Aunque sea muy reiterativo, he de aclarar una vez más, que el origen de estos «poyetes», se basan en lo que me contaba mi abuela,ya lo he repetido mil veces, pero esas conversaciones, mejor dicho, esos resúmenes de la historia que me daba mi abuela en la puerta de mi casa, no tenían orden ni concierto. Hoy me hablaba de un tema y mañana, -mejor dicho, el día siguiente-, me contaba algo que no tenía nada que ver con lo que me había dicho la útlima vez. En las conversaciones que se tenían en la puerta de alguna casa, sistemáticamente la misma, durante las calurosas noches de verano en la que se reunían los vecinos «para tomar el fresco», el método de la conversación era siempre el mismo: hoy se hablaba de una cosa y al día siguiente «vete tu a saber» de lo que se fuese a hablar, aunque siempre podía ser que alguna noche, alguno de los asistentes se quedase con duda de algún comentario del día anterior, al que «había estado dando vueltas» durante todo el tiempo y nada mas llegar el autor del comentario, el disconforme, le interpelaba: «Por cierto, de lo que decías anoche a cuenta de …» y ya estaba abierto el debate de la noche. Pues en estos «poyetes» a mi me pasa lo mismo. Quedo en alguno de ellos para continuar en otro «poyete», con el mismo tema y cuando empiezo a escribir «se me viene a la cabeza», alguna palabra o frase del «poyete» anterior y aparco lo que tenía previsto para hoy y me vuelvo para reiterar eso que se me quedó «rondando por la cabeza».
En el último «poyete», como recordaréis, hablando del nombre de la actual calle Zambra ( que reitero debería poner Zambrana), me explayé hablando del baile morisco del mismo nombre y contiuné un poco más hablando de ellos, de los moriscos, que vivieron durante tantos siglos en España y que nos dejaron una forma de cultivo peculiar sobre todo en el modo de utilizar el agua como riego.
Restos de la noria de la antigua huerta de «Agüeda», en el antiguo camino de la Vereda que iba desde la cañada real a Damiel(camino de Arenas) al camino de la Vega o de las Chorreras [Fuente: Programa de Festejos de San Juan. Año 2000. Autor: Jesús López Torres].
El caso es que entre las numerosas publicaciones sobre la forma de suministrar riegos, tema del que tanto se aprendió de los moriscos, encuentro un estudio del Ministerio de Fomento del año 1918, titulado «Medios que se utilizan para suministrar el riego a las tierras y distribución de los cultivos en la zona regable» que era un resumen del estudio hecho por la Junta Consultiva Agronómica por los Ingenieros del Servicio Agronómico en el año 1916; estamos hablando de hace algo más de cien años, lo que nos permite ver lo que fue y lo que ha sido el regadío y que cultivos se sostenían en régimen de regadío. Analizando un estudio titulado «La ingeniería y la gestión del riego en Al-Andalus» se dice: «… la distribución geográfica de las norias en al-Andalus puede dar una idea del desarrollo agrícola en zonas rurales. Sin embargo, los libros de repartimientos (registros de las concesiones a los pobladores cristianos de propiedades anteriormente en poder de los musulmanes) no proporcionan buena información ya que las citan escasamente quizás por su gran abundancia. La única fuente existente, ya del siglo XX la proporciona el MInisterio de Fomento que en 1918 hace un inventario de las mismas aunque se desconoce el procedimiento para su conteo, si se incluyen todas o solo las tradicionales, y si la metodología varió de provincia a provincia.» [JOSE ROLDÁN CAÑAS Y MARÍA FÁTIMA MORENO PÉREZ. La ingeniería y la gestión del riego en Al-Andalus. La redacción expresadamente anteriormente entre paréntesis, para no llamar a confusión merecería la pena otra redacción ya que lo que se trata de decir es que «las propiedades de los musulmanes fueron concedidas a los pobladores cristianos», pues no podemos olvidar que, al menos en nuestra comarca, los árabes españoles fueron expulsados de sus tierras en el año 1236, en las que teóricamente llevaban desde el año 711]. En este trabajo publican una tabla en la que se indica que en la provincia de Ciudad Real se habían contabilizado 21.006 norias, siendo la provincia con mayor número de ellas.
