven a los que salen o entran en el puente desde el lado opuesto del mismo. Es muy exagerado hablar de que el puente era un «cuello de botella» para la circulación, expresión moderna que en aquella época no tenía mucho sentido por la escasa circulación. Por otro lado, olvida que el puente de que está hablando fué el único paso del río Gigüela por la carretera de Andalucía hasta el año 1927, aproximadamente, fecha en que se inauguró el puente de la N-IV, dentro del proyecto de Plan General de Firmes Especiales, durante la dictadura de Miguel Primo de Rivera. En cualquier caso, hasta poco antes de su restauración, el puente viejo fue paso frecuente  -sobre todo en época de vendimias-  de vehiculos agrícolas: tractores con remolque. Finalmente el puente ya tenía construidos los dos apartaderos y hay constancia gráfica de ello en el grabado de Domingo Aguirre.](1)

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Fragmento del mapa correspondiente a los trabajos topográficos realizados para la elaboración de la hoja nº 738 (Villarta). En rojo anotaciones posteriores a 1884 (Instituto Geográfico Nacional)

Hecha esta observación continuamos con el Informe de Larramendi:

Sin embargo, lo primero que paró mi consideración como objeto principal de mi comisión fue el desagüe del local del puente para escusar los grandes gastos de los agotamientos en el momento de la fundación de las cepas (R.A.E. 9.Arq.En los arcos y puentes, parte del machón desde que sale de la tierra hasta la imposta); pero viendo una inmensidad de terrenos los mas preciosos de toda la Mancha, no solo inutilizados para la agricultura, sino convertidos en lagunas pestíferas que asolan a los infelices habitantes de sus inmediaciones, discurría todos los medios posibles de verificar el desecamiento, de suerte que al paso facilitase la construcción de la obra, dejase enjutos y en estado de cultivo los terrenos, a lo menos en toda la línea en que se abriese la zanja de desagüe. Los prácticos del pais me decían que deshaciendo una presa de molino que había una legua más abajo de Villaharta (se refiere al llamado molino de Angulo, en la orilla derecha del Gigüela -cerca de Arenas- y en la actualidad prácticamente destruido), y ensanchando el paso en los puentes de Arenas y Villarrubia, que mas bien son malecones (RAE: Murallón o terraplen que se hace para defenderse de las aguas) o presas que puentes, se conseguiría el deseado curso de las aguas, y por consiguiente el desecamiento de los terrenos. Reconocí estos puntos, y aunque efectivamente veía que por el medio insinuado se lograría en parte lo que se deseaba, me persuadí de que la cosa quedaría imperfecta, que para hacer algo de provecho era indispensable romper y desembarazar los obstáculos desde el punto en que el Guadiana tiene bastante corriente; y formar una zanja capaz de recibir sucesivamente todas las aguas que se acumulasen en la vega, sin que desbordasen y causasen ya mas inundaciones. Considerando las indispensables dimensiones en su profundidad y anchura y el desnivel insensible de la vega, se me ocurrió que semejante zanja venía a ser un verdadero canal de navegación o si se quiere un río navegable…..»  [LARRAMENDI, JOSE AGUSTIN DE.- Informe sobre la necesidad de desaguar las lagunas de la Mancha.. Madrid, Imprenta de D. José C. de la Peña. 1858].

La guerra de la Independencia paralizó las obras del puente y el proyecto de Larramendi al igual que anteriormente -por otras causas- se habían paralizado las obras del Canal del Gran Prior. Los restos del puente de 1805 están aún muy visibles y la calzada de piedra que existía hasta la «cantina» fue demolida con la construcción de la autovia.

Pero la idea de desecación de la vega del Gigüela no desapareció, ni mucho menos. A la vista de los muchos que cruzaban por Villarta, eran muchas las fanegas de tierra que podían dedicarse al cultivo y no podía quedar en el olvido.

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Publicación de Diego Medrano y Treviño, sobre posibilidades agfrícolas de la vega del río Gigüela.

