Tenemos las novenas a las puertas…., por José Muñoz Torres

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Procesión de la Virgen de la Paz a principios del S.XX

A escasos días del inicio de las novenas, puede ser un buen momento para hablar del origen de nuestras Paces, de la festividad de Nuestra Señora de la Paz. Esta festividad tiene, para muchos autores, un origen que ciertamente tiene algo más de leyenda que de realidad. Cuenta esta tradición-historia-leyenda, que el rey Alfonso VI, tras la conquista de Toledo firmó un acuerdo con las autoridades religiosas árabes de la ciudad, según el cual estos podían seguir utilizando su mezquita mayor para la realización de sus cultos. La fecha es la de 25 de mayo de 1085. En ausencia del rey de Toledo, la reina Constanza -mujer de Alfonso VI- y el obispo Bernardo decidieron romper el acuerdo convirtiendo la mezquita en Iglesia consagrada a la Santísima Virgen. Esta decisión conllevó un malestar generalizado entre los musulmanes que consideran roto el acuerdo con el rey. El resto del relato es bien conocido. Alfonso VI vuelve apresuradamente a Toledo dispuesto a mantener la palabra dada a los musulmanes de respetar su mezquita;  ante la postura conciliadora del rey pero temerosos de las posteriores reacciones de la población cristiana, los musulmanes le piden al rey que acepte la donación de la mezquita para lo que crea mas conveniente, a fin de evitar un posible y cruel enfrentamiento. Asi lo acepta el rey el día 23 de enero. En este punto los historiadores posteriores, al cabo de más de quinientos años, habiendo oído hablar de paces -aunque las paces de las que ellos tenían noticiaeran muy posteriores a Alfonso VI- dan por válida la historia de que el rey consagra la Mezquita como Iglesia Metropolitana de Toledo dedicada a Nuestra Señora bajo la advocación de la Paz en recuerdo de la inesperada reconciliacion alcanzada con los musulmanes y al coincidir con la festividad de San Ildefonso, deciden que la fiesta se celebre el día 24 de enero. Claro está que una cosa es la leyenda a la que se le quieren dar visos de realidad y otra es la pura realidad. Vamos por partes.

En la época que se crea la anterior historia no existe la festividad de San Ildefonso sino que se celebra la fecha del fallecimiento de Ildefonso, obispo de Toledo, el día 23 de enero del año 667. Por tanto no existe festividad canónica de San Ildefonso en el siglo XI al que nos estamos refiriendo. Por otro lado,  hemos de tener en cuenta lo que dice la historia:

«El día 18 de diciembre de 1086 convocó el rey Alfonso VI a los grandes abades y obispos de su reino, de los que resultó una gran concurrencia. Lo primero que trataron fue de dar gracias a la bondad divina, por cuyo favor había recobrado la cristiandad dos años antes la insigne ciudad de Toledo. Cada uno según el caudal que tenía de autoridad y elocuencia lo encarecía con las mejores palabras posibles. Luego se trató  de crear arzobispo de Toledo , saliendo por voto común electo Dom Bernardo, abad de Sahagún….» [TEJADA Y RAMIRO, JUAN.- Colección de cánones y de todos los concilios de la Iglesia de España y América. Parte II. Concilios del Siglo IX en adelante. Tomo III. Madrid, 1864. Pág. 220].

Según estos datos el obispo de la tradición toledana era -en aquellos momentos de incertidumbre-, abad de un convento y tardaría aún casi dos años en ser elegido obispo, incluso pendiente de la ratificación del citado nombramiento. Difícilmente, un abad podría consagrar una catedral y menos dedicarla a una determinada advocación, en este caso Nuestra Señora de la Paz, sin haberlo consultado previamente con su «cabildo catedralicio» que tampoco existía en ese momento.

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Imagen de 1939, obra del escultor Joseph Maria Bayarri i Hurtado (Acualmente en el Ayuntamiento de Villarta de San Juan)

Otro punto a rebatir en la tradición toledana es la creación de la fiesta -de Nuestra Señora de la Paz- al día siguiente de la celebración de la de San Ildefonso. A pesar de que la figura del Santo Arzobispo se mantiene entre la población mozárabe de Toledo en tiempos de la ocupación árabe, lo cierto es que en ningún momento, -en esta época que estamos analizando-, aparece la figura del Arzobispo a pesar de las historias escritas por su sucesor San Julian o la pseudohistoria del obispo Cixila que lo fue, cuando ya Toledo está en poder de los árabes. La fama de San Ildefonso renace con los Milagros de Santa Maria  -de Gonzalo de Berceo-  o con la Vida de San Ildefonso -del Beneficiado de Úbeda- ambas obras del siglo XIV(1). En este punto, el Archivero-Bibliotecario de la catedral de Toledo, Eduardo Estella y Zelaya dice:

» …no ha de ser aventura la conjetura de que el mismo Arzobispo Don Bernardo, para quien tenía especilísima significación  y recuerdos, tratase  de perpetuarla y algún vestigio, sería natural, por otra parte, que hubiese dejado en la rica colección litúrgica, que guarda todavía la biblioteca del Cabildo Catedralicio. Constituye esta colección un buen número de breviarios, misales, leccionarios y antifonarios de coro, calendarios y libros de memorias, todos ellos de uso corriente en la Catedral a partir del siglo XII. Pues bien, no aparece vestigio alguno de tal fiesta hasta los códices, que por su tipo de letra y otras circunstancias,  pueden localizarse con certeza en la segunda mitad del siglo XIV; en los anteriores a esta época el silencio es absoluto» [ESTELLA ZALAYA, EDUARDO.- Discurso de contestaión del académico Eduardo Estella y Zelaya al ingreso en la Academia de Bellas Artes de Toledo del Sr. Rodriguez y Martinez-Ambrosio. Boletín de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo ( Julio-Diciembre de 1929  nº 40-41)]

El otro aspecto es el inicio de la festividad de San Ildefonso. El obispo de Toledo Ildefonso, falleció el 23 de enero de 667 y su recuerdo permaneció en todos los toledanos que de alguna forma lo recordaban, aunque su festividad canónica -su celebración religiosa como santo- no se hubiese producido. Por ello que se celebre la festividad de Nuestra Señora de la Paz el día 24 de enero, sería de unir el recuerdo del obispo en su relación con la Virgen y no podemos olvidar la festividad de la Descensión de la Virgen que inicialmente se celebraba el 18 de diciembre pero al coincidir con la festividad de la Expectación del Parto de la Virgen -conocida tambien como Virgen de la O (2)- se traslado posteriormente al 24 de enero. La festividad religiosa de San Ildefonso se instituye en el Concilio Toledano celebrado en la villa de Peñafiel en el mes de abril de 1302. El concilio fue presidido por el Arzobispo de Toledo, Don Gonzalo Díaz Palomeque y asistieron, entre otros, los obispos de Palencia, Segovia, Sigüenza, Osma y Cuenca; los de Cuenca y Córdoba enviaron representantes. En el citado concilio se estudiaron quince capítulos o cánones, entre los cuales, -referidos al tema que tratamos- resaltamos dos: el XI y el XII.

El canon XI, dice asi:

De la festividad de San Ildefonso.

Y como que la gloriosa y siempre Virgen María, madre del Verbo y del Salvador nuestro Señor Jesucristo, visitó corporalmente en la tierra después de su Asunción, descendiendo del Empíreo, al capellán y especial preconizador de su virginidad, el bienaventurado Ildefonso, prelado y rector de la iglesia patriarcal de Toledo, y le regaló dádivas y dones especiales en señal de la predilección y amor particular; y como que tenemos obligación de amar y honrar a quienes honra y ama la Madre de Dios: establecemos y ordenamos, que en toda la provincia de Toledo se celebre solemnemente su festividad con oficio doble» [TEJADA Y RAMIRO, JUAN.- Obra citada).

La otra constitución o canon que trato el concilio fue el XII, que decía:

» Puesto que la fragilidad humana a causa de su corrupción no puede vivir sin culpas, como que según San Jerónimo, es casi imposible que viva alguno sin pecados; y además como que los pecadores después del Señor no tienen otro recurso para la bienaventuranza que dirigirse a la gloriosa Virgen, cuya protección todos estamos obligados a implorar, como madre que es de misericordia , empleando en su alabanza himnos y cánticos gloriosos: por eso en loor suyo hemos dispuesto que diariamente después de Completas se cante en alta voz en todas las Iglesias Salve Regina, con el verso Ora pro nobis..» [TEJADA Y RAMIRO, JUAN.- Obra citada]. (3).