En el trabajo presentado por el Ministerio de Fomento y del cual fue autor el ingeniero F. Francisco Rivas Gómez (Nació en Miguelturra, localidad de Ciudad Real, en 1853. Cursó los estudios de Ingeniería Agronómica en la Escuela de Madrid, graduándose en 1881. Desarrolló toda su labor profesional en su tierra natal. Destinado como ingeniero a la Sección Agronómica de Ciudad Real, fue nombrado en 1897 director de la Estación Enológica provincial y, en 1909, jefe de la Región Agronómica de La Mancha y Extremadura. Publicó numerosos trabajos sobre la agricultura y la ganadería en Ciudad Real. En 1915 “Riegos en la provincia de Ciudad Real”, y en Medios que se utilizan para suministrar el riego en España, vol. I, Madrid, Junta Consultiva Agronómica, del Ministerio de Fomento en 1918;), en la primera parte del trabajo hace unas consideraciones generales sobre los ríos que atraviesan la provincia de Ciudad Real, cuyos nombres se indican en orden a la importancia de su caudal: «El Guadiana Alto y Guadiana, Bajo, Azuer, Záncara, Bullaque, Jabalón y Gigüela«. En la explicación o descripción que el autor da de estos ríos, ya en el año 1918 parecen sacados de memoria o de otras publicaciones antiguas que pasa de largo sobre la zona que actualmente se denomina Guadiana Alto. Pero si nos interesa la explicación que da sobre «las aguas subterráneas que se aprovechan para el riego elevándolas por medio de maquinas» por la explicación que da sobre esas máquinas para elevar el agua que no son otra cosa que las norias que todos hemos conocidos y que han desaparecido arruinadas por su no utilización o por el aprovechamiento de material de las mismas, como el hierro de los malacates.
Malacate de noria (Fuente: La web de Milano. La otra Isla de León)
Esquema y partes de una noria (Fuente: Sobre un dibujo aparecido en «entredosamores». campo criptana de José Flores Sánchez-Alarcos)
Noria antigua en Campo de Criptana (Fuente: entredosamores. de José Flores Sánchez-Alarcos)
Las norias como artilugio se llamaban «norias de sangre» porque eran accionadas por animales, mulas o burros. Más frecuentemente por estos últimos mas asequibles, económicamente, para los que se encargaban del cultivo o eran dueños de las huertas. Con mi padre («Pernales») iba a su huertecilla, donde estaba el imponente árbol de perillas sanjuanistas, que algunos recuerdan. Íbamos en un borriquillo, como el de Pacito, al que llamábamos «Cigarrones». Al final, cuando las aguas empezaron a bajar, «Cigarrones» (no recuerdo qué sería de él) fué sustituido por un motorcillo. Se aparejaba con unas «aguaeras«, que era un aparejo hecho de esparto. ( Su nombre real era el de aguaderas, es decir, aparejo para llevar el agua en cántaros, con cuatro compartimentos dos a cada lado. Los hortelanos, sobre todo, llevaban las aguaeras con dos compartimentos para llenarlos, a la vuelta, con los productos de la huerta; tomates, pepinos, pimientos etc.).
Paz Molina, tirando de su borriquillo con sus «aguaeras» de esparto. (Fuente: Colección de fotografias de Miguel Angel Cándenas)
Como decía al principio, algunas veces los «poyetes» se dejan llevar por recuerdos que tienen relación con lo que estamos hablando pero que rompen un poco lo que comentábamos. Decía Francisco Rivas Gómez que el sacar el agua con norias «…era un sistema que tiene gran importancia en la provincia, habiendo gran cantidad de pozos de noria en los términos de Daimiel, Bolaños, Torralba, Carrión, Ciudad Real, Malagón, Villarrubia de los Ojos, Aldea del Rey y otros varios, que sólo cuentan con este medio para la elevación de aguas para el riego..» . Parece ser que otros pueblos de la provincia, en zonas con gran cantidad de agua en sus tierras, como Herencia, Villarta de San Juan, Arenas de San Juan, etc. sólo viviesen de los cereales, pocas viñas, todavía, y pocas olivas,… eso si grandes extensiones de montes, algunos como Madara, que eran bienes de propios, y que en su momento fueron desamortizados. Sin embargo se olvidaba el autor que en las riberas del Gigüela ( de bastante más importancia que la que él le daba) se situaba la tabla de Villarta-Arenas, preámbulo de las tablas de Daimiel, y que llevaba para las citadas tablas el agua necesaria para su supervivencia, no solo por su cantidad sino porque sus características especiales de salinidad y salitre, las hacían complementarias con las aguas del Guadiana a las que se le unían en Daimiel o, al menos en las tablas de Daimiel. El caso es que para nuestra zona, como argumentaba Joaquín Costa, era buena medida «poner al alcance de los jornaleros, artesanos y labradores pequeños el cultivo de huertas. Aplicaba para ello el viejo refrán: » Al año tuerto, el huerto; al tuerto-tuerto, la cabra y el huerto y al año retuerto, la cabra, el huerto y el puerco» Significando la necesidad de ofrecer un suplemento siempre conveniente en años que entonces se planteaban de crisis». Pero ademas el uso de las aguas de las Tablas de Villarta-Arenas, en el verano, daba lugar a una curiosa parcelación natural que no era otra cosa que los «bajeros», testimonio de esto son las fotografías aéreas del vuelo americano de 1956 en el que se aprecian las tierras que habían quedado sin agua y que se separaban unas de otras por unas «zanjas» llenas de agua ,-remanso de las emanaciones de los ojos o baos, tan numerosos en las zona como consecuencia de las emanaciones del acuífero… ¡Todo pasó! Poco a poco, grandes proyectos de regadío dejaron secas nuestra tablas y aunque ha habido intentos de recuperar huertas para el cultivo que aquí se llamaba «para el gasto», han desaparecido. A estos «bajeros» puede ser que se refiera el El autor para hacer el resumen de los regadíos que se efectúan con aguas procedentes de depósitos, embalses, lagos, lagunas y pantanos.