Así en 1841, Diego Medrano y Treviño, decía lo siguiente:

«… Todos estos ríos pueden producir mas o menos utilidad según el caudal de sus aguas y territorio que atraviesan, pero principalmente acerca del Jigüela, Záncara, Azuer y Jabalón no se debe dudar ni un momento de las ventajas que son capaces de proporcionar […] y merece la pena por tanto las reflexiones convenientes para convencer de que si bien no existen pruebas positivas que lo confirmen, tampoco las hay fundadas para negarlo, o lo que es lo mismo, que el asegurar la imposibilidad de sacar partido de dichos ríos para el riego debe ser resultado de las investigaciones y reconocimientos hechos por personas inteligentes, y no el parecer ligero, irreflexivo y vulgar de los que no lo entienden […] ¿No se ve encharcado el Jigüela en las inmediaciones de Villarta formando aún en la estación de mas calor sobre la carretera de Andalucía una gran laguna que hizo necesaria la construcción de un largo puente que provisionalmente sirve, mientras se concluye el comenzado hace muchos años y que probablemente no se concluirá en otros tantos? [MEDRANO Y TREVIÑO, DIEGO.- Consideraciones sobre el estado esconómico, moral y político de la Provincia de Ciudad Real. Madrid, junio de 1841]

Algo después era Gómez Arteche, decía, hablando de nuestra vega y alrededores:

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D. José Gómez de Arteche.

«… Y efectivamente en cualquier parte que se practique un aforo se encuentra a los dos o tres pies agua abundante que no sería difícil sacar a la superficie, especialmente en el Zancara, convirtiendo aquel pais hoy desnudo en un valle frondoso, habitado y rico..» [GÓMEZ ARTECHE, JOSE.- Geografía histórico-militar de España y Portugal. Madrid, 1859].

Y para no alargar más el tema llegamos al mes de octubre de 1952. Se trata de una noticia fechada en Manzanares, que dice asi:

«Manzanares, 11.- Alrededor de mediodía S.E. el Jefe del Estado, acompañado de su esposa doña Carmen Polo de Franco y personalidades del séquito ha llegado al límite de la provincia donde fue recibido por el gobernador civil. Al llegar al puente sobre el río Gigüela, en Villarta de San Juan, le esperaban el ministro de Agricultura, Montes, Instituto Nacional de Colonización y otros técnicos del Departamento. El ministro mostró a Su Excelencia toda la extensa zona que abarca el río Gigüela y, sobre planos, le indicó la gran extensión del mismo, con un total de 30.000 hectáreas, de las cuales unas 15.ooo corresponden a la provincia de Ciudad Real y que se beneficiaran extraordinariamente con el encauzamiento del rio, pues ahora sólo sirven para pastos y grandes zonas se desaprovechan totalmente…. [DIARIO IMPERIO.- Zamora, domingo 12 de octubre de 1952]

Y asi, al cabo de casi 150 años, se pusó en marcha el proyecto del Ingeniero José Agustín de Larramendi, aunque en lo que afecta a Villarta, sólo afectó, al principio,  a algunas tierras del sur de su término que fueron expropiadas a sus dueños para dar lugar a la zona denominada «La Mancha», donde empezó a trabajar el Insituto Nacional de Colonización con la construcción de un pueblo: Llanos del Caudillo y un territorio parcelado y con «reguerio»(2) que durante mucho tiempo tenía un cultivo totalmente dirigido y exigido por el Instituto Nacional de Colonización.  En cuanto al río fué posteriormente excavada la «madre»(3) en mas profundidad y a ella  fueron dirigidas numerosas zanjas que recogían las aguas de todo la zona empantanda, desecandola totalmente. ¡Ya está deseca la vega!. Los «ojos» y los «baos» desaparecierón. El croar continuo de multitud de ranas, desapareció y  ahora, dicen, que alguien ha oído croar a una rana; las aneas han desaparecido, los chicos ya no saben ni lo que es un «bordo»; algunos años, en las tierras desecadas del río,  alguna cebada o trigo llega a ser cosechada; las huertas de la orilla izquierda del Gigüela han sido abandonadas(4) porque, entre otras cosas, han «bajado mucho las aguas»; las norias y malacates han desaparecido, arruinados o robados; las tierras de la orilla derecha han formado parte de las fincas limitrofes, a las cuales, al parecer, les pertenecían la tierra antes empantanada,…   ¿Ha merecido la pena desecar el río?