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Rezo de la Salve al terminar el último día de la novena

Como vemos, en ningún momento se hace referencia, -ni en este concilio ni en otros posteriores- a Nuestra Señora de la Paz ni a su festividad, sólo por una única y exclusiva razón: porque esta festividad aún no se había establecido. Sin embargo, durante este tiempo, especialmente durante el reinado de Pedro I la situación en los territorios cristianos es de continuos enfrentamientos entre el citado rey y su hermano y pretendiente Enrique. En Toledo, en el año 1362 muere el arzobispo Fernández de Toledo y es elegido como sucesor y nuevo Arzobispo a Don Gómez Manrique. Este inicialmente es defensor de los derechos del rey Don Pedro, hasta un momento determinado en que, aal igual que muchos nobles, toma partido por Don Enrique. Esta decisión hizo que la ciudad de Toledo y los pueblos de su arzobispado fueran blanco de la ira del rey Pedro I. Enterado de este cambio, el rey que se encontraba en Sevilla vuelve hacia Toledo encontrándose con Don Enrique cerca de Montiel. Allí, cuenta la historia-leyenda, murió a manos de su hermano proclamandose este como nuevo rey. Este fin de la guerra, esta paz, después de tantos años de guerras y desatres si parece que pudiera ser motivo de alegría para toda la población. Tratando este acontecimiento  -con motivo de las Paces del año 1988-, escribí una serie de artículos en el diario LANZA. En ellos aludía a los efectos que podía haber supuesto ese final de la guerra, en los habitantes de nuestro pueblo ( Posteriormente alguien interpretó que esa era la leyenda de las Paces, pero yo en esa ocasión dejando de ser historiador interpreté lo que pudo pasar en Villarta en ese día/noche). El artículo decía asi:

«SE PUDO CREAR LA LEYENDA… Camino de Toledo, procedente de Montiel, llegó a Villarta el mensajero. El motivo de su viaje sólo le permitía un breve descanso en la humilde posada del pueblo . Allí, su presencia a deshora, y su apostura guerrera hizo que poco a poco se desataran mil comentarios sobre su misión. Él, mientras entonaba el cuerpo con vino de la tierra y algunos alimentos de las recientes «matanzas», permanecía impasible ante los asombrados lugareños. Terminada apresuradamente su cena y sin dar tiempo a mas, dijo: ¡Ha terminado la guerra! ¡ Don Pedro ha muerto en Montiel!.

La realidad es que a aquellas pobres gentes les importaba poco quien ganase o perdiese la guerra, pero el hecho de terminar significaba mucho para ellos. ¡Al fin y al cabo se habían hecho las paces!.

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Ermita de la Virgen de la Paz, construida sobre la primera ermita (En el mismo lugar se levanta en la actualidad la actual iglesia parroquial)

Aún se podría oír el galope del caballo, cuando alguien de los presentes sugirió la idea de ir a la ermita que había cerca del pueblo para dar gracias a la Virgen. Y con unas pocas viandas y algo de vino se encaminaron a la ermita. El más extrañado de todos fue el viejo santero; al ver al grupo se asustó y sudores costó convercerle para que abriese la puerta. Ya dentro, nuestra gente, se arrodilló ante la sencilla y humilde imagen y le dieron gracias. Después los mas avisados recogieron leña e hicieron una pequeña hoguera para calentarse mientras comentaban la buena nueva»….. [MUÑOZ TORRES, JOSÉ.- La Virgen de la Paz.   Diario LANZA, de Ciudad Real, 21 y 24 de enero de 1988.]

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Hoguera en la Plazuela de Nuestra Señora de la Paz en la noche de San Ildefonso.

En el artículo quedaba claro, que lo que habíamos escrito era una historia inventada para explicar -de alguna forma- cual pudo ser el origen de nuestra fiesta, sin que en ningún momento se afirmase que esa era la leyenda de la Virgen de la Paz. Sin embargo, JOSÉ GONZALEZ LARA, en su libro «Santa María» le dió -cuatro años después- carta de verosimilitud, aunque hoy, -aunque esa leyenda pudiera haber sido cierta-, desconocemos no su origen -que fue muy claro-, sino como fue capaz Villarta de darle cuerpo a esa fiesta y mantenerla durante más de 600 años (¡ En 2020 se cumpirá el 650 aniversario!).

Mi leyenda tenía mucha verdad aunque no comprobada y lo cierto es que el origen de las mismas se debió precisamente a la muerte de Don Pedro en Montiel. El citado Eduardo Estella, decía en su discurso:

«… hemos podido apreciar que el Padre Frias, catalogador de la Biblioteca a fines del siglo XVIII y principios del XIX indica como fundador de tal fiesta [de la Virgen de la Paz] al arzobispo D. Gómez Manrique (1362-1375). Ciertamente que en su pontificado ocurre un suceso, digno de ser celebrado con fiesta de Paz: es el fin de la dura contienda entre Don Pedro I  y su hermano bastardo D. Enrique, que asoló cruentamente Castilla y terminaba con la muerte del primero en los Campos de Montiel.».