Tierras regadas con aguas procedentes de pantanos ( en Villarta de aguas de las Tablas del Giguela)
Uno de los aspectos que más preocupaba, aparentemente, a los redactores de este proyecto o memoria era el coste del regadío y en este sentido se ve en el anterior impreso los datos en los que se hace hincapie, como era el tipo de cultivo que es de regadío, la cantidad de agua ( en metros cúbicos) que se necesitan, precio medio del importe que se paga o cuesta por hectárea, etc. El gráfico anterior al que aludimos solo cita con este tipo de regadío a los pueblos ribereños de las tablas de Damiel y de las de Villarta-Arenas, es decir: Daimiel, Villarrubia, Villarta de San Juan y Arenas de San Juan, indicando como dueño al estado, aunque el verdadero titular como terrenos de propios eran los respectivos ayuntamientos ( en el proceso de desamortización no lograron venderse siguiendo por tanto de titularidad municipal). En Villarta se supone una superficie de 26 ha. equivalentes, aproximadamente, a 39 fanegas de tierra, a la que habría que restar la superficie que cubrían las zanjas.
Fotografía Aérea del Vuelo Americano 1956-57 (Fuente: IGN)
En la anterior imagen podemos apreciar claramente las zonas que podrían considerarse «bajeros», en el margen izquierdo del río Gigüela, que se corresponden con las figuras en blanco, cuadrados o rectangulares, -más o menos-, separadas unas de otras (zona oscura) por «zanjas» más o menos anchas según el proceso de desecación. En la zona inferior del lado izquierdo se aprecia al finalizar la zona de bajeros la denominada alameda de Aquilino ( que mantiene la estructura definida en el Catastro del Marqués de la Ensenada) y a continuación más al sur la zona de huertas limitada por el camino de la Vega o comúnmente llamado de las Chorreras. Al norte a la derecha se aprecia otra zona de bajeros, limitada, al sur de la misma, por el alto de la Iglesia, los altos de Zambrana y el camino de la Isla.
En cuanto a la cita hecha por ROLDAN CAÑAS y MORENO PÉREZ sobre la inexistencia de datos que nos hablen de los pozo-norias en la provincia, anteriores al Informe del Ministerio de Fomento de 1918, al que nos hemos estado refiriendo, he de decir, por lo que respecta al término de Villarta de San Juan, muy pequeño y, por tanto, no extrapolable a otros numerosos términos municipales de la provincia, que existe, referida a Villarta de San Juan, que sí existía una relación de pozos-norias efectuada por el Instituto Geográfico y Estadístico, correspondiente al año 1886 con motivo de la triangulación topográfica y levantamientos de planos que requiere la publicación del Mapa aprobado por S.A. el Regente del Reino en treinta de septiembre de mil ochocientos setenta con presencia del oficial segundo del Cuerpo de Topógrafos D. Enrique Gómez de Salazar y de la Vega.