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Mapa correspondiente a la hoja 738 de la antigua Dirección general del Instituto Geográfico y Catastral.[Las líneas dibujadas en rojo, excepto la carretera N-IV, son modificaciones de los años 1951 y 1953  (Autorización del Instituto Geográfico Nacional)(5)

NOTAS:

(1) Además de todas esas observaciones hemos de señalar la más importante de todas ellas que demuestra que el ilustre Antonio Ponz, hablaba de memoria o de dejaba llevar por el deseo mas que por la realidad. El «nuevo puente»  que él dice se había construido no era otro que nuestro puente viejo que ya existía -con sus inevitables reformas- desde hacía mucho tiempo. El nuevo puente, Los Malecones, empezó a construirse en 1805 como dice el Ingeniero Larramendi. En él trabajaron otros ingenieros como Stoppani y Subercase hasta el inicio de la guerra de la Independencia en que se paralizó y cuyas obras ya jamás se reaunudaron. Hablaremos de este puente en otro «poyete».

(2) No me resisto a utilizar esta palabra inventada por nuestros viejos agricultores y que, -derivada de reguera «canal que se hace en la tierra a fin de conducir el agua para el riego»- era el único sistema posible de regadio. Se utilizaba, especialmente, en las huertas. Despúes vinieron los aspersores, el goteo, etc.

(3) Popularmente, y asi lo recoge el diccionario de la RAE, «madre» es el cauce por el que ordinariamente corren las aguas de un río o arroyo.

(4) En el mapa elaborado por el Instituto Geográfico Estadístico en 1884, se citan concretamente las siguientes norias y huertas, casi todas en el camino de la Vega o camino bajo de Arenas : (1) y (2) Norias de Jesusa Rodriguez, (3) Noria de la Viuda de Vicente Muñoz, (4) Noria de Tomás Rincón, (5) Noria de Juana Bravo, (6) Noria de Caya Gimenez, (7) Noria de Angel Parrado, (8) Noria de la viuda de José Muñoz, (9) Noria de Manuel Muñoz, (10) Noria de Antonio Muñoz, (11) Noria de José Moraleda, (12) Noria de Alfonso Serrano, (13) Noria de Eusebio Doral, (14) Noria de Juana Bravo, (15) Noria de Manuela Muñoz, (16) Noria de Cayetano Garrido, (17) Noria de Sebastian Muñoz, (18) Noria de Lorenzo Serrano, (19) Noria de Cayetano Sánchez, (20) Noria de Domingo Serrano, (21) Noria de Isaac Serrano, (22) Noria de Eugenia Alvarez y (23) Noria de Segundo Meco. (El número entre paréntesis corresponde al indicado en el mapa)

(5) En el citado mapa hay una nota que textualmente dice: «Las vias pecuarias colocadas de acuerdo con el croquis que remite la Dirección Gral. de Ganaderia.Noviembre-1953». La dirección de la Real Cañada Soriana  de ganados  ( La vereda), se introduce directamente en el puente viejo. Desconocemos los datos que han llevado al actual recorrido, distinto al relejado en el mapa,  por la antigua vega al oeste del puente viejo. 

José Muñoz Torres

Cronista Oficial de Villarta de San Juan

 

 


Una respuesta a “El Gigüela y los proyectos para desecar su vega….¡ hasta que lo consiguieron!… por José Muñoz Torres.

  1. Este «poyete», Pepe, me ha dejado un poco descolocado; yo nací en el 1950 y, en mis años de chico, conocí el río Gigüela y sus alrededores con mucha agua y también seco, conocí y bebí agua de la sangría que venía por la zona de «Falcón» hasta nuestro río, yo trabajaba ya en el campo por ese paraje con doce o catorce años y muchas veces fui con un cántaro a por agua, para la cuadrilla de obreros, al «ojillo» que había por allí. Es cierto que después desapareció la sangría y el «ojillo» pero ya sería por los años sesenta y tantos o setenta. De cualquier manera comparto la pregunta de si mereció la pena que lo de la desecación sucediera y, también el resultado. El año pasado salió en «manchón» de enea en el mismo cauce del río, cerca del puente de servicio de la romería vieja y me alegró un montón verlo, tome algunas fotos de él; alguien más estaba pendiente y lo segó pero este año está volviendo a nacer. Muchas gracias una vez más, y las que pueda seguir leyendo tus «poyetes», llenos de datos y a veces de recuerdos para mí. Recibe un afectuoso saludo.

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