Después de muchas investigaciones y búsquedas en los archivos de la catedral el antedicho Eduardo Estella, en cuentra una referencia de un manuscrito que se encuentra en el Archivo Real de Simancas. En dicho documento (que hemos mantenido en la transcripción del Bibliotecario) se dice:

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Estandarte de la Hermanda de Nuestra Señora de la Paz, de principios de S. XX. (Propiedad de la Hermandad de Nra. Sra. de la Paz)

» Padron de la Hermandad e Cofradía de Corpus Christi e de Sta María de la Paz e de Santo  Alifonso.- En el nombre de Dios, amén.- Porque según dice el apóstol  todos habemos de estar ante la estrada de Jesucristo para resçibir gualardon de las obras que por los cuerpos fiçieramos, quier sean buenos, quier sean malos … Por ende nos, los que aquí seremos nombrados, e a honra y servicio de la Virgen bienaventurada Sta. María la cual por su acostumbrada piedad e misericordia quiso honrar … guardar y defender esta ciudad [Toledo] muchas veces de muchos peligros e especialmente en el tiempo que la tuvo cercada el muy alto y muy noble nuestro señor el Rey Enrique, que Dios mantenga por muchos tiempos e buenos a su servicio, ordenamos esta solemnidad confradia e hermandad para siempre xamas, de cuando esta Virgen bienaventurada descendió  en esta ziudad en la santa iglesia en cuerpo e, en almas; e … porque la paz e la concordia son dos cosas que los omes deben mucho desear, por razón que los pueblos con la paz e la seguranza façen mucho de su provecho e la procomunal es siempre guardada; porque esta es la que después de todo esto façe que los pueblos con ella mexor sirvan a Dios …. Ordenamos que esta fiesta, solebnidad cofradia hermandad llamen e sea llamada Sta. Maria de la Paz, porque ella por su misericordia e piedad nos quiera ganar siempre en paz de su hijo Jesucristo bendito e preçioso.

Otrosi: porque la vida de los omes non es durable y acábase mucho ayna según dice el profeta pereze la memoria d elos omes es Dios por siempre dura, por ende hermanos e cofrades susodichos, porque los nuestros nombres despues que salieramos de este mundo no sean olvidados, e porque mexor alumbra el ome de la candela que lleva delante sin que de la que va en pos del, nuestros corazones movidos a servicio de Dios e de la Virgen bienaventurada su madre= Primeramente ordenamos Nos Don Gomez, Arzobispo de Toledo e el Cabildo de la Santa Madre Iglesia Catedral que esta fiesta que se haga otro dia de Santo Alifonso, que es veinte y cuatro del mes de  henero; e queste día vengan a la Iglesia Catedral todos los clerigos de la ciudad con sus cruces a la procesion , e que esten a toda la misa, e todos los frailes de las ordenes todos que vengan a la proçesion esten a la misa y a la predicacion  e traigan todos candelas en las manos, e este dia se saquen todas las reliquias del sagrario e que las lleven los prestes y diaconos en la procesión» . [ESTELLA  ZALAYA, EDUARDO.- Obra citada]

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Monaguillas abriendo la procesión de visperas.

Creemos -por todo lo expuesto hasta ahora- que hay documentación suficiente para asegurar que la fecha de 24 de enero de 1369, es la fecha de creación de la festividad de Nuestra Señora de la Paz. En cualquier caso hemos de significar que el hacer las paces después de cualquier grave conficto es motivo suficiente para declarar la festividad de la Paz. Recientemente, en Osorno (Chile), ante la suspensión de una inminente y posible guerra entre Argentina y Chile, sus habitantes establecieron un homenaje a la Virgen bajo la advocación de la Paz.

José Muñoz Torres

Cronista Oficial.

Notas:

(1) Los restos de San Ildefonso  fueron trasladados a Asturias al inicio de la invasión árabe y solo a inicios del siglo XI, con la conquista de Toledo se recomenzó su culto, solo mantenido por los mozárabes toledanos.

(2) La exaltación del parto de María conocida como fiesta de la Virgen de la O se debe a la antifona que se cantaba en dicha misa: «O sapientia, O Adonai, o Emmanuel…» razón por la cual los fieles decía que iban a la misa de la O.

(3) Este canon XII del concilio de Toledo  fue adquiriendo carta  de derecho en todo el arzobispado. Esa es la razón por la que todavía, actualmente, en la misa de los sábados se entona esta Salve, a veces sustituida por el himno de la Virgen de la Paz.


Una respuesta a “Tenemos las novenas a las puertas…., por José Muñoz Torres

  1. Gracias, Pepe, por escudriñar cada rincón de nuestra historia. En este punto de nuestras «Paces» tenía especial curiosidad y la as satisfecho. Estás en plena efervescencia reproductiva de tus conocimientos y estas pariendo tus hermosos relatos cada pocos días, sigue así, para que se nos peguen a nuestras entendederas algo de tu rico saber. ¡Enhorabuena!

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