Mapa evolutivo de los trabajos topográficos del término Municipal de Villarta de San Juan iniciados en 1884 para la elaboración del Mapa Topográfico aprobado para su publicación en 1870 y definitivamente publicado en 1886 (Fuente: IGN. Instituto Geográfico y Estadístico. Trabajos Topográficos del Término municipal de Villarta de San Juan )
El mapa anterior, tiene un carácter evolutivo pues en él se han ido dibujando todas las modificaciones que han tenido lugar desde su inicio en 1884 hasta 1965, fecha en que era alcalde de Villarta, Tomás Rincón figurando también en la certificación el posterior alcalde Cayetano Garrido (Ver el «poyete» https://josemunozvillaharta.blog/2020/03/14/mojones-o-hitos-el-termino-municipal-de-villarta-segun-el-trabajo-realizado-por-el-instituto-geografico-y-estadistico-el-22-de-mayo-de-1883). Ese hecho nos permite poder demostrar que ya en el año 1886, existían mapas publicados por el Instituto Geográfico y Estadístico, en los que se indicaba datos de pozos-noria con indicación de sus dueños. El Titulo de la relación dice «Lista de las Norias comprendidas en este término» y en la misma se indica el número de orden y los nombres de los dueños o titulares. Los datos que se exponen y que transcribimos para mejor lectura son los siguientes:
Nº 1. Noria de Jesusa Rodriguez; Nº 2 Noria de Jesusa Rodriguez; Nº3 Noria de Viuda de Vicente Muñoz; Nº 4 Noria de Tomás Rincón; Nº 5 Noria de Juana Bravo; Nº6 Noria de Caya Jiménez; Nº 7 Noria de Angel Parrado; Nº 8 Noria de Viuda de José Muñoz; Nº 9 Noria de Manuel Muñoz; Nº 10 Noria de Antonio Muñoz; Nº 11 Noria de José Moraleda; Nº 12 Noria de Alfonso Serrano; Nº 13 Noria de Eusebio Doral; Nº 14 Noria de Juana Bravo; Nº 15 Noria de Manuela Muñoz; Nº 16 Noria de Cayetano Garrido; Nº 17 Noria de Sebastian Muñoz; Nº 18 Noria de Lorenzo Serrano; Nº 19 Noria de Cayetano Sánchez; Nº 20 Noria de Domingo Serrano; Nº 21 Noria de Isaac Serrano; Nº 22 Noria de Eugenia Alvarez y Nº 23 Noria de Segundo Meco (Segundillo). Todos estos datos dieron lugar a la publicación de la Hoja 738 que en su pie recoge la sigueinte nota: «Formado y publicado por el Instituto Geográfico y Estadístico bajo la dirección del Excmo Señor Mariscal de Campo Don Carlos Ibañez e Ibañez de Ibero, Director General. Año 1886».
Fragmento de la Hoja 738 Villarta de San Juan del Mapa (Los pequeños circulos corresponden a norias) (Fuente: IGN)
La ubicación de las anteriores norias, que en el mapa topográfico están numeradas, es muy próxima al río y más concretamente en el entorno del camino de la Vega que es la prolongación de la actual calle de Chorreras y el camino de Arenas, prolongación de la actual calle de Canalejas (D. José Canalelas, presidente del Gobierno que fué asesinado en 1912) y por el lado de saliente, en los comienzos del camino a Alcázar y el camino de los Parrales o Lagunilla. Hemos subrayado en el mapa un lugar que indica Manantial, entre el camino de la Vega (Chorreras) y el camino de Arenas o cañada de Ganados. En esa zona surgian pequeñas «chorreras» (Según definición de la RAE, «son trechos cortos de un rio en que el agua, por causa de un gran declive corre con mucha velocidad» . En ese lugar no es que haya un gran declive pero si una buena cuesta y de un lado a otro del camino cruzaba el agua de una lado a otro, no a mucha velocidad pero acostumbrados a que las aguas estuviesen remansadas, el hecho de correr, ya era algo a tener en cuenta). Los dos caminos, el de la Vega y la Cañada o camino de Arenas se comunicaban por un pequeño atajo al que en el mapa que elaboraron los topógrafos llamaban Camino de la Vereda y en él estaban la huertas de «Secundillo» y de Agüeda ( ahora mismo no recuerdo si era la misma que se llamaba de dos maneras distintas o eran dos huertas que estaban juntas.
Por lo que se decía en el informe de ROLDÁN CAÑAS y MORENO PÉREZ en un ejemplo más de que sí había datos suficientes para proceder a una estadística de norias, adjuntamos un fragmento del mapa del Instituto Geográfico y Estadístico de la misma fecha en la que vemos el gran número de pozos de norias existentes en el municipio cercano de Herencia, en el que además la zona que rodea al municipio por occidente está ocupado continuamente por huertas.
Norias en el entorno de la población de Herencia (en rojo). Las zonas de huertas estában señalada en verde (Fuente: IGN)
Posteriormente se empezaron a hacer nuevas norias, hasta que el exceso de regadio hizo que las norias de las huertas no pudiesen utilizarse porque la profundidad del agua iba aumentando; después se empezaron hacer pozos y más pozos, se fueron desmontando montes en aplicación de una ley rara llamada de «Fincas manifiestamente mejorables» que en realidad consistía en dejar por cada Ha. de monte un número no excesivo de encinas,… supongo para que no olvidásemos que aquello habían sido grandes encinares…. Termino con una reiterada reflexión: cuando empezaron a desecar las tablas de Arenas y Villarta porque eran tierras ¿feracísimas?, nadie se opuso a nada, y se secaron; pasó el tiempo y estamos viendo, ahora, como las tablas de Daimiel empiezan a agotarse y ya algo se va diciendo pero cuando Doñana está empezando a secarse, parece que eso ya es otra cosa y ahora están apareciendo voces, benditas sean, para luchar por evitar la desecación… ¿Dónde estaban esas voces, cuando empezamos a quedarnos sin agua en nuestro rio, en nuestros «baos» secos y agotados o rellenos de piedras,…..?
José Muñoz Torres, Cronista oficial